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Con mi cuñada la mayor

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Siguiendo el relato anterior, resulta que mi cuñada mayor Georgina, nos estuvo espiando cuando teníamos relaciones con Zandra su hermana en casa de sus papás, sin darse cuenta que yo me percaté de ello, marcándome por la tarde para pedirme una cita, bajo el pretexto que tenía problemas con su esposo.

Mi esposa me llamó ese mismo día y me dijo que se iban a quedar a dormir con mis suegros en el Distrito Federal dos noches, porque estaban viendo mercancía para el negocio de mis suegros, que si podía llevar a Zandra a casa de mis suegros y estar al pendiente por si algo se le ofrecía, lo que estuve de acuerdo, así que ese mismo día y toda la noche pasé haciendo el amor con mi cuñada, aprovechando inclusive en hacerlo por la mañana dos veces antes de salir rumbo a abrir su negocio y yo a mi oficina.

Ya antes de dejar a Zandra le dije que iba a estar un poco ocupado por la mañana, que tenía varios pendientes por hacer, así que le dejé mi carro y le comenté que en la tarde ya de vuelta nos veríamos, diciéndome que no había problema, así que tomé un taxi para trasladarme al café donde quede de verme con Georgina mi cuñada a esto de las 10:30 de la mañana.

Al arribar al lugar vi su camioneta estacionada a la vuelta del citado café, y me metí al lugar que conocía a la perfección al buscar con la mirada donde se encontraba, la visualicé en una mesa que estaba hasta el fondo en un rinconcito apartado de la vista de la gente, así que de inmediato me acerqué y la salude de beso y abrazo como siempre lo hacía, notándola algo nerviosa, y le dije “Hola Gina que bien te ves”, respondiéndome con voz entrecortada “De verdad crees que me veo bien”, “Claro que si cuñada, ese vestido te va de lujo” le dije, respondiéndome “Pues gracias, veo que solo tú te fijas en mi vestuario”, a lo cual de inmediato me senté frente a ella y pedí un café algo cargado, puesto que ella ya estaba bebiendo uno.

Ya en la plática me comenta que andaba mal con su esposo, porque él no la pelaba, y ya en la confianza me dice que tenía alrededor de 6 meses que no tenían intimidad, y que por la confianza que existía entre ambos, quería platicármelo, a lo cual yo le dije que no veía el motivo si ella era una mujer muy guapa y con un lindo cuerpo –ella en ese entonces tenía 40 años, 5 cinco años mayor que yo, con dos hijas la primera de 22 y la segunda 20 años-, si bien su cuerpo no era una escultura, si medía 1.75 metros y unas medidas de aproximadamente 95-64-96, con unas nalgas muy bonitas y grandes y unos pechos grandes y carnosos, la cual se cuidaba mucho-, así que le dije “Mírate que bien te ves con ese vestido que traes, las piernas se te ven exquisitas y no se diga el trasero y tus bubis”, lo cual hizo que se pusiera roja y me dijera “Pues aquel parece estar ciego”, me dio risa y seguimos conversando.

Ya en el calor de la plática me pregunta que podía hacer para darle calor a su relación, a lo cual yo le dije que se parara y se diera una vuelta como modelando, la cual me dijo que si me quería echar un taco de ojo, a lo cual yo ni tardo ni perezoso le dije no solo de ojo, sino de lengua, y se empezó a reír. Al darse la vuelta le dije, “debes de ponerte otro tipo de ropa”, a lo cual ella de inmediato me contestó molesta “Que no te gusta mi vestido, está bien chiquito y me queda pegadito”, a lo cual yo le dije que el vestido le quedaba súper bien y se veía muy bien, pero no era el vestido, sino su ropa interior, de hecho tenía que ser cachonda con su esposo. Así que le dije que le iba a dar una lección, y le pedí que se sentara y yo hice lo mismo. Le dije:

-imagínate que tú eres él y yo soy tú, así que cuando estés frente a él sentada, quítate los zapatos y con tus pies trata de tocarle el miembro, verás que eso es súper excitante, también chécate tu ropa interior, tus calzones parecen de abuelita, ocupas unos bikinis, cacheteros, ropa íntima que tenga encajes y que te lleguen a media nalga, que cuando te pongas vestido o pantalón sus pliegues resalten esas nalgotas y el brassiere te haga escote y dejen ver esos pechos que tienes, y sobre todo en la cama debes de dejarte de escrúpulos.

Noté que mis palabras hicieron que su cara se pusiera roja, diciéndome que como le iba a hacer si no tenía nada de experiencia en la intimidad, si acaso con Juan su marido lo hacían de misionero y nada más, a lo cual yo le dije, “si quieres recuperarlo tienes que empezar a aprender a sorprenderlo”, así que tomando la iniciativa, le dije “Ves la tienda que está enfrente de aquí, quiero que vayas y te compres el conjunto de lencería blanco que se encuentra en el mostrador, te metes al vestidor y te lo pones, tu ropa interior que traes puesta, la pones en la bolsa, lo pagas y te voy a estar esperando cerca de tu camioneta, te voy a enseñar algunas lecciones”, ella tratando de disimular inocencia, me dice “De verdad Paco, te voy a estar eternamente agradecida”.

Pasarían alrededor de unos 15 minutos y Gina salió de la tienda, yo la esperaba en un lugar cerca de la camioneta donde pudiera verle como se notaban los pliegues de su calzón, y la verdad efectivamente era un calzón que solamente le cubría la mitad de sus nalgotas, y ya al acercarse pude notar el escote de su brassiere que hacía que sus ricos pechos le lucieran al máximo, así que ella llegando me dio las llaves para que la manejara, ya dentro de la camioneta, le digo “Ves la diferencia que hace una lencería bonita, que ricas nalgas se te ven y las bubis ni se digan”, ella un poco más relajada, me responde “Gracias por el halago, compré otros conjuntos más, pero ahora donde seguiremos las lecciones”, “Mira a dos kilómetros de aquí hay un motel, tienes tiempo”, le contesté, a lo que ella de inmediato me responde “Si tengo, hasta las 3 de la tarde, vamos pues, deja ponerme este sombrero para cuando lleguemos”.

Entramos al motel y metí la camioneta en el cajón y nos bajamos de la camioneta, ella tomó la bolsa de ropa interior que había comprado y sin dirigir palabra alguna, empezamos a subir las escaleras, yo deje que ella se adelantara algunos escalones porque quería seguir disfrutando de ese culote que tenía y como los pliegues de su calzón le resaltaban, así que al entrar a la habitación, cerré la puerta y sin dejarla hacer movimiento alguno y por sorpresa, tomé su cintura y la atraje hacia mí, y la empecé a besar en su boca, ella sin sobresaltos de inmediato abrió su boca y yo metí mi lengua, la cual ella succionaba, así que yo con mis manos empecé a sobarle sus ricas nalgas, repegando mi verga la cual se empezaba a parar a su puchita, diciéndome, “Que rico Paco, ahora si enséñame”.

De inmediato le baje el cierre de su vestido, el cual quité y la dejé en ropa interior, así que le dije “Quiero verte con esa ropita, mira que sabrosa te vez”, ella me respondió “Cuñado de verdad estoy sabrosa, me vas a comer”, si claro “Ahora te voy a dar verga por tus tres orificios, vas a disfrutar como lo hembra que eres, mira que ricas tetas te cargas y que rico culito voy a estrenar”, lo cual hizo que su respiración se hiciera más profunda y me dijera, “No Paco, por el culo nunca me ha dado Juan, ni se la he chupado”, “pues hoy vas a probar mi verga por los tres lados, verás que te gustará”, le respondí.

Así que empecé a besarla por su cuello y baje hacia sus tetas, quitándole el brassiere, las cuales eran grandes y redondas, empezando a mamárselas riquísimamente, lo que hizo que sus pezones se empezaran a poner duritos, con una aureolas grandes, ella solo gemía con una respiración entrecortada “Uff, mmm, agg, que rico me haces”.

Yo para ese entonces me había quitado mi camisa y mi pantalón, la senté al borde de la cama y la acosté boca arriba, siguiendo mi tarea de besarle su vientre y llegar hasta donde empezaba ese calzoncito recién estrenado, calzón que en ese momento restregaba con su sexo, porque quería que esos líquidos que estaban a punto de salir mojaran el calzón y poderlo oler posteriormente como trofeo de esta encamada a Gina. Así estaría alrededor de unos 3 minutos cuando sentí que su prenda íntima ya empezaba a mojarse, lo que aproveché para quitársela y con mis manos restregársela por todo lo largo de su rica rajita, para que se mojara más, y ya mi boca alcanzaba a besar sus labios exteriores y con mi lengua trataba de darle una lambida a su clítoris el cual le daba mordiscos con mis dientes, para ese momento su cuerpo se empezaba a contorsionar del orgasmo que traía, y mi verga estaba durísima.

Así que la acosté completamente sobre la cama y me quité mi calzón, y me puse frente a ella hincado acomodando mi verga frente a su almeja, y sin mayor problema la empecé a penetrar, ella solo decía “Paco, que rico coges, la tienes bien dura y gruesa, uff, agg, mmm, sigue así”.

Posteriormente tome su pierna izquierda y la puse arriba de mi hombro derecho, quería penetrarla profundamente, sentir como mis huevos chocaban con su chocha, puesto que mi verga entraba completamente, sentía como sus pliegues cedían ante cada envestida mía, después de unos 10 minutos, ella solo jadeaba, pidiendo más verga.

Así que me acosté boca arriba y le dije “Ahora Gina me vas a cabalgar, mientras te penetro y disfruto esas ricas chichotas que tienes”, así que la acomodé y de inmediato mi verga se perdió en esa rica vulva, así mientras ella subía y bajaba, ensartándose con mi verga, yo disfrutaba a mi antojo sus ricas chichotas, las cuales lambia, chupaba y estrujaba a mi antojo, a momentos agarraba sus ricas nalgotas para ayudarla a subir para que en la bajada se ensartara más dentro de mi verga, estaríamos así unos 20 minutos, pero yo no acababa, y era por las dos veces que esa mañana había cogido con Zandra, su hermana.

Ella estaba a mi disposición, y le dije, “Gina, aquí va la primera lección, quiero que me chupes la verga”, ella me dijo “Es que va a saber feo, me acabas de penetrar”, “quieres aprender o no”, yo le contesté y me dijo que sí, así se la acomodé a un lado de mi verga y empezó a chupármela, le pedía yo que con su lengua recorriera todo lo largo de mi falo, que una vez hecho eso por buen rato, hice que se tragara mi verga lo que ella hacía sin protestar.

Yo aprovechaba tomando su cabeza con mis manos, para sentir como mi verga le llegaba hasta su garganta, viendo como a momentos su respiración se entrecortaba y salía abundante saliva por sus boca, al tener a Gina en tal posición, hizo que me empezara a excitar, porque aprovechaba además para manosear sus ricas tetas, viendo que de inmediato reaccionaba a tal agasaje, así que sin pensarlo dos veces y sentir que ya me iba a venir, le dije “Ahora si cuñadita, recibe mi semen, agg, ahhh, mmm, no dejes nada afuera, comételo todo”, corriéndome en su boca, y ella como buena alumna se lo empezaba a tragar todo, dejándome al cabo de unos minutos bien exprimido, pero sin soltar una sola gota de semen.

Nos acostamos a reposar y ella me preguntó qué cuanto tenía que no hacia el amor, contestándole con otra pregunta, “¿Tu Gina cuando tienes que no te masturbas, tocándote sus pechos y tu puchita?”, así que aprovechó para decirme que el día anterior al ir a casa de mis suegros a revisar unas cosas que le habían encargado, oyó gemidos de sexo, y al asomarse nos vio a Zandra y a mi haciendo el amor, y era tal la escena que en lugar de exigirnos una explicación, se empezó a masturbar y cuando vio que estábamos a punto de acabar, se retiró y que por ello inventó el pretexto de verme, porque al ver mi verga tan grande y la forma como me cogí a Zandra, ella también quería sentirme dentro de ella.

Después de un rato de platicar, y adrede puse la televisión una película pornográfica, donde un negro con su bestial falo atravesaba a una rubia hacienda gemir de dolor y placer, quizás esto la calentó que sin decir palabra, me empezó a besar, lo que yo correspondí, así que aproveché para empezarle a meter mano a todo su cuerpo, lo que hizo que ella se empezara a calentar, con mis manos sobaba sus nalgas y las estrujaba, le dada nalgadas suaves, lo que hacía que su piel se erizara, mi boca empezó a besar sus ricos pechos, mis labios y lengua recorrían sus pezones ya erectos y sus aureolas, con uno de mis dedos empecé a recoger su puchita y a restregársela siguiendo con el botón de su culito, la cual de inmediato respondió diciéndome “Paco si me vas a coger por el culo, me vas a destrozar”, “Claro Gina, te la voy a meter toda por tu culito, pero veras como va a caber y la vas a gozar de lo lindo” le respondí, así que hice que se sentara al borde de la cama.

Le dije “Primero cuñadita, me vas a hacer una rusa con esas chichotas que tienes” así que puse mi verga ya paradísima y dura en medio de su pechos y le dije los tomara con sus manos y me empezara a masturbar con los mismos, sentía como sus senos bajaban y subían restregándome mi verga completamente, así estaríamos alrededor de unos 4 minutos, cuando le dije que sin quitar sus senos, quería que metiera su boca en mi falo y me lo chupara.

Así que no solamente me estaba masturbando con sus ricos pechos sino también me estaba dando una mamada de aquellas, lo que aproveche para tomar su cabeza y la apoyaba con mi verga, sintiendo como le entraba hasta la garganta, quizás así seguimos otros 5 cinco minutos, me gustaba ver como salía de su boca saliva al por mayor y como de repente quitaba su boca porque sentía que le faltaba la respiración, así que después de un rato, quité mi falo de sus chichis y boca y la puse de pie, dejándola frente a mí para besarla muy apasionadamente, metiendo mi lengua la cual exploraba el interior de su boca y siendo correspondido por ella.

Ya en la calentura que traíamos, quería disfrutarla al máximo, y por ello discretamente busqué en mi pantalón un ensanchador y retardador que traía para la ocasión y le dije que ocupaba ir al baño, que en un momento regresaba, así que ya estando solo me puse bastante pomada en todo mi falo, la cual por la experiencia que tenía con tales productos sabía que en unos 15 minutos empezarían a hacer efecto, ya de vuelta ella estaba cubriendo su cuerpo con la sabana de la cama.

De inmediato me senté a su lado y la empecé a besar, diciéndole cosas lindas, “Cuñada, que guapa estas, con tu cabello suelto te ves muy sensual, mira que lindos senos tienes y no se diga tu trasero, derrites a cualquiera”. Ella me miraba fijamente a los ojos y se limitó a decir “Paco, me conformo con que al menos una vez cada 15 días nos veamos, si el destino nos hace que estemos más días, es un regalo y así lo voy a tomar, este momento solo te pertenezco a ti, hazme tuya a tu antojo, cógeme por el culo, sé que lo deseas”.

Yo de inmediato, baje mi boca hacia sus pechos y los empezaba a besar como loco, lamía sus aureolas, sus senos, los chupaba ya no me importaba si le dejaba algún moretón, ambos estábamos demasiado calientes para pensar en ello, mis dedos se empezaban a abrir paso por su esfínter el cual empezaba a ceder ante las envestidas de mis dedos, en el mete y saca, ya dos de ellos entraban con algo de esfuerzo, sentía como sus pliegues anales iban abriéndose a mis arremetidas, hasta que por fin logré que 3 dedos entraran a su ano, y empezara a salir liquido del mismo, lubricándose lo que hacía mayor la penetración de estos, ella solo gemía y decía “Papito, está muy cerrado, uff, con calma, me rompes, ayy”, de hecho gritaba, lo que hacía que me excitara cada vez más.

El estar dedeando de tal forma su culote, y verla como gemía me puso a mil y sentí como mi verga estaba durísima, quizás en ese momento el gel ya hacia efecto y la veía como de 6 centímetros de ancha y al menos de unos 20 centímetros de larga, así que le dije “Gina, quiero darte por tu panocha antes de penetrarte por el culo, acomódala” quería que ella sintiera el tamaño de verga que se iba a comer, a lo cual ella la vio y la tomo con sus manos y me dijo, “Cuñado, esta grandísima y bien gruesa, me vas abrir muchísimo”, yo la tranquilice diciéndole que su almeja se iría acostumbrando y su culo también.

Al momento de poner mi falo frente a su raja, inmediatamente ambos sentimos que aquel se encontraba más grueso y durísimo, así que Gina me pidió que la fuera penetrando lentamente, no como en la primera ocasión, lo que hice poco a poco sintiendo como costaba más trabajo la penetración a pesar de que la pucha de mi cuñada estaba súper lubricada, sin embargo ante el embate que hacía, cada vez iba sintiendo que sus pliegues vaginales iban cediendo ante mi arremetida, después de estar metiendo y sacando llego el momento que sentí como mi falo entró de repente completamente, puesto que mis testículos empezaban a pegar en su culo, ella para ese momento suspiraba, gemía y hacía gestos de placer, diciéndome, “Paco esto es el paraíso, sigue no pares, me estoy mojando mucho, agg, uff, mmm, ayy”, mientras el choque de mi verga con su pucha solo se oía “cloc, cloc, cloc”, así la tuve alrededor de unos 15 minutos.

Yo me empezaba a sentir cansado de estar dándole fuerte y constante, nuestros cuerpos sudaban a chorros a pesar del aire acondicionado, sin embargo no sentía mucha sensibilidad en mi verga, así que le dije “Gina ponte a cuatro, te voy a penetrar por atrás”, la ayudé a hincarse sobre la cama, y tomé de su bolso crema para el cuerpo y se la unté en la entrada de su rico culo, y la volví a penetrar con mis dedos para que su esfínter se distendiera y no sintiera tanto dolor cuando la empezara a meter mi verga.

Así que empecé por poner mi glande en la entrada de su culito y presioné poco a poco, hasta que entró por completo, seguí presionando hasta que logré que entrara alrededor de unos 6 centímetros más, en ese momento, mi cuñada gemía de dolor y placer, me decía “Paco eres un gran mendigo, me estás abriendo demasiado, no me va a entrar más”, respondiéndole “Mira cabroncita, si mi verga toda gruesa y durísima entró completamente en tu raja, claro que tu culito va a recibir estos 20 centímetros de largo por 6 de ancho, hasta si la tuviera más grande, toda te la comerías”.

Así que yo seguí con mi cometido, era delicioso tenerla de a perrito, viendo y sintiendo como mi verga entraba poco a poco en ese culito todo apretado, el verla como se contorsionaba al recibir ante cada envestida mía, más y más verga, hasta que sentí como ese rico hoyito, se comía completamente mi verga, dejando solos como dos huérfanos a mis testículos, el verla gemir, decir palabras que no se entendían, me hacía sentir en las nubes, esa mujer mayor que yo, que de verle las nalgotas y los pechos que tenía, hacia volar mi imaginación, ahora era mía y estaba a mi disposición para cogerla a mi total antojo, nomás de ver como se comía ese rico culito completamente mi verga, hacía que la penetrara más rápido y de manera constante, veía como el sudor de mi cuerpo caía en su nalgas y en su espalda, y ella ante cada arremetida que le daba, pujaba, gemía y después de algunos 20 minutos, ya me pedía que le diera más y más, diciéndome “Paco rómpeme el culo, que rico me coges, dame más, uff, mmm, aug, ayy”.

Ya después de un buen rato, se me empezó ir quitando la desensibilización del pene y mi verga ya sentía más placer, así que después de tenerla en esa posición, entrando y saliendo mi verga de ese rico ano, sentí como iba a estallar en un rico orgasmo, para ese momento de su culito estaba bien lubricado y salía líquidos los cuales se mezclaban con la sangre del desgarro de su paredes anales, ella me exigía que le siguiera dando verga, me gritaba “Sigue así, cabrón me encanta como lo haces, dame más, no vez como me tienes”, ya en ese momento le dije “Cuñadita, me voy a ir en tu culito, tengo mucho semen por darte”, y me empecé a correr en su culito y tuve un orgasmo súper chingón, así que después de terminar saque mi verga, la cual salió con líquidos de su ano mezclados con semen y sangre, nos acostamos y nos abrazamos, ya para ese entonces nuestro sudor estaba completamente mezclado entre nuestros cuerpos.

Antes de salir del motel, Gina me dijo, que quería que nos viéramos más seguido, que mientras estuviera su hermana Zandra, ella iba a respetar lo mío con ella, pero que al menos cada dos semanas nos diéramos nuestras escapadas y que quería seguir aprendiendo el arte de tener sexo, diciéndome que ocupábamos ser muy discretos, ante lo cual yo le dije que así debía ser, de hecho después de algún tiempo cogía muy seguido con Gina, sin embargo esta primera vez con ella es una de las ocasiones que más recuerdo a su lado, quizás por ser una persona mayor que yo, pero muy discreta y nada berrinchuda como Zandra mi cuñada.

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