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Conociendo a su amiga

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Con mi pareja decidimos hacer una pausa en nuestra calurosa tarde de verano y nos dirigimos a un bar en el centro. Una vez allí, buscando algo refrescante, pedimos una jarra de sangría para compartir.

En ese momento, mi pareja, Belén, me propuso algo: "¿Te parece si le digo a Cathy que venga? Ahora está con su pareja en el centro y hace años que no la veo". "¡Claro, no hay problema!", le dije.

Hace algún tiempo, mi pareja me contó que su amiga ahora estaba saliendo con chicas. Cathy, tenía una relación estable de más de dos años con su actual pareja, Emma.

Las chicas llegaron al lugar luciendo cortos vestidos playeros. Ambas son de baja estatura, rondando alrededor de 1 m y 50 cm. Cathy siempre fue conocida por ser una chica deportiva, incluso había sido porrista en el pasado. Ella es morena, de complexión delgada, pero a pesar de su apariencia menuda, tiene unos senos bastante grandes, además de un trasero y piernas bien formados. Sumados a su energía y vitalidad era una persona bastante encantadora.

Por otro lado, Emma, cuenta con una contextura media. Su cuerpo es hermoso y aunque no es tan curvilíneo como el de su pareja, ella posee un buen par de senos y un trasero pequeño pero muy lindo. Emma tiene una tez blanca, que contrasta con su cabello oscuro. Ambas comparten la misma edad, 27 años (6 menos que nosotros).

La noche avanzaba entre risas, anécdotas entretenidas, comida y mucho alcohol. Sin embargo, para las chicas, la fiesta estaba recién comenzando y se sintieron tentadas por ir a bailar. Decidimos ir a una disco.

Mi pareja, luciendo un vestido corto, se acercó a mí y comenzó a bailar con su cuerpo bien pegado al mío, poniendo todo su gran trasero sobre mi pene. Entre el alcohol y el roce de los cuerpos, mi erección no se hizo esperar y con mis manos la tomé de las caderas mientras besaba su cuello.

Al nuestro lado estaban las chicas bailando. Muy sensuales se tocaban y besaban sin parar.

Decidimos tomar un descanso y nos dirigirnos a la barra para comprarnos algo refrescante. Sin embargo, la atención era lenta, había mucha gente esperando y muy pocas personas atendiendo. En medio del tumulto de espera, Cathy quedó justo delante de mí.

Con cada empujón proveniente de las personas detrás de mí, me fui acercando involuntariamente hacia a la amiga de mi polola. Intentaba alejarme, pero la multitud y la presión me lo hacía difícil. La espera se volvía un tanto incómoda debido a la aglomeración y la falta de espacio. Los empujones continuaron y sin querer le arrimé todo mi pene sobre su trasero por algunos segundos, ella se dio vuelta, yo inmediatamente me disculpé. Belén bajó su mano para sentir mi bulto, y se sorprendió al sentir lo duro que estaba. Me quedó mirando, pero sólo atinó a reírse.

Con nuestras bebidas en mano regresamos a la pista de baile. En ese momento, el DJ cambió de estilo musical y empezó a reproducir reggaetón antiguo, lo que generó una gran euforia en las chicas. El ritmo pegajoso y las letras conocidas las llevaron a bailar con mayor intensidad.

En medio de la euforia, notamos que Emma desapareció de nuestra vista. Posteriormente, nos dimos cuenta de que se había encontrado con algunas de sus colegas de trabajo. Debido a eso, nos quedamos solamente con Cathy. Las chicas, entre bromas y de manera divertida, comenzaron a bailar conmigo en la pista de baile. Al principio, el ambiente era muy gracioso y con muchas risas.

Poco a poco, sin embargo, la dinámica fue cambiando. Las bromas dieron paso a una mayor complicidad entre nosotros. Los movimientos se volvieron más sensuales y las risas se tornaron en miradas cómplices y gestos sugerentes. La diversión inicial se transformó en una experiencia más íntima y seductora mientras continuábamos bailando. Poco a poco mi pareja comenzó a pegar nuevamente su trasero sobre mí, mientras tanto su amiga nos miraba con cara de sorpresa. Por otra parte, cada vez que Cathy bajaba su trasero cerca mío, mi pareja ponía su mano sobre mi bulto a modo de broma, todos reíamos cuando hacía eso. Pero luego dejó de hacerlo y su amiga ya no se detenía al juntar su trasero con mi cuerpo.

En un momento mi pareja se pone a mi lado, sube su mano a mi cuello y me besa, su amiga siguió con el movimiento de su cuerpo mientras bailaba, pero esta vez fue un poco más allá y puso todo su trasero contra mí, pero está vez fue cerca de mi pene, bastante cerca diría yo. Ninguno hizo nada para para detener la situación, con mi pareja nos seguimos besamos intensamente mientras su amiga movía lentamente su culo cada vez más cerca de mi pene, como acto reflejo yo la tomé firme de su cadera con una mano, mientras con la otra agarraba a mi pareja del trasero. A continuación, Cathy puso su mano en mi bulto tanteando en qué estado estaba, para luego colocar su trasero sobre mi pene erecto, fueron unos breves segundos, pero fue un momento muy intenso.

El DJ, oportuno como siempre, decidió cambiar el ritmo de la música a algo más pachanguero. Esto nos ayudó a volver a la realidad y dejar atrás el momento.

Decidimos ir en busca de Emma, quien seguía en una animada conversación con sus colegas. Cuando nos vio acercarnos, nos presentó a sus compañeros de trabajo, mostrándose visiblemente más eufórica que antes.

Dado que las chicas no vivían cerca de allí, mi pareja les ofreció la posibilidad de quedarse en nuestro departamento por la noche. Agradecidas, ellas aceptaron la oferta. Antes de partir, decidimos hacer una parada en el baño. Salimos de los primeros, y en ese momento Cathy me confesó que le había gustado lo que había sucedido entre nosotros mientras bailábamos, y sin vergüenza me dijo: “quedé caliente”. Y yo con menos vergüenza le contesté: “yo también, muy caliente y con ganas”.

Decidimos regresar a casa en un Uber. Emma se adelantó y ocupó el asiento delantero, mientras que Belén fue la primera en subir, lo que me dejó sentado al lado de Cathy. Durante el viaje, no ocurrió nada destacable, aparte del hecho de que Cathy apoyó su cabeza en mi hombro y se quedó dormida.

En mi mente iba la idea de llegar a tener sexo y luego dormir. Pero las chicas al bajarse del auto se animaron y tuvieron ganas de seguir compartiendo.

Después de un día en la playa, Emma y Cathy nos preguntaron si era posible darse una ducha para refrescarse. Les respondimos afirmativamente, ya que nosotros también queríamos refrescarnos. Entraron juntas a la ducha y no tardaron mucho tiempo. Luego de que ellas salieran, entramos nosotros a ducharnos. La verdad no hicimos mucho, aunque Belén notó lo duro que lo tenía, lo tocó un par de veces y salimos.

Una vez salimos de la ducha, mi pareja les ofreció a las chicas unas poleras largas para que las usaran mientras continuábamos compartiendo. Por comodidad, ellas las aceptaron. Siguiendo el ejemplo, Belén también se puso una polera similar.

Sin embargo, debido a que ninguna de ellas llevaba puesto sostén debajo, sus pezones se marcaban ligeramente sobre sus ropas. No puedo negar que esta situación fue un espectáculo placentero para mí.

Luego comenzamos a buscar un juego para entretenernos. Cathy encontró el juego de la verdad, en el que tenías que elegir entre un desafío o una verdad, y si no cumplías, debías tomar un shot. Sacamos una botella de tequila y empezamos a jugar.

Como era de esperarse, las preguntas y desafíos fueron aumentando en intensidad. Hablamos abiertamente de nuestras poses sexuales favoritas, de fantasías y en un ambiente de confianza nos contamos varias infidencias. El juego nos llevó a explorar temas más íntimos y atrevidos, creando una atmósfera de excitación y complicidad entre todos.

En un momento le tocó decir la verdad a Belén. Emma tomó la palabra y le preguntó a mi polola si alguna vez le había causado curiosidad estar con una mujer, mi pareja sin pensarlo le dijo que no, y que realmente nunca se le había pasado por su cabeza, sin embargo, ahora que lo pensaba no tenía nada en contra.

En medio del juego, Belén, olvidándose momentáneamente de las reglas, le hizo a Emma una pregunta directa: si alguna vez había sentido interés en tener algo con hombres. Emma, sin vacilar, respondió que sí, pero solo por curiosidad.

Después de un momento de pausa en el juego, decidimos ir al baño y nos servimos algunos snacks para comer. Mientras Cathy estaba en el baño y Emma salió al balcón para fumar, con Belén nos dejamos llevar por la intensidad del momento y comenzamos a besarnos apasionadamente en nuestra habitación, tomé su mano y le puse sobre mi pene, pero ella no perdió tiempo e introdujo su mano bajo mi short. Entonces le dije: “y si me la chupas antes de que salga tu amiga del baño”, nunca pensé que aceptaría, pero la calentura del momento, sumada a la cantidad de alcohol que habíamos bebido aquella noche la animó a hacerlo. Se arrodilló, bajó mi short y lo se lo metió a la boca con muchas ganas.

Por la música de fondo no nos dimos cuenta de que Cathy había salido del baño, y nos estaba mirando. Mi pareja se giró y la vio, sintiéndose muy avergonzada. Con su dedo sobre la boca le hizo señas para que guardara silencio.

Cathy: “que rico amiga, aprovechen”.

Belén: “no les cuentes nada a nadie por favor”.

Cathy: “tranquila”.

Volvimos a nuestras posiciones alrededor de la mesa, retomamos el juego y Belén fue la primera en perder. Cathy, la cual ya tenía el desafío en mente, le dijo “quiero que se la chupes a Eric”. Todos quedamos sorprendidos. Belén le dijo que no lo haría, que eso ya era demasiado como parte del juego y que prefería tomarse el shot de tequila.

Cathy: “pero si es retomar lo que ya le estabas haciendo”.

Belén: “pensé que guardarías el secreto”, le dijo ruborizada.

Emma: “está bien, acá todos somos adultos, si no quieres cumplir el reto se entiende. De todas formas, podrías taparte bajo una manta y se lo haces por pocos segundos”.

Yo: “bueno tiene razón y no es mala idea”.

Belén me dio un golpe en el brazo y me dijo: “nooo que vergüenza".

Cathy: “la estás pensando amiga?”.

Belén: “podría ser, siempre y cuando no vayan a mirar”.

Su amiga, que tenía todo pensando puso dos sillas y las cubrió con unas toallas grandes, las mismas que habían usado al secarse luego de la ducha y le dijo: “ves?, si nos sentamos no se ve nada”.

Con Belén fuimos detrás, ella me besó, se arrodilló y dijo, “esperen, cuanto tiempo quieren que lo haga”.

Emma: “15 segundos”.

Belén: “bueno”.

Mi polola me bajó el short y se metió mi pene a la boca, yo me imaginaba que, debido la vergüenza de estar en esa situación, ella lo haría con más mesura, pero lo hizo más intenso que nunca. Yo lo tenía muy duro desde antes y ahora estaba aún más. Las chicas fueron contando los segundos, cuando llegaron a 10 a modo de broma fueron más lento. Cuando finalmente llegaron a los 15, mi pareja no quiso detenerse y me lo siguió chupando, yo tomé su cabeza, hice un moño con su cabello y me empecé a follar su boca. Las chicas quedaron con la boca abierta. Belén se sacó mi pene de su boca, tomó aliento y volvió a metérselo, eso dio pie para que ellas se relajaran, a nivel que comenzaron a tocarse.

Yo: “que rico lo haces, nos tienes a todos caliente”.

Belén: “me incluyo, tenía muchas ganas de seguirlo chupándolo”.

Cathy bajó su mano y comenzó a tocarse. Su pareja hizo lo mismo. En un instante, Belén sacó mi pene de su boca, se puso de pie y se dio cuenta que su amiga al igual que su pareja se estaban masturbando con desesperación. En ese momento levanté la polera de Belén y me di cuenta de que ninguna de las tres chicas estaba usando ropa interior, lo que me dejó más caliente aún. Pasé mi mano por su vagina y me di cuenta de lo mojada que estaba, la besé intensamente. Luego, ella me empuja a un sillón que había cerca nuestro, ubica un cojín en el piso para sus rodillas y comienza a chupármela una vez más.

Las chicas se pusieron de pie y trasladaron a los sofás. Cathy inmediatamente se sienta y le dice a Emma que le coma la vagina. Ambas parejas nos habíamos olvidado del juego y nos dejábamos llevar por lo caliente que habíamos estado toda la noche.

Ahora era mi momento de darle placer a mi pareja, me pongo de pie y cambio de posición con ella. Hace mucho que no la notaba así de mojada, comencé suavemente a jugar con mi lengua en su vagina, ella gemía fuerte mientras al mismo tiempo yo jugaba con mis manos en sus pezones. En un momento me tiré un poco hacía atrás para estar más cómodo y pasé a llevar las toallas que nos estaban tapando, las cuales cayeron al piso.

Cathy automáticamente se dio cuenta de que ahora nos podía ver, mi pareja se dio cuenta también del asunto de las toallas, pero no le importó. Es más, me tomó de la cabeza empujándome más adentro de su vagina. Yo aproveché de meter 2 dedos en su vagina mientras le seguía devorando el clítoris.

Pasaron varios minutos en los que pareció surgir una especie de competencia entre Emma y yo por brindarle placer a nuestras parejas. Luego Cathy le dijo a Belén: “acabemos amiga?”. Y mi pareja le contestó: “acabemos, estoy casi lista”. Al escuchar esas palabras con Emma subimos la intensidad.

Después de algunos segundos sentí a Belén soltar sus ricos y calientes fluidos en mi boca, al mismo tiempo que ella no dejaba de mirar a su amiga que también estaba acabando en la boca de su pareja.

Luego de acabar, Cathy le pide a Emma que se ponga de pie y la desnuda, le quita su polera, e inmediatamente me di cuenta de que Emma estaba totalmente depilada. Cathy la toma de la mano y la lleva hacía nosotros, sin dudar se acercan a mi polola, le quitan la polera y comienzan a jugar con sus tetas, Belén se dejaba hacer mientras era devorada por las chicas.

Me pongo de pie y veo a Emma bajar su mano por el cuerpo de mi pareja y meter dos dedos dentro de su vagina.

En instantes me comienzo a masturbar mirando la escena, mientras veo a Cathy acercándose a mi pene y le dice a Belén: “amiga he querido hacer esto toda la noche, puedo?”. Ella se arrodilla y comienza a tocar mi pene.

Esperamos respuesta de mi polola, pero esta nunca llegó. Al verla nos dimos cuenta del porqué, Emma le estaba dando placer en su vagina, y al parecer era experta con su boca. Al notar esto, Cathy se comienza a meter poco a poco mi pene en su boca.

Lo chupaba con bastantes ganas, se notaba que hace años que no lo hacía y la verdad era muy buena en ello, por un momento incluso creí acabar, pero ella sabía cuándo bajar la intensidad para evitarlo. Comenzó a succionar mis bolas, sin dejar de masturbarme. Aprovechó que mis genitales estaban rasurados hace poco tiempo para hacer todas sus fantasías acumuladas en el tiempo. Luego lo tomó de la base y se lo comenzó a meter por completo en su boca, la cual estaba deliciosa. A continuación, pasó su lengua desde la base hasta la cabeza de mi pene, finalmente le dio un tierno beso en la punta.

De momento, la única que aún tenía ropa puesta era Cathy, lo cual me dediqué inmediatamente a cambiar, le pedí que se pusiera de pie y finalmente la desnudé. Sin pensarlo acerqué a mi boca a sus tetas y le comí sus ricos pezones, eran unos senos grandes y deliciosos, me di un tremendo festín.

Después, la giré para mirarla de pies a cabeza, al hacer esto me di cuenta de que al igual que todas las chicas esa noche, ella también estaba completamente depilada. Luego puse mis manos en su cintura la levanté y la acosté en el sofá. Besé su cuello mientras ella me tomaba del pelo, quería besarla en la boca, pero no sabía si eso estaba permitido, me imaginaba que penetrarla tampoco. En un momento me di vuelta para ver a mi pareja, pero ellas estaban en lo suyo. Siempre me calentó mucho la fantasía de ver a mi chica experimentando con otra, pero ahora no quería pensar mucho en eso, necesitaba concentrarme en Cathy.

Seguí besándole el cuello, mientras ubicaba mi verga a la altura de su vagina, ella la tocó y la acomodó en la entrada de su vulva. En un momento me miró con cara de querer decirme algo, pero se aguantó las ganas. Proseguí a bajar lentamente desde sus senos hasta su vagina y comencé a chupar su rico clítoris, estaba muy mojada y tenía un sabor delicioso. Mientras tanto, yo me masturbaba lentamente y llenaba mis dedos con mis propios fluidos, los cuales los subía hasta su boca para que ella probara mi sabor, eso le gustó mucho, después hice lo mismo, pero en vez de llevar mi mano hacia mi pene, introduje dos dedos en su vagina y los lleve a su boca para que ella también probara su propio sabor y eso la tenía encantada.

Comencé a darle más rápido con mi lengua, eso la puso roja y pesé a que no emitió ningún sonido se notaba que su temperatura había subido y su mirada se había intensificado. Volví a subir a sus tetas, sus pezones estaban más duros aún, los mordí suavemente y puse intencionalmente mi pene sobre su clítoris y lo empecé a pasar por ahí, tomé su mano y la puse sobre mi pene para que ella hiciera presión. Pero lo que ella hizo fue meter la cabeza de mi pene en su vagina. Nos miramos fijamente, cuando en ese mismo instante escuchamos a mi polola nuevamente gemir como loca, al parecer había tenido el segundo orgasmo de la noche y esta vez a manos (boca) de Emma.

Cathy me empuja hacia atrás, se arrodilla y me la empieza a chupar nuevamente, esta vez más fuerte e intenso. Sin embargo, Emma la va a buscar, la toma de la mano, pero Cathy en vez de ir con ella, la hace arrodillarse, quedando con mi verga frente a su boca. Emma sorprendida por la actitud de su pareja, toma mi verga y le dice: “sabes que nunca he hecho esto”.

Cathy le responde: “por lo mismo, quiero que lo hagas, está verga está deliciosa y quiero que la primera vez que pruebes un pene estés conmigo, quiero verte como lo haces”.

Emma besa a Cathy y me comienza lentamente a dar sexo oral, se notaba su inexperiencia, pero poco a poco se va poniendo a tono metiéndose mi miembro hasta la mitad.

Mi pareja se acerca, me besa fuerte, y se pone a mi lado a mirar como Emma por primera vez en su vida prueba un pene. Luego Cathy se pone de pie y también me besa. Belén la queda mirando como pidiéndole explicaciones, pero también la besa a ella, luego nos besamos los tres de forma muy apasionada. Emma algo molesta se pone de pie y besa a Belén. Cathy se ríe, pero no pierde tiempo, me empuja al sofá y me empieza a dar nuevamente sexo oral, esta vez fue más intensa que las anteriores veces.

Ya no daba más, estaba muy excitado. Cathy me dejó descansar algunos segundos soltando mi miembro, al mismo tiempo que ella jugaba con sus tetas mirándome fijamente con deseo. Se dio vuelta para ver como las chicas se seguían besando. A continuación, puso mi pene entre sus ricas tetas, me hizo una paja con ellas, y cuando se dio cuenta de que ya no podía más me lo chupó con todas sus ganas. No aguanté más, Cathy no dudó un segundo y se lo metió a la boca recibiendo así todo mi semen caliente ante la atenta mirada de nuestras parejas.

Nos fuimos cada uno a su habitación correspondiente, y cuando parecía que todo había terminado, escuchamos a las chicas teniendo sexo de nuevo, Belén me empezó a masturbar y cuando vio que mi pene ya estaba duro se montó de una vez por todas.

Cabalgó varios minutos lentamente, sin embargo, poco a poco fue aumentando su intensidad, lo que hizo que sus senos fueran rebotando al ritmo de sus embestidas. Después la puse en 4 y la comencé a embestir fuerte, la tomé de los hombros y se lo metí con todas mis fuerzas. En ese instante se escuchó claramente como Emma estaba acabando salvajemente.

Pasaron algunos minutos y vemos a las chicas venir hasta nuestra habitación y ponerse a nuestro lado en la cama. Sin decir nada, se enlazaron en una brutal tijera. Sus vaginas estaban tan empapadas que se escuchaban al frotarse una contra otra.

Tomé del cabello a Belén dándole con todas mis fuerzas, ella acabó con mi pene adentro. Pude aguantar su orgasmo, pero ya no daba más. Emma que ya estaba transformada en una puta se sale del lado de su pareja y me lo empieza a chupar y me dice “quiero tragar por primera vez semen”. Eso me calentó tanto que cuando se lo metió a la boca comencé a acabar, para ser su primera vez lo hizo bastante bien, quedándose con toda mi leche en su garganta, sin desperdiciar ni una gota, se tragó todo el semen. Cathy se acercó a ella, la besa y le preguntó: “te gustó tu primera vez?”. “Me gustó mucho hacerlo”, le contestó Emma.

Quedamos agotados después de tanta acción y nos dormimos todos en la misma cama. Al despertarnos tomamos desayuno, nadie se preocupó por vestirse, es más, todos estuvimos desnudos hasta que las chicas se fueron.

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