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Cuando la calentura aprieta (03)

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Después de todo lo ocurrido antes, esperaba que mi furor sexual, recién descubierto, acabara por desaparecer, pero ocurrió todo lo contrario. Empecé a despertar un nuevo furor sexual dentro de mí. Cada vez que estaba sola, aprovecha para ver videos por internet, masturbarme imaginando que lo que ocurría en esas filmaciones me lo hacían a mí. Descubrí los relatos sexuales y no tarde mucho en entrar a chats de sexo.

Entraba con el Nick que me diera el servidor, ya que la primera vez que entre me puse un nombre de mujer y me fue imposible leer nada, no paraban de mandarme privados, los que no contestaba ya que lo primero que quería yo era indagar y ver como discurría todo en el chat.

Era excitante estar dentro del chat, me ponía cachonda con solo leer los mensajes que iban poniendo y cuanto más soases fueran más me ponían.

Pasaron unas pocas semanas antes de que me atreviera a entablar conversación con alguien del chat, pero al final me atreví. No supe lo difícil que era encontrar a alguien interesante, en cuanto empezabas a hablar con alguien de seguida empezaba a pedirte fotos desnuda, cam y todo tipo de cosas estúpidas. Yo claro esta no tenía pensado nada de eso, ya que tenía muy claro que en esta nueva faceta mía la discreción era lo primero.

Me auto impuesto unas pautas muy concretas, nada de fotos ni Cam, si me gustaba y podíamos quedar estupendo y si no pues siempre me quedaba la masturbación. Tenía las cosas muy claras, aunque estaba haciendo lo que estaba haciendo, a mi marido lo quería con locura y a mis hijos. Mi familia lo primero. El sexo es solo eso, sexo.

Entre tantos descartes, conocí a un hombre con el que entable amistad, Jorge, 40 años, casado y para mejor era de un pueblo cercano al mía, apenas 20 kilómetros nos separaban. Informático freelance, su esposa profesora, por lo cual, igual que yo tenía todas las mañanas disponibles. Me gusto porque las primeras conversaciones fueron sobre nuestra vida marital, en ningún momento me propuso hacer nada, solamente hablábamos y nos desahogábamos de nuestras cosas, como dos simples amigos.

Pasaron varias semanas, hasta que nos convencimos mutuamente de conocernos personalmente y si nos gustábamos, tener una relación esporádica, algo que ya habíamos hablado y dejado bastante claro. Él tenía el mismo problema que yo, aunque quería mucho a su esposa, era más activo sexualmente que ella. Me confesó que solo le había engañado una sola vez, con una prostituta, pero que solo fue esa vez. Yo le mentí diciendo que solo lo había hecho también una vez. Aunque la mentira no era muy grande, ya que mi primera infidelidad no estaba preparada y fue un aquí te pillo aquí te mato.

Decidimos quedar una mañana, después de dejar a mis hijos en la escuela, en una cafetería en un pueblo intermedio entre los nuestros.

Me puse un vestido ceñido azul con un poco de escote y que me llegaba a medio muslo, de ropa interior un conjunto de encaje rosa.

Llegue a la cafetería y me senté en una mesa, esperando que se acercara, ya que no nos conocíamos en foto, solo por la descripción escrita que nos habíamos hecho.

El llego y me quede fascinada, era muy guapo, delgado con pelo moreno y unas pocas canas en los lados, barbita de 3 días arreglada y vestido muy bien. Me gusto lo que vi de un primer momento. Nos tomamos un café charlando tal y como lo haríamos en el chat, yo esperaba que se lanzara a proponerme ir a mi casa o a la suya. Cuando terminemos de tomarnos el café me dijo que le gustaba muchísimo y que le encantaría acostarse conmigo, yo no le lleve la contraria claro está. Me dijo que lo siguiera hasta su casa y que metiera el coche dentro de su jardín para que no nos viera nadie entrar. Así lo hicimos nos dirigimos hacia su vivienda y entremos tal y como él dijo.

Una vez dentro no pudimos aguantarnos más y empecemos a besarnos como dos adolescentes, mientras nos besamos nos dirigimos hacia su dormitorio, no sé porque pero ver la cama me puso muchísimo, el poseer al hombre de otra mujer en su propia cama me excitaba.

No tardo en sacarme el vestido y dejarme en ropa interior, yo aproveche también, le quite el jersey y comencé a desabrocharle el pantalón, el termino de quitárselo, seguidamente me desabrocho el sujetador y abrazándome me tumbo en la cama encima de él, comenzó a comerme las tetas, mordisqueando un poco los pezones, yo sentía como me humedecía cada vez más. Él seguía magreándome mientras no paraba de succionar mis pechos, mi culo, mis piernas, sentía sus manos por todo mi cuerpo.

Decidí acelerar un poco la cosa, me baje un poco y le quite los calzoncillos, su polla salió despedida al encontrarse ya dura. Me encontré una polla bastante bonita, de tamaño normal, pero recién depila dita y operada de fimosis. Me la metí en la boca y empecé a mamarla, la salive bien y poco a poco intentaba metérmela entera en mi boca. Estuve un buen rato chupando hasta que él me dijo de parar, ya que no quería acabar antes de tiempo.

Se levantó y cogió un preservativo, me dijo de ponerme a cuatro patas, acepte y él se colocó detrás de mí, sentí como empezaba a penetrar mi coño ya bien lubricado por la excitación.

Estuvo un buen rato dándome, aunque yo no tarde mucho en correrme, cambiemos de postura se tumbó y me subí encima de él, comencé a cabalgar a la vez que el no paraba de jugar con mis pechos y levantar la cabeza para comérselos. Me pidió que si podía darme la vuelta para ver mi culo cabalgar, lo hice, me di la vuelta y el empezó a darme unos azotitos en el culo, era la primera vez que me lo hacían y me gustaba. De pronto note que se estaba corriendo al notar las sacudidas de su polla soltando el semen, esa sensación hizo que me corriera otra vez. Nos quedemos unos minutos quietos, yo sintiendo como su polla terminaba de descargar y aflojaba su dureza. Me encanto.

Nos despedimos con un par de besos. Sabiendo que no volvería a repetirse, ya que era lo que habíamos hablado. Aunque claro está, nunca digas nunca más.

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