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Me chantajearon − Parte 2

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Llegué a él, y lo primero que hice fue abrazarlo fuerte, mientras me caía una lágrima, me limpia rápidamente para que no se diera cuenta nos sentamos y me dio café que había hecho, por si la noche se hacía larga, le dije que el sargento me había dicho que nuestro hijo saldría rápido, le dije que, si había traído la chequera, y me quedé de piedra con su repuesta.

Se le había olvidado en la casa, mi reacción fue pegarle con mis puños cerrados en su pecho, llorando como se le había podido olvidar si por eso fue a la casa.

Ahora como le diría al sargento después de esa humillación que había pasado, que no tenía la chequera para pagar la libertad de mi hijo.

Me arme de valor y le dije al oficial que por favor llamara al sargento, enseguida llego y me llevo otra vez a la oficina, mientras que mi esposo esperaba afuera.

Sargento: Dígame Sra. Rodríguez que pasa.

Le contesté que a mi marido se le había olvidado la chequera.

Sargento: muy malo Sra. Rodríguez ese no fue el trato, así no puedo liberar a su hijo.

Sra. Rodríguez: por favor sargento deje que mi marido vaya otra vez a buscarla se lo suplico.

Sargento: bueno a mí me conviene porque todavía tenemos 15 minutos que me debe, para estar íntimamente juntos así que dígale a su esposo que la vaya a buscar.

Salí otra vez, pero con una rabia que me consumía, porque el estúpido de mi marido se le había olvidado la chequera, y que en vez de irnos todos juntos a la casa y olvidar ese episodio desagradable, tendría que estar otra vez con ese puerco del sargento.

Entre otra vez a la oficina donde me estaba esperando el sargento y me dijo que yo misma cerrara con seguro.

Sargento: bueno Sra. Rodríguez ya sabe lo que tiene que hacer.

Claro que lo sabía, así que me quite el abrigo y quede otra vez con mi franela y mi pequeño short, me quite acto seguido la franela dejando otra vez mis tetas a la vista de él, y luego me baje los shorts y quede completamente desnuda ya que él se había quedado con mis bragas, luego que se limpiara su semen con ellas.

Sargento: que ricura de cuerpo y tetas Sra. Rodríguez y otra vez lo voy a disfrutar porque me la voy a follar por su hermoso culo, así que recuéstese arriba de escritorio.

Así lo hice dejando mi culo a merced de él, pero como le había dicho antes nunca había sido penetrado por nadie ese agujero era virgen.

Le era dificultoso penetrarme y eso que antes me introducía sus dedos para ir dilatándolo, pero nada que quería entrar y menos con el grosor de su pene, así que me dijo “Sra. Rodríguez tendrá que darme otra mamada de polla, y chupármelo bastante a ver si con su saliva se lubrica más”.

Así lo hice me lo introduje en mi boca y empecé a mamárselo, mientras que oía sus gemidos por el placer que le estaba ocasionando.

Sargento: Sra. Rodríguez es buena alumna, y aprende rápido ya no me hace daño con sus dientes, la felicito ah ah ah ah que rico me lo está mamando siga. 

Y el muy puerco sin avisarme vació un enorme chorro de leche dentro de mi boca, que casi me ahogo, trague un poco de semen y lo otro me dio repugnancia y lo bote, el solo se reía, “perdóneme es que me lo mamo muy rico y no pude contenerlo, bueno póngaselo otra vez en la boca y haga que se me pare otra vez”, tuve que hacerlo con un poco de asco porque todavía había residuos de su leche, y tardé en parárselo otra vez, ya me dolía la mandíbula de tanto chupársela, hasta que al fin se puso erecta otra vez.

Sargento: bueno Sra. Rodríguez échese otra vez en el escritorio, y empezó a buscar mi pequeño agujero ayudándose con sus dedos, yo sentía que ya algo de su grueso pene se estaba empezando a entrarme, y sentía un ardor y dolor insoportable.

Sra. Rodríguez:  por favor sargento se lo pido pare me duele mucho, no puedo seguir.

Sargento: no puedo Sra. Rodríguez tiene usted un hermoso culo y lo voy hacer mío, así que aguante que ya cada vez está entrando más, y me la voy a follar completamente penetrándola con todo mi pene.

Sra. Rodríguez: ay ay ay me está reventando, sáquelo sáquelo, me duele me voy a desmayar del dolor ay ay ay.

Parece que mis quejas lo excitaban mas y el seguía follándome, hasta que sentí un último empujón y entro completo en mi ano, que ya mas nunca seria virgen, ese grueso pene había conseguido penetrarme toda, el dolor fue increíble que arranco lágrimas de mis ojos, él se quedó un rato tranquilo y yo sentía a ese monstruo dentro de mi culo, aunque ya la sensación de dolor no era tanto, era algo nuevo una sensación de dolor y placer que no sabría explicar, hasta que inconscientemente empecé a moverme yo para sentirlo mejor, él se dio cuenta me incorporo sin sacármelo y me puso tipo perrito, y empezó a metérmelo y sacármelo bruscamente, y ya el dolor iba desapareciendo, y solo sentía placer, mi cuerpo empezaba a disfrutar esa situación y yo estaba colaborando echándome con fuerza hacia él, para que me siguiera follando con más fuerza, ya comenzaba a gemir y me daba cuenta que no me importaba que me oyera.

Sargento: le está gustando Sra. Rodríguez quiere que le dé más duro y termine de reventarle ese hermoso culo.

Increíble lo que había dicho, nunca hubiera imaginado mi repuesta afirmativa con mi cabeza aceptando esa propuesta es más yo misma me echaba hacia atrás para que siguiera follándome por el culo, pobre marido mío, siempre le había dicho que por ahí estaba prohibido.

Así que seguimos desenfrenadamente en lo nuestro hasta que me vino un fuerte orgasmo con gemidos de placer y el también pego un grito, porque había llegado acabar ya, al tiempo de sentir un chorro caliente de su leche dentro de mi culo, se recostó arriba mío y así nos quedamos un rato quietos, hasta que bajo su erección y su grueso pene salía de mi agujero.

Sonó otra vez su teléfono y era que ya por fin mi marido había llegado espero que esta vez no hubiera más inconvenientes...? ....

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