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Bendito mezcal

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Una amiga me invitó a comer para una consulta profesional sobre un tema legal, estaban ella y su esposo porque sus hijos se quedaron con sus abuelos, la comida fue muy rica, su esposo me ofreció de beber algunas cervezas y tequila, como estamos en el mes patrio, yo llevé una botella de mezcal, la comida terminó, entre plática agradable y bromas de mi amiga, tocando sólo un poco el tema de la consulta a petición de su esposo, todos aceptamos dejarla para la sobremesa.

Una vez satisfechos por la comida, ofrecí el mezcal para que nos ayudara a la digestión, ya habíamos bebido algunas cervezas y tequila, así que el mezcal para quienes no lo acostumbran puede ser peligroso, mi amiga nos sirvió a los tres un poco del destilado, tocamos el tema de la consulta, su marido quedó muy satisfecho por la solución que les ofrecí, era una opción que le agradó mucho, así que eufórico no paraba de decir salud constantemente, cabe mencionar que mi amiga es una mujer muy agradable de carácter alegre, sentido del humor inteligente y ácido, con un par de tetas que es imposible dejar de mirar de vez en cuando, además de su sonrisa encantadora, sus amplias caderas, su sensualidad natural es irresistible.

Después de unos tragos más, el esposo ya estaba muy mareado, yo me tomé un café muy cargado, porque tenía que manejar de regreso, él bebió otros tragos, yo otro café, finalmente me despedí al verlo más mareado, por momentos se quedaba callado, cuando me despedí me ofreció otro trago, le respondí que no, pero insistió un poco al igual que mi amiga, así que accedí, bebí otro caballito con el mezcal, sin embargo, este último fue fulminante para el esposo de mi amiga, cuando nos dimos cuenta estaba completamente dormido, me ofrecí a ayudarle a mi amiga a llevarlo a su habitación, ella me agradeció, se adelantó a preparar la cama, regresó y entre ambos los llevamos a su cama, cuando ella lo acomodaba pude ver parte de sus ricos senos al agacharse, ella sintió mi mirada, volteó a verme y sonrió con un brillo perverso en sus ojos.

Una vez que lo acomodamos regresamos al comedor, me disponía a despedirme, pero ella me invitó otro trago, acepté encantado para platicar a gusto con ella, después de unos tragos, chistes risas, la temperatura aumentó, no sé exactamente cómo, pero nuestros cuerpos se empezaron a acercar, tanto que podía sentir su aliento, de pronto nuestros labios se pegaron, nuestras bocas se abrieron, nuestras lenguas se enredaron en un intercambio de ricas caricias, nuestras manos acariciaban el cuerpo ajeno, las de ella iban de mi pecho a mí pene, la mías de sus grandes tetas a sus piernas, un ruido proveniente de la recámara nos sobresaltó, ella corrió yo seguí sus pasos, era su marido que se había caído, con un poco de esfuerzo lo subí de nuevo a su cama, lo acomodé de lado para evitarle un accidente, ella puso una colchoneta en el piso por si volvía a caer, al terminar intercambiamos una mirada de complicidad, retomamos las caricias.

Nuestras bocas se besaron con mayor intensidad, besé su cuello, ella pegó su cuerpo al mío, de inmediato nos arrancamos la ropa, ella me dijo "cógeme, méteme tu verga" no hice caso, la recosté en la cama, la besé, fui bajando a sus tetas, a sus pezones, a su vientre, al llegar a su vagina ella abrió más sus piernas, con mis manos separé sus mojados y calientes labios para meter mi lengua más profundo, estaba muy mojada caliente, cuando mi lengua se detuvo en su clítoris para jugar con él, besarlo, chuparlo, una mano fue hacia su culo, al acercar mis dedos su ano se contraía de forma involuntaria, con mi otra mano mis dedos hacían lo suyo dentro de su vagina, de pronto todo sucedió en un instante ella empujó con una mano mi cabeza, con la otra tapó su boca, su esposo se movió y emitió unos ruidos extraños, al mismo tiempo sentía un caliente chorro en mi boca y mano, nos quedamos quietos, su esposo seguía inconsciente.

Todo eso nos prendió aún más, ella me volvió a decir "cógeme, cógeme ya", la ignoré de nuevo, la tomé por el cabello, acerqué mi verga a su boca y le dije mámala, ella lo hizo de inmediato, de un solo movimiento metió toda mi verga en su boca, podía sentir con la cabeza de mi pene la suave textura de su garganta, arqueó un poco, pero siguió mamando como si de ello dependiera su vida, al sentir que me iba a venir traté de sacar mi verga de su boca, pero ella me detuvo, trató de decir algo, pero no pudo, sacó rápidamente mi falo de su boca y me dijo “voy a tragarme tu leche”, volvió a meterse todo mi miembro y continuó mamando hasta que vacié mi chorro caliente dentro de su boca, cabe decir, que ha sido una de las mejores mamadas que he recibido en mi vida.

Después de limpiar hasta la última gota, sacó nuevamente mi falo un poco flácido de su boca, para decirme, “ahora te voy a preparar para que me cojas cabrón y bien cogida”, al terminar la frase engulló nuevamente mi polla para volver a dejarla dura y lista para introducirla dentro de su caliente vagina.

Al sentirla lo suficientemente dura dentro de su boca, la saco, me miró y me dijo más bien me ordenó, “ahora sí cabrón méteme esa verga” al decir esto se acomodó en su cama, cuidando de no “molestar” a su marido que seguía inconsciente, abrió sus piernas mientas acariciaba sus tetas, acto seguido, me coloqué encima de ella para meter toda mi verga dentro de su cavidad vaginal, estaba completamente mojada y muy caliente, parecía tener vida propia, ya que cada vez que entraba y salía parecía ajustarse por completo a mi falo, los movimientos aumentaron de intensidad, cada vez más rápidos e intensos, en eso su esposo hizo ruidos nuevamente, pero seguía dormido.

Entonces decidimos bajarnos a la colchoneta, esta vez yo me coloqué debajo de ella para ver, acariciar y morder esas increíbles tetas, ella subía y bajaba en miembro, primero lento y suave, aumentando la velocidad y la intensidad de sus movimientos, por momentos la atraía hacia mí, para besar su boca, su cuello, sus tetas, por momentos ella se contorsionaba doblando su espalda hacía atrás enterrando sus uñas en mis muslos, hasta que en un instante, se agachó, pasó sus brazos alrededor de mi cuello, lo apretó mientras ahogaba un grito y dejaba escapar sus calientes fluidos sobre mi verga, siguió moviéndose unos segundos más mientras me decía el oído, “vente cabrón, vente ya, lléname de tu leche”, como si fuera una orden, con unos movimientos más la abracé y dejé salir mi leche dentro de vagina, al tiempo que ella dejaba escapar otra carga de su caliente líquido.

Nos quedamos en esa posición abrazados unos segundos o minutos, en realidad no sabría decir exactamente el tiempo, pero unos ronquidos de su esposo nos hicieron volver a la realidad.

Ese fue el inicio de varios encuentros, ambos confesamos que siempre nos habíamos sentido atraídos uno del otro, pero eso ya es otra historia.

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