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Una noche con mujeres

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Es otro sábado a la noche y antes de prepararme para salir, les cuento otra de mis aventuras locas con mis amigas mujeres. Yo pensaba que lo haría con una sola, Ana María, con quien suelo hacerlo en casa. Pero como tantas otras, ella me dio la sorpresa. Pero vayamos de a poquito...

El sábado pasado Ana y yo hicimos planes para salir, ya que Ernesto quería ver un partido y yo no quería quedarme en casa. Ana, ya casada con Jorge, igual quería un sábado de placer conmigo, así que se excusó con no sé qué invento con su marido y quedamos en ir juntas por ahí, vaya a saber dónde. Me puse un vestido negro con detalles, tacos altos, un saco de charol muy sugerente y la cartera haciendo juego, mucho maquillaje y bijou y la esperé. Ana se apareció también de vestido pero claro y estampado, muy maquillada y hermosa. Finalmente me llevó al hotel de cerca de casa que ya conocen, comimos lo de siempre, quesos, fiambres, cerveza y postre, y me hizo unos cuantos mimos. Yo, como siempre caliente, me calenté aún más, ella se excitó, hicimos todo lo que había que hacer previamente y luego lo hicimos en un lindísimo cuarto. Como siempre, Ana María se me revolcó encima con su cuerpo delgado pero potente y me dio por todos lados aparte de hacerme todo lo imaginable.

Pero la mejor parte no fue ésa, por eso no la describo tanto, sino que ella también me dio sorpresita. Cuando parecía que todo había terminado, de pronto entraron cuatro mujeres de negro y con pistolas, eran amigas suyas armadas para que yo no me resistiera. Las cuatro se sacaron todo y junto a Ana María me dieron por todos lados y con todo hasta el amanecer. Vagina, cola, pechos, boca, ropa, no ropa, interior, exterior, fotos, filmaciones, masturbaciones mía y de ellas, porquerías varias como manosearme adentro de la cola o hacérmelo de a una, zambulléndose arriba mío y revolcándose con furia. Dos gordas y dos más delgadas, elegantes, pelirrojas, con cartera, con mucha pintura y perfume, no sé de dónde aparecieron pero me la hicieron genial. Ana estuvo excelente, sabiendo que a mí me gusta cualquier cosa mientras sea sexo, y disfruté verdaderamente lo que los hombres desearían: una noche de mujeres.

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