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Anal a Bertha, la madura de mi trabajo

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Ella tenía ya más de 50 años, pero llamaba mucho la atención, a pesar de tener los estragos de la edad, como un poco de sobrepeso y arrugas en su cara, si se vestía con calzas y la mirabas por atrás si te generaba una erección.

Así era Bertha, ella trabajaba conmigo, era asistente de una jefa de área y siempre se unía con nosotros a comer.

¡Ella era aventada, bromeaba y hablaba en doble sentido, al principio yo traté de ser respetuoso ya que me doblaba la edad, pero al ver que era bien desmadrosa, le seguí el juego!

¡Poco a poco la señora fue soltándose, me abrazaba, me ponía sus nalgas, admito que de vez en cuando le daba sus arrimones, más cuando llevaba puesta su licra!

Finalmente, una tarde, acordamos en ir a tomar y bailar entre varias personas del trabajo, al final solo fuimos ella y yo, pero no me disgustaba, ella desde hacía un tiempo me decía que fuéramos a tomar, ¡así que lo vi como a modo!

Ella se veía bien, una calza negra que transparentaba su cachetero, su blusa escotada y bien peinada la verdad se veía fenomenal.

Todo se desarrolló como siempre, bromas, risas, alcohol, baile y arrimones, justo en los arrimones, ella de forma burlona me dijo:

B: ¡Ya se te paro, uhm y eso que no te hago nada!

L: Jajá, no aún no se para, ¡si se hubiera parado ya habías perdido!

B: ¿Uy, pues que tripee o qué? ¡Jajá!

L: ¡Si gustas puedes calarme, jajá!

En eso, ella me acaricio la verga con sus manos, la apretó de forma tosca, yo solo la miré con cara de molestia, ¡pero sonreí al final!

L: Mira, ¡no le busques!

B: ¡Ya te sentí, jajá!

L: ¡Bertha, me vas a tener que cumplir!

B: ¡Más bien te voy a enseñar!

L: ¡Jajá, el que te va a terminar por matar rico, soy yo!

B: ¡Pues vamos!

L: ¡Vámonos pues!

Salimos del lugar y llegamos al motel más cercano, durante el camino nos íbamos agasajando, le agarraba sus nalgas el daba pequeños besos, ella me abrazaba y me tocaba la verga, ¡la verdad la señora me tenía con ganas de coger!

Al entrar al cuarto inmediatamente la ropa voló, desnuda pensé que se vería mal, pero no, la verdad pese al sobre peso, mantenía sus cosas bien puestas en su lugar.

Lo primero que hice fue lamer sus melones de pezón oscuro, los succionaba y mordía, ella sonreía mientras me quitaba el pantalón, ¡le lamía el cuello y bajaba nuevamente a sus tetas!

L: ¡Chiquita! ¡Están ricas tus tetas!

B: Ah, que duro te sientes, ¡déjame verte!

Me quito el bóxer y miro mis 21 cm firmes y venosos, ¡ella abrió los ojos y tartamudeo un poco!

L: Que, ¿impresionada?

B: ¡Tenía años que no veía una así!

L: ¡Prepárate para lo bueno!

B: ¡Cabrón!

Me acosté en la cama y ella fue directo a mi verga, la lamia como paleta y después tragaba como si fuera una víbora, me encantaba su sexo oral, ¡la doña tenía experiencia lamiendo y me tenía más duro que un fierro!

L: ¡Bertha, uhm!

B: ¡Uhm, que rica!

La tomé de su cabeza y le impedía separarse de mi palo, comencé a mover mi pelvis y prácticamente le estaba follando la boca, ver como escurría su saliva, me ponía más caliente, poco a poco comencé a tomar el control de las acciones.

Después de darle bien rico y duro por su boca, la avente a la cama, le abrí las piernas y como bestia la penetré, sus quejidos me encantaban, me empujaba como desesperado, ¡me apoyaba de la luna de la cama para dejarme ir con todo!

L: ¡Toma, uhm!

B: ¡Ah, Luis, que rico!

L: Toma, ¿te hacía falta verdad? ¡Toma!

B: ¡Ah, años que no me daban así!

Me acosté y la puse a cabalgarme, la señora subía y bajaba se movía rico, pero yo quería hacerla gozar, así que le apretaba las tetas y me movía con fuerza, a veces era tanta que la levantaba de la cama, la señora solo se quejaba y gemía, ¡me encantaba como se dejaba caer sobre mi dura verga!

B: ¡Ah, papi, uhm!

L: ¡Toma, uhm!

B: ¡Rica verga, ah, uf!

L: ¡Es tuya, toma, uf!

Ella se puso de pie y como si le aplicara una llave de lucha la penetre, ¡le apretaba los brazos y la cabeza mientras mi verga entraba y salía con fuerza de su muy húmeda vagina!

El ruido de mi pelvis chocando con sus nalgas era música para mí, sus gemidos e incitaban a darle más fuerte, ¡la señora ya era mi puta!

B: ¡Ah, papi, que rico, uhm!

L. Te dije, que yo si te iba a coger bien!

B: ¡Si, agh, me vas hacer venir!

L: Vamos, ¡corrámonos juntos!

La acosté en la cama y en unas patitas al hombro, decidí llenarle el coño de mi semen, ella se movía rápido, nos movíamos al mismo tiempo, sentí como chorreaba, su orgasmo estaba saliendo, ¡entonces yo jalándole el cabello me aceleré hasta que finalmente mi semen salió!

B: ¡Ah, que rico!!!!

L: ¡Toma, uhm!!

¡El orgasmo fue fenomenal, ella estaba sudada y toda perdida, pero yo aún podía más!

Lleve mi verga a su boca, sin decir palabra alguna, ella entendió que tenía que lamer y comérsela, ¡así que lo tomo con sus dos manos y devoro nuevamente mi verga!

L: ¡Asi nena, uhm mámamela!

B: ¡Uhm, agá, uhm!

L: Bien, déjala lista, ¡ya que sigue tu culo!

B: ¡Uhm, pero...!!

La tomé con fuerza y al puse en cuatro, abrí sus nalgas hasta encontrar su culito, ¡el cual obscuro se veía que podía ser dilatado con facilidad!

Con saliva y mis dedos empecé a estimular su culote, ella movía las nalgas como queriendo evitar el placer, ¡pero ya era mi perra y tenía que obedecerme!

B: ¡No!!!

L: ¡Te dije que no me calentaras!

B: ¡Pero la tienes grande!

L: ¡Mejor, solo disfruta!!

La tomé de su cadera y empecé a penétrala, al principio lo hice suave, un cuarto de mi verga estaba en su culo, ella gemía y jadeaba, decía que le dolía, ¡pero yo no estaba dispuesto a detenerme!

La tomé de sus cabellos y de un golpe le metí casi por completo mi verga, ella gritaba, prácticamente estaba llorando, ¡pero a mí no me importo y empecé con embestidas fuertes!

B: ¡Ayy! ¡Mi culo!!!

L: ¡Toma, uhm!

B: ¡Ah, ya, para!!

L: Te dije que no me andaba con juegos, ¡uhm!

La tomaba de los hombros y la empujaba hacia mí, ella gritaba, pero comenzaba a moverse, ¡prácticamente su dolor se estaba convirtiendo en placer!

No me bastaba con tenerla si, le daba de golpes en las nalgas, le jalaba el cabello, ¡esa señora ya era mi puta y estaba dispuesto a llenarle el culo con mi semen!

L: ¿La saco?

B: ¡No!!! ¡Sigue, uhm!

L: ¡Que rico!

B: Ah, así, uhm, no pares, ¡mi culo es tuyo!

L: ¡Si, que rica perra!

B: ¡Si soy tu perra, uhm!!!

La acosté boca arriba y levanté sus piernas dejando su culo parado y listo para seguir recibiéndome, apoyándome en sus ricos muslos, ¡continuaba empalándola!

Bertha tenía los ojos vidriados, unas lágrimas salían de ella, pero continuaba pidiéndome verga!

B: ¡Así papi, uhm!

L: ¡Que rico culo!

B: ¡Ah, esto es fantástico!!

L: ¡Te voy a llenar de mi leche!

B: ¡Si!!

¡Mis embestidas eran aceleradas, su culo ya chillaba, mi verga entraba y salía, estaba a punto de hacerme venir y de que se viniera de nuevo!

Unos cuantos movimientos desenfrenados bastaron para que mi elche le llenara el culo, un grito de placer en ambos inundo la habitación, otro orgasmo fue obtenido, ¡la doña con el ano maltrecho gemía y disfrutaba el orgasmo que le genere!

B: ¡Ah, Luis!

L: ¡Uhm, que rico!

B: ¡Hace años que no me cogían así!

L: ¡Sé que nunca te cogieron así!

La cogí unas veces más, la llena de semen todas las veces, ¡hasta que aproximadamente a las 6 am la tenía dándome unas mamadas!

L: ¡Saca lo último!

B: ¡Uhm, uhm!

L: ¡Ah, ahí va!

B: ¡Mmmm!

Mi leche inundaba su boca, Bertha estaba llena de mi por todo su cuerpo, la señora me había dado batalla y aunque la deje toda maltrecha, ¡me hizo sentir un orgasmo maravilloso!

Salimos del Motel y me invito el desayuno, ahí continuábamos charlando de lo rico que la pasamos, ¡me confeso que aún estaba casada, pero su marido no mas ya no!

Me sentí su macho, su dueño, me despedí dándole un tremendo beso y apretando sus nalgas, diciéndole que el lunes esperaba que fuera de calza, ¡que me la paraba cada que lo hacía!

A partir de ese día, ella sigue viniendo así y de vez en cuando, ¡nos escapamos a la hora de la comida y le reviento su rico culo!

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