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La infidelidad de la Señora Mayra II

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Hola soy Mayra nuevamente, en mi relato anterior les conté como por estar mal atendida sexualmente termine siéndole infiel a mi marido con un muchachito, desde hace 6 meses lo sigo haciendo y quiero relatarles que sucedió después.

Como ya sabrán termine cogiendo con David y con cualquier otro hombre que me gustara, Cada día después de dejar a mis hijos en la escuela ,me dirigía a la esquina de los muchachos y escogía al afortunado que me llevaría a casa para coger , empecé a desarrollar un gusto especial por los jovencitos, me encanta  sentir toda su virilidad y juventud clavada en mi rajita, que me cojan muy duro y con todas sus fuerza hasta dejarlos cansados entre mis piernas y regresar por mis hijos como si nada hubiera pasado.

Para evitar sospechas de mi marido y de alguna vecina mantengo una imagen de señora, mujer casada dedicada a sus hijos y a su hogar, me empecé a vestir más sexy usando faldas más ajustadas y blusas más escotadas, pero siempre aparentando ser una dama.

Aun que mis tetas son mi orgullo y gracias a ellas no me faltan pretendientes, últimamente lo que más les llama la atención son mis nalgas, no hay hombre que no fije su mirada en mi culo y cuando voy en un bus lleno de gente nunca falta quien se me acerque a clavarme su verga en mi culo y sentir como se pone dura entre mis nalgas.

Me calienta tanto sentir la sensación de peligro y de hacer algo prohibido, sobre todo cuando van jovencitos, ya que me gusta ubicarme delante de ellos y disimuladamente pongo mis nalgas para que me la claven y lentamente muevo mi culo hasta que noto como crece su verga por la presión de mis nalgas.

Sentirme ensartada en los congestionamientos de gente en el autobús ha provocado en mí una adicción, tanto que aun que me ofrezcan un asiento prefiero ir de pie probando y recibiendo cada verga. Cierto día me tope a Héctor el hijo de mi vecina Claudia, él era un chico muy serio y como no serlo con la madre tan estricta que tenía, al pobre no le daban un respiro de sus estudios.

Ese día llevaba puesta una falda corta y una blusa de botones con un buen escote. Como iba adelante de él no tarde en sentir su mirada fija en mi culo, lentamente fui retrocediendo y acomodando mis nalgas para que estuvieran a su alcance, Héctor se sorprendió por lo que había hecho, pero solo se quedó quieto sin saber qué hacer, yo empecé a mover mis nalgas intentando alojar su verga.

Poco a poco sentí como su verga iba creciendo al contacto de mis nalgas y la verdad es que la tenía bastante grande, me sentía empalada por su verga a cada arrimón que me daba, mis braguitas se mojaron por lo caliente que estaba y en mi rajita empecé a sentir un cosquilleo que recorría todo mi cuerpo.

Llegamos a nuestra parada y como él vive en frente de mi casa nos fuimos juntos, si no fuera porque mi esposo estaba en casa me lo hubiera llevado directamente a mi cama, llega a mi casa muy caliente tanto que al quitarme mis braguitas estaban húmedas, esa noche tuve sexo con mi marido para desahogarme un poco pero no logró dejarme totalmente satisfecha, además de que en ese momento la única verga que quería tener clavada era la de Héctor.

A la mañana siguiente no podía dejar de pensar en Héctor, mientras me bañaba empecé a fantasear que soy cogida por la enorme verga de Héctor, me masturbe hasta alcanzar el orgasmo y me dije a mi misma que tendría que tener esa verga dentro de mí. Fui con mi vecina Claudia a preguntarle si Héctor podría darles clases privadas a mis hijos a lo que ella dijo que sí, mi marido cuando no trabajaba acostumbra a irse a emborrachar con sus amigos todas las tardes y no llegaba hasta la noche.

Héctor llegaba a las 5:00 pm y les daba una hora de clases a mis hijos, yo siempre lo recibía con ropita muy sexi, había  escogido ropa muy ajustada  y muy cortita para resaltar todos mis atributos en especial mis tetas.

Me gustaba exhibirme delante de Héctor, al hacer mis quehaceres como buena Ama de casa exageraba mis movimientos para que todo mi cuerpo se contorneara, mis tetas no dejaban de rebotar dentro de mi blusa, me gustaba calentar a ese chiquillo y la forma en que me comía con la mirada me hacían sentir la mujer más deseada del mundo.

Así fue durante toda la semana, le enviaba indirectas discretamente para que no se dieran cuenta mis hijos y después de que él se iba terminaba muy caliente y recurría a dedearme para calmarme, nunca antes me había urgido tanto que mi marido se fuera a trabajar.

El domingo por la mañana a mi esposo le salió una carga y esa misma tarde se fue, mi marido estaría 3 días fuera, mi rajita de inmediato se mojó al escuchar eso y me puse a imaginar todo lo que haría con Héctor. El lunes le envié un mensaje a Héctor y le dije que si podía venir hoy más temprano y quedamos a las 3:00 pm, después de clases lleve a mis hijos con mi suegra y le mentí diciéndole que tenía que ir al médico a una revisión y no tardaría mucho.

Rápidamente llegué a mi casa y me empecé a preparar para recibir a Héctor, me vestí con la falda más corta y ajustada que tenía, me puse una blusa  azul dejando los primero 3 botones abiertos sin sostén (les dejare una foto de mi escote y de mi culito) y una tanga roja que había comprado especial para la ocasión.

A los pocos minutos escuche el timbre de la puerta, al abrir su mirada de inmediato se fijó en mis tetas, lo invite a pasar a mi sala y al darme la vuelta le di un pequeño espectáculo de mis nalgas, mi falda en verdad hacía resaltar mi retaguardia, lo lleve al sofá y conversamos un poco.

Seguimos hablando y el no dejaba de verme las tetas, pasó el rato y yo andaba muy excitada, ya me lo quería llevar a mi cama, en mi desesperación me acerqué a él y sin más lo empecé a besar, él se sorprendió por lo que había hecho y pude notar que Héctor no tenía experiencia besando.

Me separé un poco de él y le pregunté si era su primera vez, Héctor tímidamente me contestó que sí, su respuesta solo hizo que me calentara más, siempre había deseado desvirgar a un jovencito y aquí tenia a uno solo para mí.

Me abalancé sobre él y Seguí besándolo con pasión, mientras él me sujetó de mi cintura y lentamente sus  manos fueron bajando hasta llegar a mi culo, me empezó a amasar las nalgas sobre la falda, sentí como debajo de sus pantalones empezaba a crecer un bulto, ya no aguantaba más, así que me levante y le dije "vamos a la cama", lo tome de su mano y lo lleve a mi dormitorio, en todo el trayecto nos fuimos besando y sus manos no se despegaron de mis nalgas, llegamos a  la cama y me desabroché completamente la blusa haciendo que mis tetas quedaran  ante su vista, grandes, redondas y con el pezón completamente erecto ,que de desnuda de cintura para arriba.

Héctor se abalanzó sobre mis tetas, las tomó con sus manos y empezó a sobarlas y acariciarlas, coloco su boca en mi pezón y empezó a chuparlo uno y luego el otro eufóricamente, bajo sus manos hasta mi culo apretándolo con ansias, ese chiquillo tenía una obsesión por mis nalgas.

Yo tenía toda la tanga mojada y mi rajita estaba que ardía, me senté en la cama quedando frente a él, desabroche su botón, baje su pantalón y su bóxer, sacando su verga que ya estaba muy dura, su verga era larga y gruesa, mucho más grande que la de mi marido.

Ver esa enorme verga que nunca antes había sentido el tacto de una mujer hizo que la deseara más, me acerque y le di un tierno beso en la punta y pude notar como todo su cuerpo se retorcía de placer, lo comencé a pajear lentamente y darle besitos en su vientre hasta llegar a su verga, abrí mi boca  introduciéndome la punta de su verga la cual lentamente la empecé a mamar con mis labios,  le empecé a dar una mamada con todas mis ganas, la metí  hasta mi garganta, la lamía toda y sus gemidos me hacían chupárselo con más fuerza.

Lo empecé a pajear con mis 2 manos rápidamente chupando su cabeza sin parar, de pronto sentí que explotaba y un chorro de leche caliente inundó mi boca, saboreé cada gota de esa lechita virgen con gusto, estaba tan deliciosa que seguí chupando hasta dejarlo seco y limpio, pensar que al pobre de mi marido nunca lo he dejado terminar en mi boquita.

Héctor no tardó en recuperarse y comenzó a besarme y acariciar mi culo sobre la falda, baje el cierre de mi falda sacándomela y quedándome únicamente con mi tanguita roja, subiendo a gatas por la cama quede a cuatro patas con mis nalgas bien paradas listas para lo que viniera, comencé a mover mi culo en círculos provocándolo e invitándolo a que me montara.

Con sus manos y dientes me despojo de mi tanguita roja, ahora estaba completamente desnuda para que disfrutara de mí, yo abrí lo más que pude mis piernas y con mis dedos entreabrí los labios de mi rajita que ya estaba húmeda y calientita.

Héctor se acomodó sujetando mis caderas, con la ayuda de mi mano ubiqué su verga en la entrada de mi rajita que lo esperaba ansiosa, poco a poco fue insertándome su verga hasta tenerla toda adentro, me sentí embriagada por una sensación de placer y triunfo por haber desvirgado a ese chico, la carita de placer que puso al sentir por primera vez una rajita no tiene precio, me encanto.

Héctor comenzó a moverse y aumentar el ritmo de sus embestidas, sentí como su verga entraba y salía sin parar de mi rajita haciéndome disfrutar, mis tetas se movían con el vaivén de sus embestidas, sujeté la cabecera de la cama para evitar que me tirara al suelo.

Yo no dejaba de gritar y gemir de placer, y él seguía vuelto loco bombeándome la rajita, mire en el espejo como me estaba cogiendo salvajemente, era un joven semental empotrando a su primera hembra, en ese momento era mi dueño, mi macho y yo era toda suya.

Tuve que morder mi almohada para sofocar mis gritos de placer, yo gemía desesperada sintiendo esa hermosa verga dentro de mí, golpeando y chocando su cuerpo contra mis nalgas cogiéndome fuertemente como a mí me gusta, siento como comienza a palpitar su verga y se empieza a correr dentro de mi rajita llenándomela de lechita.

Se quedó quieto en mi espalda mientras me abraza por detrás y me empieza a estrujar las tetas, su verga seguía dentro de mí casi sin ablandarse y a los pocos minutos ya estaba machacándome otra vez, toda la lujuria, juventud y pasión de sus 19 años estallaron dentro de mí descubriendo las mieles del sexo.

Habían pasado cerca de 1 hora y el seguía clavándome sin parar, solo descansaba unos minutos y me volvía a coger, ya había sobrepasado todos mis limites, quede inmóvil en la cama, había perdido la cuenta de las veces que se había corrido en mi rajita, este chiquillo encontró en mí su juguete sexual.

Termino sin fuerzas, ambos quedamos rendidos en la cama, yo estaba temblando de placer y desfallecida de gozo con mí rajita hinchada, "hace mucho que nadie me folla así", le dije buscando sus labios con los míos mientras su verga flácida salía de mí, nos metimos a bañar besándonos y acariciándonos. Nos vestimos y mientras estaba ordenando la cama trato de cogerme de nuevo, me costó detenerlo, le dije que tenía que irse, que me dejara, que ya me había hecho lo que quiso y tenía que ir por mis hijos.

Tuve que ir a casa de mi suegra apresurada, se me había hecho muy tarde, eran más de las cinco, llegué corriendo buscando a mis hijos, habíamos estado más de dos horas cogiendo y no me di cuenta. Mi marido llego de trabajar y el cornudo no sospecho nada, desde ese día tengo a una joven verga incansable deseosa de montarme justo en frente de mi casa.

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