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El hotel de Mallorca

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Fuimos a pasar unos dias a Palma de Mallorca. Nos asignaron un hotel muy grande, muy bien situado y en un paraje maravilloso. Estaba rodeado de mar por una parte y por la otra de pinos y cipreses y debajo de nuestra habitación un jardín tropical precioso con lo cual ya os podeis figurar el maravilloso olor  de que disfrutábamos.

Mí marido todas las mañanas se marchaba a tomar apuntes y a hacer fotografías y venía a la hora de la comida yo que no soy nada amante del campo me quedaba en el hotel leyendo, después de comer nos echábamos una siestecilla y luego por la tarde nos dedicábamos a recorrer  con el coche la isla.

Una mañana cuando ya se había marchado mí marido, después de darme una ducha  y, sentada en el sofá, me puse a leer un libro de historias.  Estaba yo leyendo tranquila en la habitación, este tipo de historias me solía poner bastante animadilla

Tocando a la puerta, se asomó un mozo de servicio que venía a hacer la habitación, me pidió permiso para entrar y yo sin darme cuenta que estaba solo con el albornoz del baño, le dije que pasara. El al verme casi sin ropa no se inquietó, pues se ve que estaba acostumbrado a escenas parecidas todos los días en el hotel. Comenzó haciendo la cama, después el w.c. y sin dar mayor importancia me dijo que ya estaba y que se marchaba.

Yo seguí con la lectura, pero algo interior me hacía recordar el anterior momento. El chico era alto, delgado, guapote y tenía buena figura y tendría sobre 30 años y rápidamente comencé a pensar un plan para al día siguiente cuando apareciera pues seguro que vendría y así de esa forma aprovechar la ocasión con el guapo mozo.

Dicho y hecho, al día siguiente a la misma hora, apareció  dispuesto a hacer la habitación. Le dije que pasará. Yo me había puesto para la ocasión  un pareo muy transparente que dejaba ver mis encantos perfectamente ya que no llevaba sujetador ni braguitas. El chico se puso a su tarea mientras yo me paseaba provocadora por la habitación y claro él me miraba disimuladamente y al cabo de unos momentos no me pude aguantar y le dije que estaba sola y que hiciera conmigo lo que le apeteciera.

El no se hizo rogar, dejó la tarea que estaba haciendo y delicadamente me quitó el pareo quedando yo desnuda, le quité la camisa y los pantalones y el slip. Me quedé mirando a su instrumento que era una maravilla, totalmente depilado (como a mí me gusta) y una buena polla para saborearla y disfrutarla. En esos momentos nos besamos con pasión y yo comencé a masturbarlo moviendo su miembro con pasion.  Solté el pene y lo lamí de abajo hacia arriba y cuando estaba bien húmedo me lo metí entero en la boca y comencé a chuparlo mientras con mis manos agarraba sus nalgas para acercarlo más a mí. ¡¡ Que  placer mas grande saborear con delectación semejante órgano !!. El pene de mí Marido ni siquiera se parecía a este, era mucho mas pequeño y sobre todo menos juguetón y eso era lo que mas caliente me estaba poniendo poder saborear una polla tan grande y hermosa como la que tenía a mí disposición en aquel momento.  Entonces él me empujó suavemente sobre la cama, quedé echada y  él despacito me separó las piernas... y una lengua exquisita se introdujo en mí coño buscando mi clítoris, y lo acarició con maestría. Doblé las rodillas y llevé mis manos hacia su cabeza, hundida entre mis piernas, para apretarla más contra mí…que me comiera mas y mas. En esos momentos y sin poner aguantarme me corrí de placer como hacía mucho tiempo no me pasaba. Su lengua, muy larga, dentro de  mi sexo y sus movimientos me arrancaron gemidos que me enloquecieron. Su excitación llegó al máximo y con un rápido movimiento sentí su enorme y duro pene en mi sexo... entra, sale, entra, sale... ¡qué locura! Nuestros gemidos se hicieron uno solo y yo até mis piernas a su cintura para sentirlo más dentro de mí y volví a correrme. Después de un breve descando, abrí bien mis piernas y le invité a que entrara nuevamente en mí. No me hizo esperar. Sus embestidas eran cada vez más fuertes.

Mis piernas  muy abiertas y mi espalda muy tiesa, de modo que mis pezones duros se rozaban contra su pecho y mi clítoris tocaba en cada movimiento sus pelos púbicos. Entonces apoyé las manos en los bordes de la cama y me abandoné a otro orgasmo glorioso. Él siguió besándome en la boca y sigue moviéndose después de que yo ya me corrí... se mueve... se mueve... y atrapando mis pezones con su boca, yo notaba un calor que emanaba de mi centro y me envolvía en una nube de placer y de locura.

Está vez fuí yo la que comienzo a moverme y a gemir y cuando quisimos darnos cuenta, estábamos como locos. Me folló como nunca me habían follado mientras yo apoyaba mi boca contra su cuello... sentí de nuevo que iba a correrme, un calor en mi sexo que me abrasaba, lo siento, sí, voy a correrme, y en la locura de la excitación le muerdo en el cuello... Noto su pene ancho y palpitante dentro de mí y sé que va a correrse... yo también me excito... me excito mucho... ¡Dios, voy a volver a correrme!... y estallamos al unísono en un orgasmo que nos hizo temblar como hojas... nos desmoronamos sobre la cama exhaustos y después de un breve descando él se vistió y se marchó dispuesto a seguir con su trabajo de limpieza no antes de quedar para el día siguiente para hacerme otra limpieza extra. Los días siguientes fueron maravillosos…ya os contaré.

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