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Con mi esposa en San Andrés Islas Colombia

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En la isla de San Andrés

Ya va a ser un año que fuimos con mi esposa a la isla de San Andrés en Colombia, nosotros vivimos en el interior, pero la isla nos llama mucho la atención por sus gentes y su sensualidad. Uno llega a san Andrés e inmediatamente se le activa la libido al 100.

Somos un matrimonio atravesando los años 50, ella 50 y yo 58. Ella se conserva muy bien, debido a su constancia en el gimnasio, no hay nada mas apetitoso que una mujer de 50 que este buena.

Una tarde de playa en la isla se nos acercó un nativo, debía tener unos 30 años y nos ofreció unas estrellitas de mar, el mismo las abrió delante de nosotros para que comiéramos, a mí me gusta probar todo esas cosas, ya nos habíamos tomado varios whiskies en el Decamerón Aquarium, estábamos prendidos, como decimos en Colombia. El muchacho nos decía que comer esas estrellitas de mar lo dejaba a uno “ruro toda la noche”, nos reímos los tres y yo le dije “me imagino que usted tomara de esto todos los días”, y me contesto, que él no necesitaba de eso, que él lo tenía duro toda la noche sin tomar nada, nos decía que eso era un regalo que dios les había dado a ellos para atender a las turistas o también a los turistas para que se fueran con deseos de volver.

Yo le pregunte que ellos donde se reunían para beber y bailar y me dijo que casualmente ese día había una celebración especial y se reunían en la playa de San Luis, yo le pregunte si podíamos ir y él dijo que claro que sí, que allá van muchos turistas y toman una bebida especial muy rica, pero que si no estamos acostumbrados que no debemos tomar mucho porque emborracha muy rápido. Yo le dije que de pronto íbamos en la noche, pero mi mujer si me dijo “iras tu solo, porque yo no voy por allá ni loca”, el muchacho le dijo: “y por qué? ¿Luego te da miedo?”, “no te preocupes que nosotros los tratamos con todo respeto, pregúntele a el señor que esta allá” señalando a un turista que se acercó y dijo “vayan sin miedo que la van a pasar muy bien”, entonces ella me dijo “no, yo no voy por allá”.

Eran como las 6 de la tarde y nos devolvimos para el hotel, cenamos y luego salimos a ver un show que presenta el hotel, en ese momento me dedique a servirle vasos con más whisky y yo me servía los míos más cargados de agua. Mas adelante le dije porque no vamos un ratico a la reunión de esos manes, debe ser agradable verlos bailar y porque no, de pronto también bailas con uno de ellos (a ella le encanta bailar), entonces me dijo “bueno, pero en el momento que yo te diga que nos vamos, salimos inmediatamente”, yo le conteste “claro que sí, no hay problema”

Nos alistamos, ella se colocó un vestido un poco trasparente que dejaba ver un poco sus hermosas nalgas con un tanga color blanco, que tenía una mariposa en la parte trasera, antes de que el hilo se perdiera por allá en las profundidades de su rico culito. Yo me vestí con un pantalon de lino, también blanco y una camisa cualquiera.

Ya eran como las 10 pm, salimos del hotel y tomamos un taxi, el taxista sabia claramente para donde íbamos, le preguntamos por el peligro y nos contesto, “el peligro es que no se quieran regresar, jajaja”.

Había mucha gente en el lugar para ser tan pequeño, lo que más me llamo la atención fue el olor tan fuerte a marihuana, el solo entrar ya uno se sentía trabado y más mi esposa que ni sabe a qué huele la marihuana ni que efectos tiene.

En un momento se nos acercó el muchacho de la playa, se veía muy feliz de vernos, le decía a mi esposa cosas muy bonitas y yo me hacia el que no escuchaba. Reímos, bailamos, mi esposa bailo varias veces con el muchacho y a mí ya me estaba entrando el morbo de verla clavada por el negrito. Ella no tenía ni idea de mis intenciones, le dije a Johan (así se llamaba el muchacho de la playa): “dale a probar del trago que nos dijiste allá, si ella se emborracha de pronto puedas comértela, solo pido una condición, que yo pueda ver, me encanta mirar como cornudo”, él dijo “verdad?”, “eso quieres?”, “por mi encantado de comerme una mujer como la tuya”.

Ya eran como las 2 am y mi esposa estaba realmente muy tomadita y calientica, quién sabe que cosas le dijo ese negro.

En un momento que estaba bailando con Johan me le acerque por detrás y le pregunte al oído “estas mojadita?”, me dijo “un poquito”, baje la mano a su entrepierna y estaba echa un charco esa chochita. Le dije “ni tan poquito”, luego le dije: “quieres que nos vayamos?” y me contesto “sí, quiero que me lleves y me hagas el amor bien rico”, en eso llego Johan delante de ella y le meneo su verga que se notaba bien grande por encima del pantalón, se la acerco a su cuca por encima del vestido y yo le dije ”no quisieras que él te haga el amor, más bien” me dijo “estás loco” estaba furiosa “vámonos ya”, le dije “ok está bien, pero no te enfades” de un momento a otro llegó Johan y dijo “como ya se van tómense el ultimo, yo les invito” y nos sirvió otro trago, obviamente bien cargado para ella y así como estábamos yo sosteniéndola desde atrás ella haciendo que bailaba, llego Johan y le toco la cuca por encima del vestido, huy Susanita, pero estas muy caliente, ella que no se podía casi ni mover, solo jadeo con un “hummm no me toque, respéteme”, yo le pregunte: luego que te hizo?” “me toco la vagina” yo le dije: “se daría cuenta de tu calentura” me contesto: “ah no seas cansón” el trago ya estaba empezando a hacer efecto, porque yo la conozco cuando se comienza a emborrachar. Le dije “camina nos despedimos de Johan que esta en aquel rincón” me contesto “bueno perooo noosss vamosss rapidooo”, ya estaba hablando en letra corrida, jajaja. Como estábamos en un rincón y todos estaban ocupados, Johan llamo a unos amigos, llegaron 4, para que se hicieran, como un muro, cubriéndonos así nadie veía nada, Johan volvió a tocarla pero esta vez le levanto la falda y lo paso un dedo por encima de los pantis, que estaban super húmedos, ella trato de separarlo con sus manitos, pero no tenía mucha fuerza por efecto de los tragos, yo solo miraba y me deleitaba viendo como mi esposita se retorcía del placer.

En eso le pregunté a mi esposa “nos vamos?” y era tanta su borrachera que no le entendí si dijo que si o que no. Yo asumí que dijo que no, jajaja.

Mientras Johan le tocaba su cuquita, yo le levante el vestido hasta sacárselo por los hombros, ella quedo solo en pantis, porque no llevaba brasier, de pronto Johan llamo a un muchachito muy jovencito y le dijo “quieres chupar bicha de turista? Y al muchachito se le salieron los ojos, luego lo dejaron pasar por medio de la barrera que nos estaban haciendo y con manos nerviosas, mirándome como queriendo mi aprobación comenzó a bajarle los pantis, poco a poco se fue asomando una cuquita totalmente inflamada por la excitación y rasurada completamente, el muchacho se metió en medio de sus piernas y empezó darle lengüetazos y a chupar como si se estuviera comiendo un mango, mi mujer solo jadeaba, con la mano derecha le metía los dedos y con la boca chupaba y chupaba, que rico se veía, en ese momento mi esposa se le oyó “ayyy ayyy me oh oh oh” y se movía como convulsionando.

Luego se fue el niño y Johan le abrió las piernas, le levando la izquierda por encima del brazo, se saco su verga que era muy grande, esos negros la tienen como de 25 centímetros pero delgada, y se la metió muy suavemente, casi no le entraba, mi mujer es un poco estrecha de allí, poco a poco le fue entrando hasta que no le quedo nada por fuera, ella solo decía “uyyy que ricooo”, tenia los ojos cerrados, yo la miraba con gusto, con pasión, se la metía duro y se la sacaba suave, así lo hizo por unos dos minutos hasta que ella exploto en otro orgasmo impresionante, luego él le dio con más rapidez y eyaculo con mucha pasión, se salió de ella y boto el condón por el piso, yo nunca había visto un condón tan largo y tan lleno de semen. Uno de los que estaban cubriéndonos dijo: “y nosotros que?”, Johan le hizo señal de que siguiera, no sin antes por medio de señas me preguntaba a mí que si podía. Yo le dije “hagale, que esto no lo vuelvo a ver, ni ella tampoco”.

El muchacho la volteo y le hizo colocar las manos en la pared, la halo de la cadera y yo le sostenía las manos para que no se cayera, comenzó a darle besos por la espalda hasta bajar a su culito, le hizo abrir un poco las piernas y me indico que le bajara un poco más las manos de la pared, a si quedo con todo su culito a la vista de todos, esto solo se metió por detrás y le metía la lengua por el ano muy fuertemente, pareciera que la violaba con la lengua, yo miraba y ella jadeaba, luego se paró y le coloco la punta de la verga en su anito, anito que solo se lo había metido una sola vez, estaba muy apretadito, pero ahí si ella se cerró y dijo” por ahí no por favor”, yo le dije “no te va a dolor, él la tiene delgada”, ella me suplicaba, pero ya estaba ese muchacho tan arrecho que le hice una señal de que continuara, la tenía tan parada que parecía un fierro caliente, le metió la cabeza muy suavemente, pero luego no se aguantó las ganas y se lo mando todo de un solo golpe, se oyó solo un grito muy fuerte, afortunadamente la música estaba tan duro que nadie oyó, este negro le daba duro, se la metía duro y se la sacaba despacio, de pronto mi esposa comenzó a jadear y decir “ayyy ayyy hmmmm”, todos nos dimos cuenta de su tercer orgasmo, el muchacho también descargó todo su semen en el cultito apretado de mi bella esposa.

Luego los otros dos que estaban haciendo la barrera querían clavarla, pero yo la vi tan débil y ya no se sostenía por ella misma, que decidí terminar ahí, le coloque sus pantis, el vestido y salimos con la mirada lasciva de todos.

Pedí un taxi de los que estaban ahí esperando y nos llevo al hotel, ella estaba casi dormida y yo le ofrecí al taxista una vista de su vagina, abriéndole el calzón por un lado, estaba super mojada y super inflamada, el taxista dijo “uyy pero le dieron con ganas, pobrecita tan chiquita que es, jajaja”. Eso también me éxito mucho, llegamos a la habitación, ella se tendió en la cama y quedo profunda, yo no tuve más remedio que quitarle el vestido, bajarle los pantis y clavarla nuevamente muy despacio para no hacerle más daño, imagínense, no me iba a quedar sin probar ese manjar y fuera de eso por el culito que me cuesta mucho trabajo convencerla de darle por ahí.

Al otro día se levantó con guayabo y me dijo que le dolía mucho la vagina y el culo, que yo que le había hecho, yo le dije: “fuiste tu la que gozaste con todos esos morenos en la discoteca de Sanluis” se quedó mirándome asustada y me dijo “explícame que fue lo que me hiciste hacer?”.

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