Nuevos relatos publicados: 12

En la cama con el padre de mi hermana

  • 8
  • 29.795
  • 9,40 (82 Val.)
  • 3

Mi hermanita tiene 6 años de edad, es la ternura personificada, y tiene a quien salir. Cuando mi mamá conoció al padre de mi hermana menor, yo tenía 10 años. Al comienzo estaba bastante molesta, no me gustaba que un extraño viva en mi casa.

Cuando nació Sol, luego de dos años de estar en pareja, comencé a llevarme bien con su novio. Hasta que llego a convertirse en un gran amigo, mejor dicho en mí segundo padre.

Al cumplir 15 años me puse de novia, y en los peores momentos de la relación, siempre estaba Esteban (el padre de mi hermana).

Tres años después, luego de separarme de mi novio, comencé a prestar más atención al ámbito de mi hogar. Note que Esteban se sentía muy solo, mi mamá no le estaba prestando atención, y solo pensaba en ascender en el trabajo. Escuche una conversación en la cual, él le reclamaba que nunca quería tener sexo. No sé por qué, pero cuando escuché que estaba mal por eso, quise ayudarlo, y además me calenté, comencé a verlo como un hombre.

Esa noche debo confesar, que en mi habitación me quede pensando y pensando. Puse en mi notebook videos porno, videos de chicas de mi edad con hombres más grandes, la verdad es que me gusto y mucho. Pensaba que quizá eso podría suceder con Esteban y sería lo más jugado que me pasaría en la vida. Y con todos esos pensamientos mi vagina comenzaba a mojarse, inevitablemente termine masturbándome hasta mojar toda mi bombachita.

Al día siguiente, mi mamá después del trabajo se iba a cenar a lo de unas amigas. Llame por teléfono a mi mejor amiga para pedirle si podía cuidar a Sol por unas horas, de esta manera tendría la casa para Esteban y para mí.

Antes de que Esteban llegué de trabajar, me puse un vestidito bien lindo, eso sí, sin corpiño ni bombacha. Los amigos de él siempre que vienen a casa miran mis pechos y mi cola, le hacen la vida imposible, y como me quiere como una “casi” hija se enoja bastante. Por eso tenía miedo, ya que podría tomárselo a mal, y mis intenciones no le gusten para nada. Tome dos copas de champagne para entrar en calor y me quede en el living esperando a que llegue.

Cuando abre la puerta, yo estaba sentada tomando el champagne.

—Hola corazón, ¿tomando alcohol a la tarde? —Esteban me pregunto mientras me daba un beso en la cabeza.

—Hola Tebi, estaba aburrida y muy solita—Le conteste

—¿Sol en donde esta? — Esteban

—La llevé a la casa de Luchi mi amiga —Le dije

—¿Y por qué la llevaste a la casa de tu amiga?, que tu mamá llegue tarde hoy no quiere decir que yo no la pueda cuidar—Esteban

—¿Sabes por qué la deje en la casa de Luchi? —Le dije mirándolo a los ojos y alcanzándole una copa de champagne.

—¿Por qué? —Esteban

—Porque tenemos que hablar. Sentate al lado mío —Le dije señalándole con la mano el sofá en el cual yo estaba sentada. 

Se sentó a donde le dije, le puse la mano sobre su pierna, y comencé con mi plan para alegrarlo.

—Yo ya soy grande, y me doy cuenta que no estás bien, ¿Están mal las cosas con mi mamá? —Le dije

—Son cosas difíciles de explicar, pero me siento un poco solo, supongo que ya pasará, vos tenés que estar tranquila, sos joven y los problemas de pareja, más con hijos de por medio son difíciles —Me dijo Esteban mientras tomaba champagne

—¿Te atiende bien en la cama? —Se lo dije entre risas

—No sé si es un tema para hablarlo con vos —Esteban

—Conmigo justamente es con la única que lo podés hablar, además soy la más indicada para ayudarte —Le dije mientras le acariciaba la pierna más fuerte, y llegando hasta su pene.

Me corrió la mano, y se levantó.

—No estoy entendiendo nada, no sé si es el alcohol, pero mejor hablamos más tarde —Esteban me decía con una cara de confusión y sorpresa, pero a la vez sentí su mirada en mis pechos.

Me levante del sofá y agarre su mano, y la puse en mis tetas. Y con la otra mano le rose el pene. Acerque mi boca a la de él y lo bese.

—No podemos, sos una pendeja preciosa y me estas calentando. Tenemos que pensar en tu mamá y en Sol —Esteban

—Por eso mismo, con el regalito que te voy a dar vas a sentirte tan bien que esa carita triste se te va a borrar, y nadie se tiene que enterar —Le dije mientras lo volvía a besar.

Jugamos con nuestras lenguas, y mientras acariciaba su pene se ponía cada vez más duro.

Lo senté en el sofá de nuevo y le bajé el pantalón. Me arrodille, saque su pene del bóxer y se lo comencé a chupar. No paraban de temblarle las piernas, parecía que nunca se la habían chupado como lo estaba haciendo. Mi lengua se deslizaba por su pene como si fuese un chupetín, se lo lamia todo. Acariciaba sus huevitos y me metía el pene hasta lo más profundo de la garganta, es decir hasta las lágrimas y el ahogo. Solo quería que disfrute, y su cara me lo estaba demostrando.

Esteban ya tenía confianza, porque acariciaba mi cabeza mientras le besaba todo el pene. Me subí el vestido, me senté arriba de él y comencé a cabalgarle. Me bajo los breteles hasta que mis tetas salieran a fuera. Mientras saltaba sobre su pene, con mis pechos le golpeaba la cara.

Le puse un pecho en la boca, para que succione como si lo estuviera amamantando. Le agarro un descontrol total. Así lo quería, me tomo fuerte del pelo con una mano, mientras con la otra me pellizcaba la cola.

—Sí, sí, así nenita. ¿Esto querías? —Esteban me decía mientras gemía

—Si papito, te voy a coger todo, ¿Te gusta cómo te estoy cogiendo?, ¿Viste que mojadita que estoy? —Le decía súper caliente, mi vagina era una laguna de lo mojada que estaba.

—Sí, como te siento pendeja, que conchita suavecita que tenés, me volvés loco —Esteban

Nos levantamos del sillón, me saco el vestido por completo y fuimos a la habitación de él y de mamá. La idea fue mía, quería que sea raro, pero totalmente. De lo caliente que Esteban estaba no se pudo negar. Me puse en cuatro, en la cama, esperándolo como una perrita, moviendo la cola para todos lados.

—Métemela toda, fuerte y agarrame del pelo lindo —Le dije con unas ganas de que me meta su pene bien duro muy adentro de la vagina.

—Que chanchita que era la nenita, como me gusta, ese culito como me calienta —Esteban me susurraba mientras me penetraba bien fuerte.

Literalmente chorreaba de lo caliente que me ponía la situación, y más cuando empezó a darme palmaditas en la cola mientras me penetraba salvajemente.

Me metió dos dedos en la cola y seguía cogiéndome fuerte, como estaba tan caliente y mi colita se estaba abriendo, Esteban no podía más. Entre gritos me pedía que acabe con él, como me gusta que me pidan que acabe porque no pueden más. Que excitada que estaba. No me resistí, y con sus dedos en mi cola y penetrándome cada vez más fuerte acabamos los dos juntitos. Sentí todo su semen calentito adentro de mi vagina, nunca lo había sentido. Con Esteban me anime, y me encanto. Me volví a excitar de nuevo, que lindo se sentía el semen adentro, y más de mi padrastro.

Ordenamos la habitación, nos cambiamos y fuimos a buscar a Sol a lo de mi amiga antes que venga mamá.

Cenamos los tres en casa como una familia, la llevamos a dormir a Sol, y fuimos a mi habitación con Esteban. Nos acostamos en mi cama y nos masturbamos un rato más. Yo sabía que si lo dejaba con más ganitas capaz esa noche mamá y él tendrían una buena noche, ya que la tenía re parada. Pero insistía en que le chupe todo el pene y acabarme en la boca. La idea me gustó mucho, porque ahora quería sentir su semen calentito pero en mi boquita.

Pero justo cuando estaba por chuparle todo el pene, sentimos el ruido de las llaves. Esteban se fue rápido a su habitación y yo me quede en mi habitación. Era mi mamá, así que el jueguito se tuvo que terminar.

Igual no fue ningún impedimento para masturbarme en la camita recordando lo que paso. Estaba mojadita y mis deditos resbalaban, cada vez entraban más. Hasta que me acabe de nuevo. ¡Que placer! No paro de pensar cuando me llene la boca de semen. Quiero que me ahogue con tanta leche. Mañana buscaré alguna excusa para meterme en el baño con Esteban y así se vuelve a desahogar conmigo.

Yo sabía que lo podía ayudar. Por algo somos “casi” familia.

(9,40)