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Andre (parte 4)

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A los cuatro meses de tener sesiones de sexo semanales con Andre, nuestras relaciones funcionaban de maravilla. Le conocía cada rinconcito, las caricias que le gustaban, hasta donde le encantaban los chirlos y los castigos, su ritmo de acabadas, etc. Ella, a la vez, sabía exactamente como chuparme, donde y como acariciarme, que cosas me calentaban y estaba dispuesta a hacer el papel que me gustara. Se vistió de putita, de enfermera, hizo el papel de nena inocente y un día me rogó que la violara.

Le gustaba ser tratada con rudeza y ser castigada pero, como decía, de la manera como yo lo hacía “que se sentía que era con todo cariño”. Eso le permitía entregarse sabiendo que yo la cuidaba. “Nunca logré eso con nadie”, decía. Ese viernes nos encontramos para ir al telo (había arreglado salir con el novio el sábado), cogimos hasta sacarnos las ganas y, al terminar me preguntó:

- “¿Hiciste alguna vez un trío, papi?”

- “Si, en realidad dos veces. Lindo. Pero es como coger en pareja, es tan lindo como lo permite la sintonía con la otra parte. Entre tres es más difícil. ¿Por qué?”

- “¿Viste que te conté de mi amiga Alma? A ella le cuento todo y sabe de nosotros. No sabe ningún dato de vos, quedate tranquilo. Bueno, me dijo que le calentaba todo lo que le decía y me envidiaba tener alguien con quien coger bien y seguro. La vi con muchas ganas de participar”

- “¿Le insinuaste de hacer un trío?”.

- “¡¡No, no!! Lo que pasa es … que a mí también como que me dio ganitas. Pero si no querés, queda acá y listo”

- “¿Me querés ver coger con tu amiga?”

- “No sé papi. Nunca hice un trío. Y solo con vos creo que me animo. Y con Alma. ¿Está mal que me guste?”

- “No mi amor, está perfecto. ¿Tenés fotos de tu amiga”

Salió rápido a buscar su celular, abrió Instagram y me mostró pilas de fotos de Alma y de ellas dos. Una rubiecita de su edad, no tan linda como Andre, pero de buen cuerpo.

- “¿Ella no sabe nada de tu idea de un trío?”.

- “Bueno, yo le hice chistes sobre estar los tres y me pareció que le gustaba la idea”.

- “Preciosa, además del cuerpo, el asunto es que sintonicemos y eso solo puedo saberlo estando con ella. Tendría que estar de acuerdo en lo del trío y verme en persona. Te molesta si salgo con ella”

- “¿La querés coger sin mí?

- “Bueno, la voy a coger, de eso hablamos cuando hablamos de un trío. Pero podemos salir los tres, sabiendo que es una prueba. Hay que estar abiertos a que quizá no funcione”.

- “¿Y si el viernes que viene la traigo conmigo aclarándole que vos decidís si se sigue o si se corta? Explicándole esto”

- “Guachita, vos ya le hablaste y le dijiste, no me quieras melonear”.

- “Bueno, si papi, un poco. Y estaba entusiasmada”.

- “Dale, decile que venga. Aclarale que no uso forro y explicale por qué. Igual, entendé que con vos todo va joya y puede que con ella no funcione así.”.

- “Si papi, si. Pero vos coges muy bien, no se va a ir desencatada”.

El viernes siguiente, entró Andre al coche en el asiento trasero y a mi lado se sentó una jovencita con más cara de nena que Andre, rubia, lindo cuerpo y mucha timidez y dudas mezcladas con ganas y deseo.

- “Hola Alma”, le dije, le atraje la cabeza y le di un beso suave mientras le acariciaba los pechos. Se retrajo ante la caricia, la miré y le pregunté “¿no querés ser mi putita como lo es Andre? Ella te contó como son nuestros encuentros, ¿no?”

- “Si dijo, perdoname. Son los nervios”

- “Vení”, le dije y volví a besarla y acariciarla hasta terminar en un beso de lengua profundo mientras tomaba su mano y la llevaba a mi pija. “Vas a ser tan puta para mí como tu amiga y yo te voy a hacer gozar como a ella, ¿querés?”.

- “Si”, contestó suave.

- “Si papi”, le dije recostándola contra mí para poder darle un chirlo en la cola. “Si no te gusta algo, cortamos. Pero si querés coger con nosotros, soltate, abrite y entregate a mí. Andre ya seguro te dijo que la cuido mucho y a vos también te voy a cuidar”

- “Está nerviosa, papi”, terció Andre. “Almita, mostrale al papi que tenés ganas de ser su putita, como me contaste a mi”

La rubia me sonrió, tomó mi mano y la introdujo en su blusa y su corpiño para que le tome una de sus tetas.

- “Perdoname papi, nunca hice esto, son los nervios. Si, quiero estar con ustedes. ¿Me dejás ser tu otra putita’”.

- “Pero si bebé, vamos al telo, le dije dándole un beso y arrancando el auto.

Una vez en la habitación le di un beso a Andre y le pedí paciencia porque me iba a dedicar a Alma, para tantear como iba la conexión entre nosotros. La rubia estaba expectante, parada en medio de la habitación. Abrí mi maleta para sacar los “chiches” y fui hasta Alma con una venda ciega que le coloqué. Se removió nerviosa pero no dijo nada.

- “De ahora en más me hacés caso en todo ¿te contó Andre de la palabra de control?”.

- “Si, calandria”.

- “Bien. ¿Se acarician vos y Andre?

- “¿Cómo? ¿acariciarnos?, ¡¡no!!”

- “No me mientas”, le dije dándole un chirlo. “¿Nunca le diste un piquito?

- “Bueno, eso sí. Pero no más”.

- “Hermosas, van a estar desnudas, juntas. Van a ver a su amiga comerse mi pija, jadear y acabar. Me van a chupar la pija entre las dos. ¿no se van a tocar para nada?.

- “Nnno sé. Nunca lo hicimos”

- “Y nunca compartieron una pija ni se vieron calientes y cogiendo. Bueno, solo para avisarles”.

Le indiqué a Andre que se acercara y de a poco íbamos sacándole la ropa a la rubia mientras yo la acariciaba, le chupaba los pezones, le acariciaba la conchita y la cola. Le dije por señas a Andre que la acostara boca arriba y le atara las manos al respaldo, mientras yo me desvestía. Una vez listo me dediqué a acariciar a Alma con el mismo tratamiento que le aplicaba a Andre, mezclando chirlos, pellizcos y fustazos con chupadas y lamidas, vibradores y lubricantes para jugar con mis dedos en sus dos agujeritos. Andre le acariciaba la cabeza y le hablaba despacito. Tomé las manos de Andre y le hice darle masajes en los costados del cuerpo mientras le lamía la conchita. Cuando levanté la cabeza, los masajes de la morocha ya incluían los pechos de Alma. La rubia solo gemía y se mordía los labios. Unos minutos de trabajo con el vibrador la llevaron al orgasmo.

Me puse sobre ella y empecé a jugarle con la pija en la entrada de la conchita. Andre miraba curiosa. Alma abrió las piernas para permitirme penetrarla y me recibió con jadeos. Cuando estuve bien dentro de ella, le di un beso a Andre y le dije que le acariciara los muslos, sobre todo en la cara interna. La rubia se estremeció ante las caricias pero no paró sus movimientos. Le saqué la venda.

- “Mira como te cogen mientras tu amiga te mira, ¿te gusta?”.

- “Sí, si”.

La puse a Andre acostada al lado nuestro y le daba besos a una y a otra. Las dos se miraban, ambas calientes.

- “Dale un beso a tu amiga, Andre. Es una orden de tu papi” Me miró, dudando, pero acercó su cabeza y se dieron un beso.

- “Ahora chupale un pezón” La rubia hizo un gesto de sorpresa y estupor, pero Andre fue a su teta y le dio un chuponcito. Yo empecé a besarla. “Compartamos a tu amiga. Chupale el pezón mientras la cojo. ¿te gusta que te chupemos entre los dos mientras tenes mi pija dentro tuyo?” Alma no contestó y, con Andre seguimos saboreandola. La rubia cerró los ojos y se dedicó a gozar.

Le solté las esposas y la llevé, girando, hasta tenerla sentada sobre mí. Empecé a sobarle los pechos a Alma y a Andre, tomé a las dos de la nuca y las llevá hasta juntar sus bocas. Después llevé la cabeza de Alma hasta las tetas de Andre y le ordené que las bese, lo cual hizo. Le dije a Andre que se pusiera detrás de la rubia, la abrazara, le acariciara las tetas y le de besitos en el cuello. Alma cerró los ojos y se fue calentando al sentir esas caricias mientras la cogía. Andre y yo empezamos a hablarle para calentarla.

- “Así putita, entregate toda, dejate coger y acariciar”.

- “Veni Almita, sentí como te acaricio mientras el papi te coge”, le decía Andre que a esa altura le acariciaba todo el cuerpo y las piernas, llevando sus manos hasta la conchita de la rubia”.

Alma empezó a jadear fuerte, cerró los ojos, se abrazó a los brazos de su amiga, aceptó un profundo beso de lengua de ésta y acabó entre gemidos y “ay dios” en un orgasmo largo y profundo. Después se derrumbó sobre mí. Le acaricié la cola y suavemente la acosté a mi lado.

- “¿Te gustó Almita?”, preguntó Andre.

- “Mucho, mucho. Tenías razón en insistirme que era lindo coger con él”, dijo Alma.

Le di un chirlo y le advertí que “él” tenía nombre. “Me decís papi ¿entendiste?” con otro chirlo.

- “Si papi, perdoname”.

- “Ahora te toca mirar a vos. Andre, chupame la pija mientras Alma y yo te miramos.

Puse varias almohadas para recostarme con la cabeza alta y mirar a la morocha como me mamaba y la puse a Alma al lado mío, abrazándola. Estaba fascinada mirando a su amiga como me chupaba.

- “Andá con ella y compartan mi pija”, le dije dándole un chirlo.

Alma fue a unirse a Andre y se pasaron entre las dos mi verga, dandole besitos y chupaditas con algún besito entre ellas.

- “Andre, me encantaría cogerte el culito. ¿se lo das a tu papi”.

- “Si, por supuesto. Pero nadie me lo acarició. Está frío”.

- “Almita, ponele lubricante en la colita de Andre y masajeáselo mientras me sigue mamando”.

La rubia no dudo un instante. Tomó el frasco de lubricante y empezó a pasarle, a untarse un dedo y jugarle con él. Siguiendo mis indicaciones fue a buscar un dildo anal con vibrador y le jugó con él en la cola de Andre. Le dije a Andre que se pusiera a horcajadas mío, mirándome y le dije a Alma que tomara mi pija y la pusiera en el culito de su amiga. Mientras, le acariciaba las tetas y le daba besos a Andre. La morocha fue moviéndose para hacer que la penetración sea completa y se quedó quieta, esperando a que se acostumbre su cola a mi pija. Alma miraba fascinada todo.

- “¿Te gusta ver como tu amiga se come la pija con la cola?

- “Si, mucho.Me calienta”.

- “Ya te va a tocar a vos que te haga la colita y tu amiga lo mire. Ahora acariciala mientras le cojo ese culito apretado.”

Alma se puso atrás de Andre y empezó a hacerle las caricias y darle los besos como los que la morocha le había dado a ella y entre las dos hablaban como si yo no estuviera.

- “No sabés que lindo que se siente que te hagan la cola así suavemente”, dijo Andre.

- “Siempre me duele cuando entra”, contestó Alma.

- “Vas a ver que cuando te coja el papi no te va a doler. Viste que suave fue todo”.

- “Cuando termine con vos voy a probar”

- “¿Queres que te penetre el culito, Almita?”, le pregunté riendo.

- “Si vos querés papi, si”, contestó

- “Ayudame a hacerla acabar a tu amiga entonces”.

Y la rubia aumentó sus caricias, le masajeó la conchita y las tetas con lubricante y, tomándola de la cintura, la ayudaba a que las embestidas de mi verga saliendo y entrando de su cola sean más largas y fuertes. Unos minutos después, Andre tuvo un orgasmo, abrazada a su amiga

- “Ahora cambien de lugar chicas. Almita, sentate sobre mí mientras Andre te prepara el culito y sostiene mi pija hasta que la comas toda. Vos regulas la entrada. Suave, no hay apuro”.

Debía haber tenido malas experiencias porque se le notaba el temor. Le indiqué a Andre que le frotara el culito con la pija y le dije a Alma que no se apurara, que espere hasta que entre sola. La esperé tranqui hasta que se fue aflojando. Cuando le entró la cabeza se tensó y dio un quejido. Andre la acarició y la alentó a que siga, sin apuro. Poco despues tooda mi pija estaba dentro de ese precioso ojete.

- “¿Cómo estás? ¿Te dolió?”.

- “Estoy bien papi y no me dolió. Era más el miedo porque nunca lo hicieron tan lento y suave”.

- “Yo me voy a quedar acostado chicas. Ustedes abrácense, mimense, dense besitos y lo que quieran mientras yo la agarro a mi putita rubia de la cola y la muevo para cogerla”.

Y se besaron y acariciaron mientras le movía la cola a Alma para cogerle el culito a placer. La rubia acabó en brazos de su amiga y yo la acompañe casi enseguida.

- “Chicas, me encantó, pero para disfrutar bien entre tres necesitamos ir a mi casa un finde completo. Si no, no puedo atenderlas como se merecen”

- “El próximo finde vamos”, dijo rápido Alma.

- “Epa, parece que a alguien le gustó esto”, dije riéndo.

- “A las dos nos gusta, papi”, dijo Andre.

- “¿Le avisaste a Alma que en mi casa es mi putita y mi perrita?”.

- “Si, me dijo”, aclaró la rubia. “No estaba segura que me guste. Pero ahora que te conozco, estoy dispuesta a ser tu nena obediente, papi”, dijo Alma

- “El próximo finde, entonces, vamos a hacer un trío como se debe.”.

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