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Arianna, la madre de mi amigo Jorge

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Jueves por la mañana fui a casa de Arianna, la madre de mi amigo Jorge, había quedado en pasar y tratar de armar un mueble para el ordenador que ella había comprado por internet, ya que mi amigo no tenía tiempo y me lo pidió de favor.

Arianna vive con su esposo en Villareal, ella es una mujer de unos 40 años, delgada, estatura mediana, senos medianos pero que se ven muy bonitos, un culito redondo y duro, ya que las veces que me he pasado a almorzar a su casa siempre la he visto con faldas o vestidos y le marcan una bonita silueta, ella por lo que siempre he podido notar es muy detallista en su forma de vestir, de incluso estar en casa, no anda por ahí como se levanta de la cama.

Aquella mañana llamé a su móvil para saber si estaría en su piso sobre las 11 am y no ir hasta allá en vano, me dice que sí y que desde ya me agradecía por la molestia de ir para ayudarla, al llegar al portal llame y me deja subir, me abre la puerta de su piso y la veo delante de mí en una sensual y espectacular lencería color violeta, sin sujetador y de regalo, en bragas negras, por un momento me quede paralizado en la puerta, sin reacción.

Me dice que no me quede parado ahí y que pase, me acerco para saludarla y al besar sus mejillas siento un aroma delicioso, una fragancia muy suave, que delicioso que olía. Se notaba que se había arreglado desde hace mucho rato, nos quedamos parados en el marco de la puerta y casi muy cerca nuestros cuerpos, me decía que hacía mucho tiempo que yo no venía pos su piso, que a que se debía tanta lejanía, yo no dejaba de sentirme un poco nervioso, ya que el estar tan cerca y ella en esa sexi lencería frente de mí, que hermosos ojos se había marcado, que labios pintados de rosa, brillaban, no podía apartar mi mirada de sus labios, ya que se me hacía difícil poder separarme de su lado, es como si me estuviera bloqueando la entrada hacia más adentro, como si quisiera que la mirase bien, la verdad es que se veía hermosa, fresca, radiante, era una mujer muy guapa y aquella mañana no fue la excepción.

Luego de varios minutos de conversación, me lleva a su cocina y me ofrece algo de beber, me toma de la mano y hace que la siguiese, yo me encontraba muy excitado, un poco sorprendido, ya que normalmente es muy cariñosa con nosotros, pero de ahí a que me recibiese de esa manera, pues no lo sé, no pude atreverme a mirarle el culo hasta ese momento, intentaba mirar hacia otro lado o solo observar su rostro, que linda que se ve.

Me ofrece algo de beber, cerveza, agua, zumo y como vi una fanta me la pedí para mí y nos dirigimos hacia la sala, que era donde tenía la caja con el mueble en cuestión, lo vi tirado en el suelo sin abrir hasta ese momento, ella paso delante mío y yo me retrase unos segundos para poder dejar que se alejara y ver ese culito, como se vería en esa lencería, que morboso me sentí al mirarla y más aun con los zapatos de tacón que ella llevaba puestos. Tomo asiento en un lado del sofá, me tiende su mano y me sienta a su lado, total el mueble podría esperar un momento más a ser armado, llevaba tanto tiempo ahí, un poco mas no importa.

Vi que ella tenía un vaso que ya estaba bebiendo, conversamos sobre el tiempo que había pasado desde el verano pasado, que ella ahora estaba pasando por una crisis matrimonial y ya tenía más de 6 meses sin ver a su marido, que se había largado sin decirle nada, que simplemente llego un día y le dijo que se marchaba a Barcelona por motivos laborales y que ya verían si ella quería ir hasta haya o se quedaría en Valencia, que a él le daba completamente igual lo que ella decidiese, el marido es una persona mayor, bueno creo yo, le lleva unos 15 años, la sentía algo triste y pensativa.

Se le notaba un poco confundida por los hechos, ya que no tenía claro el porqué de la decisión de su marido, pero dice que él siempre ha tenido esos arrebatos y casi nunca le consultaba a ella sobre sus decisiones, intente no seguir por esa línea y cambiamos de tema, le saque unas risas y le pregunte porque necesitaba un ordenador, se quería volver hacker o youtuber, encendió un cigarrillo y cambiamos de tema y me conto como había comprado el mueble y el lio que había pasado por que no le llegaba el mueble a casa, que en realidad había llegado hace varios días, pero su vecina amablemente lo recibió y se fue de fin de semana sin decirle nada, se había olvidado decirle que ya lo habían entregado hace rato.

Yo no dejaba de mirar su rostro, sus gestos, su sonrisa, la manera tan sensual en que cruzaba las piernas, como se arreglaba el cabello cada vez que se reía y tiraba para atrás su cabeza, la manera en que sujetaba el vaso y daba un sorbo, la forma en que sujetaba el cigarrillo y daba una calada, me excitaba mucho estar ahí a su lado y poder sentirla tan cerca de mí, el aroma que llevaba puesto y al mezclarse con el humo del cigarrillo le daba un ambiente diferente, especial y muy prohibido, me ponía mucho y debí pedir ir al baño para mear y descargar un poco tanta calentura que se me estaban hinchando los huevos de tanta excitación.

Al volver ya más calmado y luego de haberme lavado las manos y cara para sentirme más fresco y bajarme un poco tanta calentura, me pide que me siente a su lado que hacía mucho tiempo se sentía sola y necesitaba conversar con alguien y desahogar aquellas penas que la acechaban. Le di un abrazo y nos quedamos así largo tiempo, yo sintiendo su calor, su olor, sus respiraciones, acariciando su sexi ropa y poder recorrer aquella silueta.

Al soltarnos, nuestras caras pasaron muy cerca, nuestras mejillas rosaron más de lo normal, tanto que nuestros labios se rozaban, yo pensé un momento en darle un beso en sus labios rosa, pero no sabría si eso ella lo aprobaría, le bese los labios y ella tímidamente abrió su boquita para poder besar los míos, pase mis dos manos por su cintura y nos fundimos en un largo y apasionado beso. La recosté sobre el sofá y trate de poner una pierna mía dentro de las dos de ella, trate de acercarme a su vagina con mi rodilla y encenderla un poco, no puso ninguna restricción, no me dijo nada, es más creo que ni pensó en bloquear mi movimiento, me retire la camiseta que llevaba puesta y me quede frente a ella, por ver si me decía algo, se retiró el pequeño vestido violeta que llevaba puesto, vaya par de pechos que quedaron frente a mí, medianos, duros y formados, unos pezones grandes y ya sobresalientes.

Me abalance sobre sus pechos y en forma suave me los metía a la boca y no dejaba de succionarlos, acariciaba su cintura y no dejaba de besar sus pezones, que delicioso se sentía, suaves y grandes en mi boca, dulces, llevábamos una excitación ambos, le gustaba los suaves besos en el cuello, que le coma la orejita y le susurre cositas, oh que preciosa que estas, me alegra que hayas pensado en mí para estar hoy a tu lado, que delicioso aroma recorre todo tu cuerpo cariño mío, que encantado me tienes con esos ojitos color café, que bellísima eres.

Estábamos en el salón de su piso, con las ventanas abiertas y yo podía mirar las otras terrazas, ya que por ahí no habían muchos edificios, me cortaba por momentos, que alguien pueda mirarnos y ella después se meta en problemas, pero creo eso a ella no le importaba mucho, seguimos nuestros juegos previos, mis manos no dejaban de moverse por toda su delgada figura, por encima de su braguita negra, por encima de sus pechos, por sobre su vientre casi sin rollitos ni estrías propias de la edad, me devoraba su pequeño ombligo y cada que llegaba a sus bragas, se paralizaba, se quedaba quieta, dejaba de moverse y eso me excitaba más.

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Debo confesar que son muy pocas, pocas las veces que me he comido un coño, tenía un pequeño temor a meterme en algo que luego no pueda afrontar o no saber llevar a cabo, pero aquella mujer tenía un aroma diferente en su vagina, me excitaba mucho tenerla media desnuda y gozando de ella en cada caricia o beso que le daba en su cuerpo, pero como digo a la vez me cortaba un poco el hecho de que alguien pueda mirarnos a través de las ventanas.

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Le pedí que si podríamos ir a otro ambiente y no sentirme tan cortado ante las posibles miradas, me quedo mirando fijamente y me llevo al baño, me dijo que quería estar más limpia y se colocó en el bidet, se bajó la braguita y delicadamente se lavó el coñito, no dejaba yo de acariciarla y besarla por todo el cuerpo, me quito el bóxer que llevaba puesto y con gran cuidado me lavo los genitales, yo estaba completamente erecto y por un momento pensé lo haríamos ahí, sobre la taza del váter o encima del lavabo.

Me tomo de la mano y al entrar a su habitación, la detuve y le bese apasionadamente, le acaricie todo el cuerpo y en cada caricia se derretía, se estremecía, le gustaba mucho sentir mis manos sobre su cuerpo, que fina piel que tiene y que suave al tacto de mis manos, entramos en la pieza y se tumbó boca arriba, me abalance sobre ella y me fui directo a sus pechos, me devoraba esos pezones que ya me pertenecían, que ya eran míos y se habían adaptado a mis besos, a mis mordidas casi fuertes y suaves a la vez.

Fui bajando hasta su coño, solo quería saborear aquella parte tan deliciosa, sabía que estaba fresca, recién lavada y sin posibles malos olores, me asome delicadamente y pase mi lengua por encima, tratando de oler algún posible fallo, todo bien, se sentía la limpieza de aquella previa lavada, me fui introduciendo más en su interior y más disfrutaba, sentía la humedad, la frescura, la fragilidad de su interior, la delicadeza de su interior y cada vez que introducía mi lengua sentía una fuerte agitación de todo su cuerpo, sentía que disfrutaba que yo esté ahí, que sea yo en ese momento quien la pueda estar probando dulcemente, quien la esté lamiendo, comiendo, saboreando el coñito, jugando yo dentro de ella, me gustaba estar ahí dentro y cada vez me inventaba algo diferente para poder hacerla gozar al máximo.

Me pidió que la penetrase y no la hice esperar, nos fundimos en un beso delicado, suave, nuestras pequeñas lenguas tímidamente se tocaban como aun conociéndose, como si fuera la primera vez que ambos daríamos un beso así, le sujete sus caderas y me fui colocando delante de su vagina para poder penetrarla, no entre a la primera, la segunda y a la tercera me sentí dentro de ella, le comí el cuello, con suaves mordiscos, que placer más grande estar dentro tuyo, que coño más delicioso he podido saborear contigo, me vuelves loco.

Ella apretaba mi cara contra sus pechos en señal de morderlos o chuparlos y no dejar de excitarla, fue un rato tan largo, tan rítmico, es como si nuestras partes encajaran a la perfección y solo podíamos disfrutar el momento, recuerdo haber sentido un gemido fuera de lo normal y una gran presión de sus manos sobre mis nalgas, esperaba yo sea un orgasmo y no haberla dejado a medias o mucho menos que no haya terminado, momento después, termine yo dentro de ella, me tumbe despacio sobre su delgado pecho, solo respirábamos agitados y sudorosos nuestros cuerpos quedaron uno sobre el otro.

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