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Cuando la realidad supera la ficción

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El domingo de la semana pasada, de noche, recibí en mi correo (capalo.33@ gmail.es) un mensaje de la que creí una soñadora, que decía así:

«Soy fan suya y quería decirle que esta mañana antes de que el servicio me trajera el desayuno a la cama leí su relato -Lolita-. Me mojé tanto que mis dedos acabaron haciendo que disfrutara de un delicioso orgasmo, pero eso no fue lo mejor, lo mejor pasó cuando fuimos mi amiga Penny y yo a dar un paseo a caballo por los campos de la propiedad de su abuelo en Oxfordshire.

Penny y yo habíamos discutido en las caballerizas porque había llegado tarde y ella es una loca de la puntualidad. El caso es que durante el paseo no me habló cómo castigo a mi tardanza.

Con el balance de mi culo yendo de atrás hacia delante al ir el caballo al paso hice que mi clítoris se frotase con la silla de montar. Fantaseé con mi madrastra y mi padre... Sentí cómo se me iba empapando el chochito. Poco después puse el caballo al trote para frotarme más prisa. Penny, picada, también puso al trote a Furia, después los pusimos al galope, ella para ganar la carrera y yo para frotarlo aún más rápido, lo que me llevó a alcanzar un orgasmo tan intenso que me caí del caballo. Imagine la cara de sorpresa de mi amiga viendo mi pantalón blanco encharcado de jugos.

Espero no haberlo molestado en demasía.

Gracias por sus relatos. No pararé hasta que los lea todos.

Un beso.

Chastity.»

Le contesté y le dije:

“Me alegro de que hayas disfrutado con el relato. Afortunado el caballo que montabas cuando te corriste y afortunados tus dedos, que ojala fueran mi lengua y los ojos de tu amiga ojalá fueran los míos para poder verte.

Gracias por leerme.

Un beso.

Quique.”

Mi esposa, que estaba sentada en un sillón de la sala enfrente de mí, me preguntó:

-¿Quién era?

No hay mejor cosa que decir la verdad para que no te crean.

-Una que me dice que se corrió encima de un caballo...

No dejó que terminara de hablar.

-¡Ya te vale!

Se levantó del sillón. Le pregunté.

-¿Te vas para la cama?

-Voy.

-¿Subo y le damos una alegría al cuerpo?

-Estoy cansada.

Mi voz sonó a reproche.

-Siempre estás cansada para follar.

-Será porque ya no tengo veinte años.

-No, será porque me tienes muy visto.

Yéndose, y cómo quien te llama mierda a la chita callada, dijo:

-Será.

Mirando La Nave Del Misterio sentí en el móvil el aviso de un mensaje. Era del correo. Lo abrí y vi las fotos de dos preciosidades, rubias, de ojos azules, jóvenes, con coletas, botas negras altas, pantalón blanco ajustado a las piernas, blusa blanca y chaqueta roja, y al pie una nota que decía:

«La de la izquierda es Penny, la de la derecha, la que monta el caballo negro soy yo.

Un beso.

Chastity.»

Pensé que sacara las fotos de una revista, ya se sabe que en internet se miente mucho. Le respondí:

“¡Quién fuera ese caballo negro!

Un beso donde quieras.

Quique.”

A los diez minutos me llegó una foto. Era Chastity, la rubia que montaba el caballo negro. Estaba en cama, desnuda. Sus piernas eran perfectas, sus tetas eran redondas y pequeñas, el cabello lo llevaba suelto. Con dos dedos abría el coño, un coño que tenía los labios rosados. A su pie, decía:

«Lo quiero aquí.»

Al ver la foto me pude palote. Me bajé los pantalones, saqué la polla y meneándola hice un pequeño vídeo dónde le preguntaba si no querría que se la metiera después de comerle el chocho.

Al rato me llegó otro pequeño vídeo donde se veía metiendo un dedo en el chocho y después chupando el dedo y diciendo:

«Si, me gustaría que me lo comiera y que después de correrme en su boca me follara hasta que no pudieras más.»

Le mandé otro pequeño vídeo donde se veía salir aguadilla del glande descapullado de mi polla y le decía:

“Mira cómo me puse de pensarlo.”

En el siguiente vídeo solo vi su cara con los ojos en blanco y la boca abierta, que cerró para decir:

«¡I cum!»

Diez veces lo vi repetido antes de que mi polla soltase un chorro de leche que fue a parar a algún sitio de la sala. No sé dónde porque los ojos se me cerraron de golpe.

Después de esto me llegó una foto de dos de sus dedos haciendo la señal de la victoria entre los que había un hilillo de jugos blancos y un mensaje, que decía:

«Lo volveré a llamar a estas horas un día que mi amiga Penny duerma conmigo.

Un beso en la puntita de la polla, con mucho amor.

Chastity.»

Sigo esperando a que me llame.

Quique.

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