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Aprovecho mi primera entrada para presentarme contigo. Me llamo Dulce y estoy por terminar mi licenciatura en psicología, además soy técnica en enfermería y trabajo en una clínica privada del sur de la Ciudad de México.

Quiero platicarte las cosas que me han pasado desde la mañana en que desperté teniendo el cuerpo delineado y firme de una mujer joven; cómo mi cuerpo se desarrolló rápidamente, yo había sido siempre una chica algo flaca y tímida, hasta mis últimos días de pubertad, para mí el despertar sexual llegó algo tarde, pero una vez que lo tuve, me he entregado a todos mis deseos y el de quienes han sabido ganarse mi cuerpo. Para mí fue como si en la última noche de mi adolescencia, la naturaleza hubiera trazado en mi las sensuales curvas que poseo y que hoy cuido y acentúo yendo todos los días al gimnasio y usando ropa pegadita, pues me gusta que me volteen a ver en la calle y en mi trabajo, sobre todo me gusta cómo los hombres se atontan cuando les dejo ver un poco más de la cuenta en mi escote o si me inclino sobre el mostrador de la clínica y a propósito levanto mi culito cuando sé que algún doctor o paciente guapo está detrás de mi viéndome y deseando penetrarme muy fuerte por atrás. Esa mañana, cuando me estaba bañando, me di cuenta de lo mucho que me habían crecido los senos, de lo paraditas que se habían puesto mis nalgas y lo ricas que se veían mis piernas húmedas y bien formadas. Y como soy del tipo de mujer delgada, mis curvas se notan mucho y desde entonces siempre he despertado el lado más pervertido de quienes me conocen.

Recuerdo que la mañana de la que te hablo, salí de bañarme como siempre solo envuelta en la toalla y sin nada abajo y como mi cuarto estaba al otro extremo del pasillo en la planta alta de mi casa, tenía que atravesar por la puerta del cuarto de mis padres y el de mi hermano menor. Cuando ya iba a entrar a mi recámara, la puerta de mis papás se abrió, y antes de cerrar mi puerta para vestirme, sentí por primera vez lo que por mucho tiempo ha sido uno de mis placeres, la mirada cachonda de un hombre concentrada en mi cuerpo. Como era la primera vez que sentía algo así, voltee un poquito asustada y sacada de onda, quien me veía era mi papá parado a la mitad del pasillo, estaba casi babeando mirando fijamente mis piernas, que quedaban descubiertas desde la mitad de mis muslos. Con la impresión que me dio, cerré casi de golpe la puerta, me sentía agitada y con un cosquilleo calientito y rico en mi vagina, me había puesto caliente, de verdad caliente por primera vez; mi primera reacción fue casi instintiva, me puse de espaldas a la puerta de mi cuarto y comencé a tocarme, primero encima de la toalla, luego introduje la punta de mi dedo medio en mi vagina, era muy rico, me temblaban las piernas y me sentía agitada, pero la voz de mi madre al otro lado de la puerta diciéndome que bajara a desayunar, hizo que mi calentura desapareciera tan rápido como llegó.

En ese entonces, mi tío Pablo vivía en la casa de al lado y se encargaba de llevarnos en su auto todos los días a mi hermano y a mí a nuestras escuelas, (mi tío Pablo es el hermano menor de mi papá y los dos siempre han sido hombres atractivos), en las mañanas dejábamos a mi hermano y luego, mi tío me dejaba en la prepa antes de ir a su trabajo. Y como yo era la princesita de la casa, siempre viajaba en el asiento de adelante. Esa mañana en cuestión, luego de dejar a mi hermano, mi tío arrancó el carro y puso su mano derecha sobre mi rodilla, en la parte que no cubría la falda de mi uniforme.

-Hoy descubrí que te has convertido en una mujer, Candy. - Me dijo el tío Pablo mientras apretaba su mano sobre mi pierna, la sensación me gustaba, así que despegué un poquito las rodillas, para facilitarle el tacto.

- ¿Por qué lo dices?

-Bueno, porque ya tienes la figura de una mujer, y has dejado de ser solo una niña bonita para ser ahora una chica muy guapa- Respondió y quitó un momento su mano de mi pierna solo para hacer un cambio de velocidad con la palanca del coche, luego volvió a poner su mano en mi pierna, esta vez en mi muslo y no en mi rodilla. -Y quiero que me prometas que, si algún muchacho te parece lo suficientemente bueno como para perder tu virginidad y lo haces, lo obligues a usar condón ¿me lo prometes? el sexo y el cuerpo es para disfrutarse muchos años y no para embarazarse a la primera- En ese entonces su petición me pareció sin sentido, hoy entiendo mucho más de por qué me lo pedía. Si mi tío supiera que mi primera vez fue sin condón y el güey con el que cogí me llenó el coño con su semen calentito hasta que me chorreaba por las piernas, no sé qué cara pondría.

-Sí, te lo prometo, aunque todavía falta mucho para eso- Las cosas que dice una sin pensar que nunca se sabe el futuro. Cuando llegamos a la esquina de mi escuela mi tío detuvo el auto como siempre, entonces noté que la mano de mi tío seguía en mi muslo, pero ahora estaba debajo de mi falda, no supe en qué momento la metió, pero en ese instante me puse caliente y húmeda por segunda vez en la mañana, Pablo olía tan rico y me pareció tan guapo, que en un impulso que ahora, unos años después todavía trato de explicarme; en vez de darle el acostumbrado beso de despedida en la mejilla antes de bajar del coche, me acerqué a su cara, saqué mi lengua y le da una lenta e intensa lamida  en la cara, cerca de la comisura de sus labios. -Nos vemos en la tarde- le dije, sonriendo coqueta; él volteó a verme, divertido y despreocupado y cuando me di la vuelta para bajarme del coche, con la yema de sus dedos me acarició la parte de atrás del muslo, desde el pliegue donde empiezan mis nalgas hasta la corva, el muy cabrón me había metido la mano abajo de la falda por segunda vez, y yo me puse muy cachonda, no había sentido hasta entonces mis pezones tan duros y mi panochita que ya de por sí estaba muy húmeda, empezó a palpitarme muy fuerte y muy caliente, cada vez más mojada. Con gusto me hubiera quedado en el coche para darle una buena mamada a mi tío Pablo, pero tenía que irme a la escuela, se acercaba el fin de mi último año en la prepa, y yo por ese entonces, apenas iba descubriendo lo que era ponerme caliente, era la primera vez que me mojaba tanto y empezaba a tener el deseo sentir por primera vez una verga dura llenándome la vagina hasta hacerme venir mmmmhhh, qué rico, de solo acordarme de cómo le coqueteaba a mi tío, me pongo caliente.

Así comenzó todo, hoy te platico la primera parte del día en cuestión, después de platicarte esto, creo que ya puedo platicarte todo lo que he hecho y me han hecho en el sexo, de cómo algunas cosas me han dolido, pero todas me han gustado, me encanta todo tipo de sexo, desde que tuve por primera vez una verga dentro de mí, me hice adicta.

Hoy tienes una nueva amiga, una muy putita. Estoy por comenzar mi turno de hoy en la clínica y me toca hacer guardia toda la noche con el doctor más guapo del hospital, así que me puse una tanga negra que contraste y se transparente en mi pantalón blanco, escogí el pantalón que me queda más pegado y resalta más mi culo, espero que le sirva de inspiración al doctor y se anime ya a cogerme. No se ha animado por que es casado y como que le da pena que me le esté lanzando, pero cuando alguien me gusta me vuelvo una descarada y desato a la perra golosa que puedo ser, haré que el doc. me dé su rica verga hoy mismo, ya quiero sentirla, muy parada y muy dura en mi boca o en mi panochita, por el tamaño del paquete que se le ve en el pantalón, se me hace que voy a cenar algo muy grande, en fin, tengo toda la noche para seducirlo y se cómo hacerlo.

Ahora tengo que ir a trabajar en la clínica, mañana te cuento la segunda parte del día en cuestión, de cuando tenía 18 años y me puse de verdad cachonda por primera vez, de cómo resultó todo, te platicaré de cómo unos días después de aquella mañana, me cogieron por primera vez y mi mamá casi me cacha. La próxima también te platicaré si ya se decidió el doctor a darme su miembro y qué tal estuvo.

Mientras, te dejo un rico beso de lengüita, largo y lento para que te lo pongas donde quieras mi amor, para que pienses que eres mi tío y metes tu mano debajo de mi faldita para acariciarme la parte de atrás de las piernas y mis nalgas, mientras me besas en la boca muy lento y muy profundamente. Ay, me encantan los besos de lengüita, sobre todo me gustaría darte uno primero en la boca y ya que tengas tu verga bien parada por estarme manoseando, darte un beso de lengua en la punta de tu miembro, me encantaría que te vinieras en mi boca, espero que a ti también te guste sentir mi lengua jugueteando en tu verga.

Dulce F.

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