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El viejo cabrón

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-       ¡Qué cabrón!; ¡Qué hijo de puta!....

Perdonad que empiece así mi historia, pero es cierto. Pero primero creo que debo presentarme, mi nombre es Pepe, soy abogado del estado. No es la típica historia de alguien que no tiene un euro, porque mi familia es rica. Mi señor padre tiene una constructora, bueno ahora no está en su mejor momento, pero tengo que reconocer que el tío tiene un buen ojo para dejar que los demás se ganen el último euro y supo diversificar el negocio a tiempo.

Os estaréis preguntando, ¿Cómo cojones soy abogado del estado?, sencillo soy un tío muy gilipollas. Podría haber hecho lo mismo que mis otros hermanos follar como un animal y conducir deportivos de puta madre y no dar un palo al agua. Pero no, yo siempre he sido excesivamente responsable, el motivo, mi madre, la pobre, antes de morir me pidió que buscara la manera de no depender económicamente de mi padre, para poder decirle siempre las cosas a la cara, aunque no le gustara. Mis padres se divorciaron cuando él comenzó a ganar pasta, la eterna historia de la arpía con tetas operadas que se cruza por el camino. Mi madre era económica independiente, y no necesitaba el dinero de él, por eso ella siempre hacía de “Pepillo grillo”, algo que él siempre odió, y es que tener una cohorte de palmeros a su alrededor hace que no veas la realidad. Al final se divorciaron y ella siguió trabajando como profesora de infantil y él a vender sus pisos colmena. El destino quiso que la muerte me la arrebatara cuando no había cumplido la mayoría de edad y mi padre me acogió teniendo que aguantar a su segunda esposa y a los capullos de sus hijos que siempre me han hecho la vida imposible.

Siguiendo los sabios consejos de mi ella, estudié la carrera derecho, pero mi padre me quería con él y como necesitaba el dinero, no podía hacer lo que quería. Conclusión, tuve que opositar a sus espaldas. Trabajaba en la constructora, dormía cinco horas y estudiaba cada minuto que tenía libre. He estado más de diez años sin salir nada más que a trabajar, nada amigos, ni mujeres, y por supuesto sin salir de copas. Finalmente aprobé había conseguido mi anhelado objetivo. Tenía treinta y cuatro años, el más viejo de la promoción, pero me daba igual. Por desgracia fui el último de la lista y tendría que conformarme con lo que quedara, pero me daba igual. La sensación de libertad era cojonuda. Después de saber la noticia, decidí irme a casa antes, correr una hora, era el único capricho que me daba y dormir doce horas para estar bien descansado. Mañana tendría una reunión con mi padre para contarle mis planes de futuro.

Al día siguiente, tuve que esperar pacientemente a que él pudiera recibirme, yo había preparado un discurso donde hacía una brillante exposición, pero cuando estuve delante de él sólo me salió de la boca un escueto:

-       Me voy.

-       ¿Qué te vas?, ¿De vacaciones? – dijo mi padre con cara divertida.

-       Que me voy de la empresa. –Le conteste

-       ¿Eres gilipollas o qué?, ¿De qué vas a vivir, si eres un inútil?, Fuera de esta empresa vas a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio, ¿Qué vas hacer?, si eres un muerto, ¡Joder es que no tienes ni cojones ni para follarte a una puta! ¡Coño que a tu edad eres virgen, hostia! ¿Y qué va hacer un inútil como tú?

-       Ser abogado del estado.

-       ¿Tú?

-       Sí, tu hijo mayor es abogado del estado, no me hace falta tu dinero para nada. ¡No te soporto, ni a ti, ni a tus putas, y te dejo con mis hermanos, que son como tú!

-       ¡Vete de aquí!, ¡Vete a la mierda!, eres un sin sustancia, como tu madre.

-       ¡No hables así de ella! –Le contesté.

-       ¿O qué?

Entonces, me dirigí a él y le di una hostia en la cara que casi le tiro de espaldas, con el revuelo que se montó. Entró mi hermano Raúl, que era una bestia de gimnasio de mucho cuidado, y se limitó a devolverme las hostias por triplicado. Con la cara hinchada y humillado, tuve que volverme en autobús. No tenía nada, puesto que aún vivía con mi padre, que me dejó con lo puesto. Nada era mío, excepto la casa de mi madre que había alquilado, todo era de él, pero empezaba de nuevo. Esa noche la pasé en un hotel, y mientras estaba tumbado en la cama viendo la tele, decidí que como tenía que entrar en mi destino en un mes Iba a tomarme las vacaciones que no había tenido nunca. Tenía bastante dinero, porque a excepción de lo que le pagaba al preparador de oposiciones no tenía más gastos, que sumados al dinero que heredé de mi madre, tenía ahorrados más de doscientos mil euros y podía pegarme unas vacaciones de puta madre.

Al día siguiente me estaba dirigiendo a la costa mi nueva ropa y mi nueva vida. El lugar elegido un resort para singles a en Andalucía, donde estaría descansando las próximas tres semanas. Estaba encantado de la vida, durante la primera semana, saunas, relax, masaje. Y por las noches a las discotecas, pero había un problema,  ¡No sabía ligar! Nunca lo había hecho. Además mi padre llevaba razón, ERA VIRGEN. ¡Sí lo que escucháis virgen!, he estado ocupado ¿Vale? Sabía trabajar con mujeres, venderles pisos, hablar de negocios, pero no ligar. La primera noche que salí de copas fue la experiencia más desastrosa de mi vida.

Llevaba una semana alojado en mi hotel cuando, una tarde que estaba descansando en la terraza una voz me despertó de mi siesta en la terraza de mi suite.

-       Psssss ¡oye!, perdona….

-       ¿Sí, quién me llama? - dije yo con cara adormilada.

-       Aquí, al lado…..

-       ¿Eeee?, perdón ya veo, dime ¿En qué puedo ayudarte?

-      Perdona, esto es muy violento. Estaba tomando el sol y se ha cerrado la puerta y no puedo abrirla, puedo pasar a tu habitación, me estoy quemando y no puedo entrar.

-       Claro……pasa.

Lo que no me había dicho es que estaba tomando el sol en bolas, me di cuenta que estaba mirándola con cara de gilipollas, por lo que fui a mi cuarto de baño y le mi albornoz para que se cubriera. Tenía ante mí a una morenaza impresionante con las tetas operadas, pero con un cuerpazo digno de cualquier súper-modelo, su coño rasurado, unas piernas de infarto y un culo perfecto, los labios carnosos y unos ojazos verdes de los que te hipnotizan. La vi desnuda un rato corto, pero fue suficiente para poder hacerle una radiografía completa.

-       Gracias, me llamo Gabriela, pero todos me llaman Gabi.

-       Encantado soy Pepe.

-       ¿Me dejas usar tu teléfono para avisar a recepción? –Me dijo sonriendo.

-       Sí, por supuesto.

-       Y por favor, deja de mirarme con cara de tonto. ¿Es que nunca has visto a una mujer desnuda?

-       Tan guapa no. No hace falta que llames a recepción si esta la camarera por aquí te abrirá.

La chica de la limpieza acudió a mi llamada con una sonrisa y le dije lo que había pasado, por lo que con una buena propina que le di, le faltó tiempo para abrir a mi vecina. Le acompañé a su habitación despidiéndonos con un escueto “Ciao”.

No le di mucha importancia al asunto, entre otras razones porque no dejaba de ser una situación cómica, por lo que al cabo de un rato me fui al gimnasio del hotel a quemar la hinchazón que me había provocado el encuentro. No conseguí lograr mi objetivo porque me volví a encontrar a mi encantadora vecina en la sauna. Le saludé con un escueto “hola vecina”, a lo que ella me respondió con una sonrisa. La situación era un poco violenta, por lo que al cabo de un minuto de silencio, me arranqué con una ingeniosa frase:

-       ¡Pues sí que hace calor aquí!

-       Es lo que tiene la sauna…..respondió ella.

-       Claro. –Respondí yo.

-       ¿Cómo te llamabas?, es que tengo una memoria terrible para los nombres.

-       Pepe, me llamo Pepe.

-       Pepe, querido si quieres ligarme, tendrás que ser mucho más ingenioso y currártelo más.

-       Bueno, Gabi….Si quieres esto lo podemos discutir cenando.

-       Ves, eso me va gustando más…..Acepto encantada como pago de haberme visto desnuda.

-       Genial, ¡Pasaré a recogerte a las nueve!

-       Vale, te pilla de paso.

Sin comerlo ni beberlo, tenía una cita. Como siempre a las nueve me había duchado y puesto una ropa cómoda para salir a cenar con Gabi, al sonar la puerta, abrí con una sonrisa en la boca. Ella se me quedó mirando con cara de póquer y me dijo:

-       ¿Vamos a cenar o a jugar al golf?

-       ¿Por qué lo dices?, le dije yo con cara divertida.

-       Mírame y dime que ves.

-       Bueno veo a una mujer bellísima y ….

-       Eso es, si me ves guapa es porque me he arreglado y me he puesto un traje que vale un pastón, me he maquillado y me he puesto guapa para ti. Tú en cambio has pillado un pantalón y un polo como el que no quiere la cosa, ¡joder, si ni siquiera te has afeitado!

-       Ahora entiendo, ¿podrías ayudarme a elegir la ropa mientras me afeito?

-       De verdad, no me extraña que folles menos que el chófer del Papa.

-       Joder, Gabi no te pases. –Me había dado donde más me podía doler.

-       Anda, déjame ver……

Al cabo de un rato, me dijo que nada de lo que veía era de su agrado. Y me ordenó que me fuera con ella a la tienda del hotel para ver si podíamos enmendar el problema. Ella se decantó por una camisa blanca, que me costó la friolera de doscientos euros. Ni me atreví a rechistar, la necesidad de sexo era cada vez más apremiante y esta era una oportunidad dorada para mí. Agarré la camisa y me la puse, después me eligió un perfume que olía francamente bien y después de darme el visto bueno pudimos salir a cenar, o al menos eso creía. Cuando vio que la llevaba al restaurante del hotel. Ella me dijo con cara enfadada:

-       Vamos a ver Pepe, vale que no tengas gusto para vestir, pero tío no me seas tacaño, que has ligado con una chica diez y esto queda muy cutre. ¿No podías haberme llevado a otro sitio para variar?, ¿Cuánto tiempo hace que no tienes una cita?

-       ¿En serio?, no te voy a engañar, mis últimos veinte años de vida han estado dedicados al estudio y al trabajo. No he tenido tiempo de citas y nada por el estilo.

-       ¿De dónde sales tú?, ¿De un convento? –Me dijo ella bastante mosqueada.

-       Más o menos. –Le contesté.

-       Acompáñame…. –Dijo ella fríamente.

-       ¿A dónde?... –Le pregunté con cara de idiota.

-       A mi habitación.

Estaba alucinado y no entendía lo que realmente pasaba, pero me agarró de la muñeca y casi arrastrándome me metió en su habitación, entonces ocurrió algo que os juro que nunca podía imaginar que pasara en la vida real, pero la tía se desnudó y de esa guisa se acercó a mi bragueta y me la sacó, mi amigo tiene vida propia por lo que no hizo más que reaccionar ante semejante espectáculo. Me estaba desabrochando la camisa cuando ella se separó y con un gesto serio me dijo que me estuviera quieto, ella se dio la vuelta para que pudiera ver su culo moreno integral nada de marcas y su coño limpio de pelo. Acto seguido me planto las tetas en mi cara. Y cuando estaba totalmente desnudo y más empalmado que un bestia, me dijo seriamente.

-       Mira Pepe, eres un tío realmente atractivo, con algún kilo de más pero eres muy guapo, si cuidaras los detalles esta noche habrías triunfado, ahora por tonto, tendrás que hacerte una paja. ¿Qué te pensabas que me ibas a llevar a la cama sin más?, eso no pasa más que las películas porno, además eres inteligente, pero careces de iniciativa. Mañana te daré otra oportunidad…….Espero que no la cagues, ¡Sorpréndeme y seré tuya!

-       Pero…..la camisa y ….. –Le dije con cara de idiota.

-       Mira lo que te pierdes, si lo quieres es tuyo pero con condiciones. No pienses que soy exigente, lo que quiero es que me sorprendas, no me seas cutre. Soy un premio sólo al alcance de pocos, nunca doy segundas oportunidades, pero contigo estoy haciendo una obra social. Tienes el conocimiento de los libros, pero te falta la universidad de la vida. Ahora vete y mañana a las nueve de la noche me vuelves a recoger.

Con una erección de un par de cojones y un hambre del diez, decidí hacerme una paja, ducharme e irme a cenar algo en el hotel para poder analizar las cosas con la cabeza más fría. ¿Sorprender?, ¿Cómo puedo sorprender a una mujer que aparentemente tiene todo? Empecemos por el principio, los tres puntos clave son “imagen, sorpresa e iniciativa”.

El día siguiente, madrugué, hice un pequeño encargo al recepcionista y me dirigí a un centro comercial cercano donde contraté a un asistente de compras, que la verdad hizo milagros conmigo en menos de cuatro horas tenía un aspecto nuevo, pero sin ser estrafalario, total me gasté cerca de tres mil euros en todo mi nuevo look. Aprovechando que mi asesor de compras era un tío de verdad francamente simpático, le expliqué que tenía una cita y quería sorprenderla. Él me dijo que era gay y que no podría ayudarme mucho si mi cita era una mujer. Pero que tenía unos amigos que tenían un restaurante de lo que ahora se llama “cocina de mercado”, la comida era de primera, pero lo bueno era que estaba en un cortijo que tenía unas vistas preciosas al mar. Le pedí el favor de que me hiciera una reserva y este cortésmente hizo más todavía, me reservó mesa en una especie de reservado que tenían sólo para las amistades de los propietarios, además de darme una serie de sugerencias para tomar una copa después en función de cómo fuera la noche. Pagué mis compras y al él le di una propina extra de quinientos euros por el favor, este me hizo una última pregunta.

-       ¿Cómo vas a ir al restaurante?

-       En taxi…. –le dije.

-       ¿Después de tantas molestias?, ¿No resulta un poco ordinario?

-       Es que si voy a beber alcohol, luego la vuelta puede ser un tanto peligrosa.

-       Bueno, tienes dos opciones, alquila un coche elegante y deportivo al mismo tiempo, yo me decantaría por un descapotable tipo BMW serie 3, o un Volvo C70. Pero claro si vas a beber alcohol….aunque te desaconsejo que bebas mucho, no vaya a ser que tengas un fracaso de última hora.

-       No es mala idea, no creo que deba beber más de un par de copas de vino en la cena, además no bebo alcohol, no tendría por qué preocuparme. ¿Sabes dónde puedo alquilar algo de lo que me has sugerido?.

-       Estas de suerte, mi novio tiene una empresa que alquila coches de lujo. –Me contestó mi nuevo mejor amigo.

-       Eres bueno en esto. –Le dije con una sonrisa en la cara.

-       Bueno, déjame una llamada más y tendrás un coche precioso en diez minutos.

Así hizo, después se despidió de mí con un consejo de última hora, según él, al ser gay las mujeres se sinceraban bastante con él y que por regla general, a ellas les gustan los hombres seguros de sí mismos, pero que mostrara interés por lo que decía porque para ellas es realmente importante, “decide, se asertivo y vencerás”. A las siete de la tarde me dirigía en un descapotable al hotel con mis compras fashion, pero antes decidí darme una ducha y pasar por la peluquería del hotel para tener un aspecto inmejorable. Al final con todo, y a falta de la cena, me había gastado casi cinco mil euros en preparar la sorpresa que me haría dejar por fin mi marcador a cero.

A la hora señalada, el botones del hotel apareció en su puerta con un ramo de rosas blancas y una nota escrita donde decía “te espero en recepción”. No pude ver su cara pero cuando me imagino que sería parecida a la que puso cuando vio que la estaba esperando en un descapotable, le abrí la puerta y ella con un beso en la mejilla me dijo:

-       Ahora, sí que me has sorprendido. El detalle de las rosas ha sido precioso y te veo fabuloso con ese look, del coche no puedo poner ninguna pega. ¿Dónde vamos a cenar?

-       A una hamburguesería. -Dije yo con una sonrisa en la cara, sintiéndome importante por ir con un coche precioso y una mujer imponente a mi lado, me sentía observado con envidia por el resto.

El restaurante era precioso, todo con un cuidado absoluto y el reservado a la luz de las velas fue ideal, la comida era lo de menos. Nos esperaban con una botella de champán bien frio para los dos. La cena fue perfecta, siguiendo los consejos de mi asesor, fui asertivo me interesé por ella sus gustos, sus inquietudes, le hice reír. Le conté mi historia eludiendo algún que otro detalle y sobre todo, mostré una seguridad en mí mismo que a ella hizo que se le escapara un par de gestos de aprobación por su parte. Al terminar, de cenar me ofrecí llevarla a un par de locales de moda, fuimos a bailar, aunque no lo parezca soy un buen bailarín. Mi madre me hacía ir con ella a clases de bailes de salón, otra vez más conseguí sorprenderla. En plena conversación en el reservado de uno de los sitios a los que fuimos, la estaba mirando mientras ella hablaba, me decidí con un “ahora o nunca”.  Y acercándome a su cara le besé en los labios. Ella me respondió metiéndome la lengua hasta las amígdalas y comenzamos a magrearnos. El viaje al hotel se hizo eterno, dándonos besos en cada semáforo.

Al llegar, le di la llave del coche al botones con una generosa propina para que lo guardara y la llevé a mi habitación. Allí nos esperaba otra botella de Moët Chandon, con una fuente de fresas. Nos fuimos desnudando y ahora era cuando no podía ocultar nada, la noche era especial y temía joderlo todo por culpa de mi problemilla.

-       Gabi….hay algo que debes saber.

-       ¿Estás casado?, ¿Eres gay? –Me preguntó arqueando una ceja.

-       No…es que soy virgen…..

-       Bueno, entonces tendré cuidado contigo, tú déjame hacer….hoy vas a terminar tu aprendizaje con matrícula.

Me llevó a la cama con un cuidado exquisito, tumbándome ella me besó en la boca, me mordió el labio y ella puesta encima de mí, fue bajando chupándome mis pezones, rozando sus pechos contra mi torso. Estaba realmente perdido no sabía qué hacer ni con las manos ni con la lengua. Ella lentamente llegó hasta mi polla y comenzó a jugar con ella, con las tetas regalándome una cubana de campeonato, pero la falta de uso hizo me corriera enseguida. Yo estaba realmente abochornado. Pero a Gabi no le importó lo más mínimo, subió hasta mi oído y con un “no te preocupes bebé”. Ella me dijo que chupara sus pechos, me indicó que lamiera sus pezones con la punta de la lengua en círculos, en un momento determinado me dijo cómo tenía que succionarlos, para que luego me dijera que la fuera recorriendo todo su cuerpo a base de besos pequeños e inocentes, hasta llegar a su coño.

-    ¡Comételo!, Roza mi clítoris con la punta de tu lengua, suave……asiiiiiiiiiiii aaaaaaaa. Sigue así bien, muy bien, ahora comete la raja dando leeeeengueetaaaazos, como si fuera un helado y fooooooooollame con la lengua. –Su respiración se aceleraba, lo estaba haciendo bien. –Siiiiiiiiigue……bieeeeeeeeeeeeen, sigue así, así. –Ella se retorcía como una lagartija por lo que tuve que agarrar firmemente su pelvis para que nos se fuera, mientras ella me agarraba del pelo.

-       ¿Cómo lo estoy haciendo?, dije yo….

-       ¡Calla y sigue!

Su respiración se hacía cada vez más rápida, yo intercalaba esos tres movimientos, luego me acordé de algo que había visto en las pelis porno y moví mi lengua cada vez más rápida sobre su clítoris, haciendo cambios de ritmo, puede parecer asqueroso si piensas todo lo que pasa por ahí, pero ese aroma tiene un potente afrodisiaco cuando más lames más quieres. En ese momento descubrí que la lengua es el aliado más eficaz de mi polla, más incluso que mis dedos. Entonces ella me levantó la cara de sus ingles y me llevó hasta su boca para que pudiera besarla. Mientras ella con su mano dirigió mi polla a punto de reventar hacia su raja que estaba húmeda y caliente, la primera vez que mi polla entraba en una vagina, es una sensación que cada vez que me acuerdo me la pone dura. Gabi estaba realmente húmeda, era algo mágico, su lubricación era algo que además hacía más reconfortante que ninguna sensación que hubiese conocido antes. Una vez estaba toda dentro, como algo instintivo mi pelvis empezó a moverse mientras ella me abrazaba con sus piernas alrededor de mi cintura y sus uñas se clavaban en mi espalda. Me iba susurrando guarradas al oído que hacía que me moviera más y más rápido. Con su boca me mordía en los hombros o simplemente nos besábamos como auténticas alimañas, era una extraña mezcla de pasión y de desesperación.

¡Qué gilipollas había sido!, ¿por qué no lo no había hecho antes?, quince años tirados por la borda, no haber follado antes era la mayor estupidez que había hecho en mi vida. Ella me sugirió cambiar de postura, con un simple “quiero montarte”. Entonces apareció ante mí una de las imágenes más bonitas que un hombre puede experimentar, la de una mujer cabalgando desnuda con sus pechos para ti solo, ella me pidió que la agarrara su culo y lo amasara fuertemente con mis manos. Hasta que me corrí, pero esta vez fue al mismo tiempo que ella acabando los dos en un sonoro grito que hizo que se derrumbara sobre mi pecho. Después de recobrar un poco el aliento, Gabi sacó mi polla de su coño, y poniéndose a mi lado me dijo con una sonrisa traviesa:

-     Pepe, ha sido genial……has aprendido rápido, si sigues mis enseñanzas harás felices a muchas mujeres. -Me dijo ella mientras enredaba con sus dedos el pelo de mi pecho.

-       Tengo a la mejor maestra. Me apetece una copa de champán con fresas, ¿quieres?

-       Me encantaría. -Me dijo ella.

Y los dos mirando como repuntaba el día y una preciosa luna llena empezaba a ocultarse, mientras ella en mi regazo iba comiéndose las fresas que le ponía en su boca. Y bebíamos champán, entre risas y caricias hasta que nos dormimos abrazados. Era algo precioso, ni en la mejor de las novelas podría evocar un momento tan hermoso.

Me desperté al no ver su presencia, me inquieté y tras ponerme los pantalones fui a su cuarto, pero no estaba, estaban limpiando y la chica que estaba en su cuarto,  me dijo que habían abandonado esta mañana la habitación, salí corriendo a recepción con le esperanza de que siguiera todavía allí, pero no hubo suerte. El recepcionista me dijo hacía una hora que se había marchado, pero que había dejado un sobre para mí. Abatido y extrañado me fui a mi habitación para poder ver con más tranquilidad el contenido de ese sobre extraño. Al abrirlo, me encontré una nota junto con otro sobre. La nota decía lo siguiente:

“Querido Pepe:

Si estás leyendo esta nota es que ya me he ido, en el otro sobre encontrarás información sobre el por qué de ciertas cosas que no sabría explicarte. Primero me gustaría que siguieras mis enseñanzas y te prometo que harás felices a muchas mujeres, te lo dice una profesional. Así es, soy prostituta y quiero que lo sepas antes de que abras el otro sobre, pero no te lo tomes a mal, si es cierto que lo he hecho por dinero, no lo es menos que una vez te he conocido, lo hubiese hecho gratis, porque me he vuelto a sentir como una mujer amada y no solamente follada. No ha sido sólo sexo, hemos hecho el amor. Por eso te pido que no te sientas mal, sino todo lo contrario puesto que yo te he descubierto unas sensaciones que por desgracia ya había olvidado y que gracias a ti, las he vuelto a sentir.

Besos

 

Tu querida profesora.”

 

¡Joder!, ¿Qué coño está pasando?, ¿Quién se puede reír de mí así?, ¿Quién ha sido el cabrón?, entonces agarré el otro sobre y en él encontré respuestas a todas mis preguntas. En él había otra carta que decía: 

“Querido  Hijo:

Por favor, antes de romper esta carta te ruego que la leas y entiendas los motivos por los que me han llevado a hacer lo que he hecho.

Después de nuestra terrible discusión, estaba en casa sólo tomándome un whisky con hielo y pensando en todo lo que había pasado entre nosotros me di cuenta de una cosa: ¡No había hecho nada por ti en toda mi vida!, y que tú tampoco me habías pedido nada. Y otra cosa más aterradora todavía, nunca he podido decirte que me siento realmente orgulloso de ti, eres el mejor de todos mis hijos, has sido un trabajador incansable y nunca has pedido nada a cambio. De hecho no había sentido una soledad tan terrible como el día en que te marchaste. Tus hermanos son buenos chicos, pero no han sido capaces de hacer nada por sí mismos, tú en cambio has hecho dos cosas importantes, primero conseguir una independencia que ninguno de tus hermanos conseguirá. La otra es que hacía tiempo que nadie me decía las verdades a la cara. La última fue tu madre,  a la que quise muchísimo, aunque no lo creas.

Eres un hombre duro, supiste reponerte a la pérdida de una madre. Has aguantado estoicamente mis cambios de humor y mis humillaciones, y sólo tiene una explicación es que me quieres incondicionalmente, pero nunca lo he sabido ver. He sido un idiota y ahora me doy cuenta que te he perdido y lo peor de todo es que es tarde para decirte que te necesito a mi lado aunque sea sólo para pararme los pies.

En cuanto al tema de Gabi, imaginaba que eras virgen, aunque fuera una locura, nunca que te he visto con chicas pero si he visto tu colección de revistas porno, por lo que sabía que eras hetero. Por eso la contraté, para que te brindara una manera única de dejar de serlo. Te pido que no te enfades, míralo como un regalo por haber aprobado la oposición, sé que podría haberte regalado un coche o un chalé, pero no lo hubieses aceptado.

No veas malas intenciones por mi parte, espero que la hayas disfrutado, sé que lo has hecho porque tenía órdenes expresas de no entregar esta carta si no os acostabais. Además quería que te enseñara las formas de seducción, tómalo como un aprendizaje y no como una vejación.

Espero que me perdones algún día

Te quiere

 

Tu Padre.

 

 

P.D. ¿Hay alguna posibilidad para que sigas a mi lado?, elige la forma y las condiciones las aceptaré sin rechistar.”

 

Entendéis ahora por qué comenzaba así el relato. Todo por culpa del viejo cabrón de mi padre.

 

 

Epílogo:

Sigo siendo abogado del estado, pero llegué a un acuerdo con mi padre, sería miembro del consejo de administración de la empresa y asesor externo (Me paga una pasta), nuestra relación es bastante buena y hablamos mucho y lo mejor de todo es que empezamos a entendernos y a respetarnos mutuamente. En cuanto a mis hermanos, lo primero que hice fue hacerles ver lo que cuesta el dinero y con la oposición de la arpía de mi madrastra (al no ser independiente ha tenido que tragar por cojones), los hemos puesto a trabajar desde abajo. Si la cagan el que se encarga de sancionarles soy yo, os garantizo que van más rectos que la vara de San José.

En cuanto a mi relación con las mujeres, me he vuelto un follador nato. A todas las dejo prendadas, ahora me estoy cepillando a un par de amigas que están buenísimas y que se quedan satisfechas, digamos que me he convertido en un soltero cotizado por muchas razones.

A Gabi, la acabé localizando y pude convertir nuestra relación en una amistad, follamos, bueno todos los años en verano reservo una habitación en el mismo hotel donde nos vemos y bueno digamos que siempre acabamos comiendo fresas con champán. Es una bonita tradición que espero hacer siempre que pueda. Ella le llama “curso de reciclaje”, pero es rememorar la experiencia más bonita jamás contada.

 

(9,23)