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Antonio, mi vecino favorito (Parte VI)

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Bueno, estuve ausente por unos meses pero volví para contarles un par de cosas de mi historia con mi vecino favorito.

Luego de que tuvimos esas noches de sexo desenfrenado en dónde el jueguito de hacerme la dormida mientras Antonio entraba a mi departamento a "escondidas" para tocarme y cogerme quedó al descubierto, nos seguimos viendo todas las noches. Ahora el juego era algo diferente; descubrí que me gustaba que él me sometiera y a él le encantaba dominarme, así fue como fui entrando poco a poco al mundo del BDSM con Antonio como mi guía.

Empezó a ponerme tareas, un día me ordeno ponerme la falda más corta que tuviera para ir al trabajo y, además no podía llevar ropa interior (ni panty, ni brasier), al principio me negué pero luego accedí, porque para ser honesta el solo imaginarme la situación me ponía muy caliente, así que obedecí a mi vecino favorito, quien ahora era mi Amo; me puse la falda más corta que encontré, medias negras y una camisa blanca.

Le mostré a Antonio como había quedado.

-¿Que te parece?

-¿Cómo se dice?

-Eehh, Señor, ¿Que te parece?

-Ya te he dicho que te vas a dirigir a mi como "Señor", es la última vez que te la paso, la próxima vez te castigo, putita.

-Perdón Señor, no vuelve a pasar.

Solo después de eso me inspeccionó, dio una vuelta a mi alrededor y paro a mis espaldas, paso una mano por mi columna vertebral y luego puso ambas en mis tetas, tocando y apretando sobre la blusa, después sus manos fueron a mi culo, presionando lo para después poner una debajo de mi corta falda.

-mmm aquí veo un problema. Recuéstate sobre el brazo del sofá con el culo bien parado.

No pregunte, solo hice lo que mi Amo me ordeno, no sabía que estaba pasando, ni cuál era el problema que se había presentado, pensé que simplemente me iba a coger porque en su inspección sentí su verga erguida y la verdad la idea de su verga dentro de mi me estaba matando de excitación.

Luego de un rato que me parecieron horas lo sentí pararse detrás de mi, me subió lo poco que se podía subir mi falta y para mí sorpresa no bajo las medias, pero tomo un poco de estás y empezó a cortarlas justo en la entrepierna, desde mi culo y a lo largo de toda la vulva, cuando terminó me metió dos dedos en la vagina sin contemplaciones y esos dedos entraron sin ninguna resistencia.

Los saco y se inclinó sobre mi frotándome toda su erección por el culo.

-Que mojada está mi puta ¿Mi perrita quiere verga?

-Si mi Señor, deseo toda tu verga dentro de mi ya, por favor.

-Como lo pediste por favor, tus deseos son órdenes.

Me metió toda su verga, estaba completamente ensartada por él, que solo podía gemir, puso una mano en cada hombro y cada vez me la metía más profundo cuando estaba por venirme, sentí como él se había venido dentro de mi.

-Quédate así.

Me empezó a tomar fotos con mi celular, fotos mías, dónde salía bien abierta de piernas, con las medias rotas y chorreando semen.

-Señor, quiero más.

-Ya se mi putita, pero ahora te debes ir al trabajo, vas a llegar tarde. Me dijo con esa sonrisa que tanto había llegado a conocer.

Puse mala cara y me acomode la ropa, me tomo de la mano y me llevo frente al espejo

-Ahora mi puta está perfecta para ir a trabajar. ¿Qué cara pondrá tu jefe cuando te vea llegar? -Dijo señalando mi camisa blanca.

Casi me da un infarto porque no me había fijado que esa camisa se transparentaba todo era como ir en topless prácticamente.

-Señor, no puedo ir así a la oficina.

-Si puedes y lo vas a hacer porque yo te lo ordeno.

-¿Al menos puedo usar un blazer encima? Por favor.

-Está bien, debes estar pendiente de tu celular porque te voy a poner unas tareas.

Me dio un beso y me despido.

Al llegar a la empresa muchos, y muchas, se me quedaron viendo, menos mal el blazer logro disimular la falta de brasier.

Cómo siempre tuvimos nuestra reunión matutina, cuando entre a la sala de conferencias ya la mayoría había llegado. Todos se me quedaron viendo las piernas, la mayoría de las mujeres viéndome con desaprobación y la mayoría de hombres, y puedo decir que algunas mujeres, con lujuria.

Me llegó el primer mensaje de Antonio:

-Cuéntame, ¿Qué tal tu llegada a la empresa?

Le conté como todos me miraban, incluso mujeres.

-¿Cómo no? Si mi perrita es irresistible. Tu primera tarea es abrirte un botón más de tu camisa. Me mandas foto y te quedas así hasta que te dé más instrucciones.

Hice tal cual como mi Amo me indico.

Pasaron un par de horas hasta que entró a mi oficina Carolina quien era jefe de otra área y teníamos pendiente una reunión, reunión que se me había olvidado por completo.

Cuando entro de inmediato se me quedó viendo el escote y recordé que ella fue de esas mujeres que se me quedaron viendo, no con reproche sino con algo más...

Nos saludamos normalmente y empezamos con el trabajo.

De inmediato le conté mis pensamientos a Antonio.

-Seguramente le gustas. Me dijo.

-No creo Señor, además de lo de hoy, no me ha dado motivos para pensar eso.

-Yo creo que si, quiero que hagas algo atrevido y de paso lo comprobamos, solo si tú quieres hacerlo.

-Señor, ¿Que tienes en mente?

-Primero quiero que te encierres en la oficina con ella y te quites el blazer, si ves que responde bien quiero que le muestres que no tienes ropa interior y que tienes la vagina escurriendo mi semen, pero antes de empezar quiero escucharlo todo en tiempo real, me avisas y te llamo.

-Está bien Señor, yo te aviso.

Les comento, nunca se me hubiera pasado por la cabeza tratar de seducir a otra mujer, nunca me habían atraído las mujeres, ninguna, pero hacer eso para Antonio me ponía tan caliente que accedí.

Le dije a Carolina que me disculpara que debía ir al baño, estando allá aproveche para avisarle a Antonio y empezar la llamada, cuando volví a entrar a mi oficina cerré la puerta discretamente con seguro.

Ella me volvió a ver con lujuria mientras entraba y eso me dió la seguridad de quitarme el blasser y, además, abrir otro botón de mi camisa, en ese momento Carolina clavó su vista en mi escote descaradamente.

-Hoy está haciendo muchísimo calor, ¿Cierto?

-Demasiado. Dijo aun mirando mi escote.

-Estoy que me quito toda la ropa.

-Si quieres lo puede hacer, yo no tengo ningún problema- dijo sonriendo y mirándome por primera vez a la cara desde que había entrado- Es más, yo también me voy a quitar la chaqueta.

Carolina es una chica linda, cómo de mi edad, más alta y corpulenta que yo pero con lindo cuerpo; con buen trasero aunque poco busto, de cabello ondulado cobrizo.

Antonio me escribe:

-Ja! Te dije que le gustabas, es hora de ser un poco más atrevida.

-¿Es por el calor que no llevas brasier?

Comenta Carolina rompiendo el silencio, así que decidí tomar esa pregunta cómo una oportunidad y ver qué se daba.

-De hecho no, tuve un problema en el cajón de mi ropa interior y ahora toda está mojada. ¿Te puedo mostrar algo?

-Si claro, lo que quieras.

Me paro, me pongo frente a ella, doy media vuelta y me inclino. Mientras me subo la falta le digo:

-Mira, me tocó ponerme estás medias manchadas y sucias.

-Si. Dice ella tocando el interior del muslo derecho tímidamente.

-Y eso no es lo peor- le digo mientras pongo mis manos al lado de cada una de mis nalgas abriéndolas- mira están rotas y no traigo ropa interior.

Ella suspira un poco y va subiendo su mano por mi muslo pero la retira, enseguida me paro pero quitó otra botón de mi camisa y me voy a sentar.

-Que mal- dice ella- me hubieras avisado y te hubiera prestado algo de ropa interior, tengo muy bonitas, cómo estás.

Acto seguido se sube la falda y se baja las medias, está usando un tanga roja muy pequeña que se pierde entre sus enormes nalgas.

Me inclino en mi escritorio haciendo que mis brazos presionen mis tetas y estás sobresalgan más por la abertura de mi camisa.

-Si, tienes una ropa interior muy hermosa y sexy.

-Bueno, aunque solo te podría prestar pantys, porque esas enormes tetas jamás cabrían en mis brasieres, de hecho me preguntaba si son reales.

-Son totalmente reales- le digo tocándolas- si quieres lo puedes comprobar por ti misma.

-Tendré que hacerlo porque no creo que sean naturales.

Me levanto, me quito la camisa y me siento en el escritorio.

Enseguida pone sus manos sobre mis tetas, las empieza a apretar y estrujar, quizás no me gusten las mujeres pero me encanta que me toquen las tetas y sus caricias me estaban calentando.

Carolina, visiblemente agitada, dejo de tocarme los pechos.

-¿Convencida?

-No mucho, aún tengo dudas. Me dice sonriendo.

-Bueno, yo no soy mentirosa y aquí las tienes para que no te quedes con dudas, un que sabes, ya a mí me dio curiosidad de saber cómo se sienten las tetas de otra mujer porque solo he tocado las mías.

-Eso no es un problema, si quieres puedes tocar las mías mientras tocó las tuyas- comenta Carolina con picardía.

Mientras ella se quita su blusa veo los mensajes de Antonio, ahora me pedía que la gravará tocándome las tetas como fuera.

Mientras pensaba como iba a hacer eso, Carolina quedó con sus pequeñas y paradas tetas al aire, tenía las areolas pequeñas y los pezones erguidos, apenas tuvo las manos libres las llevo nuevamente a mis tetas, está vez tocaba y apretaba más fuerte, yo en cambio, empecé a acariciarlas levemente y fui aumentando la intensidad hasta pellizcarle los pezones. En ese momento se me ocurrió la idea más tonta para poder grabarla tocándome.

Le dije que nunca me había hecho la autoexploración para buscar cáncer de seno porque no tenía claro como se hacía, que si ella me podía mostrar cómo se hacía y si además podía tomar un vídeo por si me olvidaba. Su cara de confusión fue lo mejor, creo que la deje tan fuera de base que simplemente termino aceptando.

Así que empecé mi vídeo, ella iba indicándome los pasos, cuando ya estaba por terminar, con mi mano libre apreté una de sus tetas a lo que ella respondió metiéndose uno de mis pezones a la boca. Gemí de la impresión y la excitación, así que ella empezó a apretarlos más y a morder deliciosamente.

Me bajo del escritorio y me dio la vuelta, en eso vi un mensaje de Antonio que decía: -Déjate llevar.

-Me estabas torturando, Dice Carolina mientras me sube la falda y sigue aferrada a un pecho.

-Solo quería provocarte un poco, le respondo moviendo el culo de arriba abajo contra su mano.

-Quiero probar tu sabor mezclado con el semen que te dejaron está mañana.

Se arrodilla y mete su cara en mi entrepierna, comienza dando lengüetazos cortos, para después recorrer con su lengua toda mi raja y detenerse en el clítoris torturando me deliciosamente, luego pasa al ano lamiéndolo con movimiento circulares humedeciéndolo y dilatándolo poco a poco; cuando ya estuvo listo metió un dedo después, metió otro, ya con el ano lleno fue a la entrada de la vagina, me fue penetrando con su lengua una y otra vez, al mismo ritmo de los dedos que entraban y salían de mi culo, finalmente no pude aguantarme más y me vine en su boca pero ella no había terminado, me acostó en el piso y me abrió las piernas lo más que pude, luego ella unió su entrepierna con la mía, clítoris contra clítoris y se fue moviendo hacia arriba y hacia abajo, cada vez más rápido, solo se escuchaban nuestros gemidos ahogados para que nadie más nos escuchará y el sonido de la humedad de las dos conchas jugosas que se restregaban una en contra de la otra, cuando Carolina se estaba por venir volvió a tomar mis tetas tan fuerte y tan rico que volví a tener un orgasmo.

Después de eso, descansamos un rato y nos volvimos a poner manos a la obra con el trabajo que teníamos pendiente.

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