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Así empecé por atrás

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Hola, que tal, me presentó, mi nombre es Eugenio, tengo 33 años, soy casado con una extraordinaria y hermosa mujer, se llama Sofía, ella tiene 29 años y tiene un cuerpo espectacular, cabello castaño claro, ojos color miel, por mi parte mido 1.83 m, tengo cuerpo en forma, ya que procuro cuidarme y hacer ejercicio.

Cuando tengo intimidad con mi esposa no tengo ningún problema, ya que nos hemos entendido, admito que mi esposa es más arriesgada que yo en el sexo, y no me quejo, al contrario, me gusta y calienta que ella sea tan liberal, hemos experimentado varias cosas, entre ellas, es que, en las últimas ocasiones que me está haciendo sexo oral, ella juega con mi ano, metiendo un dedo y a veces hasta dos en él y yo la verdad, siento muy rico cuando lo hace.

En una ocasión, cuando terminamos de tener sexo, nos abrazamos y estuvimos platicando, en eso, ella me dice si me podía hacer una pregunta y que esperaba que no me molestara, le dije que preguntara que no iba a pasar nada.

Luego me dice, ¿te gustaría que yo te penetrara? Yo le respondí con otra pregunta ¿y eso, que ya no lo haces cuando me metes el dedo? Y me dice, sí, pero es que se me ha metido a la cabeza que podría usar un arnés con un dildo y penetrarte con él.

Yo me quedé pensando, y como la verdad, me gusta complacer a mi esposa, le dije que sí, que me gustaría que me penetrara, ella se puso contenta y tanto así que me dio una gran mamada que me hizo terminar en su boca.

Yo le dije que si no le importaba, yo me encargaría de comprar lo necesario, que cerca de mi oficina, hay una sex shop y que me daría la vuelta.

Al día siguiente, en la primera oportunidad que tuve, salí de la oficina y me dirigí a la tienda, tenía surtido de muchas cosas, la que atendía, me preguntó que necesitaba, le dije que necesitaba un arnés con un dildo, me enseñó los que tenía, había de varias formas y tamaños, había en forma de verga y de consolador, luego me mostró unos con una enorme verga de plástico y esos les dije que no, que no fuera tan grande, yo por dentro pensaba, esos me van a reventar el culo, luego me mostró otros que se veían de buen tamaño, escogí uno con un arnés ajustable y una verga como la mía, al menos sentiré lo que siente mi mujer cuanto la culeo, también pedí un lubricante, pagué y me fui.

No niego que estando aún en la oficina, se me venía a la mente la imagen de mi esposa usando el arnés y yo ofreciéndole mi culo para que me cogiera y eso me calentaba mucho, ya deseaba terminar las labores del día para irme a la casa.

Salí del trabajo y no perdí tiempo en dirigirme a mi casa, llegué, saludé a mi esposa con un beso y abrazo y al ver la bolsa que llevaba, preguntó si eso era de lo que habíamos platicado, le dije que sí y se emocionó, me dio otro beso y dijo, más tarde lo estrenamos.

Después de cenar, dijo que se iba a meter a bañar y alistar para el “postre”, salió de bañarse y luego entré yo, salí del baño solamente con una bata y me pidió que me saliera de la recámara y que me quedara así, que ella quería ponerse lista, yo la veía y pensaba en lo que se venía, y me calentaba.

Me fui a la sala, ahí estuve unos minutos cuando oí unos pasos, venía vestida con una sensual lencería color rojo, un brasier que apenas cubría su espectacular par de tetas y una diminuta tanga, que un pequeño cuadro de tela que apenas le cubría su deliciosa vagina, venía con unas zapatillas de tacón alto, bien maquillada y peinada, al verla mi verga inmediatamente reaccionó.

Se acercó a mí, me levanté del sofá y me empezó a acariciar y nos besábamos, nuestras lenguas se encontraban, luego me quitó la bata quedando yo totalmente desnudo, me besaba el cuello, el pecho, me succionaba mis pezones, mientras me acariciaba el pene, ella sabía muy bien como tocarme, movía su mano entre la verga y los huevos.

Yo también empecé a besarla, pasaba mi boca por su cuello, sus hombros, sus senos, ahí me quedé chupando y lamiendo cada uno de ellos, succionando sus ricos pezones, ella se excitaba, le acaricié ese precioso y redondo trasero, le dije que tenía ganas de meterme ahí, ella se acercó a mi oído y dijo, el único culo que va a ser penetrado esta noche es el tuyo cariño, eso me encendió, ah, entonces dije yo, culo no, pero panochita si va a haber, respondiendo con una pícara sonrisa.

Estábamos en un buen faje, con besos, caricias, lamidas y succiones, cuando me tomó de la mano y nos dirigió a la recámara, se metió al baño y cuando salió, se había quitado la tanga y ya traía puesto el arnés con la verga de plástico, se veía muy sexy.

Se acercó a mí, nos besamos y acariciamos, yo agarré ese tronco de plástico y lo frotaba, ella se estremecía al verme hacer eso, y me dijo, híncate, así lo hice quedando de frente con ese falo falso, me dice, ya sabes que hacer puto, yo sin más, lo lamí, le daba lengüeteadas y me lo metí a la boca, lo estaba disfrutando, me decía ¿te gusta chupar verga? Yo sin sacármela de la boca asentía con la cabeza, una mano la usaba para sujetar el dildo y con la otra le acariciaba su jugosa vagina, que ya estaba muy húmeda, ella gemía de placer al igual que yo.

Tenemos una mesa en la recámara y me pide que me incline sobre ella, dejando expuesto mi trasero, ella se puso detrás de mí, me lamió la oreja y su mano fue recorriendo mi espalda hasta llegar a mi trasero, sus dedos jugaban con mi orificio anal, se sentía muy placentero, me metía sus dedos a mi boca para chuparlos y llenarlos de saliva y los volvía a llevar a mi culo, me decía, que lindo culito que me voy a coger, luego de hincó me abrió las nalgas y metió su lengua en mi ano, yo le decía que se sentía muy bien, ella decía que tenía buen maestro.

Me estaba dando unas lamidas de ano por primera vez, ya que nunca me las habían dado, yo gemía de placer, sentía de ponía su lengua dura y la metía, luego se chupó los dedos y me fue metiendo uno, poco a poco hasta que ya lo tenía bien insertado, lo metía y sacaba y luego se unió otro dedo, sabía muy bien lo que hacía, me iba dilatando mi culo y luego, metió tres dedos a la vez, yo grité de placer, me decía vaya que está quedando bien abierto, creo que ya es hora que sientas lo que siento yo cuando me la metes en el culo.

Me dijo que me pusiera de perrito en la orilla de la cama apoyando mi pecho y cabeza en el colchón haciendo que mi trasero se abriera más, lamió y escupió mi ano, luego sacó el lubricante del buró que estaba junto a la cama, le untó a la verga plástica y me untó con los dedos en mi culo, acercó la cabeza y la fue introduciendo, lentamente en mi trasero, yo gemía, sentía algo de dolor pero también placer, sentí que entró la cabeza de la verga en mi culo, y luego poco a poco la fue metiendo hasta que me dijo, en verdad eres un goloso, te la acabas de tragar toda por el culo, ya la tienes bien metida, luego de haciendo los movimientos de entrar y salir, me sujetaba de la cintura y me daba unas embestidas muy sabrosas, luego de dolor que sentí en un momento se convirtió en puro placer.

Me decía eres mi putito y ese culo es mío, a veces entraba y salía suavemente, pero luego arremetía con fuerza, yo tomé mi verga y la empecé a frotar, después de unos minuto, pidió que me acostara en la cama boca arriba, ella se puso enfrente, me levantó las piernas y se las puso en los hombros, acercó la verga a mi culo y me la metió sin ningún problema, ya tenía bastante abierto el ano, me cogía delicioso, la veía a la cara y se le notaba la cara de zorra que pone cuando me la estoy cogiendo yo, le pregunté si le gustaba cogerme y me decía que era delicioso verme siendo penetrado, ella tomó mi verga y me masturbaba.

Cada vez que tenía oportunidad me decía puto, que era un prostituto y ramero, que al llamarse así me calentaba, me sacó la verga y ahora me pidió que me volteara que quedara boca bajo en la cama, me puso un par de almohadas en el vientre, para que quedara levantado mi trasero, se puso encima de mi y me volvió a ensartar ese pedazo duro de plástico, en verdad estaba disfrutando todo eso, ella me decía, ¿verdad que se siente rico? Así siento yo cuando me coges por ahí.

Después de unos minutos, me la sacó e hizo que chupara la verga falsa, la lamí y me la metí a la boca, me dio varias estocadas, luego dijo, por hoy ya es suficiente, y se quitó el arnés, pero yo le dije, ahora va la mía, me volteé en la cama y le dije, ahora te toca chuparme a mi la verga, se quedó hincada en la cama, agarró mi verga, la frotó y luego se inclinó para darme una gran mamada, ella era experta en el sexo oral, paseaba su lengua por todo lo largo y ancho de mi verga, pasando por los testículos que chupaba y se los metía a la boca, luego le pedí que se pusiera sobre mi para hacer un delicioso 69, ella me chupaba la verga y yo su muy mojada vagina, le metía la lengua todo lo que podía, ella gemía, le encantaba que le mamara su panocha.

Luego se levantó, yo la pase en 4 en la orilla de la cama, yo me paré atrás de ella, acerqué mi verga y se la metí, estaba tan lubricada que no batallé, le daba sus buenas embestidas, ella gemía de placer, después de un rato, se acostó boca arriba, le sujeté las piernas en los hombros, ella tomó mi verga y se la acomodó en la panocha, solo empujé un poco y entró fácilmente, entraba y salía de su cavidad húmeda, cuando gritó que estaba a punto de venirse, me decía que no parara hasta que gimió y se contorsionó con un orgasmo.

Yo aún quería un poco más, la puse de lado en la cama, me recosté atrás de ella, le pare sus nalgas, acomodé mi verga en su vagina y se la metí, ella volteaba la cabeza y nos besábamos, se la metía bien rico, mi mujer en verdad es bien caliente, le decía que ahora quien era la puta y prostituta, ella decía, soy yo tu putita, duré un ratito más hasta que ya no pude, se la saqué y me levanté rápido, se la acerqué a la boca y le solté todo el semen en su cara, gran parte entró en su boca y se los trabaja, otros quedaban en los labios y parte de la cara, me incliné y la bese tomando mi propio semen en mi boca, mi lengua recorría sus labios y donde había líquido seminal.

Me recosté junto a ella y nos abrazamos, estábamos bien sudados de todo el ejercicio que hicimos, me dijo que el postré estaba delicioso, le dije que sí y que teníamos que volver a probar, me dijo, pues ten la seguridad que sí, ese culito tuyo necesita toda mi atención, nos reímos y besamos, nos metimos a bañar juntos, salimos y nos acostamos desnudos, yo veía que se quedaba pensando, le pregunté que en qué pensaba y sólo se rio y me dijo, ya lo verás, me besó, me dio las buenas noches y nos dispusimos a dormir.

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