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Simplemente ya me había aburrido

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Simplemente ya me había aburrido. Estaba en clase, realmente aburrida, así que decidí salir un rato, estaba desesperada porque en el curso anterior uno de mis compañeros se la pasó tocándome, entonces buscaba a alguien con quien desquitarme, aunque no tenía muchas esperanzas. Salí del edificio y fui a la tienda, al regresar vi mi oportunidad: un niño que recibía el curso conmigo, de primer semestre, sólo le había hablado un par de veces, pero le vi interés.

Se acercó a hablarme y fue algo como:

—Hola –dijo.

—Hola –dije.

—Deberías entrar al curso.

—No, ya no aguanto estar allí.

—Yo ya estaba durmiéndome.

—Tenés sueño? Deberías descansar un poco.

—Donde?

—en algún aula.

—en un escritorio?

—sí, supongo. Hay aulas vacías en el segundo nivel.

—Ah, no es mala idea.

Luego comencé a subir las escaleras y le dije:

—voy a estar arriba por si querés acompañarme.

Lo vi seguirme mientras mi interior hacia un baile de la victoria. Entre a una de las aulas vacías y me senté en uno de los escritorios, hablamos quizá dos minutos más y él se sentó en el mismo escritorio que yo e inclinó su cabeza hacia atrás en mi hombro izquierdo, estábamos muy cerca, comencé a acariciarlo y se acercó más estábamos a unos pocos centímetros y le pregunté:

—¿por qué haces esto? -creo que no me respondió, y le dije —creo que sería mejor si me siento yo sobre ti.

Entonces nos levantamos y me senté en sus piernas, no mucho tiempo, ya nos habíamos tardado mucho en reaccionar, así que le dije:

—y si mejor cerramos la puerta?

Allí empezó todo. Se levantó a cerrarla, se sentó y me senté sobre el con las piernas abiertas, comenzamos a besarnos, mientras me acomodaba sobre el para sentir su pene endurecerse. El tocaba mi espalda debajo de mi blusa. En un momento se levantó y me llevó hasta la pared, donde comenzó a tocarme los pechos, y yo a tocarle el pene sobre el pantalón y nos rozábamos los cuerpos. Le desabroché el pantalón, saqué su pene y comencé a masturbarlo, fue cuando él me desabrocho el pantalón y lo bajó junto con mi ropa interior hasta media pierna. Empezó a restregar su pene en mi vulva empapada buscando la entrada de mi vagina, y bueno se la negué, porque no tengo sexo sin protección. Entonces comenzó a masturbarme tocando y frotando mi clítoris primero, mientras yo continúe sobándole el pene, movía rápido sus dedos sobre mi empapado ser e inesperadamente metió dos dedos dentro de mí. Yo gemía en voz baja mientras me masturbaba, tocaba mis pechos y metía y sacaba sus dedos rápidamente, me preguntó:

—ya no tenés sueño?

—definitivamente ya no -dije sonriendo- y si me la pongo en la boca? ¿Te gustaría?  

Me besó y asintió con la cabeza, lo llevé a la plataforma donde se coloca el maestro, donde se sentó y yo me arrodillé frente a él: pasé mi lengua primero por su cabeza despacio, entreteniéndome en el agujero de su uretra, comencé a succionar solamente su cabeza y volver a pasar mi lengua por ella, lo escuchaba gemir y yo goteaba, el me tocó los pechos sobre la blusa y en ese momento me la metí hasta el fondo que hizo que dejara salir un gemido profundo. Sacó mis dos pechos halándolos por los pezones por el escote de la blusa y los pellizcaba mientras se la chupaba, me decía que quería penetrarme, me estaba encantado, tocaba tan rico. Me levantó e hizo que me sentara en una de sus piernas, yo seguí masturbándolo, y se llevó mi pecho derecho a la boca y tocaba mi pezón izquierdo, me volvía loca sintiéndolo, mordía y jugaba con su lengua, cambiando de pezones, después de un rato, me agache a chupársela de nuevo, después de un rato me dijo que era mejor que regresáramos, porque no iba a acabar a menos que me penetrara y ya nos habíamos tardado bastante. Y bueno, se acabó, regresamos, el bajo primero luego yo. Eso no quedo allí, quizá lo cuente después, por cierto, también fue en la U.

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