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Con un actor turco

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Mi querido Robert solo tú me haces desear querer tener sexo con un hombre hasta que caiga agotada de tanto placer, solo quiero que sea tu lengua la que se junte con la mía, quiero que tus manos estén por todo mi cuerpo y en cualquier lugar, deseo que seas el dueño de mi cuerpo y que tomes lo que es tuyo. Tú me haces querer cosas que hace años no he querido y es que voy a serte sincera, ningún hombre te supera en belleza, con tu hermosura haces palidecer hasta a los mismos ángeles.

Estas eran las palabras que me repetía a mi misma hasta que se me dio la oportunidad de conocer a mi rey Robert.

Mi Robert era un actor de novelas de televisión, mayormente actuaba en novelas románticas, yo estaba cautivada con él desde la primera vez que lo vi actuar, trabajaba en novelas turcas, su país natal era Venezuela, se fue a vivir a Turquía porque en ese sitio tenía muy buenas ofertas laborales.

Ese viernes me entere de que él vendría a Argentina a dar un concierto, pues, además de ser actor era un maravilloso cantante. No espere ni un minuto más y saque unas entradas para ir a ver a mi hombre soñado en primera fila.

Luego pasaron los días hasta que llego lo que tanto estaba esperando, cuando ingrese al lugar me di cuenta de que estaba repleto de gente en especial de mujeres así que yo pensé que era imposible que él fijara sus ojos en mí, cuando apareció Robert tan guapo como siempre todo el público femenino empezó a gritar de alegría.

Él dio las gracias a todos los presentes por asistir y en un momento su mirada se cruzó con la mía y la profundidad de sus ojos oscuros me hizo derretir por dentro, luego empezó a cantar y me llevo a un viaje donde solo existía su voz.

El recital duro 2 horas y cuando ya hubo terminado apenas pude me acerque a Robert.

-Hola señorita- me dijo él con una gran sonrisa.

-Hola soy fanática de ti y de tus novelas- le respondí yo dándole un gran abrazo, me abrazo con fuerza y luego de unos minutos nos separamos.

-Es un placer para mí tener una admiradora tan bella.

-El placer es mío al haberte podido conocer a ti ¿me darías tu autógrafo?

-Claro ¿tienes papel?

-Si- le respondí y le tendí una hoja.

-Ahora falta el bolígrafo -dijo el.

-No recordé ese pequeño detalle.

-Está bien, no te preocupes, acompañame a mi camarín ahí tengo un bolígrafo- fue su respuesta final, me tomo de la mano y nos fuimos.

No podía creer que todo esto me esté sucediendo a mí.

Ingresamos a su habitación, él fue hacia su escritorio y mi mirada se posó durante unos minutos en su cama, tuve unos pensamientos lujuriosos respecto a que me encantaría ser penetrada por ese hombre ahora mismo y esto hizo que ya una humedad aparezca en el medio de mis piernas.

-Aquí tienes- me dijo tendiéndome el papel, en él había escrito su nombre y también decía: para la más hermosa.

-Muchas gracias- le respondí, ya estaba a punto de irme cuando Robert me detuvo.

-Dime ¿cuál de mis novelas te gusta más?- su pregunta me sorprendió, pero aun así se la respondí.

-La primera me ha encantado y la última es mi favorita.

-¿Alguna escena en especial?

-Cuando rescatas a tu prometida, esa escena es tan romántica y tú te ves muy heroico en ella y muy- no termine de decir la palabra.

-¿Muy?- me preguntó acercándose lentamente a mí.

-Guapo- le confesé al fin.

Él se acercó hasta que nuestras caras estuvieron a centímetros de distancia y pude ver de muy cerca su barba negra.

-Todas las mujeres alguna vez en su vida deben ser rescatas- me dijo en un susurro.

Me abrazo de la cintura con sus musculosos brazos y su boca se fundió con la mía.

Mis pensamientos más prudentes me decían que me aleje de él, que apenas lo conocía, pero decidí no hacerles caso y entregarme a este hombre con el cual venía teniendo sueños eróticos y que ahora me estaba sosteniendo de mi cintura y me besaba tan apasionadamente uniendo su lengua con la mía.

Cuando separo sus labios de los míos yo le dije: -Hazme tuya, mi rey Robert- en voz bajita en su oído, el bajo sus manos hasta mis nalgas donde las tomó con fuerza y empezó a lamber mi cuello con mucha sensualidad hasta me mordió un poco dejándome una bonita marca.

Dejo de tocarme las nalgas y se dedicó a desnudarme lentamente, sus manos trabajaron con mucha humedad en mi cuerpo cuando quedó desnudo, me tocaba con lujuria y suavidad a la vez, él me manoseaba como nunca lo había hecho nadie.

Yo separe mis piernas y el busco la zona de mi vulva con sus manos.

Apoyo la palma de su mano masculina en mi vagina y pudo sentir lo mojada que estaba.

-Que bonita humedad- murmuro.

-Tú eres la causa- le respondí con un gemido cuando él empezó a frotar su palma contra mi concha, yo abrí más mis piernas y empece a hacer movimientos con mi pelvis hacia adelante hasta que sentí su dedo penetrándome.

Mire hacia abajo y vi que ya tenía dos de sus dedos introducidos dentro de mí, pero luego hizo un solo movimiento y los metió tan al fondo que sus dedos desaparecieron en el interior de mi concha, fue como si mi vagina se los hubiese tragado, luego me dio un beso apasionado con mucha más lengua que el anterior y empezó a mover sus dedos con mucho frenesí ahogando mis gemidos con su lengua.

Baje con mis manos hacia su pantalón y entre nuestros besos con lengua y la estimulación que estaba recibiendo se lo pude quitar, luego él se quitó el bóxer y pude ver finalmente el maravilloso miembro de mi rey Robert, me quedé hipnotizada ante la hermosura de esa verga, no hay palabras para describirla, Robert tenía una pija morena como el color de su piel, sin ningún pelo, muy gruesa (la más gruesa que he visto) y poseía una bonita cabeza color rosa que se elevaba ante mí para que yo la acaricie con mis labios vaginales.

Cuando saco sus dedos de mi interior yo aún tenía la vista fija en su pene.

-Es hermoso- le dije.

-Es para darte mucho placer.

-Yo también le daré placer- fue mi respuesta final y me puse de rodillas ante Robert, cuando tome su miembro entre mis manos pareció que se volvía más grueso y la cabeza de su verga me pareció más apetitosa que nunca hasta tal punto que le di un suave beso mezclado con mucha saliva.

Le escupí en la hermosa cabeza de su verga y luego le pase mi lengua en esa zona con movimientos circulares, después fui bajando, me costó un poco chupársela a lo largo de la misma por lo gruesa que era apenas me entraba entera en la boca. Mire a Robert directamente a sus ojos y vi su cara transformada totalmente por el máximo placer, sacaba su lengua con sensualidad y se la pasaba por su boca hasta se mordía un poco los labios y me miraba, esas miradas encendidas en lujuria me animaron a chuparla mucho más rápido y a olvidarme por completo del grosor.

Él me tomo suavemente del cabello y empujo su pelvis contra mí haciendo que su verga me tocara la garganta, le di unas lambidas muy profundas durante unos minutos, lo volví a mirar a los ojos y él estaba mordiéndose sus labios de esa manera que tanto me enloquecía, después me saque su miembro de mi boca y salió completamente mojado por mi saliva.

Se desnudó y al final pude ver sus maravillosos músculos sin nada de ropa debajo, era mucho más hermoso de lo que yo siempre me lo había imaginado, se acostó en la cama con su miembro grueso apuntando hacia arriba esperando que yo siente.

No pude esperar más y finalmente me acosté en la cama junto con él o mejor dicho encima de Robert, mi pene y su vagina se encontraron y se unieron al instante como si llevaran mucho tiempo buscando esta unión.

Quede al frente de él y empecé a saltar para que mis tetas se movieran con cada embestida, lo mire y su cara demostraba tanto placer como cuando se la estaba chupando, me tomo fuerte de mi trasero y me empezó a dar nalgadas a la vez que se inclinó hacia adelante para atrapar con su boca mis senos.

Mis nalgas se iban poniendo cada vez más rojas a causa de sus manos y luego él me hizo cambiar de posición quedando de espaldas, me acosté sobre Robert y a la vez hice movimientos con mi pelvis hacia adelante, me lleve mi mano a la vulva para empezar a frotármela y él me tomo de mis senos con fuerza.

Duramos en esta posición tan deliciosa hasta que sentí que él ya estaba por eyacular y decidí que era un buen momento para entregarle mi trasero a este hombre tan bello.

Me puse en cuatro abriéndome el culo con ambas de mis manos.

-Follame- susurre con un hilo de voz.

Su verga gruesa no se hizo de esperar y al instante la tenía dentro de mí, me penetro con un solo movimiento y estuvo unos segundos sin moverse, luego me empezó a embestir suavemente hasta que aumento la velocidad agarrándome de mi cintura.

Los movimientos circulares que hice con mis nalgas cuando él me estaba embistiendo ayudo a que eyaculara mucho más rápido, sentí mi culo inundado de semen, luego él sacó su verga y al resto de lo que quedaba lo derramó en mi rostro y una buena parte en mis pechos.

Se acostó completamente agotado y me invito a estar en sus brazos, acepte su invitación.

-Gracias- le dije.

-¿Por qué?- me pregunto.

-Por hacerme sentir mujer luego de tantos años sin sentirme así, por esta noche maravillosa que siempre recordaré.

Su respuesta fue un beso profundo con un poco de mordida.

-Mañana tengo el día libre ¿quieres ir conmigo a tomar un café?

-Me encantaría- le respondí.

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