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Que día

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Aquel día comenzó normal, de hecho creí que sería un día aburrido como los corrientes, saldría de casa, iría al negocio a ver cómo iban las cosas, recogería algo de dinero y luego a ver que me inventaba para hacer. De pronto, sonó el teléfono de mi apartamento, ya iba de salida, así que pensé en no contestar y salir, pero algo me detuvo y bueno, respondí.  Que sorpresa, era Miguel Ángel, un chico al que conocía desde hace un tiempo, y quien siempre tenía alguna sorpresa agradable, y a veces perversa. Me dijo que si quería pasar una tarde genial, que estaría en casa con un par de amigos y que tomaría un par de tragos, que si me parecía, me dejara llegar por allí. Bueno, cambie mis planes, no saldría en la moto, era necesario llevar la van, siempre cuando voy adonde Miguel Ángel llevo la van, me parqueo en el traspatio, y allí me preparo para entrar como a él le gusta.  Fui a mi habitación y recogí mi bolso de maquillaje, saqué lencería de seda y un vestido rojo, ceñido de minifalda sin espalda y escote largo y mis tacones más altos. Fui al negocio, recogí dinero y fui a comprar vodka y cigarrillos. Estaba en el súper comprando las cosas y me puse a pensar en Miguel Ángel, en su rostro casi infantil pero de mirada perversa y penetrante, de no ser por la sombra de barba y su cabello cortado al estilo militar, pasaría por una chica fácilmente, recordé su cuerpo atlético trabajado en el gimnasio, sus nalgas grandes y fuertes, sus piernas como columnas, más alto que yo, mucho, tanto que aún con mis tacones más altos apenas quedo a la altura de su cuello, y yo mido 1.70 metros. Me puse a pensar en su verga grande y gruesa, y que parece muerta porque dura horas sin correrse, de no ser por lo caliente pensarías que es un dildo enorme.

De pronto vi a un par de chicas que me miraban y se sonreían mientras se secreteaban y me veían, tenía una erección enorme y allí en medio supermercado era muy obvio. Recogí mi compra y salí pronto de allí. Tuve que masturbarme en la parte de atrás de la van para bajar la excitación que tenía pensando en lo que me comería en un rato.  Miguel Ángel tiene una cabaña a dos horas y media de la ciudad, pero saliendo por el extremo opuesto adonde yo me muevo, así que además del viaje desde la ciudad, debía atravesarla toda, así que tome un enorme almuerzo a eso de las 10 a.m. no comería más hasta la tarde noche, además iba a beber, así que debía estar lista. Conduje a través de la ciudad y luego por la carretera hasta un pueblo unos kilómetros antes de mi destino, allí en un pequeño hotel de paso pedí una habitación con el fin de “hacerme un aseo general antes de continuar mí viaje”, así que, después de una ducha “TOTAL” (nada de accidentes desagradables, ustedes entienden), llegué a mi destino, en el patio junto al carro de Miguel había otros dos carros, bueno, él me dijo que irían un par de amigos, y no me dijo nada de cambiar mi rutina de entrada, así que parquee y me aliste en la parte trasera de la van. Una última mirada y, perfecta.

El panty sobre el liguero, las medias apenas a la altura de la minifalda, el escote en su punto sin ser vulgar, pestañas perfectas, labios besables, tacones y adelante. Di la vuelta a la casa y toqué en la puerta de adelante. Me abrió una chica preciosa vestida muy acorde a como yo estaba, lo cual fue bueno ya que sentí que no había desentonado, me dijo, hola, tú debes ser Mary, Mique habla muy bien de ti, dices que eres magnifica. Me hizo sonrojar un poco, le di las gracias y entré. En la sala de estar estaba Miguel con otra chica y un chico de porte muy parecido a él, me pregunté si estaría igual de bien dotado, ya lo iba a ver, todos vestían acorde con la situación. Miguel me sorprendió al venir a mí, tomo las bolsas de compra que traía en las manos y me abrazo y me dio un enorme beso francés, y me dijo al oído, “la vas a pasar delicioso, ya lo veras”. Me tomo de la mano y me llevo al centro de la sala y me presento.

Ella es Mary, mi favorita y más especial amiga, y cuando digo especial lo digo en serio. Ellas son Diana y Sofía y él es Felipe, los amigos que te dije que vendrían. Me ofreció un trago y se sentó a mi lado en actitud de ser mi hombre.  Luego de unos minutos de conversación y risas, le dije a Miguel que fuéramos a la cocina a hacer algunos entremeses,  y lo lleve de la mano. En la cocina lo encaré y le dije que de que se trataba esto, éramos cinco, dos parejas y yo, así que, ¿qué?  No me contesto nada, me abrazo y me levantó por las nalgas y me sentó en el mesón de la cocina, me beso apasionadamente mientras metía su mano bajo mi falda, le dije que no que me iba a dar una erección, eso quiero, me dijo, y siguió, cuando me tenía bien excitada, se agacho y me dio una mamada de película mientras me metía todos los dedos por el culo y me masajeaba la próstata hasta que me hizo correr a chorros, se tragó todo mi semen, bueno dejo algo para compartirlo conmigo en otro beso enorme.

Cuando termino me dijo, “te dije que la pasarías delicioso y así será, y otra cosa, vas a hacer lo que te indique, y sin protestar, ¿comprendes? Sí señor, le dije, su tono fue tal que no admitía réplicas. Volvimos a la sala con los entremeses, y entre bromas nos dijeron que nos habíamos tardado mucho, a lo que miguel dijo que el anfitrión tiene sus privilegios. Cambio la música, puso salsa romántica y me invitó a bailar, me apretó contra su cuerpo y me agarró por las nalgas y comenzó a refregarme su enorme verga contra mi estómago, yo aún no sabía qué hacer, me empecé a excitar de nuevo y no quería dejarlo en evidencia, entonces me dijo al oído, “tranquila, déjalo que se pare”, entonces le dijo a los demás, “y bueno, ustedes, a bailar”. Sofía y Felipe parecían conocerse y se pusieron a bailar juntos, Miguel llamo a Diana y la hizo que me abrazara por detrás y bailamos los tres, me di cuenta de cómo le sobaba el culo a Diana mientras que con la otra mano me sobaba la verga por encima de la falda, nos besaba a ambas por turnos y nos hacía besar entre nosotras, hacía que diana me acariciara los senos, pero al menor intento de bajar la mano la detenía y le volvía a poner las manos en mis senos.

Mientras tanto Sofía y Felipe se estaban comiendo por sobre la ropa mientras bailaban. En un momento Miguel le dijo a Diana, “cambia de lugar con Mary, quiero tocarle el culo a ella y el coño a ti, y quiero que sientas algo delicioso”, ella obedeció y se puso entre miguel y yo, él la apretó contra su cuerpo y yo le vi en los ojos, eso que yo sé que se ve en los míos cuando siento su verga contra mí, metió su mano entre su falda y comenzó a sobarle el coño, hizo que yo le acariciara los senos a ella y nos hacía besarnos, me acariciaba el culo, y yo lo sacaba para que Diana no me sintiera la verga que la tenía como un garrote. De pronto me agarro por las nalgas con ambas manos y me jalo contra él dejando a Diana entre los dos, ella contuvo un quejido y me miro entre confundida y excitada, entonces metió su mano entre las dos y me cogió la verga, me miro a los ojos con la mirada más lasciva que he visto, y me beso apasionadamente. Miguel nos dijo al oído,  “se los dije, ahora, quiero que bailen juntas” y se separó de nosotras, fue adonde Felipe y Sofía y se puso a bailar con ellos.

Mientras bailaba y me refregaba con Diana miraba a los otros Miguel se besaba con ambos mientras se cambiaba de lugar quedando detrás de Sofía, detrás de Felipe y entre los dos acariciando verga coño y senos, y besándolos con pasión. Yo seguí bailando con Diana, besándonos y magreándonos mutuamente. De pronto Miguel dijo, “Bueno, ahora sí, que empiece la fiesta” llevo a Felipe y a Sofía al sofá y vino hacía nosotras, y nos dijo, “bueno niñas, quiero ver un espectáculo de sexo lésbico trans, así que, no me decepcionen” puso música romántica y se fue a sentar entre Sofía y Felipe, y les dijo, “a ustedes les prometí diversión, igual que a ellas, así que, a divertirnos todos. Nosotras nos miramos y seguimos bailando, pero, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, comenzamos a hacerlo para nuestro público, nos besábamos, nos acariciábamos, nos besábamos los senos y nos pasábamos las manos de arriba abajo, sensualmente, ocasionalmente mirábamos a los otros y les mandábamos un beso.

Miguel se acomodó en el sofá, y como tenía a Sofía de un lado y a Felipe del otro, subió un poco la falda de Sofía y metió su mano entre sus pantis, al tiempo que la otra la metía entre los pantalones de Felipe, ellos a su vez metieron sus manos en el pantalón de Miguel y entre los tres se acariciaban y se besaban. Nosotras la estábamos pasando de  lujo. Diana me dijo al oído con un  tono muy diciente, “¿no tienes algo de calor?”, la mire a los ojos y agarre el borde de su minifalda y le saque el vestido por la cabeza, ella hizo lo mismo con el mío, luego le quite el sostén con un solo movimiento y sus senos saltaron al aire, eran perfectos, un poco más grandes que los míos pero sin ser enormes, ella me quito mi sostén  y mis senos también quedaron al descubierto, me dijo que le gustaban, y me los lamio y beso con intensidad. Mientras en el sofá, habían avanzado, lo único que quedaba puesto era el liguero de Sofía, ella le mamaba la verga a Miguel, mientras Miguel le mamaba la verga a Felipe y este le chupaba los senos a Sofía, tratando los tres de no perdernos de vista.

Entonces me arrodille y con los dientes le quité la tanga a Diana, tenía un coño hermoso, y me puse a hacerla un oral de sueño, hasta que le fallaron las piernas y quiso quitarme, entonces la sujeté por la cintura y la acosté en la alfombra. Me puse sobre ella colocando mis piernas sobre sus brazos y con mis manos en sus muslos, quedo inmovilizada, y me dedique a darle lengua hasta que se corrió como un volcán. Mientras tanto Miguel había puesto a Sofía de espaldas en el sofá, y mientras Felipe le daba lengua, miguel se turnaba entre lamerle el culo y darle verga a Felipe. Entonces diana me beso y me llevo a ponerme de espaldas en el piso, y Miguel les dijo a los otros, “llego la hora del show principal”. En la pasión de la reunión, planeada por Miguel, se había hecho cargo con sus juegos de que Felipe y Sofía no me vieran la verga. Paro el juego entre ellos tres y dijo. “veamos” Diana me sacó el panti y mi verga salió disparada, escuche murmullos, pero Diana sabía bien lo que estaba haciendo, me mamaba y me chupaba la verga y las bolas, me lamia el culo y me metía los dedos, uno, dos , tres, cuatro, cinco, la mano, y con los cinco dedos adentro hacia el intento de cogerme la próstata, no podía, pero que sensación, yo no podía creer que me hubiera metido la mano, después vi lo delgadas que eran, me hizo correr, y se tragó todo mi semen, me sentí desmayar.

Con mis ojos cerrados y respirando con dificultad, trataba de tomar aliento cuando sentí unos brazos grandes y fuertes que me levantaban del piso de los hombros y las piernas, como una novia a la que llevan al lecho nupcial, conocía esos brazos, ya los había sentido, abrí los ojos y me encontré con los de Miguel, me beso apasionadamente. Había acomodado unos cojines en el sofá y me acomodó en él, con los hombros en la silla, de modo que mi cabeza apenas se sostenía quedando casi en el aire, mi espalda quedo sobre los cojines hasta mis caderas y mi culo quedaba en el aire, ofreciéndose como una flor a una mariposa. Les dijo a los otros, “ahora pueden ver porque es mi favorita”. Se acomodó encima de mí poniéndome la verga y las bolas al alcance de la boca, ya sabía yo lo que debía hacer.

Diana se sentó en el piso junto al sofá, me dijo “¿compartimos?”  le dije “por supuesto”, nos besamos y comenzamos a lamerle y mamarle la verga las bolas y el culo a Miguel. Sentí que me la estaban mamando, y claro, ya sabía yo quien era, nadie me la mamaba como Miguel, comenzó a meterme los dedos en el culo, uno, dos, tres, cuuuaaattrro, claro eran más gruesos que los de Diana, me metió la lengua, me echo saliva, mucha saliva, sentí sus manos en mis nalgas, las abría, lenta y suavemente, pero con firmeza, mire hacia arriba y pude ver justo a tiempo como la verga enorme de Felipe salía de la boca de Miguel, brillante, húmeda y  turgente, y empezaba a deslizarse adentro de mi culo, no puedo decir que era tan deliciosa como la de Miguel, pero con todo lo demás se sentía deliciosa. Miguel seguía mamándomela, así que yo le correspondí, entonces sentí el peso en el sofá de alguien más, Sofía se paró de espaldas a miguel, cogió mi verga y se la metió en el coño y comenzó a cabalgarme mientras Felipe me cogía el culo, miguel le lamia el culo a Sofía, y Diana y yo le lamiamos el culo y la verga a Miguel.

Miguel me soltó un chorro enorme de semen en la boca, me bajo por la garganta, por poco me ahogo, parte de su semen se salió de mi boca, pero ahí estaba Diana, lamiendo y recogiendo para no desperdiciar ni una gota. Entonces miguel se salió de mi boca y se paró en el piso, hizo que diana se parara y me pusiera el coño en la cara, él se paró en el sofá y cogió por el culo a Sofía, mientras Diana le lamia el culo a él. Me corrí y Sofía grito de gusto, Miguel me dijo, “niña mala, debes guardar leche para mí” entonces Felipe se corrió dentro de mi culo, y me hizo temblar con cada chorro de leche caliente. Sofía se bajó del sofá y agarro de la mano a Diana y la llevo a la alfombra, pude ver como se trenzaban en un 69. Sentí como Miguel y Felipe se disputaban mi verga con sus bocas, cerré los ojos y me deje sentir, sentía el gusto de esas dos bocas mamándome y besándose a la vez, los sentí moverse y abrí los ojos para ver sobre mí esas dos vergas enormes tocándose, al alcance de mis manos, de mi boca.

Agarre una en cada mano, las miraba, las contemplaba detalladamente, la de Miguel más Grande, aunque no mucho, una más morena, esta con un lunar, aquella circuncidada, en fin, a mamar, y me dediqué a chupar la una y la otra, lista para sus jugos, dispuesta a no perder ni una gota, el primero en correrse fue Felipe, que carga, pensé que iba a perder la mitad, pero ahí estaba miguel, ayudándome a recolectar entre los dos nos bebimos y compartimos hasta la última gota, cuando acabo, Felipe tomo por el mentón a Miguel y lo hizo levantarse, le dio un gran beso con lengua, como buscando algún resto de su propia leche, después se inclinó e hizo lo mismo  conmigo mientras empuñaba y masajeaba la verga de miguel, luego la compartimos los dos hasta hacerlo correr y también compartimos su leche. En tanto Miguel me saco otra corrida a punta de mamada, me sentí desvanecer, alcance a ver el momento en que Sofía y Diana estallaban en gritos mientras se restregaban los coños una contra la otra.

Cuando desperté ya era de noche, estaba acostada en el sofá entre los brazos de miguel y con Diana dentro de los míos, sobre la alfombra Sofía y Felipe desnudos nos miraban, nos levantamos sin decir nada, solamente llevaba puestos mis ligueros y las medias, Sofía se disculpó, dijo que debía ir a trabajar, se ducho rápido y se fue. Luego de que Sofía salió nos sentamos en el piso a fumar un cigarrillo y tomar otro trago, de pronto sentí la mirada de Miguel y lo miré y le dije “¿Qué?” “tus senos” me dijo, “están más firmes y redondos que la última vez” y se puso a acariciármelos y me beso, me beso diferente, sentí como si fuera su mujer. Entonces sentí una mano en mi verga, era pequeña, no era la de Miguel ni la de Felipe, era Diana, la miré, estaba tendida boca abajo entre mis piernas, jugueteaba con mi verga pequeñita, flácida, la besaba, la lamia, la chupaba, Miguel le hizo un gesto a Felipe y este se puso igual que Diana pero entre las piernas de Miguel y ambos comenzaron a darnos una mamada hasta hacernos poner erectos de nuevo, y Miguel dijo, “bueno, vamos a darnos otro rato de lujuria, aunque debo decir que ustedes dos la van a pasar mejor, (mirándonos a Diana y a mí), porque, aunque tú tienes lo tuyo, (mirándome a mi) Felipe y yo somos fuera de serie, necesitaríamos otro como nosotros”, y era cierto, sus vergas eran de maravilla, aunque claro, yo prefiero la de Miguel, entre otras cosas porque no está circuncidado, y me gustan más así.

Así que Felipe y Diana estaban dándonos nuestras respectivas mamadas mientras miguel y yo nos besábamos, entonces Miguel me dijo que quería mi leche adentro, así que se levantó y le indicó a Felipe que se acostara en el sofá, llevó a Diana y se la acomodo encima de espaldas a Felipe y se acomodó con el estómago sobre el  brazo del sofá, de manera que podía lamerle el coño a Diana y mamarle la verga a Felipe mientras que su culo quedaba al aire, no me dijo nada y se dedicó a lo suyo. Me levante y le dije al oído, “puedo jugar un ratito”, el asintió, entonces me acerque a Diana y le saque la verga de Felipe del coño y se la metí lentamente por el culo, dándole tiempo a que se amoldara a esa posición con esa enorme verga adentro, cuando se hubo acomodado, le puse la verga en la boca a Miguel y le dije que me la mojara bien, la lamio y la unto de saliva bastante, entonces me acomode y clave a Diana por el coño, poniéndole mi culo en la cara a Miguel, él no se hizo rogar y me dio lengua en el culo con pasión, no me hice esperar, me baje y pare detrás de él y le cogí, el culo, pero me sentía diferente, no me lo estaba follando como antes, era distinto, después sabría porque. Lo abrace y me colgué de él quede totalmente sobre su espalda, entonces se enderezo y camino hacia el sofá conmigo encima y adentro, le indico a Diana que se bajara, y se puso sobre la verga de Felipe, sentí como entraba junto a la mía mientras Miguel bajaba metiéndosela hasta el fondo, entonces hizo que Diana se sentara en su verga y así estuvimos un rato, meciéndonos en un ritmo suave pero constante, era maravilloso, todos gozábamos y no nos corríamos, el ritmo era muy suave para eso.

Luego de un rato se sacó a Felipe y le dijo que se la quería mamar, así que Felipe se paró junto al sofá, Diana tenía a Miguel encima y adentro, Miguel me tenía a mí encima y adentro, y la verga de Felipe iba y venía de boca en boca. Me corrí, me corrí como nunca, estallaba una y otra vez en el culo de Miguel, lo sentí correrse dentro de diana y un poco de semen de Felipe alcanzo a llegar hasta mis labios. Entonces Felipe me agarro por la cintura y me despego de Miguel, tenía mucha fuerza, me levantó y me sentó sobre sus hombros de modo que mi verga que do en su boca y comenzó a darme una mamada, que locura, acababa de correrme y él me estaba dando una mamada enorme, me chupaba la verga de una manera genial.

Entonces me bajo y se sentó en el sofá, se acomodó con el culo  contra el culo de Miguel de manera que sus vergas juntas parecían un obelisco. No fue necesario que dijeran nada, Diana se hizo cargo de la lubricación, sabía, por el tamaño de aquel par de enormes toletes, que la saliva no sería suficiente, sacó de su bolso un tubo de gel lubricante y los cubrió con él, luego se dedicó a mí, tomo abundante gel en su mano y me lo puso en el culo, comenzó a meter gel de a poquitos con sus dedos, ya sabía yo que su mano completa me cabía, pero también sabía que su mano era delgadita, me mamaba la verga ocasionalmente para mantenerme caliente, sentí por fin su mano adentro, hacía giros, se deslizaba adentro y afuera, se detuvo y fue deslizando uno a uno los dedos de la otra mano, lo hizo lentamente, con suavidad, casi que con amor, por fin sentí entrar su otra mano, tenía sus dos manos adentro, era delicioso y me sentí capaz de meterme lo que fuera, entonces entrelazo sus manos  y sentí una porra enorme, así, con las manos entrelazadas, entraba y salía lentamente.

Después de un par de minutos, saco sus manos, así entrelazadas de un solo tirón, y me condujo al sofá y me acomodo encima de las dos torres, me senté despacito, al principio me costó trabajo, me entraba una y la otra no, a pesar del ejercicio que hizo Diana, juntas eran enormes, pero no los iba a decepcionar, no le iba a fallar a Miguel, Diana me ayudó, los agarró ambos con sus manitas y los tuvo juntos con todas sus fuerzas, y aquí van, fueron entrando juntos milímetro a milímetro, hasta que ya no hubo adonde meterlos, entonces Diana vino y se me monto a caballo. Con ese per de vergas adentro, y ese coño hirviendo contra mi verga, no tarde mucho en correrme, y conmigo Diana, y unos momentos después Miguel y Felipe, juntos, me inundaron de semen y me sentí morir. Hoy Miguel me ha llamado, apenas pasaron un par de días, me espera en su casa…

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