Nuevos relatos publicados: 10

Bailando para mi macho

  • 1
  • 12.419
  • 8,14 (7 Val.)
  • 1

Juan y mi novio se alejaron de los invitados a la parte de atrás de la casa, y se sentaron a platicar en las jardineras, cuando los vi de inmediato me fui a sentar a un lado de Juan, preguntándole:

-cómo te la estás pasando?

-Bien gracias y tú Jenny, ¿cómo estás? -me contestó Juan.

En ese instante mi novio se levantó y dijo:

-traeré una ronda de cervezas, te encargo mucho Jenny.

Me volteo a ver y sonrió conmigo.

Me dijo: -te ves muy hermosa...

A lo que le respondí: -Gracias me arreglé para ti corazón.

Conforme transcurrió la noche, empezaron a poner música de reguetón para bailar y mi novio traía más cervezas y empecé a bailar enfrente de ellos, en esos momentos mi tanga estaba empapada, solo quería llamar la atención de mi macho, con el aroma de mi intimidad.

Mis movimientos eran más sensuales y provocativos, cuando les di la espalda procuré que mi trasero quedara enfrente de la cara de Juan, mis leggins dejaban ver mis nalgas y el hilito rojo de mi tanga.

Y para que no se viera tan obvio le baile también enfrente de mi novio.

-que rico bailas mi amor -dijo mi novio.

No le dije nada solo me limite a seguir bailando y a mover mis caderas con más frenesí, al ritmo del reguetón, en eso sentí una caricia fuerte en mi nalga derecha, al voltear a ver era la mano de Juan, quien arrebatado por la excitación ya no pudo más y me acarició.

De inmediato le tomé la mano y me puse nuevamente, enfrente de él.

Mi novio nos hizo señas de que iba por otra ronda de cervezas, a lo cual, Juan solo se limitó a decir que si, con la cabeza, yo llena de pasión no le respondí estaba concentrada en la letra de la canción.

Antes de que acabara la canción volví a ver ponerle mis nalgas enfrente de su carita esta vez me empine un poco más y mis movimientos eran más eróticos y sensuales, ahora si mis nalgas quedaban a su disposición, en eso recargue mis manos en sus rodillas y le abrí las piernas le restregué mis nalgas en su virilidad, cuando sentí él estaba muy duro eran todas para el solito.

(8,14)