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Adela a sus 18 años: Quiero sentir su verga (última parte)

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Dos días después de esa culeada que le había dado a Adela me llamó para concertar otra cogida. Me habló que le dolían las tetas de tanto que se las mamé en esa ocasión y, esa tarde que volvimos a coger fue lo único que evitamos. Lo demás, todo fue una acción más relajada y con más confianza y fue donde descubrí que a esta linda chica le gusta ese sexo rudo y de embates fuertes y constantes. Me decía que le dolía en un principio, pero que le encantaba ese dolor, especialmente cuando le abría ese culito.

Esa misma noche Adela se daba cuenta que mi regreso a mi casa en USA, estaba a la vuelta de la esquina. Me pregunté que, si podíamos coger esa noche antes del domingo, pues mi vuelo era por la mañana y también me hizo una petición y era algo relacionado con una fantasía sexual que se le había ocurrido. Me pidió que pasara a recoger unos juguetes sexuales a una tienda, cosa que ella siempre quiso adquirir desde antes, pero que le daba pena entrar a una tienda de esas por el miedo a ser pillada al entrar o salir de ella. Fui a recogerlos y se había ordenado dos vibradores, uno más grande que el otro. Para mi sorpresa ya estaban pagados y yo lo compré dos juguetes mas: un succionador de clítoris que a la vez es vibrador y otro vibrador pequeño que parecía ser un pintalabios, o era un pintalabios que fácilmente podía llevar en su cartera sin ser notado como un juguete sexual.

Adela según me cuenta, es una adicta a masturbarse por lo menos una vez al día, raro es cuando ella no se masturba, pero sentir la invasión de una verga y que le saque orgasmo tras orgasmo obviamente está como hechizada y quería repetirlo una y otra vez. Y a eso de los 18 años, tener una relación sexual tan intensa que la haya llevado a experimentar el sexo oral, vaginal y anal en un mismo día y haber sentidos orgasmos de diferentes maneras, pues esta chica estaba poseída al sexo. La segunda vez que cogimos fue una especie de practicar algunas posiciones, cosas que ella quería vivir y ver si le atraían. Esa vez me montó a la inversa y por alguna razón encontró que le gustaba que le hiciera el anal en una posición del misionero, pero en vez de metérselo por la panochita, se le iba por ese culito. Así vivió un buen orgasmo y luego lo intentamos en la orilla de la cama, con sus piernas elevadas y apoyadas por mi cuerpo y mi verga entrando y saliendo de su culito mientras ella o yo le masturba el clítoris. Este sábado por la noche, Adela quería experimentar tener un vibrador en su panocha y mi verga en su culo o viceversa.

Esa noche llegó a las 7 de la noche, con una minifalda color café y una blusa como color naranja antiguo, siempre usando sus tenis blancos. Tan pronto entró y comenzó a sacarme la verga para mamarla y créanme que, desde esa primera vez a esta tercera ocasión, su técnica había progresado. Me tomaba del tronco como masturbándome y me apretaba el glande con su pequeña boca. Créanme que no me corría pues por coger tan seguido con ella, pues no tenía esa presión y, bueno la experiencia de mis años me dan otra ventaja o sino esta chica te manda a la gloria en minutos con esa manera de chupar verga. Le quité la blusa para que no la fuera a salpicar de su propia saliva y le bajé el cierre de su minifalda desde la parte de atrás. Llevaba una tanguita del mismo color de su blusa que se le metía entre esos cachetes y me dijo que era la primera vez que se ponía una, pues por pena con su madre, nunca le pidió que le comprara una, aunque sabía que su madre tenía varias. Ya probando una verga, sintió el deseo de usar esa tanguita, aunque no tenía el valor de ir por si sola a la tienda de juguetes sexuales.

Me paró la verga solo para que comenzáramos la faena de su fantasía. Yo le iba a devolver el favor chupando su panochita, pero me advirtió que quería comenzar esta cogida con lo que ella llevaba en mente. Esta niña no necesitaba lubricación, se estaba deshaciendo de las ganas que cuando le pregunté cual vibrador quería probar primero, se quedó admirada cuando vio el que yo le había adquirido y me preguntó lo que era. Se decidió por este último y, como dije, no necesitaba lubricante, esta chica tenía esa panochita que parecía algo se estaba inundando.

Se acomodó a la orilla de la cama, abrió sus piernas y se metió el vibrador en el canal vaginal en vibración lenta y la otra parte quedaba exactamente friccionado su clítoris. Al principio me acosté al otro lado de su cabeza de una forma inversa y comencé a chuparle los lóbulos y su cuello y preguntándole de vez en cuando:

-¿Quieres sentir mi verga?

-Si… quiero sentir su verga.

-¿En dónde la quieres sentir?

-¡En mi culito!

-¿Quieres que te rompa el culo?

-Si… deme por el culo… quiero sentir su vergota rompiéndome el culo.

Me fui hacia la otra orilla y me iba quitando mi camisa y me desnudé ante ella y Adela no despega la vista de mi verga. Estaba a punto de cumplir otra fantasía en su tercera cita conmigo. Elevó las piernas y acomode mi glande a la entrada de su ano, dejé que mis secreciones le lubricaran el ojete y sentía esa vibración alrededor de ese aparato insertado en ella y el cual podía escuchar ese zumbido del aparato. Empujé un poco y mi cabeza entró fácilmente, pues ya ese culo lo había dilatado por varias veces consecutivas a través de la semana. Dio un gemido, pero sabía que Adela lo podía soportar, pues ella misma me había dicho que le gustaba ese dolor cuando le abría el culo. Comencé con un vaivén lento para yo también a acostumbrarme a la posición de este aparato en la panocha de Adela, el cual me enviaba ese vibrar desde la vagina. Adela de una manera demandante me lo pidió: -Dele más fuerte, me gusta sentir esa verga como entra y sale de mi culito… dele.

Tomó el otro vibrador el cual era el más grande y se lo llevó a la boca y hacía como si lo estuviese mamando o era una manera de evitar grandes gemidos. Se escuchaba el ruido de los dos vibradores, ese chasquido del mete y saca de mi verga taladrando su culo y, era tan fuerte la sacudida que le daba que parecía que la cama se iba a quebrar y esta mujer se aferraba con ese vibrador en su boca, con otro en su vagina y con mi verga rompiéndole el culo con demasiada violencia y no pudo más. Sus piernas comenzaron a temblar y no la solté porque intuí que quería que la soltara, pero la tomé de sus piernas y el embate lo prolongué por dos minutos consecutivos y esta mujer parecía que lloraba del placer y su respiración se volvía profusa y literalmente vi esos espasmos por su abdomen y mis huevos se hincharon y se fruncieron una vez más y le dejé ir mi descarga. He pasado otro tres minutos con mi verga entrado y saliendo de ese culo, hasta que luego me dijo ya relajada: -Usted es bien canijo para coger… usted capaz mata a alguien con una cogida como esta.

Estaba sudando y ella lo mismo. Su rostro era uno de satisfacción y obviamente esta misma acción la repetimos tres veces más esa noche. Obvio, una chica de esa edad se corre fácilmente y creo que llegó a los diez orgasmos. La última vez que llegué a 10 polvos, creo tenía esa misma edad de 18 años, pero esta chica quedaba agotada de tanto coger. Recuerdo que ella me sacó una plática para definiéramos nuestra relación:

-Y entonces… ¿usted y yo que somos?

-¿Qué es lo que tú crees?

-No creo que seamos novios… amigos… amigos con derecho.

-Lo podemos llamar así sí tú quieres.

-¿Usted no se enojaría sí se da cuenta que cojo con otro?

-¿Por qué me enojaría? Tú eres una chica joven y tienes que experimentar otras experiencias más. Tú me viste coger con tu madre y parece que eso no te molestó.

-La verdad que si un poco. La verdad que mi madre todavía luce bien y no la culpo… mi papá la ha descuidado mucho y él no se mira ya muy bien que digamos.

-¿Alguna otra fantasía que quisieras hacer?

-¿Le molestaría que sí nos tomamos un video mientras me la clava?

-Sí eres prudente como lo has sido con lo de tu madre.

-Descuide… y es que usted se va por un buen tiempo y no se cuando volverá. Quiero tener ese recuerdo de estas cogidas que me ha dado.

Aquella noche se quedó a dormir conmigo, aunque le dije que su madre iba a estar preocupada sin saber de ella. Después de las diez comenzó a sonar su celular y no sé que es lo que le dijo a su madre o ella puso en silencio ese aparato. Después de unas buenas cogidas nos fuimos a duchar y nos quedamos ambos desnudos, yo abrazando y tomándola de las tetas mientras mi verga pasiva se arrimaba al hueco de sus nalgas. Dormí rico esa noche para despertar con una rica mamada y una corrida en posición de perrito.

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