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El seductor. Capítulo 2

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El seductor y su nueva inquietud

Brenda. Aquella hermosa colegiala que Alberto conquisto hace dos meses; estaba acostada después de una sesión más de sexo con su amante.

El sexo con Alberto le sentaba muy bien; mostraba un cuerpo más desarrollado que cuando el la enamoro.

Alberto. Por su parte se encontraba vistiéndose para salir a una cita de negocios que atendería por la tarde.

-Prometiste ir a una de las juntas en la escuela. No se te vaya a olvidar Beto.

-Claro que no, no te preocupes cariño.

Ella se veía espectacular vistiendo ese uniforme de colegiala.

Pero Brenda tenía un problema.

Después de su relación con el treintañero su comportamiento se volvió rebelde, desafiante, pero su coartada era que las notas que mandaban los profesores a los papas de la chica eran firmados por Alberto.

El problema era que ahora él tenía que asistir a las juntas de la escuela para que sus aventuras no quedaran descubiertas ante sus familiares.

A Alberto no le daba tanta importancia por la mala conducta de su chica; pues a él se le hacía divertido que aquella niña tierna que sedujo se haya vuelto una chica mala.

El día de la junta llego y Alberto recibió las malas notas y críticas por parte de los profesores.

Él se inmuto a decir que hablaría con la alumna para arreglar la situación.

-Señor Hernández.

Una voz se escuchó de tras del sustituto familiar.

-Si. Dígame señorita ¿En qué le puedo ayudar?

Al voltear Alberto vio a una mujer de unos 27 años, aproximadamente.

Delgada, caderas anchas, pechos medianos, delgada, de cabellera teñida de rubio, labios carnosos, nariz chata. Toda la pose de una profesora, de lentes y de traje negro, con blusa dorada.

-Su sobrina Brenda no ha parado de hacer todo lo contrario en cuanto piden los maestros.

Dígame ¿Hay problemas familiares?

-En lo absoluto. Yo diría que entro en esa difícil edad que cualquier adolecente llega a tener.

-¿Puedo preguntar porque los papas no han venido?

-Bueno. Ellos están pasando por problemas, ya sabe.

-Pienso que sería bueno reunirnos los tres para ver qué es lo que le acontece a Brenda; o tal vez con usted sea más abierta.

-Se me hace buena idea, pero sin ofender este asunto me gustaría tratarlo con sus padres.

-No me ofendo. Al contrario. Agradezco su preocupación, pero si sus papas no tienen más problemas encima será mejor ¿No cree profesora...?

-Marlen. Profesora Marlen de servicio social.

Le doy una tarjeta para por cualquier cosa de la que tenga que saber.

-Me parece perfecto. Le agradezco su preocupación por mi sobrina.

Como se había hecho costumbre Brenda fue a casa de Alberto diciéndole a su mama que iría a hacer la tarea con unas amigas.

-Amor ¿Que te dijo la pesada de la profe Marlen?

-Que quería unirse a nuestros juegos de amor.

-Es enserio Beto ¿Que te dijo?

-Lo de siempre. Que eres una chica mala y que te castigue duramente.

Así que el seductor penetraba con brusquedad a Brenda.

Brusquedad que a Brenda le gustaba.

Después de la relación, Alberto se quedó pensando en lo que una de sus manos acariciaba el casi escultural cuerpo de la colegiala.

-¿Y si invitamos a tu trabajadora social? Sería divertido un trio ¿No?

-¿Estás loco? No. De por si esa señora me ve raro; de hecho, hay rumores que es lesbiana.

-Con ese cuerpo que ya te cargas, cualquiera quisiera hacerte lo que yo. Además, prometiste que emparentaríamos cosas nuevas ¿O ya lo olvidaste?

-No amor. Pero, sentir a una mujer en vez de a ti. No suena mal para alguien como tu amor.

-¿Entonces aceptas la idea?

-Pues lo pensare ¿Ok? Mientras házmelo otra vez, pero despachas mi culito ¿si amor?

Los días pasaron y Alberto, con sus trucos logro hacer muy amiga íntima a la trabajadora social.

Con ese don de convencimiento que solo el mismo podía utilizar en cualquier mujer en la que el ponga su mirada.

Marlen le confeso que era bisexual, pero que le encantaba tratar con colegialas, por querer ser muy maduras, pero que caen en la ingenuidad total.

-Se de lo que hablas. Hace tiempo conquiste a una chica y le he enseñado cuanto he querido, pero dime una cosa ¿Te gusta mi sobrina?

-Hay Alberto ¿Que preguntas son esas?

-Solo contestame. Creeme que me encantaría saberlo.

-La verdad es muy hermosa. En estos meses su cuerpo se ha desarrollado ¿No me digas que practicas el incesto con ella? Porque la verdad he visto en su cuaderno que le da por dibujar un corazón y en él pone Alberto y Brenda.

-Si te animas a tener una reunión alocada conmigo lo sabrás ¿Te gusta la idea?

-Eres un pícaro. ¡Acepto!

Dándose un ligero, pero ardiente beso Marlen y Alberto se despidieron.

Brenda notaba algo raro en la profesora; pues cada que hablaban Marlen le hacía saber lo guapa que iba, a pesar de que siempre portaba su uniforme escolar. En ocasiones le rosaba con disimulo la mano, o le decía que le gustaba el perfume que se puso para el día.

La fecha de la reunión llego.

Sábado por la tarde, una mesa con botanas, cerveza y algo de tequila.

Brenda pidió permiso a sus papas para asistir a una fiesta con sus amigos. Dejando el número telefónico de la casa de Alberto para no levantar sospechas.

La primera en llegar fue Marlen.

Cuando Alberto abrió la puerta quedo perplejo; pues la profesora se veía espectacular.

Minifalda negra bien ajustada, zapatillas negras, una blusa café escotada y un saco negro.

-Alberto. Quiero divertirme hasta que amanezca.

-Lo prometido es deuda preciosa.

En eso. La hizo sentar en su sofá de la sala, para darle una pequeña probada de lo que son sus caricias y besos.

Pasaba sus manos por sus piernas, hasta medio jugar con su vagina.

En eso suena el timbre.

Era Brenda que también se veía hermosa.

Con un mini vestido rojo, escotado, entallado, unas zapatillas abiertas.

-¿Que hace Marlen aquí Beto?

-No te preocupes. No pasa nada. Viene en son de amigos.

-¿Y si no me gusta cuando me toque?

-Descuida amor. Si no quieres no pasara nada.

Al pasar cerca de dos horas, los estragos del alcohol apenas se notaban en Alberto y la profesora; mientras que Brenda estaba más animada.

Beto le pidió a Marlen que bailara con la chica de una forma erótica para comenzar la verdadera fiesta.

En el baile la profesora restregaba su cuerpo con el de Brenda, haciendo que sus toqueteos fueran más cachondos.

A Brenda no le desagrado aquello.

Alberto solo disfrutaba de aquel show acompañado de una copa.

Al poco rato. Las dos chicas comenzaron a besarse.

Brenda solo daba besos tímidos como si no quisiera.

-Anda cariño. No te preocupes.

Te gustaran mis besos. Esto no lo aprenderás en la escuela.

Luego. Marlen se hallaba disfrutando del cuerpo de la chica, metiendo las manos bajo aquel vestido. Bajo lentamente un bóxer húmedo, pasándoselo al hombre que aún estaba sentado, para que disfrutara del olor de su mujercita. Brenda con los ojos cerrados, gozaba de los labios que recorrían su joven cuerpo, hasta llegar a su clítoris.

-Pinche Brenda. Estas buenísima.

-Tu también Marlen.

En eso Brenda se dirigió a donde Alberto, para sacarle la verga y darle una rica chupada, llena de excitación.

Alzándose el vestido mostrando sus nalgas, abriendo las piernas, como invitación para que la profesora le hiciera lo mismo.

Alberto con los ojos cerrados y pujando por la mamada que la chica le daba; a su vez Brenda entre gemía por la felación que Marlen le hacía.

Pronto aquel seductor puso a su joven amante en cuatro clavándola de una manera casi desesperada.

Marlen besaba la boca de la chica, fusionándose en una sola lengua.

En momentos bajaba a la vagina de su alumna para meter la lengua en medio de la penetración.

Alberto enculo a Brenda; en lo que Marlen atendía aquella vulva goteante a causa de un fuerte orgasmo.

El anfitrión saco el falo del culo de la chica, para que entre las dos hembras en celo fundieran su verga con sus lenguas.

Luego. Marlen se acostó en el sofá, para que Brenda le chupara la vagina junto con su amante.

Marlen gritaba y se retorcía de placer, por los dos orgasmos que le sacaron.

Ahora era la profe quien recibía las embestidas del cachondo caballero.

Brenda puso su vagina en la cara de la mujer para que fuera atendida.

Alberto y Brenda se besaban con frenesí. Él le devoraba los pechos como en la primera vez.

Ahora la profesora era puesta en cuatro patas para ser culeada.

Sin tanto esfuerzo Alberto logro clavar el ano de la mujer; mientras la chica mamaba su vagina.

Más tarde. Alberto le llenaba de fluidos el culo de la educadora.

Como poseída Brenda limpiaba toda gota de semen que salía del culo de la trabajadora social.

Marlen le propinaba unas chupadas al falo del hombre.

La continuación de la fiesta fue llevada a la recamara de Alberto. Comenzando las dos mujeres con un 69. Por otro lado, el seductor ayudaba a atender la vagina de una y luego de la otra.

Con gran coordinación Alberto puso a las chicas a rosar vagina con vagina; de modo que el pudiera penetrar a ambas.

Los gemidos de excitación, tanto de las mujeres como el de aquel afortunado, llenaban toda la casa.

Ahora alternaba entre vulva y culo de una y de otra.

Sus dedos perforaban al igual que su fierro ambas cavidades.

Orgasmo, tras orgasmo de las mujeres que disfrutaban de rosar sus labios, sus pechos y sus vaginas como si hicieran una persona.

Alberto ordeno que se tragaran su leche.

Obedeciendo, él les puso la verga en medio de sus bocas, para darles unos cuantos chorros de leche a cada una.

Las chicas volvieron a fundir sus bocas con el falo del caballero.

Ahora desnudos, tendidos en la cama y llenándose de besos. Brenda les hizo saber que fue lo mejor que había probado y que estaba segura que Marlen seria su más íntima amiga.

-Pediré permiso a mis padres para ver si me puedo quedar ¿Les parece?

-Si. Al cabo Marlen quiere fiesta hasta que amanezca.

Los tres quedaron que la regla seria que los tres anduvieran desnudos toda la noche.

Y Brenda feliz de repetirlo.

Vladimir escritor

(9,50)