Nuevos relatos publicados: 10

Con 18 años recién cumplidos (II)

  • 16
  • 24.022
  • 9,00 (57 Val.)
  • 2

Os diré que Joan y yo follamos durante el resto de la semana hasta que por fin vino Sofía y nada más verme Sofía sabía que había pasado algo, las dos éramos como un libro abierto para cada una de nosotras, nuestra historia nació cuando íbamos al jardín de infancia con tan solo 2 años, siempre juntas, siempre unidas.

Estábamos en casa de Sofía hablando de sus vacaciones por Galicia, me acuerdo que era lunes por la tarde.

-¿Qué te has acostado con Joan? –Me preguntaba un poco alterada Sofía.

-Sí, no me preguntes como pasó, pero pasó tía y ya está. –Contestaba a mi amiga y esta se sorprendía de lo que acababa de oír.– Pero hay más nena. –Le seguía diciendo.

-Más tía, ¿qué puede haber más?, ¿qué te hayas seguido acostando él? –Nada más terminar la frase, Sofía se llevaba las manos a la cabeza al ver mi reacción, al ver que con la cabeza y una sonrisa pícara asentía.– Joder nena, me voy una semana y la que lías.

-Joder nena lo sé, pero ya te digo que intenté que no pasara, pero… Joder tía, tú no estabas allí, fue como… no sé explicártelo.

–No tienes que explicarme nada, ven aquí mi chocho, lo que te quiero yo a ti. –Sofía me abrazaba y besaba en el pelo.– Bueno lo hecho está y ahora dime… que tal guarrona, que tal folla ja, ja, ja.

-Nena no seas bruta ja, ja, ja, ¡Joder Sofía!, increíble, sencillamente increíble, ja, ja, ja –La contestaba muerta de risa mientras me tapaba la cara con un pequeño cojín.

-Pero detalles Lara, quiero detalles. –Sofía me insistía en que le hablara de cómo me había follado Joan.

-A ver Sofía, si quieres saberlo ya sabes lo que tienes que hacer, además Joan me ha comentado que le encantaría hacer un trío contigo, ja, ja, ja. –Una vez más Sofía se quedaba sin habla, bien es cierto que Joan no me lo había pedido explícitamente, pero sí que me lo había insinuado en un par de ocasiones.

Sin quererlo, ese comentario despertó en Sofía también la curiosidad de cómo seria y ya no paramos de hablar en toda la tarde de lo mismo, el sol nos decía adiós y todavía estábamos las dos en la piscina de sus padres planeando lo que sería un trío con Joan, ¿Qué haríamos y cómo?, ¿nos besaríamos nosotras?, ¿quizás nos acariciaríamos?, un montón de preguntas surgieron de nuestras locas cabezas y todo eso sin pensar ni siquiera que lo íbamos a hacer.

A la mañana siguiente, después de estar con él, después de dejarme una vez más exhausta, le miraba desde la cama mientras que Joan se vestía.

-Te gustaría estar con las dos Joan. –Le preguntaba directamente tumbada en la cama boca abajo mientras veía que se vestía.

-Perdón, ¿no entiendo Lara, que dos? –Contestaba extrañado, no sé si por no haber entendido la pregunta o por no saber tan siquiera de que hablaba.

-Me refiero a Sofía y a mí, me refiero a lo que en alguna ocasión me has comentado que te encantaría estar con las dos juntas. –Le volvía a repetir a pesar de que él nunca me afirmó que le encantaría estar con las dos, simplemente lo insinuó algún que otro día.

-Ay mi niña, pero a qué viene eso, yo solo quiero estar contigo, no estés celosa. –Joan se sentaba en la cama acariciando con sus dedos mi espalda bajando por ella hasta mis glúteos.

-Ya, pero te gustaría. –Le volvía a preguntar, Joan se quedaba mirándome, pensativo sin saber muy bien que decir, intentando averiguar cuál era la respuesta adecuada.

-A ver mi niña, yo estoy muy a gusto contigo, creo que nos lo estamos pasando bien ahora, no le digas a un hombre si quiere hacer un trío con dos preciosidades como sois vosotras porque te dirá siempre que sí.

-Entonces… ¿Te gustaría?

-Claro que si Lara, pues claro que me encantaría follar con las dos, pero no sé si Sofía querría. Joan salía de la habitación sin tan siquiera ver mi cara, quizás por no verme cuando afirmó que le encantaría y dando por seguro que Sofía no querría.

El mismo martes por tarde se lo comenté a Sofía, la verdad que a mí la experiencia no me desagradaba y sabía que a Sofía tampoco, la conocía muy bien y aunque no me dijera nada sabía que le había picado la curiosidad, lo hablamos entre las dos, estábamos indecisas, seguíamos dándole demasiadas vueltas, demasiadas incógnitas, Joan se había marchado a Valencia por unos asuntos relacionados con su mujer y me pidió vernos el sábado por la tarde a lo que evidentemente le dije que si, ya me inventaría algo para que mi novio me dejara en paz, me dio las llaves de su casa y me dijo que le esperara allí que él llegaría a eso de las siete de la tarde.

El resto de la semana transcurrió como siempre, Sofía y yo cogíamos color por la mañana en la playa y por la tarde las dos descansábamos en mi casa o en la suya, tomábamos algo en alguna terraza con los amigos y nuestros respectivos novios y hablábamos y hablábamos, dos días pensando que es lo que íbamos a hacer, ya que Sofía no lo tenía claro, hasta que llegó el sábado por la tarde, a las siete de la tarde en punto como Joan dijo abría la puerta de su casa, yo sí que lo tenía claro, quería estar con él y quise que lo primero que se encontrara según entraba fuera mi blusa tirada en el suelo sobre un lecho de pétalos rojos, pétalos que como una carretera discurrían por su casa hasta su habitación encontrándose a cada paso ropa mía tirada en el suelo, la ropa que fui quitándome, el sujetador, el pantalón, una sandalia y justo antes de entrar mi tanga junto con un cuenco pequeño de cristal con dos fresones bien rojos.

Joan entró prácticamente desnudo, tan solo el bóxer que se fue quitando a medida que se acercaba a la cama donde yo estaba desnuda esperándole con una copa de cava, pétalos de rosa sobre la cama, sobre mí, sobre… sobre Sofía que le esperaba también desnuda abrazada a mí y con otra copa de cava en la mano, Joan sonreía mirándonos a las dos, la sorpresa había sido mayúscula y para cuando se subió a la cama estaba totalmente desnudo con una erección en su pene impresionante, nada más llegar a nosotras me besó apasionadamente mientras me acariciaba mi vulva, luego le tocó el turno a Sofía y de igual manera la besó y la acarició la vulva, pero quizás con más intensidad llegando a meterle un dedo en la vagina a lo que Sofía contestó mirándome con un gesto de agrado y placer mordiéndose los labios.

-¿Sorprendido?, ¿contento?, pues esto no es nada porque no hemos empezado contigo cariño. –Comenté a la vez que le dejábamos tumbarse entre las dos y empezamos acariciar su pecho.

-Contento no, estoy acojonado, esa es la expresión adecuada porque no sé qué me vais a hacer. –Contestaba Joan.

-Pues tú relájate y disfruta de las dos. –comentamos al unísono Sofía y yo riéndonos.

Las dos derramamos las copas de cava por su cuerpo, Sofía por su pecho por debajo del cuello y yo regaba su tripa, mojaba su vello y su pene con el cava, una vez vaciadas las copas empezamos a lamer despacio los ríos de cava que recorrían su cuerpo, Sofía por un lado y yo por otro, desde sus pezones hasta su tripa íbamos bajando muy despacio, hasta que no quedase nada de cava en su piel, hasta que no quedase ni un centímetro de su cuerpo sin lamer, poco a poco fuimos llegando hasta su pene que las dos lo empezamos a lamer con mucha suavidad.

Nuestros cuerpos en dirección contraria al suyo, nuestras cabezas subían y bajaban por ese tremendo falo que tenía Joan, primero yo y luego Sofía, una a una, nos lo metíamos en nuestra boca, subiendo y bajando por él, nuestros labios y lenguas se juntaban cuando las dos decidíamos lamerle el glande, oíamos los gemidos de Joan, un hilo de voz salía de él simplemente para decirnos que le encantaba y que no paráramos, mis manos acariciando sus testículos, las de Sofía subiendo y bajando por su pene, las dos excitadas, las dos muy mojadas sentíamos también como Joan nos acariciaba nuestra vulva, como sus dedos penetraban en nuestra vagina y como nos hacía gemir cuando sus dedos circulaban por nuestro clítoris pulsándolo de vez en cuando.

Joan estaba disfrutando de la felación que entre las dos le estábamos haciendo, estábamos los tres muy excitados cuando le empecé a poner el preservativo a Joan, me di la vuelta y susurrándole al oído le dije a Joan que se follara a Sofía, aunque no hizo falta porque Sofía ya se estaba sentando encima de él, los dos la mirábamos con lujuria a la vez que nuestras lenguas bailaban, Sofía se sentaba a horcajadas y cogiendo el pene se lo iba metiendo despacio en su vagina hasta tenerlo totalmente dentro, entonces Joan pegó un pequeño empujón hacia arriba haciendo que Sofía gimiera de placer, que su cuerpo se estirase hacia atrás con sus ojos cerrados, la melena le caía por delante tapando un poco los deliciosos senos que tiene con unas areolas grandes y unos pezones tremendamente hinchados y duros en ese momento.

Sabía lo que estaba sintiendo Sofía en esos momentos, la miraba con mi cara apoyada en la de Joan, veía como culebreaba con sus caderas sobre el pene que la estaba haciendo gemir, levantándose y sentándose sobre él mientras que con sus manos se apretaba sus pechos y yo quería participar de aquella fiesta sexual, pero no quería que Joan dejase de follarse a Sofía así que me levanté y poniéndome de cara a mi amiga me senté sobre la boca de Joan el cual enseguida empezó a meterme su lengua dentro de mí, saboreando el néctar que salía de mi vagina, sus manos subieron y sujetaron mis muslos para que no pudiera escaparme de aquella prisión de placer, empalada por su lengua y su boca echaba el cuerpo hacia delante con la intención de coger por el cuello a Sofía para abrazarla.

Los gemidos y gritos de los tres envolvían la habitaron con la certeza de que al ser un quinto piso y con la ventana abierta de par en par nuestras voces no se oirían, pero sí que viajarían con la pequeña brisa marina que por ella entraba, el espejo del fondo podía ver como nos mostraba la imagen de dos féminas frente a frente, abrazadas con sus cabezas, mejilla con mejilla, moviéndose hacia adelante y hacia atrás montadas sobre un hombre que las daba el placer que ellas deseaban con su boca y con su pene, el espejo no mostraba sonidos, pero no hacía falta, solo al verlas cuando se separaban apoyando sus frentes las dos con la boca abierta y ojos entornados, las dos con un rictus de placer en sus caras se miraban la una a la otra respirando de sus propios jadeos.

No recuerdo bien si llegamos a besarnos, si los labios de Sofía impactaron con los míos uniéndonos en un baile de pasión, si sé que mis manos, también las suyas recorrieron nuestro cuerpo, acariciándonos los senos y pezones, de Joan solo sabíamos que estaba debajo de nosotras, que su pene se clavaba continuamente en la vagina de Sofía volviéndola loca de atar y que mi vagina era lamida y atravesada continuamente por su lengua y dos de sus dedos, los cuales tenían la misión de pulsar también mi clítoris.

Sentía como la lengua de Joan poco a poco hacían mella en mí, pero sobre todo como tanto él como Sofía se preparaban para un orgasmo, Sofía me agarraba y arañaba con las unas a la vez que gritaba y su cuerpo sufría espasmos de placer, poco después la boca de Joan emitía un grito cuando le veía mover su pelvis con fuerza hacia arriba atravesando a Sofía con su pene, Sofía caía sudorosa sobre mi cuerpo, abrazándola mientras que yo desmontaba de Joan, dejándole libre, Joan nos miraba sonriendo,

-Dos ángeles que han caído en mi cama. –Joan se refirió a nosotras de esa manera cuando se levantaba para ir al baño dándonos un beso en la frente a cada una de nosotras.

-Que tal nena, te ha gustado, folla o no folla bien Joan. –Le preguntaba a Sofía sonriéndole.

-Joder Lara, que… que rabo que tiene, te lo juro que me ha llenado toda, pensaba que no podía entrar tan dentro y joder que aguante, si tengo las piernas cansadas de estar abierta tía ja, ja, ja. –Me contestaba Sofía riéndose y con una cara de felicidad que hacía tiempo no veía.

-Te lo dije y no me creías, te lo dije. –En esos momentos cogía la almohada y la golpeaba en su cabeza, las dos empezamos a pegar gritos y a pelear con la almohada, hasta que terminé encima de Sofía con ella sobre la cama de espaldas y yo encima de ella, estaba como una perrita a cuatro patas sobre ella.

La dos nos mirábamos y reíamos, Sofía pasó sus pies sobre mi espalda abrazándome con ellos he intentado presionarme con ellos y me decía entre risas.

-Venga Lauro, fóllame Lauro. –No solo me cambiaba el nombre, sino que con voz grave me decía que la follara, las dos estallamos en una carcajada tremenda que llamó la atención de Joan que entro en la habitación ya con el pene nuevamente erecto y cogiéndonos a las dos nos desplazó un poco hasta el borde de la cama.

-Chicas, no os preocupéis de que el que os va a follar soy yo. En esos momentos sentí como su pene se metía entre mis labios y bajaba hasta mi vagina metiéndose un poquito, luego la sacaba y agachándose un poquito se la metía a Sofía igualmente solo un poquito para luego sacársela.

Las dos nos miramos sonriendo, las dos nos preparamos para recibir con nuestras vaginas realmente húmedas y mojadas en nuestro interior el pene de Joan, fue entonces cuando la sentí entrar, cuando su pene atravesaba mi vagina y se deslizaba dentro de mí cuando Sofía, quitándome la melena de la cara me besó en los labios, la miré sorprendida y jadeando en cada penetración que recibía por detrás, ese si lo recuerdo, si recuerdo que esos fueron nuestros primeros besos en los labios.

Joan sacaba su pene e inclinándose un poco otra vez buscaba la vagina de Sofía metiéndosela de un tirón, Sofía daba un respingo junto con un pequeño grito, las manos de Joan en mis caderas, notando por detrás los empujones que Sofía estaba recibiendo, la veía disfrutar y la besaba a la vez, nunca llegamos a pensar en aquella situación, nunca nos imaginamos de esa manera, ni cuando nos contábamos por la noche en la cama como sería nuestra primera vez o que fantasías teníamos.

Primero una y luego otra, su pene nos iba penetrando y nosotras empezábamos a gritar según la sentíamos entrar, parecía mi turno y pensaba que la esperaba impaciente como en otras ocasiones aquella tarde ya de noche prácticamente, cuando Joan se echó encima de mí y susurrándome al oído me comentó que disfrutara, quería que ese polvo fuera especial para mí y dándome un beso en el oído se alejó, sintiendo como su pene me golpeaba continuamente mi clítoris, lo pulsaba con su glande dejándolo unos segundos, luego lo rodeaba y volvía a pulsármelo como si fuera un botón, el placer que estaba recibiendo era enorme cuando su glande se deslizó resbalando por el medio de mis labios tremendamente mojados hasta llegar a mi vagina.

Entonces se agachó nuevamente y empezó a follar a Sofía tan fuerte y rápido que la pobre no sabía si gemir o gritar hasta que estalló en un orgasmo, fueron unos minutos que parecía estorbar nuevamente allí en medio y sin embargo lo que me hizo anteriormente con su pene en mi clítoris y el orgasmo de Sofía me excitó aún todavía más.

Su pene envuelto en el flujo de mi amiga, sin la protección de un preservativo esta vez, se metía muy despacio en mi vagina, Sofía seguía teniendo pequeños espasmos y la veía morderse los labios cuando empecé a notar como su glande empezaba a deslizarse con suavidad en mi interior, como mi vagina se dejaba llenar por él, como lo había estado esperando, la sensación de tenerlo dentro era maravillosa, se deslizaba hasta el fondo y salía de mi cuerpo con tanta facilidad que tan siquiera tenía que empujar para volver a entrar, era como una pista de hilo en mi interior, pero de lava fundida, la fricción de nuestros sexos era tan placentera que no paraba de gemir y de gritar.

-¡Ay!… ¡Ay!… ¡sí!… Mm. –Estaba tan mojada y excitada que realmente ese polvo superó a todos los que habíamos echado anteriormente, le sentía entrar tan dentro de mí, apretar cuando ya no tenía más pene que meterme juntando tanto nuestros cuerpos que la locura empezaba a revolotear por mi cabeza.

-¡Ay!… ¡Ay!… ¡Así!… ¡Así ah!… -Sofía me miraba y acariciaba mis pezones suavemente por debajo, los gritos cada vez más altos parecía como si me hiciera daño y era todo lo contrario, el placer era indescriptible, inenarrable.

Sentí como mi vientre se cargaba de calor, como empezaba a arderme y a transmitirse por todo mi cuerpo, con espasmos en mis piernas y con mi vagina inundándose de flujo que quería escapar por la vagina en forma de chorros cuando noté como Joan explotaba también dentro de mí, sacándola rápidamente y corriéndose casi por entero con varios disparos de semen en el exterior de nuestras vaginas, tanto en la mía como en la de Sofía.

Las dos comentábamos al día siguiente la tarde y si repetiríamos o no, estábamos a mediados de agosto y claro que repetimos, Joan durante quince días se aprovechó de nuestra inocencia follando con nosotras juntas o por separado, cuando no era con una era con la otra, el final del verano llegó y él se fue, no volvimos a saber nada de él aunque dijo que nos llamaría, no supimos nada salvo que lo de su mujer era mentira y seguía con ella, la verdad que no me importó que me hubiera engañado, que nos hubiera engañado realmente a las dos, bueno un poco quizás sí por eso hicimos lo que hicimos unos días después de sentirnos engañadas por él, supongo que ya os podéis imaginar que su mujer se enteró de todo.

Aquella relación nos despertó de la inocencia y nos trasladó a un mundo no sé si mejor o peor, pero, aquella relación lo que sí que hizo fue unirnos más a Sofía y a mí, tanto que un año más tarde tendríamos nuestra primera relación lésbica juntas, en Madrid tras un concierto de música clásica.

Fue un verano inolvidable que hasta ahora estaba oculto y que relato tras el consentimiento de mi amiga y hermana Sofía.

Te quiero nena.

(9,00)