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Viendo en directo mi programa de radio favorito

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El misterio es un tema que me llamó desde pequeña, por eso intento estar al tanto de cada nuevo programa de radio en el que traten el mismo.

Así fue como topé con tu programa.

Desde el principio me gustó, pero cuando lo oía no solo pensaba en el misterio, he de confesar.

Las nuevas tecnologías permiten encontrar a casi cualquiera y me tomé la licencia de usarlas para felicitarte por el trabajo hecho.

Creo que te hablé un par de veces más pero sin trascender el rol fan-ídolo.

Aun así con cada emisión yo no dejaba que el tiempo terminase con las dos horas de programa; después de apagar la radio dejaba que mi fantasía cobrase forma.

Esos pequeños momentos cada semana eran únicos pero pronto empecé a querer compartirlos contigo, puesto que tú eras el culpable de que fantasease con aquello.

Se acercaba la noche de Samaín y en mi cabeza llevaba días perfilando la mejor de todas las fantasías.

Tomé rumbo al estudio de grabación y con mi cara de niña buena convencí al director para que con motivo de la fiesta incluyera una sesión espírita en directo.

El día en cuestión adorné la mesa del estudio con un gran mantel negro, de forma que cubriese todo hasta casi llegar al suelo.

En el centro una gran bola de cristal.

Quince minutos antes de comenzar el programa llegaste.

Te encuentras con todo ese montaje y no sabes que ocurre. Al momento llego yo, soy la “espiritista”.

Te sorprendes, pero es un directo y ya no hay tiempo para cambios de última hora.

Durante la primera parte de vez en cuando me haces señales a modo de pregunta de si no me quito la gabardina que llevo puesta, dentro del estudio hace mucho calor. Yo rehúso.

Todo va normal, yo hago mi papel y transcurrida una hora todos aprovechamos la pausa publicitaria para salir a por un rápido café.

Yo me voy a mi casa, puesto que en la segunda hora no intervengo de forma alguna.

El técnico de sonido también sale.

Cuando todos habéis salido y estoy segura de que nadie me ve, vuelvo de camino al estudio.

Quito la tan traída gabardina y la cuelgo del perchero que hay dentro

Quedo con unos simples zapatos de tacón, unas medias con liguero, un corsé y un tanga.

Me agazapo bajo la mesa, amparada aún por la capa negra quela cubre.

Oigo entrar gente. Tú, tu compañero…pero hay alguien más; alguien que no esperaba, una chica.

Ahora salir sería un poco vergonzoso asique...decido improvisar sobre la marcha.

Os sentáis los tres.

Aprovecho una intervención tuya para desabrocharte los pantalones.

Eres muy profesional y aunque te sobresaltas de manera muy obvia de cada a los demás te mantienes impasible.

Comienzo a salivar en abundancia sabedora de lo que voy a hacer.

Saco tu polla fuera, prácticamente te queda una hora de programa y pretendo dejarte sin una gota de esa caliente y espesa leche.

Llevo un dedito a la boca, lo humedezco y te rozo con él.

Veo que reaccionas instantáneamente y me gusta.

Dejo que más saliva caiga, esta vez en mis dos manos y con ellas empapadas te aprieto la polla, insistiendo notablemente en la puntita.

Subo y bajo sin parar.

Sí señor, me sigo diciendo que eres muy profesional, apenas si se te quiebra ose te toma la voz.

Acerco despacito mis labios al comienzo de tu polla. Te doy tiernos y húmedos besitos por todo su gran tamaño.

Esperas impaciente a que me la meta completamente en la boca, pero nada más lejos de mis intenciones.

Sigilosamente me doy la vuelta y me dirijo hacia tu compañero.

Veo que la chica tiene las manos escondidas bajo la capa.

Sonrío y repito el proceso que hice contigo pero esta vez con él.

No puedo asegurarlo, pero por su reacción creo que se imaginó que era la chica que estaba a su lado quien estaba “desnudándolo”.

Cuando ya está fuera comienzo a masturbársela  con muchas ganas pero despacio para que no descubra que no es ella.

Veo que está muy excitado. Desvío una mano hacia la chica.

Lleva falda, sin medias, pues es verano.

Meto un par de dedos en su coño, directamente, sin humedecerlos.

Empiezo a masturbarla a ella también.

Paro para llevarme los dedos a la boca y saborearlos.

Cuando me dispongo a volver a introducírselos me encuentro con que el compañero también lo había hecho.

Ahora la chica disfruta con cuatro dedos metidos dentro.

Me habían descubierto pero a nadie parecía importarle.

Llevé una mano de ella hacia aquella polla que tenía frente de mí.

La obligué a que ahora fuese ella quien siguiera masturbándolo a él.

Me acerco a gatas junto a ti. Como me entretuve haciendo disfrutar a tus compañeros estabas completamente desanimado.

Me propongo de nuevo a llevarte a un estado de nuevo a un estado de completa excitación.

No tardo en ponértela muy muy dura. Me siento de espaladas a ti en el suelo, me inclino un poco te separo las piernas todo lo posible, apoyo la cabeza en la silla y comienzo a lamerte los huevos.

Solo dejo que la puntita de mi lengua sea la que te roce muy muy suavemente.

Momentáneamente me levanto, me giro mirando hacia tu polla y dejo caer una buena cantidad de saliva sobre ella.

Me apresuro a dar la vuelta, abro mucho la boca, saco la lengua y dejo que parte caiga sobre ella.

La recojo sin tragarla y la extiendo por el resto de tu polla, desde la base hasta la puntita.

Estando de espaldas hacia ti, me apoyo en las manos para elevarme un poco y coger tu polla y una vez que la tengo toda metida hasta el fondo de la garganta te la como sin descanso.

Tú no puedes hacer nada y tienes que dejar que sea yo quien marque lo que hacer en cada momento.

Suelto tu polla para mirar que hacen tus compañeros. Veo que no dejaron de masturbarse el uno al otro.

Vuelvo a ti, esta vez estoy mirándote directamente.

Con la mano me llevo la boca y te la como nunca te lo hicieron.

Chupo con fuerza mientras te masturbo con la mano.

Pronto noto como me llenas toda la boquita con tu corrida.

Es tanta que me desborda.

La que cae la recojo con la mano.

Me acerco junto a tus amigos, los obligo a que paren de tocarse. Llevo mi boca llena de tu corrida al coño de la chica y se lo como.

Con la mano que tengo sucia me masturbo, ya va siendo hora de complacerme un poco.

La otra mano la uso para masturbar a tu amigo, quiero que él también se corra.

La chica no para de moverse para que no pare de comérselo.

Me excita mucho la situación y me corro.

Suelto la polla para taparme la boca y que nadie me oiga gemir.

Obligo a la chica a que termine de masturbar al compañero.

Se corre sobre su mano mientras yo miro.

El programa llega a su fin.

Todos os recomponéis y os vestís.

Yo salgo de debajo dela mesa. Me acerco a ti con mi lencería fina.

Te susurro lascivamente que quiero que me folles sobre la mesa del estudio.

No te hace gracia la idea. Que hubiese dos personas en el estudio mientras te la comía no importaba porque te amparaba la capa de la mesa, pero que estén mirando mientras me follas…

Tanta indecisión por tu parte hace que ellos se adelantes.

Cuando nos giramos vemos que la chica esta apoyada sobre la mesa boca abajo y el chico la folla sin miramientos.

Verlos me excita como nunca.

Tú sigues sin estar del todo seguro. Ignoro tus reticencias. Me arrodillo y te bajo completamente los pantalones, aprovechando para volver a comértela.

No tardas en estar excitado completamente.

Ahora soy yo quien está encima de la mesa, boca abajo, siendo follada por el chico que cada semana inundaba mi habitación con su sensual voz.

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