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Un tipo con suerte - Mi iniciación sexual

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Siempre dije que en lo que respecta al sexo he sido un hombre de mucha suerte, si bien tuve mi inicio sexual grande, con el tiempo he tenido muchísimas experiencias, me he cogido más de 600 minas, más las que no puedo recordar por ser muy ocasionales y creo que estoy en condiciones de contar un poco algunas anécdotas reales de mi vida como cuando y como debuté por ejemplo, cosa que haré en este relato.

Todo empezó un día cuando yo andaba por los 14 años, mi prima, hija de la hermana mayor de mamá, mucho mayor que yo de 18 años, al verme pasar junto a ella me agarra el bulto diciendo

-pero qué tiro largo tiene ese pantalón- y siguió  caminando como si nada

Digo ahí empezó todo, porque quizás ella sin intención, despertó en mi  sensaciones que no había sentido antes.

Sabía algo de sexo, claro, pero muy poco como algo lejano, no me masturbaba, mi atracción hacia el sexo opuesto no llevaba consigo nada sexual sino ese amor empírico y hermoso se simplemente estar cerca o un piquito inocente.

Con el roce de la tocada, se me empezó a parar la pija, sentí sensaciones que nunca había experimentado, confusas, así que empecé a preguntar en la escuela, a mis amigos de la calle, aprendí a escuchar más a los otros.

De un primo algo mayor que se la había robado a su padre, conseguí mi primer revista porno, que recuerdo me impactó, pero me gustó. Aprendí  a masturbarme y lo comencé a hacer asiduamente quizás en demasía.

Después de un tiempo ya la paja no me alcanzaba, necesitaba más pero no sabía cómo conseguirlo ni qué necesitaba, imaginaba cosas pero nada en concreto.

Así pararon un par de años hasta los 18, siempre vigilante, siempre mirón disimulado.

Como todo alguna vez llega, también llegó eso que esperaba y no sabía cómo conseguirlo.

Era Isabel, una vecina ya entrada en años, flaca, quizás hoy diría hasta fea, pero que se yo, en esa época y con lujuriosos ojos nada era feo si tenía grandes tetas e Isabel  las tenia, grandes y caídas pero grandes , lo que la hacía centro de mis miradas continuamente. Tenía en el fondo de su casa un gran gallinero y por eso vendía huevos frescos que los vecinos compraban.

Su marido era mucho mayor que ella y apenas caminaba ya, se quedaba todo el día en la habitación mirando televisión o durmiendo. Solo salía cuando alguna de las hijas –ya casadas- venía a buscarlo ya sea para pasear ese día, o para llevarlo por un par de días y dejar descansar a su madre, ya que a estar así provocaba mucho trabajo cuidarlo. Es de mencionar que este hombre era de muy mal carácter, aún en ese estado, siempre gritando, insultando y tirando golpes que ahora en su vejez nunca llegaban, dirigidos a la mayoría de las personas que estaban cerca. Con el tiempo me enteré que siempre había sido así agregando a su prontuario de vida lo de matón, golpeador y borracho.

Isabel evidentemente se dio cuenta de mis miradas a sus pechos,  así que un día cuando con mi madre fuimos a su casa a comprar, aprovechó un momento en que estábamos solos para decirme

-Parece que te gustan las tetas nene, y en especial las mías- y se reía

-deja de mirarlas o las vas a gastar- replicó

Yo me avergoncé mucho, y salí de la habitación atrás de mi madre. Al rato nos fuimos. Al salir la miré de reojo, se reía y eso me desconcertó.

Esperé durante dos días el reproche de cualquiera de mis padres a quien ella se lo contara, pero dicho mensaje nunca llegó.

Supuse correctamente entonces que nada se había dicho, y me pregunté entonces… ¿de qué se trataba?

Mis impulsos hormonales me hacían acercarme a ella, descartando ya que lo contara más adelante. Empecé a mirarla más abiertamente, a no bajar la mirada cuando me miraba riéndose y nos cruzábamos solos.

Llegó el día que mi madre me mando a su casa comprar huevos

-Porqué no vas a comprar una docena de huevos a o de Isabel, tomá la plata - me dijo

-no tardes que los necesito para la comida-

Yo salí y me dirigí a su casa, llamé a la puerta y ella abre diciendo – hola, que andás buscando por acá- y se ríe haciéndome pasar

-quiero una docena de huevos- le dije-mamá los necesita-

Tenía puesto con un vestido viejo floreado, de tela finita y lucía un escote grande que dejaba a la vista la mayor parte de sus dos tetazas

Yo no podía sacarle la vista de encima.

Apareció con los huevos y empezó a envolverlos en papel, me miraba de reojo

-te dije que no las miraras tanto que las vas a gastar- habló mientras reía

-pero parece que no me haces caso, entonces- y acto seguido saco una de esas tetazas y la dejó a la vista

-ya que quieres ver, míralas de cerca y completas - decía mientras sacaba la otra, quedando con las dos tetas al aire y moviéndolas a derecha e izquierda mientras giraba el torso.

Tengo que decir la verdad, me acobardé, fue todo tan rápido que no pensé, no sentí no nada. Solo atiné a dejar la plata, agarrar los huevos y salir corriendo a casa. Miedo, vergüenza, quien sabe.

Al  llegar a casa, entrego los huevos y mi madre me pide el vuelto, ahí recuerdo que deje la plata sobre la mesa.

-mirá que sos tonto-me dice mi madre-andá a buscar ese vuelto-

-ya voy- le dije,  pero primero paso por el baño-

-tranquilo, solo tenía apuro por los huevos que los necesito para cocinarpero no lo olvides que no le regalamos la plata a nadie- replico mamá

Entre al baño, comencé a pensar en lo ocurrido y se empezó a parar la pija, tuve que masturbarme para calmarme ante la visión de semejantes tetas moviéndose en mi cabeza. Eran mis primera tetas y enormes!!.

Salí del baño y caminé a lo de Isabel nuevamente, ella abrió la puerta.

-parece que el señor se olvidó algo-, dijo dejándome pasar y dándome el vuelto que puse en un bolsillo el pantalón

-Así que te asustas- me dijo,-miras me calientas, te asustas y corres como una nena-

Esa expresión de “me calientas” me llegó, la entendí así que le respondí

-No , es que tenía que volver con la compra a casa, ¿Por qué crees que olvidé el vuelto?-

-Ahh aparte vivillo el chico- dijo mientras sacaba nuevamente ambas tetas y me las mostraba

-ahí las tienes, ¿que mas?- dijo mientras me agarraba la cabeza acercándola a sus pechos.

Yo tímidamente, empecé a acariciarlas., primero con una mano y a medida que me calentaba y a pija se me ponía como un garrote, con las dos.

-bésalas- me dijo, y comencé a chupárselas despacio, luego más fuerte y después a mordisqueárselas con ímpetu y desesperación.

-Así, así- escuche que susurraba mientras yo le mordisqueaba los pezones

Entonces empezó a acariciarme la pija, primero solo la sobaba después la apretaba con fuerza

-me voy a ensuciar le dije, y no tendré como taparlo-

-no te preocupes me dijo- y arrodillándose, me abrió la bragueta y dejo salir la pija bien dura y parada, que estaba ya con líquido preseminal a punto de reventar

-yo me encargo nene- me dijo nuevamente y mientras con una mano me apretaba debajo de los huevos, se introducía la pija entera en la boca y comenzaba a mover la lengua y la cabeza de atrás hacia adelante y en forma circular.

Yo pensé “me están chupando la pijaigual que en las revistas” y sentía un placer que nunca había sentido con el calor de su saliva y su lengua jugando alrededor de mi glande. Ni mi mejor paja se acercaba a ese placer.

Fueron solo pocos minutos y sentí que largaba –acaboooo- le dije y quise recular

Me agarró fuerte y no me dejo sacarla, acabé dentro de su boca, exploté más que acabé.

Ante mi asombro, ignorancia de primera vez, la limpió enterita con la boca y le dejo sin nada de leche.

-Casi me dejas sin lo mejor- me dijo,-espero que te haya gustado-, mientras me daba un beso de lengua en la boca y yo sentía el dulzón gusto de mi leche.

-No seas tonto y esto no se lo cuentes a nadie- me dijo,-ni a tu mejor amigo, porque te imaginas me traería muchísimos problemas-

-No, claro- dije, -pero lo repetiremos verdad-

-Sí, disimuladamente y cuando podamos- me dijo, -ahora anda con el vuelto, no tardes mucho-

-Si si claro- dije mientras me guardaba la pija achicharrada dentro del pantalón y salía hacia la puerta.

Ya en casa tuve que hacerme otra paja más recordando todo porque corría el peligro que mi madre o alguno de mis hermanos descubriera que andaba alzadísimo ante la evidencia del paquete entre las piernas.

Pero había una frase que junto a algo anterior me hacía pensar y mucho. Ella en primer lugar a nadie había contado como la miraba y segundo había dicho que a nadie lo contara porque le traería problemas a ella, no a mí.

Durante días pensé en eso, hasta que un día mirando una película, ví como un hombre extorsionaba a una mujer por el hecho que algo de ella conocía. Eso me quedo dando vueltas.

Y si… a lo mejor….

Y el día llegó, que tuve que volver a comprar huevos, pero esta vez no había tanto apuro, así que para allí fui.

Toqué la puerta. Isabel me abrió

-buscas otra  chupadita- me dijo y me hizo pasar mientras se abría la blusa y sacaba las tetas al aire de nuevo

-No- le dije, -esta vez busco otra cosa-

-y que es- me dijo riéndose

-esta vez te quiero coger- le dije

-no, eso por ahora no, vení  que te la chupo de nuevo y te dejo que me acabes en las tetas- me dijo

-No- le dije, -hoy te cojo o cuando vaya a casa, le digo a mi vieja que te sacastes las tetas y me quisistes tocar-

-No podés hacerlo, no seas boludo- dijo con cara de asombro, -vení que te la chupo un rato  y mientras podes tocarme un rato para calentarte más-

Giré y empecé a caminar hacia la puerta, antes de llegar escuche,

-vení, vení  que lo hablamos-

Gire y le dije –no hay nada que hablar, o cogemos o me voy-, estaba realmente asustado mientras decía eso pero mi calentura era mucho más fuerte y me envalentonaba

-Vení, vení- decía y me llamaba con las manos

La mire, estaba sin camisa, con las tetas al aire y vistiendo una pollera amplia.

Me acerque y le empecé a besar las tetas, lo que me calentaba aún mas

Sentí que ella también se calentaba y susurraba –seguí, seguí - en mi oído, mis manos buscaron su cola que empezaron a acariciar por arriba de la pollera.

No dijo nada, mientras, mis manos cambiaban y buscaban debajo de la pollera, subiendo por la entrepierna. Llegaron a su concha. La bombacha estaba húmeda, entendí que estaba caliente.

Sus manos acariciaban mi pija, y trataban de sacarla del pantalón, pudieron

Ahí se agachó y se metió de un golpe en la boca, empezó a mover la lengua y la cabeza al unísono.

Yo la deje un rato, después la obligué a levantarse y ya parada la giré y me pegué a ella apoyando mi pija a su culo pero por arriba de la pollera. Mientras mis manos por debajo de la misma buscaban su entrepierna para al conseguirlo empezar a sobarla.

-No, no- me decía y jadeaba tapándose la boca con una mano, -paremos acá, no debo- decía.

Aún siendo primerizo e inexperto me dí cuenta que, una cosa decía su boca y otra su cuerpo que se pegaba a mi refregando su culo contra mi pija en forma casi desesperada.

Le bajé la bombacha despacio y agachándome me metí debajo de la pollera para empezar con m lengua a lamerle la concha ya que no sabía hacer otra cosa.

Ella se retorcía y con ambas manos me agarraba la cabeza y apretaba

-Seguí así, por favor seguí así- decía mientras gemía y se contorcionaba

Yo seguía lamiendo mientras mis manos buscaban su cola y metían un dedo allí de a poco

En un momento no aguanté mas estar de rodillas y me levante levantando su pollera a la altura de la nuca. Agarré del cuerpo y doblándola contra la mesada de la cocina, agarré la pija dura y apoyándola en su entrepierna comencé a empujar casi sin resultado.

Ella con su mano agarro la pija y la puso donde debía susurrando -ahora empuja hijo de puta, ahora empuja, no es lo que querías-

Yo empuje despacio y sentí como la pija entraba en su concha, le sentí húmeda, caliente. En segundos ya había entrado toda y empecé a moverme, de adelante hacia atrás, pegando con mi cadera sobre la suya en cada movimiento, sentía como se balanceaban los huevos.

Estaba tan caliente que en cuestión de pocos minutos sentí como largaba mi leche dentro de ella, y creo que ella también tenía un orgasmo porque se retorcía toda y gemía mientras empujaba hacia atrás, tratando que entrara aún más.

Al acabar me quedé quieto y la saqué, ella se dio vuelta y agachándose procedió a limpiarme la pija con la lengua tragándose todo lo que en ella había.

Al levantarse dijo –ganastes nene, me hicistes lo que querías-, sos un hijo de puta-

-No no lo soy- le dije, -gozastes tanto como yo, y espero que consigas que este fin de semana alguna de tus hijas se lleve a tu marido para podamos pasar al menos una tarde juntos sobre una cama, para repetir todo esto pero con tiempo y tranquilidad, quiero que seas quien me enseñe todo- agregué

-No creo que pueda- dijo, -o crees que manejo el tiempo de mis hijas a mi gusto-

-No sé, pero vos sabes que tienes que hacer, o yo me hago el boludo y hablo, negando todo lo que digas- respondí agregando –Mañana me avisas la hora para el sábado pase-

Pasaron los días esperando ese sábado, -ya había recibido la confirmación, seria  las 4 de la tarde-.

Pensaba que fácil me había resultado, que la tenía a mis órdenes para lo que quisiera, y que pensaba aprovechar esa oportunidad como nunca había aprovechado nada en la vida.

Llegó el sábado y llegaron las 4 de la tarde.

Entré a su casa con cuidado que nadie me viera, igual saldría de noche ya que había dicho en casa que llegaría tarde por estar en una fiesta en casa de una compañero.

Cuando entré me dijo –vení tenemos que hablar-

-esto debe acabar, soy muy vieja para vos y si alguien se entera estoy casi muerta con mi marido y mis hijas- dijo, -esta será la última vez-

Me desconocí totalmente ya que como respuesta me acerque y tomándola del cabello y tirado hacia mí le dije – esto se acaba cuando yo lo diga. Nadie se dará cuenta mientras seamos cautelosos, además de acá en adelante vas a hacer lo que yo quiera, donde quiera, cuando y como  quiera ¿lo entiendes?

Me miro y dijo –Si papito lo que digas pero no me hagas daño, ya sufrí demasiado con el hijo de puta de mi marido que me sometió tantos años- y recordé que en el barrio se decía que el marido le pegaba ella y a las hijas

-todo depende de vos- le dije, -no me gusta la violencia para nada-

La miré, tenía puesto un vestido color verde, con un escote abultado, y pensé veamos hasta donde podía llegar esto.

Fuimos al dormitorio y me tiré en la cama diciéndole – quiero que me hagas un streptease que nunca vi uno-

-soy muy vieja para eso- dijo

-que te dije, hacélo – dije

-está bien papi, ya empiezo- dijo y me pareció ver como una sonrisa en su cara

Empezó a bailar, no lo hacía tan mal. Se contorsionaba frente a mí. Balanceaba las tetas frente a mi cara o dándose vuelta agitaba la cola a centímetros de mi cara. En más de una ocasión le acaricié las tetas y la colita.

Empezó a bajarse el vestido, yo ya tenía la pija a 1000, parecía un obelisco. Aparecieron las tetas, grandes caídas pero hermosas. Quedó en bombacha y acercándose me empezó a desvestir hasta que quede totalmente desnudo.

En ese momento me agarró la pija con las dos manos y la empezó a besar y a chupar mientras que con las manos me acariciaba la cola y los huevos.

-te voy a enseñar muchas cosas- dijo, mientras pasaba la lengua por la punta de la pija

En un momento sentí que la pija era apretada y miré, la estaba tragando.

La pija seguía entrando en la garganta, la saliva salía de los bordes de la boca, pero ella seguía empujando y subía y bajaba haciéndome una paja con la campanilla.

De pronto dejo de chupar la pija y empezó a entretenerse con los huevos, los chupaba, los mordisqueaba, los lamía.

-te gusta lo que te hago, papi- decía y yo le contestaba –siii, seguí-

Me hizo levantar las piernas y bajó aún mas llegando al agujerito del ano, allí empezó a revolver con la lengua y a chupar abarcándolo con toda la boca.

De a poco me dio vuelta y me puse en cuatro patas, ella desde atrás me chupaba la cola, los cachetes, los huevos, todo. La forma, los niveles de placer que tenía eran incomparables.

Volvió a girarme y me dijo –hacemos un 69, dale subí-

Se acomodo y me subía ella abriéndole las piernas y metiendo mi lengua la concha

-más despacio- decía, me guiaba -un poco más abajo o arriba, más fuerza- yo aprendía, memorizaba.

Le levante mas las piernas y llegue a su cola, empecé a hacerle lo mismo que ella me había hecho a mí, así estuve un rato. Ella mientras tanto me lamia y me chupaba los huevos y el tronco de la pija.

Volví a chuparle la concha y de a poco empecé a meterle el dedo medio en el culo que fue entrando despacio pero sin obstáculos.

Empezó a agitarse más aun, se metió toda la pija en la boca y empezó a introducirla por la garganta, mi lengua se movía a full, mi dedo ya no podía entrar más y trataba de meter un segundo dedo que acompañara al anterior. Mi excitación llegó al límite cuando sentí que ella tenía un orgasmo y acabé, sentí como salían chorros de semen varias veces.

Mi leche entró en su garganta y la hizo dar algunas arcadas que aguantó sin problemas, siguió chupando y limpiando la pija hasta que se dio por satisfecha y se acostó a mi lado.

-Aprendes rápido pendejo-,dijo, -vas a ser un maestro en esto-

-enseguida has entendido como se debe chupar una concha y esa lamida de culo fue espectacular-agregó

Como cualquier pendejo le pregunté

-que te parece mi pija-, esperando solo alabanzas

-normal, no exagerada-, dijo,-eso sí gruesita que a veces es mejor, pero lo importante es saber usarla y vas a aprender pendejo, te lo aseguro-

-has logrado que se llevaran a tu marido- le dije

-sí, tuve algunos problemas, pero si-dijo

-que problemas-

-una de mis hijas este fin de semana no podía porque viajaba con el marido afuera, y la otra ya tenía todo arreglado para dejar al marido en casa y pasar el sábado con un amigo en su casa, cosa que tuvo que cortar- me dijo

-jajaj una hija tramposa tienes- le dije, -se ve que no le importa si se entera el marido-

-sí que le importa pero es un pesado parecido a mi marido, toma y casi la tiene abandonada, pero si se llegara a enterar, la mata a golpes-

Me contó que el marido las golpeaba a ella, a sus hijas y aún más, que a medida que sus hijas llegaban a los 15 años la violaba y había llegado a hacer fiestas con ella y las hijas juntas, de ahí la cercanía y la ayuda que se deban entre ellas.

Es increíble como el dolor de algunos es otra cosa para otros, a medida que contaba la pija se me ponía a 1000 de nuevo imaginándome con muchas mujeres en una cama.

-parece que estas de nuevo en carrera me dijo- y empezó a chuparla de vuelta.

Se acostó boca arriba y comencé a mamarle las tetas, a lamérselas mientras con mis dedos jugaba en su concha metiéndolos y sacándolos.

-vení que te voy a enseñar a coger- dijo y me llevo arriba de ella, busco con la mano mi pija y la apoyó en el entrada se su concha. Yo solo tuve que empujar y sentir como entraba.

Me enseño a moverme empujando con la cadera, después se me subió arriba y me cabalgó expertamente. Hacía que yo aún acostado debajo, empujara con mis caderas hacia arriba cada vez que ella bajaba.  Yo le chupaba y le mordía las tetas. Ella gemía yo aullaba.

Cuando sentí que tenía que acabar se lo dije, se movió más rápidamente y apenas termine bajo la cabeza y volvió a limpiarme la pija con la boca y la lengua.

Volvimos a quedar recostados uno junto al otro

-¿das para uno más?- me preguntó, -siendo tan joven seguro que sí-

-aun queda una lección importante para darte-

-cual- pregunte si darme cuenta

-metérmela por la cola- dijo,-o no querés-

-Si claro- respondí asombrado y pensando, se me dieron todas juntas.

Empezó a chúpame la pija de a poco, acariciarme los huevos y la colita, me hizo dar vuelta y volvió a chuparme el culo, siguió con la pija hasta que esta ya estaba de nuevo muy dispuesta al palo.

Extrajo entonces un frasquito de la mesita de luz diciendo – cremita para que entre más fácilmente siendo tu primera vez, que no tengas que hacer fuerza-

Se levanto y fue a la cocina volviendo con un pepino de mediano tamaño

Me asuste y le dije –no se te ocurrirá tratar de meterme eso porque te rompo toda-

-No boludo, es para mí-, me dijo -la pongo en la concha mientras me haces la colita-

Ahí mismo le dije –mostrame como te pajeas con ese pepino-, y ella e acostó boca arriba y lo mojo todo con saliva. El pepino entraba y salía de la boca como si fuese una pija.

Después lo apoyo en la concha y empezó a empujar, el pepino empezó a entrar casi hasta el final, ahí lo empezó a mover.

Me levante y fui yo a la cocina, al volver le mostré una zanahoria de mediano tamaño y le dije riéndome

-hoy vas a tener doble penetración de verduras- y agarré la crema llenando toda la zanahoria

Así como estaba, boca arriba puse sus piernas sobre mis hombros y apoye la zanahoria en su cola, girándola y empezando a empujarla hacia adentro.

Ella no dejaba de mover el pepino y ya la zanahoria había entrado toda, cuando empezó a gemir casi a los gritos. Yo movía la zanahoria hacia adentro, hacia afuera la giraba la rotaba. De a poco saque la zanahoria y ella pensó que le metería la pija y empezó a pedirla

-métela por favor, necesito sentir el calor de esa pija dentro-

Pero lo que comencé a meter no era la pija, sino un pepino que había traído de la cocina, de aun mayor grosor al que ella tenía en la concha, casi el doble que la zanahoria. Empecé a empujar, al principio seguía pidiendo, luego empezó a decir,

-esta fría, eso no es la pija-,

-qué carajo estas metiéndome en el culo, hijo de puta- dijo

-tranquila que todo va bien- le dije y seguí empujando poco a poco, ya había entrado un cuarto del pepino, ahora venía la parte más gruesa

Como tenía sus piernas en mis hombros prácticamente no podía moverse, yo seguí empujando el pepino hacia dentro, ella casi lloraba, le caían lágrimas y decía

-hijo de puta, me estas matando del dolor-

Cuando el pepino entro casi todo empecé a moverlo despacio, hacia adentro y hacia afuera, lo giraba pero con cuidado.

Sentí que se le acaba el dolor y empezaba a gozar, empezando con un pequeño gemido diferente que fue creciendo.

A medida que ella gemía mas yo apuraba el movimiento, empezó a gemir fuerte y a decir

-hijo de puta, como me haces gozar, no pensé que gozaría así, no sé que es pero no lo saques por favor-

Cuando tuvo el primer orgasmo, saque despacio el pepino y metí la pija que entro muy fácilmente. Empecé a bombear golpeándole el culo con mis huevos. Sella seguía gimiendo.

Cambiamos de posición y se sentó arriba mío con la pija en el culo, ya sin pepinos. Me cabalgó desesperadamente hasta que tuvimos orgasmos juntos. Le llene el culo de leche pensé.

Terminamos, nos recostamos nuevamente y encontró el segundo pepino

-Sos un animal- me dijo, -como me metes semejante cosa por el culo- y me dio una cachetadita, para luego agregar

-Gracias por meterla, como me hicistes gozar, hacía mucho que no gozaba así-

Dejando todo así, dormitamos un rato hasta que se escuchó que trataban de abrir la puerta del frente

-La puerta- dijo, -igual no pueden entrar le puse la traba-

-que hago dije, hay otro lado para salir-,

-no- me dijo, -junta tus cosas y quédate aquí que veo quien es y lo despacho-

Se puso un vestido por arriba y fue a ver quién era.

Escuché que qué la puerta se abría, que alguien entraba y voces

-Si soy yo mamá, me has cagado la tarde y te necesito 10 minutos- escuché.

Agarré todas mis cosas y me metí dentro del armario. A través de un respiradero pude ver que entraba la hija.

Tendría unos 30 a 35 años tetona como la madre, pero más gordita y bastante culona.

Miro el dormitorio y vio los pepinos, la zanahoria y la crema

-te has estado dando bomba  ehhh mami, para eso necesitabas estar sola, pues te entiendo a veces, como ahora yo también necesito una descarga y vengo a que me ayudes-.

Agarró a la madre que nada decía y abriéndole el vestido comenzó a comerle las tetas, la madre comenzó a gemir y a abrazar a la hija, a desnudarla.

Enseguida ambas estaba totalmente desnudas y haciendo un magnífico 69 que me puso a 1000 de nuevo, pero  nada podía hacer sin hacer ruido así que esperé

Vi como se chuparon y lamieron entre ambas, como la hija usaba uno de los pepinos en la madre y la madre el otro en la hija, siempre por la vagina. La zanahoria estaba reservada para el culo de la nena que lo recibió con placer y gemidos a más no dar, mientras la madre lo movía y lo movía

Media hora más tarde la hija se iba, no sin antes dar un gran beso de lengua a Isabel  y decirle

-mami, siempre me bajas las revoluciones, que buena que eres-

Cuando Isabel volvió, abrió el armario y allí me encontró, desnudo y con la pija que parecía un mástil sin bandera.

-jajaja sabía que aquí te encontraría, pero mira en qué estado estás, se diría que nunca has visto dos mujeres haciendo el amor- dijo riéndose

-vení  que solucionamos tu problema- y me acostó en la cama comenzando  a hacerme una paja distribuida entre la mano y la boca que cuando acabé casi grito del placer.

Más tarde cando salía pesaba que había pasado una de las mejores tardes de mi vida en lo que hacía a aprender, a disfrutar y a imaginar.

Si, a imaginar, porque en base a lo que había visto empecé a pensar como podía hacer para cogerme a la hija de Isabel es mas como hacer para cogerme a Isabel y la hija juntas….

(9,24)