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Carmen, la vecina

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Vivo en Argentina y como una característica, las mujeres de aquí son hermosas (si se lo proponen) a cualquier edad. No es un comentario machista, es pura realidad.

En mi país las mujeres cuidan mucha su estética personal y entonces ves chicas jóvenes muy bellas y también mujeres entradas en edad súper atractivas.

Depende la propuesta interior que se hayan juramentado.

Es el caso de Carmen mi vecina del 5° “G” de mi edificio.

Esta justo arriba mío su departamento.

Es una mujer de unos cincuenta y siete años, actualmente viuda desde hace años.

Una vida tranquila, no se le conoce pareja, novio u “oportunidad” alguna de sexo.

No en este edificio.

Reservada y seria (casi secota de trato), pero cuando la conoces muy agradable.

Siempre arreglada, una mujer muy atractiva.

El pelo corto tipo carré, color negro, hacia resaltar aún más sus ojos color miel.

Una boca muy atractiva, una bocota para hacer dormir cualquier pene.

Y ese buen par tetas, paradas, duras de prominentes pezones, me volvían loco.

Ella lo sabía y normalmente usaba vestidos con buen escote, cortos y ceñidos al cuerpo.

Rara vez bajaba de sus sandalias con plataforma.

Y que piernas! Un poema imaginar esos muslos cabalgando sobre el garrote.

Le encanta bailar música de bachata, salsa, merengue y todos esos ritmos de Centro América.

Hasta donde supe, es su distracción tomar clases de baile.

Un buen día tuvo un inconveniente con su computadora, y me pidió si podía ayudarla.

Bajó por la tarde a mi piso, y me tocó timbre.

-Hola Matías, disculpa que te moleste. (Saludó)

-Hola Carmen, cómo está? (respondí)

-Bien… Bah! En verdad no, con un problemita (dijo)

Y mostrándome su notebook, me hace cara de incomprensión, de no entender que sucede con su equipo.

Yo entonces tomo la máquina y la invito a pasar a mi departamento.

Por suerte, María Ángela, la señora que limpia pasó por la mañana. O sea, todo ok para recibir visitas.

Imagínense un departamento de soltero y casi adolescente todavía.

-De verdad no te molesta, no quiero incomodar. (Dijo Carmen)

-Nooo, pase tranquila, estoy solo (respondí)

-Gracias Mati y no me digas usted, tuteame tranquilo. Ya soy vieja y encima me tratas de más vieja jajaja (dijo con sonrisa pícara y guiñando un ojo)

-Siii, jajajja tenés razón. Vieja no sos!

-Dale, no me jodas! (dice)

-De verdad, me pareces muy linda, nada vieja (dije)

-Es un cumplido?? Gracias! Que un chico tan jovencito me diga eso me halaga (Me dijo mirándome tierna)

-Bueno, me la dejas y te la reviso? (pregunté tratando de salir de ese momento)

-Sí, dale. Avísame si tenés que comprar algo para arreglarla. O si te complica mucho dejala (se disculpa)

-No te preocupes, no debe ser nada complicado, pero tengo que revisarla. Seguramente es alguna actualización del sistema o posiblemente el disco se encuentre saturado y tendré que acomodar algunas cosas (Expliqué)

-Perfecto, hace lo que tengas que hacer. Pero eso sí: te pido no borres ningún archivo, son todos laborales (Me aclaró)

Al quedarme solo, me dedique a tratar de solucionar el problema de esa máquina.

Logré encontrar una carpeta semi oculta dentro del sistema operativo, entre las carpetas de los programas que normalmente utiliza cualquier PC.

Contenía muchos archivos de fotos y videos, con diferentes fechas de grabado en el disco.

La escaneé buscando virus, pero no contenía ninguno.

Volví a cerrarla, pero mi curiosidad me abarcó.

Al rato, volví a ella y la abrí para ver de qué se trataba.

Si no tenía nada interesante, la cerraba y listo, quien se iba a enterar.

Para mi sorpresa, todos los archivos eran triple X, incluidas las fotos.

Pero lo más sorprendente es que solo tenían una actriz principal, solita y sin compañía: era Carmen.

Fotos tocándose, con juguetes eróticos o productos comestibles como pepinos, bananas y alguna otra hortaliza.

Los videos espectaculares; ella normalmente hablándole a la cámara en pose tocándose o jugando con algún consolador.

A veces disfrazada y haciendo un striptease.

La verdad que me dejó loco.

Por supuesto que bajé todo ese material a mi compu y ese día me dediqué a hacerme la paja.

Y cuantas me hice en honor a Carmen!

Que lomo tiene esta vieja! Esta fuertísima!!

Tenía unas ganas locas de cogérmela y en mis pajas soñaba que se lo hacía de diferentes maneras.

Alguien me hace volver a la realidad.

Es el timbre de mi departamento.

Sobresaltado, digo que ya voy y trato de cerrar los programas abiertos de la compu.

No todos se cierran, no todas las fotos y videos se guardan correctamente.

Trato de acomodar mi ropa, pero mi bulto es muy evidente.

Igual voy a atender la puerta.

Es Carmen que pregunta por su compu.

-Hola Mati, cómo estás? Pudiste ver el tema de mi compu? Es que la necesito para trabajar (me dice muy gentil)

Yo me derrito con esa mirada, pero trato de disimular la situación.

Ella se percata de mi bulto enfurecido, pero no dice nada.

-Puedo entrar o estas ocupado? (indaga)

-Nooo, pasa no estoy haciendo nada (le digo)- Sabes que todavía no pude terminar el informe? El scan disc (le digo)

-Ah, y tarda mucho eso?? (Dice extrañada)

-Un ratito, pero podes quedarte y mientras hablamos que te parece (Le propongo tímidamente)

-Me estás invitando? Jaja (me pregunta burlona)

Bajo la cabeza avergonzado y le digo que no, que es una simple formalidad, como para pasar el tiempo.

-Hay tantas cosas que se pueden hacer para pasar el tiempo… no te parece? (pregunta con voz sensual)

Yo me paralizo y no respondo. Apenas afirmo con la cabeza que sí.

Para cortar el momento de vergüenza, le ofrezco algo de tomar.

Cuando llego a la heladera, solo encuentro dos botellas de agua y un champagne cerrado que sobró de fin de año.

-Discúlpame solo tengo agua fría… y un champagne (digo)

-Champagne?? Perfecto me encanta!! Jaja (dice risueña)

-Voy a tomar poquito porque enseguida se me sube (dice sentada desde el living)

Yo mientras estoy en la cocina preparando las copas, la botella y un snack para cortar el alcohol.

Al volver al living, ella continuaba sentada en el mismo lugar, revisando su celular.

La compu estaba sobre la mesa.

-Qué pena que te estoy haciendo perder tu tiempo (dice acongojada)

-No pudiste terminar tu trabajo. Eso es lo que más me preocupa (Digo yo)

-Noo, ni te preocupes de eso. Yo tengo otras opciones, me arreglo solita (dice algo pícara)

Pronto me llego la imagen a la mente, donde ella estaba tirada en la cama jugueteando con su vulva, jadeando mientras se filmaba.

Y mi chorizo que no paraba de crecer dentro del pantalón.

Ella miró de reojo el bulto que se armaba en mi jeans.

Tomó otro sorbo de bebida.

Sus ojos claros estaban chispeantes, muy brillantes… parecían calientes.

Entonces tomó la palabra.

-Sabes una cosita? Pero me da algo de vergüenza contarlo (dice)

-Que? Decime (pregunto)

-Mejor no, dejá (vuelve a decir)

-No, dale. Contame ahora (le insisto)

Entonces mirándome a los ojos, se acerca a mí y al oído me susurra:

-No te das una idea como estoy… imposible contenerme.

Se corrió un poquito y yo quedé petrificado.

Con mi pija súper dura a punto de explotar.

-Ayer por la noche soñé con vos y no se… desperté mojada. Imaginate después lo que paso: dedo a lo loco!! Jaja. (dijo)

-En serio? (dije sorprendido y entrecortado)

Mi corazón latía a mil. Las palpitaciones que tenía me iban a producir un paro. Bah! En verdad el paro lo tenía hace rato entre las piernas.

Ella continuó hablando y por supuesto, calentando el ambiente:

-Me encanta gemir… disculpa si te molesto porque a veces, hasta grito y no me puedo controlar. Te gusta que griten las chichis? (preguntó melosa)

-No, no siempre. Las chicas son complicadas… histericonas a veces (dije)

-Asi que es así? Histéricas. Y que te gustan? Las mujeres grandes como yo? (preguntó interesada y caliente)

-Yo la verdad no sé, digo me parece que son histéricas (incómodo respondo)

-Porque vos las harás gritar como gatas en celo ummmm… muy ricooo (Dijo mientras besaba mi cuello)

Yo me deje hacer, y ella sabía que tenía que hacer.

Eso es lo bueno de las mujeres con experiencia.

No necesitan cartelitos ni atajos, saben cómo llevarte.

Luego de las caricias, de lo meloso de la situación, dijo:

-A veeer… que tenés ahí guardadito? (señaló mi bulto)

-No, nada. Es, es nada. (Dije perturbado)

-Dale, mostrame que tenés (Me dice haciendo trompita)

-No, no puedo (repito)

-Uuufa! Dale, corazón… si vos me mostrás, yo también te muestro (dice intrigante)

Y comienza lentamente a desabrochar los botones de su blusa, mientras me sonríe indiferente y clava sus ojos en los míos.

Dominaba la situación como una leona hambrienta ante su presa.

Obviamente acepte. Estaba caliente.

Mientras yo empezaba a alborotarme para desnudarme, ella me contuvo.

Deteniendo mis bruscos movimientos, se apoderó de la situación.

Me dio un suave beso en la mejilla y apoyó su mano en mi boca.

Como silenciándome.

Esto me volvió a paralizar.

Desabrochó los primeros botones de mi camisa y acaricio mi pecho y mis tetillas se erizaron.

Pronto su mano acariciaba mi paquete por sobre el pantalón.

Entonces dijo:

-Guau! Que trozo debes tener. Está durísimo y parece grandote (asombrada observaba mi entrepierna)

-Si querés lo saco y te fijas que tan grande es (le dije haciéndome el macho alfa)

-Noo nene, dejá que de eso me encargo yo (Sobradora y experimentada me dijo cortando mis ínfulas)

Nos besamos un rato más, nuestras lenguas lucharon dentro de las bocas por prevalecer sobre la otra y continuó adorando mi paquete que aún permanecía encerrado dentro de la tela de mis ropas.

Mientras acaricia ella mi cabeza y yo sus tetas, miró hacia abajo y con una mano bajó el cierre del pantalón.

Sigilosamente metió la mano por la abertura y saco mi falo a la superficie.

Entonces asombrada (con los ojos claros bien abiertos) dijo:

-Uff, que pedazo de pija que tenés nene!! Ese fierro me va a partir en dos el culo (Dijo admirada)

-No te preocupes, te lo voy a hacer muy despacito para que lo disfrutes y tengas ganas de más (le respondí susurrándole)

-Ay mi amooor, que rico que sos!! Me querés cuidar?? (Me dice tierna)

-Sí (apenas respondo)

Ella toma mi cara entre sus manos y me da un tierno beso sobre mis labios.

-Conmigo vas a aprender que es coger con una mujer de verdad. Esa pija tuya va a delirar (me advirtió)

Esta mujer de inocente y tierna viejita no tiene nada; por el contrario es una loba infernal y la reina de las MILF.

Seguimos con el jugueteo un buen rato, hasta que se decidió a arrodillarse frente a mí y decirme:

-Mientras te fuiste a la cocina, yo miré la compu y comprobé que vos estabas mirando mis archivos privados. (me dijo con una sonrisa)

-No, pero no pude ver nada. No te preocupes que yo… (y yo sin poder terminar de decir algo, me interrumpe ella)

-A siii? Sos puerquito, te gusta ver cochinadas de tu vecinita. Que tiene que jugar solita con sus juguetitos. Y me imagino lo caliente que te puse.

La muy puta rosa los labios de su boca en mi pene mientras me habla y me mira a los ojos.

Yo no podía contenerme más.

Cuando quise explicar que sucedió, me dio una chupadita rápida en la cabeza del choto que hizo que salgan los jugos pre-seminales.

Ella mirando se mordió el labio inferior de la boca.

-No te preocupes mi amor, a mi también me calentás. Por eso sueño y tengo ganas de coger con vos. (Me dice totalmente libidinosa)- Querés una chupadita? Yo sí. Después te voy a hacer una turca con estas tetas hermosas (Me dijo la experimentada)

Y enseguida comenzó a mamar mi pija.

Era una maestra como se la metía en la boca, lamiendo todo el tronco hasta los huevos.

Succionaba el glande y se bebía los primeros juguitos que mojaban mi pito.

Yo estaba sacado. No podía creer tan fortuna de mi lado.

Ella loca peló sus tetas y mostrándomelas, me permitió tocárselas.

Yo se las magreaba, apretaba esos pezones duros.

Hasta que llegó el momento de la rica turca.

Ahí fue mi pija en medio de esa inmensidad mamaria.

Agitó mi carne hasta hacerla explotar y llenarse de leche la cara, las tetas y salpicado hasta el pelo.

Feliz ella por la situación, me revela lo caliente que se encuentra y dice que quiere que me la coja sin perder más tiempo.

Su culo ya estaba dilatado de la calentura que tenía.

Entonces refregó la punta del pene en su mojada vagina, y con una maestría única subida a mi falda, se introdujo con la mano mi verga en el orificio de su ano.

Me la estaba cogiendo analmente.

Y como le gustaba.

Ella era la que dirigía los movimientos. Parecía solo importarle su goce.

Y en verdad era así.

Después de tanto sufrimiento, que lo hombres la usen era hora de utilizar una pija a gusto propio.

Enloquecida, sacó el choto de ahí y lo acomodó entre sus piernas, dentro de su vagina.

Al rato era yo quien buscaba su culo.

Le pedí que se siente de espaldas a mí.

Y justamente, introduje lentamente mi pene en su orificio anal, el cual se habría paso ante mi carne.

Ella mientras sucedía esto, gemía y aullaba, mezcla de dolor y placer.

La zona estaba bien lubricada y su culo bastante dilatado, pero mi pija era muy gorda para su estrecho agujerito.

Metí la cabecita de mi choto bien suave y despacio.

El resto fue entrando por decantación.

Y entonces comencé levemente mis movimientos hasta lograr que ella se acoplara también, porque al principio ni se movía del lugar temerosa por el dolor.

Me encantó culearla, darle látigo por el culo.

Era una hembra hermosa rendida ante mí.

Mientras la cogía analmente, desde atrás mordía su cuello y apretaba sus enormes tetas.

Ella se limitaba a gemir y balbucear una que otra expresión, propias del momento intenso sexual que estábamos llevando adelante.

-Ayyy, por Diossss!!!! Queee pijaaa!! Seguí así, si, siiii… dame tu leche, dámela todaaa! (Bramaba enloquecida mientras recibía mis aguijonazos de carne)

-Dale perra! Subite a mi pija y cabalgá ahora!! Te quiero sentir! (le ordené)

Del sillón, pasamos a la cocina (sobre la mesada) y terminamos en mi habitación.

Ahí nos dimos duro, mucha verga y concha mojada.

Me la refregó por la cara y jugamos en un sesenta y nueve espectacular.

Le mamé las tetas descontroladamente y de pie le chupe su vulva mojadísima.

Ya casi sin inventos de situaciones, y en solo sexo puro experimentamos nuevamente nuestro amor sexual.

Cambiamos entonces de posición:

Pasé a acostar mi espalda contra la cama y ella enseguida se subió a mi mástil duro.

Tomo mi pene con su mano, lo colocó en la puerta de su vulva, y se sentó de un solo impulso.

Ambos, al unísono, dimos un gemido de placer.

Subía y bajaba de mi verga lubricada por sus jugos y seguramente sus gemidos se escucharían desde la otra cuadra.

Yo estaba súper concentrado, quería que ese momento no terminara más.

Quería seguir cogiendo toda la noche y todo el día, y también el resto de la semana.

Imploraba no terminar más esa faena.

-Como te gusta mi pija!! (le dije)

-Siii, soy muy caliente, hoy soy tu puta!! Soy solo tuya y quiero toda tu leche pendejo!! (me decía mientras saltaba sobre mi choto erecto y duro como un fierro).

Obviamente no podía aguantar más y comencé a largar chorros de semen en su interior, llenando sus entrañas con mi savia.

Ella seguía cabalgando ya un poco más calma, con una sonrisa de satisfacción y deseosa de guardar entre sus recuerdos el acto finalizado.

Mi pija comenzó a ablandarse y los jugos de ambos a chorrear por sus piernas.

Yo me deleite también besando sus tetas y los pezones puntiagudos que tenía.

-Me encantan tus pezones porque parecen chupetes (le dije)

-Dale, chupámelos un ratito más que ahora me toca a mí (me dijo mirándome a los ojos)

Acción seguida, se deslizó hasta mi verga flácida y comenzó a mamarla, hasta ponerla nuevamente dura.

-Uffff estoooy… No te imaginas! (dijo sin dejar de mamarme)

-Si seguís haciendo eso me vengo en tu boca! (le advertí)

-Que?? Esto?? (Dijo)

La muy puta, haciéndose la inocente, pasaba su lengua por el glande y recorría con ella todo el tronco del pene.

Sus manos jugaban acariciando mis bolas.

Mi pija con tanto juego, pedía eyacular.

Ella enseguida supo que estaba por venirme y metió toda la verga de un solo movimiento en su boca hasta tocar su propia garganta con la punta de mi sable.

Succionó hasta hacerme acabar en su interior y no se permitió derramar ni una gota de semen.

Después se tragó todo cuando terminé.

Satisfecha, me dijo que necesitaba un baño y me pidió que la acompañe.

Por supuesto que fuimos juntos a la ducha y ahí continuamos cogiendo un ratito más, aunque mis piernas ya no podían sostenerme del cansancio.

Nos dormimos juntos y a la siguiente mañana me fui a trabajar.

A pesar de las incomodidades de un martes típico, a mí no había nada que me pusiera de mal humor.

Ambos quedamos en que se guardaría el secreto y que lo sucedido era tan solo una “situación aislada”, sin complicaciones ni ataduras.

Y a pesar de volver ese mismo día al departamento del quinto piso, pero no recibir respuesta alguna, caí en la cuenta que posiblemente no volvería a suceder jamás.

La semana transcurrió tranquila, sin sobresaltos.

El viernes por la noche recibí un mensaje de texto en mi celular que decía:

“Cuando venis?? Te extraño… estoy tan mojadita y caliente… muy lubricadita para vos”

Cerré el celular, salí pronto de mi departamento.

El finde comenzaba y mi cena estaba en el piso de arriba.

(9,61)