El verano se empezaba a hacer tedioso. Noches de fiesta, días en la playa durmiendo… uffff.
Por fin, un día amaneció lluvioso y podía descansar.
Perdonad, no me he presentado. Me llamo Sonia, tengo 19 años.
La lluvia golpeaba en el cristal con cierta intensidad. Después de comer, la tormenta nos dio un respiro y decidí salir a tomar el aire a la calle.
Hacía bochorno. Me puse mi pantaloncito vaquero corto y una camiseta holgada, sin sujetador.
A mitad del paseo, de repente, me sonó el móvil. Era mi amiga Iria.
—Hola, ¿qué haces? —me dijo.
—Nada especial. Estaba dando un paseo.
—Ven a mi casa, mis padres no están, y escucharemos algo de música.
En pocos minutos me presenté en casa de mi amiga. Iria estaba realmente morena este verano. Llevaba puesto un bikini anaranjado, que lo resaltaba aún más.
Entramos a su habitación, puso música y nos recostamos sobre la cama.
La conversación acabó derivando en los chicos. Lo cierto es que llevaba un verano sin "comerme un rosco". Había decidido pasármelo bien y además no quería rollitos de verano. Iria empezó entonces a detallar su última conquista. En ese momento mi cabeza desconectó de la conversación y por un momento imaginé a mi amiga con su chico, desnudos, disfrutando del contacto de sus labios en su piel, del roce de sus manos en su cuerpo. Iria se dio cuenta, no sé si por mi cara de embobada o porque mis pezones habían cobrado vida propia y querían atravesar la camiseta.
Me sentía excitada, muy excitada. Iria también lo estaba, y según avanzaba la conversación me di cuenta que se acariciaba por encima de la braguita del bikini.
Mi vulva estaba hinchada, apunto de explotar dentro de mi pantaloncito vaquero ajustado. Iria había cerrado los ojos. Se tocaba sin importarle mi presencia. Me quedé aborta mirándola. En un momento, abrió los ojos, se acercó a mí y me acarició la mejilla. No sé por qué, pero la besé. Ufff, nunca lo hubiese pensado, con otra chica! Eso fue el detonante… continuará… (Extraña tarde de verano 2)-.