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Cuando fui asistente de una madura

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El cuerpo que tengo me ha ayudado a conocer personas importantes de mi país,  tanto que termine trabajando en la cámara de diputados, conoció al líder de un partido político y me puso a trabajar como asistente de una diputada de la cual no diré su nombre, pero le diremos Margaret.

Margaret es una mujer de unos 55 años, astuta, hábil para los negocios, la verdad era buena en lo que hacía, era madre de dos hijos y tenía ya 3 esposos en su haber, el último un hombre metido en el fútbol que no pasaba mucho tiempo con ella.

Margaret era alta, media casi 1.80 cm, morena, ojos color miel, delgada pero con figura, la verdad le invertía a su cuerpo ya que obviamente tenía muchísimo dinero.

Mis primeros meses trabajando con ella fueron pesados, aunque ella dejaba de trabajar a las 3 de la tarde, mi jornada muchas veces era de 12 horas, pero yo la veía a futuro, así que aguantaba la friega.

Poco a poco nos fuimos llevando mejor, me volví su confidente, me contaba sus anécdotas de casada, las aventuras sexuales con sus colegas y contrincantes porque no importa el color, el cuerpo es cuerpo.

Una noche de agosto del 2018 por primera vez me invitó a su casa, ese día ella estaba tensa y fuimos a terminar un papeleo pero más a platicar.

M: Ya estoy harta, este proyecto me tiene loca y el líder del partido lo quiere ¡¡ya!!

C: ¡Tranquila! ¡Aquí estoy para ayudarte!

M: Eres muy linda, además muy eficiente.

Su halago me alzó el ánimo, cuando te reconocen es muy bueno, así que ambas trabajamos en el proyecto cuando de pronto ella dijo…

M: Necesito un break, sabes, hay una botella de whiskey en la bodega traila y tomemos un descanso.

Sin decir nada obedecí su petición, tome la botella y dos copas y regrese a la sala donde ella está ya sin sus zapatillas y recostada en el sillón, no sé porque pero se veia muy sensual.

M: Ya estoy muy cansada, sírveme una copa ¡por favor!

C: Relájate, hemos trabajado duro, verás que todo saldrá bien.

M: Eres muy eficiente y encantadora, que bueno que eres mi asistente.

Admito que sus palabras me sonrojaron, le serví su copa y ambas brindamos y comenzamos a platicar nuestras penas, ella hacía un movimiento muy peculiar con sus pies lo cual me atraía mucho, me quite los tacones, yo traía una calza negra y mi blusa rosa, me senté en el sofá y ella puso sus pies en mis piernas.

M: ¡Cómo me gustaría un masaje!

C: Si gustas te lo puedo dar.

M: ¿En serio? Me estaría aprovechando de ti ¡jaja!

C: Para nada, se como masajear, hace tiempo tuve un spa y obvio se como sobar, déjame hacerlo.

Fui por un aceite de coco y nos servimos un trago más, comencé a masajear sus pies, desde sus dedos a su talón y su tobillo, lentamente apretando cada músculo de sus pies.

M: ¡¡Ah!! Que rico, uhm, ¡¡ah!!

Sus gemidos comenzaron a acelerarme, comencé a sentir una excitación al estar sobandole sus pies, ella bebía su copa y me miraba con ojos de excitación.

M: ¡Que rico se siente, tienes unas manos espectaculares!

C: ¡Jaja, no se como tomar esas palabras!

M: Tómalas como quieras, ¡¡uhm!! Seguramente los hombres estarán encantados contigo!

C: Pues te dire, ¡no me quejo!

M. Oye, una pregunta, ¿lo has hecho con mujeres?

Yo la mire seria y ella con una sonrisa de oreja a oreja y saboreando su copa me miraba paciente, así que sonriendo le dije que ¡si!

M: Pinche Cindy, lo sabía, eres una ¡¡bomba sexual!

C: Jaja, ¿tu crees?

M: Estaría bien comprobarlo, ¿no?

C: ¿Comprobarlo?

Ella se acercó lentamente y me acaricio mis piernas, mirándome me dio un beso, un beso muy apasionado, sus labios y los míos se entendían muy bien, su mano recorría mis tetas con suavidad, acariciando cada cm de pecho.

Sin dejar de besarme subio encima mio sentándose y comenzó a quitarme la blusa, su boca me besaba el cuello de una manera sublime, sus manos acariciaban mis pechos por debajo de mi brasear, yo gemía despacio, estaba toda excitada.

M: No sabes como me gustas, he tenido a muchas mujeres a mis pies y tu no serias la ¡excepción!

C: ¡¡Uhm!! Sabía que eras bi!

Comencé a acariciar su trasero que era pequeño pero firme y duro, se sentía fenomenal, mi lengua y la de ella se unían como serpientes apareandose, le quite su blusa y sus tetas que estaban sin bracear quedaron a mi disposición.

Como buena asistente quise consentir a mi jefa asi que lentamente comence a saborear sus pechos, los besaba, lamia y me perdia en su pezon negro que estaba durisimo como piedra.

M: ¡¡Uhm!! Cindy, ah, ¡¡cariño!!

C: ¡Qué ricas tetas tienes!

M: ¡Vamos a mi cama!

Al entrar a su habitación inmediatamente me aventó a la cama, se despojó de su falda y su tanga, yo me desnude totalmente, Margaret fue de mis pies, besandolos y acriciandolos lentamente hasta mis muslos, los cuales apretaba muy fuerte y eso me gustaba.

M: ¡Estás muy buena, por eso te acepte!

C: Sabía que me deseabas, lo se por como me mirabas.

Abrió mis piernas y fue directo a mi concha, su lengua lamía mis labios vaginales, yo gemía y le acariciaba su cabeza, Margaret era buena con la boca, succionaba mi clítoris y le daba ligeras mordidas lo cual me hacía retorcerme como gusano con sal.

Levanto mis piernas de tal manera que mi culo quedó a su merced, ella lo lamía muy rico, yo me acariciaba las tetas y le pedía que no parara, Margaret metia dos dedos en mi concha y su lengua en mi culo, ¡me había vuelto su puta!

C: ¡¡¡Ah!!! Que rico, uhm, agh!!

M: Me encantan tus gemidos y tu sabor, ¡este es el culo más rico que he probado!

Me pidió me pusiera a cuatro patas, ahí bien empinada metia sus dedos en mi ano y vagina, que rico se sentía, sabía cómo moverlos, me tenida toda extasiada, esta madura si que estimulaba muy rico.

M: ¿Te gusta mamacita?

C: ¡¡¡Claro!!! Más, hazme tuya!

M: ¡¡¡Si!!! ¡Ahora eres la putita de mami!

Margaret utilizaba casi toda su mano dentro de mi coño el cual estaba mojadisimo, mientras tres de sus dedos ya estaban en mi culo, me pidió me moviera y la obedecí, así que me movia en circulos y ella me metia con fuerza sus dedos, ¡que placer!

C: ¡¡¡Agh!!! Me vengo, uhm, ¡¡ah!!

M: Si mi amor, que rico, ¡¡uhm!!

No pude contenerme más y comencé a venirme salpicando todo, ella sonriendo y excitadisima bebía mis fluidos, me tiro boca abajo y de mis nalgas lamiendo mi venida subió a mi espalda hasta llegar a mi boca y besarme con mis fluidos en su boca!

M: Mi amor prueba tu néctar ¡sabes riquísimo!

C: Me encanta, ¡¡uhm!!

Me besa la espalda mientras su mano derecha acariciaba mis pechos y bajaba por mi abdomen a mi clítoris el cual temblaba al sentir sus dedos en él.

M: Mi vida, te toca bajarte.

C: ¡¡Te va a gustar!!!

Baje besando su vientre y sus tetas enormes, me dirigí a su coño el cual está super humedo, no dude ni un segundo en lamer los fluidos que emanaba de él.

Comencé achupar sus labios vaginales, parecía que los besaba eso la tenía feliz, me apretaba la cabeza para no dejar de chuparlos.

M: ¡¡¡Agh!!! ¡Qué rico!

C: ¡¡Uhm!! Te dije que te va a gustar.

Enrolle mi lengua y se la metia hasta chocar con su clítoris inflamado, Margaret solo se retorcia del placer que sentía al tener mi lengua dentro de ella.

Baje mi lengua lamiendo su culo y metiéndole tres dedos en su húmeda concha, ella gemía y eso me excitaba , mas y mas, comencé a mover mis dedos con fuerza casi arañando por dentro, Margaret se quejaba pero del placer que le generaba lo que yo le hacía.

M: ¡¡¡Ah!!! Mi amor, ah, uhm, uf!!!

C: ¡¡Uhm!!! Que rico, ¡¡uhm!!

Combine perfectamente mis lamidas y chupadas con los movimientos de mis dedos dentro de ella lo que logró que ella comenzara a venirse expulsando líquidos por todos lados!

M: ¡¡Ah!!! ¡¡¡Dios mío!!! Uhm, ah, uhm, ¡¡¡ah!!!

C: ¡Si! Así que rico, ¡¡uhm!!!

Apenas ella terminaba de expulsar sus fluidos yo como poseída le abrí las piernas y cual macho en brama junté nuestras vaginas y comencé a moverme simulando una penetración de lujo!

C: Ah, que rico, uhm, ¡¡ah!!

M: Así mi amor, mas, dame mas, uhm, ¡¡agh!!

C: Ah, toma, uhm, que rico, me pones a mil, ¡¡agh!!

Levante sus piernas y las coloque en mis hombros eso nos permitió juntar más rico nuestras conchas y yo sentía una estimulación fenomenal, ¡jamás con alguna chica había sentido eso que me estaba dando mi jefa!

C: ¿te gusta?

M: Si, mas, que rico, soy tuya, cogeme, cogeme Cindy.

Sin dejar de moverme lamia sus pezones, le mordía el cuello, mi jefa me tenía loca, me encantaba tenerla ahí gimiendo por lo que yo le hacía.

Me entrelaza con ella y ambas nos movíamos sincronizadamente gimiendo de placer, nos besábamos, nos comíamos todo lo que nos quedaba cerca ¡que rica experiencia!

M: Mi amor, me voy a venir, ¡¡agh!!

C: Yo también, uhm, agh, ah!

El orgasmo fue fantástico, terminamos acostadas besándonos como unas perras llenas de lujuria.

M: Cindy que rico momento me has dado.

C: Te confieso que jamás me había comido a una mujer así, ¡jaja!

Esta de mas decir que me volví su amante, todos los dias cogiamos bien rico en su casa, yo estando ya con pareja me daba el tiempo de complacer sexualmente a mi jefa y todo iba bien hasta ese dia...

M: Así cariño, más, que rico chupas, ¡¡más!!

C: Uhm, me encanta tu pucha, uhm, esta ¡¡jugosísima!!

S: ¿Pero qué demonios pasa aquí?

M: ¡¡¡Por dios!! Mi hijo!!!

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