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Mis vecinas

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Después de dejar mi trabajo en la fábrica me asenté bastante en el tema mujeres y estuve por casi 2 años bastante tranquilo, saliendo con Silvia y viendo muy de vez en cuando a Nora y María.

Pasado este tiempo Silvia decide irse del país a probar suerte y tratar de mejorar su futuro por lo que vuelvo a quedar solterito, pero con buenas amistades… Me centré en mi trabajo que era la distribución de productos alimenticios más precisamente panificados hasta que un día llega a visitarme Marcelo para contarme algo muy interesante:

—La semana pasada vi a una de tus vecinas, a Sandra, en el centro y paré a hablarle. Me sacó al toque que era amigo tuyo y le ofrecí alcanzarla a la casa y me aceptó. Cuando veníamos por el Prado paré un poco para decirle que me gustaba mucho y que quería llegar a algo con ella. Estuvimos charlando, nos besamos, le amasijé las tetasas y terminó chupándome la pija para tomarse la leche. Podés creer que justo ahí me llama mi mujer y tuve que atender y quedé regalado con tu vecina que se enojó mal, ya que pensó que yo era soltero y me mandó a ya sabés donde.

—Pará boludo, ahora la mina se la va a agarrar conmigo, no podés meterte con una vecina, te pasaste de la raya.

—Ya se, quería contarte antes que ella pudiera decirte algo, si eso pasa dejame mal, ya que me fui de mambo.

A los pocos días me cruzo con mi otra vecina, Patricia que iba corriendo a la parada del ómnibus, y le grité que se subiera a la camioneta que la llevaba. Lo dudó un instante, pero se subió agradecida por el gesto. Cuando la dejé en la parada me volvió a agradecer y le dije que me gustaría verla nuevamente pero no como su chofer, y me dio su número de celular, que la llamara en horario de oficina ya que sus viejos eran algo celosos. Nos despedimos con un beso y se fue.

Dejé pasar un par de días y la llamé una tarde a lo que me dijo que pensaba que no la llamaría, y quedamos que la pasaría a buscar a su trabajo esa misma tarde. Cuando volvíamos hacia nuestro barrio me dijo que no quería que sus padres nos vieran juntos por lo que también me detuve en el Prado como mi amigo con su amiga, y charlamos algo y me preguntó si yo era casado como mi amigo que había engañado a su amiga, y le aclaré que yo era totalmente libre, para terminar a los besos y llevarla hasta su casa o mejor dicho a una cuadra de la misma para que llegara caminando sin levantar sospechas.

Al próximo sábado arregló con mi otra vecina como que iban a salir juntas y nos encontramos cerca de casa para ir a tomar algo y luego terminar en mi apartamento cogiendo de todas las maneras que se les puedan imaginar, no hacía asco a nada, todo le gustaba, era difícil seguirle el ritmo, yo andaba por los 33 años y ella tenía 21 y se notaba, pero le gustaba estar con hombres mayores por lo visto. Seguimos así un tiempo, pero a mí no me cerraba tanto secreto para con todo el mundo y no me aclaraba las cosas por lo que ya no la estaba tomando muy en serio y volví a encontrarme con Nora que se quedó una noche en casa y cuando la llevaba a la parada del bus por la mañana, mi vecina Sandra nos ve y me hace un gesto que no entendí. Igual no me preocupaba lo que pudiera hacer o decir así que seguí como si nada, esperando que en algún momento Patricia me llamaría para decirme algo. Pero no ocurrió, ni ese día ni los que siguieron, hasta que el viernes de noche me suena el timbre y cuando salgo a ver quién era, me encuentro a Sandra preguntando si estaba ocupado o si podría hablar con ella un momento. Le dije que lo último, y que pasara tranquila. Le comenté que estaba por pedir algo de comer a la pizzería, si ella me acompañaba y aceptó, así que mientras esperábamos el pedido abrí una cerveza y la tomamos sentados en un sillón de mi sala de estar. Sandra era muy linda, boca de labios carnosos y grande, buenas tetas tamaño XL, la cintura no era muy estrecha, pero la arreglaba con un soberano culo y unas piernas duras. Vestía un jean súper apretado que parecía iban a reventar las costuras y tapaba su pecho con una camiseta que las magnificaba. Me iba a costar concentrarme en la charla, pero hacía mi mejor intento.

—Peter, vos no hace mucho que vivís por acá y no se te ve mucho ya que se nota que trabajas muchas horas por lo que no sabés un par de cosas que te voy a contar, mi amiga Patricia hace tres años entró en un lío de drogas con un novio que vive por acá cerca y terminó siendo la puta del barrio, se la cogieron todos, los vecinos de enfrente, los de más arriba, los de más abajo, los de la vuelta, todos los chicos de nuestra edad y alguno más grande también. La cogían de a uno y hasta de a tres a la vez, hasta que uno la embarazó y ahí sus padres no lo soportaron más, la sacaron de esa vida, la llevaron a rehabilitación, le hicieron abortar y durante un año y medio estuvo en régimen de semi internado hasta que hace cosa de seis meses se supone que está en su última etapa y tiene que hacer vida lo más normal posible pero alejada de ese mundo que la destruyó.

—Me dejás helado…

—Sí, el tema es que una de las cosas que más insistieron los especialistas es que no saliera con nadie del barrio, primero para que no sea alguien que la pueda volver a llevar con las viejas juntas, y segundo que los malos podrían hacerle algo a su novio nuevo, desde daño físico hasta contarle lo que su novia hacía unos años atrás. Y eso podría hacer que todo lo realizado para ayudarla se fuera en balde.

—Ahora entiendo tanto secreto.

—Correcto, por eso mi amiga no puede decir que te está viendo, pero eso no significa que vos te cojas a otras minas y menos traerlas a tu casa y ver como salís con ellas como si nada, me parece que deberías respetarla un poco ya que ella está saliendo solo contigo.

—Bien, entiendo el mensaje, pero no tenía idea de lo que pasaba y por otro lado nunca quedamos en sernos fieles ya que creí que solo éramos dos personas que se están conociendo sin compromisos.

—Yo te pido que, si vas a verte con alguien, no seas tan explícito, y cuides que no se te vea.

—Bárbaro, lo tendré en cuenta. ¿Vos estabas en esa movida?

—No, pero pude haber caído, solo que mi novio era de otro lugar y estábamos en otra y nunca viví lo que mi amiga.

—Bueno, te agradezco la sinceridad, y capaz que lo mejor sea dejar esto así no corre riesgos innecesarios.

—Pienso que si lo hacen bien no tienen que dejar de verse, yo los ayudo sin drama.

—Gracias, pero no sé si quiero entrar en un juego de este tipo.

—Y que juegos te gustan?

—Me gusta caminar tranquilo por la calle.

—Está bien, ya dije lo que tenía que decir, así que me voy, cuidate.

—Bueno, aunque me gustaría que te quedaras toda la noche, ¿vos no querés?

—Estás saliendo con mi amiga...

—Y?  Nadie lo sabe, y la verdad que estás mucho mejor que ella, tenés ese par de tetas que me tienen muy duro en este momento. ¿A vos no te pasa nada?

—Claro que me pasan cosas, pero no estaría bien.

—Por mi estaría genial, quedate y dejame ver que hay bajo tu ropa.

—Y mi amiga?

—No se va a enterar, a menos que vos lo quieras.

—No se…

Ahí la agarré de la cintura y la besé, nos besamos, mejor dicho, metimos mucha lengua y me ahogaba en su boca. Otra nena de 21 años con este veterano, en nada ya tenía sus tetas al aire y las lamía intensamente, sus pezones eran realmente grandes y se ponían muy duros al contacto con mi lengua golosa. Ella jadeaba, así que terminé de desnudarla y apenas ubiqué un condón, me enfundé la verga y empecé a cogerla por la concha bien depilada que lucía. No aguanté nada, en minutos ya me estaba vaciando dentro del forro y eso me dio el tiempo para empezar de nuevo a lamerle el cuerpo, desde rozarle la lengua con la mía bajando por sus pechos entrando en su concha y terminando dentro de su culo que palpitaba mientras lo acariciaba con mis dedos y lengua.

Ahora sí con más calma fuimos a la cama llegando desnudos luego de ir dejando las ropas en el camino. Me chupó la pija muy bien, que digo, genial, sabía lo que hacía, la mantenía muy dura mientras le entraba en toda su extensión en esa boca de lujuria. Ensalibaba todo y la dejaba salir para verla brillante y volvía a entrarle toda. Si continuábamos así no iba a aguantar mucho más por lo que fui yo a atacar con mi boca a su vagina que desprendía un hilo de líquido producto de su lubricación. Estaba caliente, así que mientras le chupaba la concha pude ver y sentir como se estremecía hasta que me avisó que se venía y yo seguí más profundamente hasta que empecé a tomarme lo que de su interior se derramaba. Ella estaba roja de placer y me pidió que la cogiera, que estaba mal esto pero que quería seguir disfrutando de la pija del novio de su mejor amiga. Y como siempre digo, no hay que hacer esperar a una mujer, así que sin vueltas le metí toda la pija lentamente, pero hasta el fondo de esa concha lubricada, donde entró como cuchillo en manteca. Cogimos con ella en cuatro patas, luego cambiamos a verla cabalgarme mientras nuevamente se acababa y gemía mientras gozaba. Se volvía loca, le gustaba la pija y no se cortaba en nada, cuando le pedí la cola, ni lo dudó, simplemente ella misma se metió dos dedos en su ano para agrandarlo y luego me dijo que hiciera lo que quisiera. Aguantaba como lo que era, una hembra en celo, El culo se agrandaba y cuando le sacaba la pija no se achicaba, quedaba el agujero enorme y podía ver para adentro, me asombraba ver pendejas que cogían tan bien. También fuimos cambiando posiciones con su ano ensartado y sentía que por momentos me apretaba tanto que no sé cómo hacía para aguantar de no dejar salir aún mi descarga. Pero había tanto cuerpo para disfrutar que quería seguir, así que se la puse entre las tetas y ella las movía para que el roce me matara de placer hasta que sin avisar comencé a largarle leche sobre la cara, incluso algo le quedó en el pelo. Pero no quedó aquí, ella juntó todo lo que había en sus mejillas, frente y resto de la cara con sus dedos y lo llevó a su boca para degustar y tragar todo. Que par de vecinas me hice y ni cuenta me había dado, es como dicen, ¡a veces hay que mirar hacia los lados!!!

Continuará…

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