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Cuarentena insufrible (Parte II)

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-Se te está parando! -le dije sorprendida.

-No te gusta?

-Sí, claro que me gusta! Pero nunca me has aventado dos al hilo!

-Así me pones  dijo siguiendo el cachondeo.

Llegó el punto donde ya estábamos otra vez en un coito rico, mi papá había recuperado su vigor y yo estaba gozando sus ricas metidas de verga. Gemía como una perra, lo acariciaba con desesperación mientras era cogida por semejante campeón. Su glande removía mis entrañas a una profundidad que pocos han alcanzado y eso me tenía en las nubes.

-Ay! Qué grande la tienes! -le decía presa de espasmos involuntarios ocasionados por el placer y la lujuria.

-Te gusta cómo eh?! Te gusta la verga de papá?! -me preguntaba embistiendo sin consideración.

-Estás riquísimo! Ahh! Ahh! -Lo tomé de la nuca y nos besamos.

Se escuchaba el sonido nítido de sus bolas mojadas chocando con mi coño. Mis tetas botando frenéticamente por el empeño de mi papá de meterse aún más profundo, a veces dejaba de acariciar a papá y tenía que sujetar mis pechos. Él estaba frenético, me daba durísimo y muy rápido, mientras gemía de forma primitiva.

-Papá! Papá!! -le gritaba esperando sacarlo de su transe y detener está la verguiza que me estaba dando- Bésame! Ahh! Ayy! Bésame por favor.

Él se detuvo, pero sólo para hacerse más hacia delante y tener mi sexo más pagado al suyo. Tomó mi cabello con una mano y la otra la puso en mi cintura. No hubo tregua, mi sexo fue taladrado con la misma fuerza, obviamente lo estaba disfrutando como no tienes idea sólo era que no deseaba terminar tan rápido, con todo el sexo que habíamos tenido sabía que papá no duraría mucho. Entonces yo entraría a su obsceno y delicioso juego.

-Házlo! Ahhh! Házlo! Ayyy! Ayyy! Papá! Lo deseo! -le pedía desesperada llevando su mano a mi cuello. Quería saber que se siente y él era quién podría cuidar de mi- Ahh! Cuándo tenga mi orgasmo, hazlo! Ay!

-Hija!! Ahh! Qué caliente estás! Qué rica!

-Eso te gusta, no?! Reventar con tu verga a tu propia hija! Ahhh! -Le gritaba para ponerlo más frenético- Dame más! Ah! Ahhh! Hazme tuya! Hazme mujer! Tú perra! Ahhh Qué verga! Ahhh!

-Eso quieres?! Eh?! Mi perra Ohh!! Pues toma! -Se puso muy sucio, me comenzó a dar bien duro- Te voy a reventar por putita! Ah!

-Siii! Reviéntame! Viólame! -Yo estaba ardiendo y no solo en la vagina sino mentalmente también- Qué rico! Qué rico es el incesto! Cógeme duro papá!! Ay! Ay! Ahh!

Comenzamos a sudar. Yo estaba acorralada por ese macho en aquel sillón, mientras el permanecía dándome unas fuertes penetradas. Seguíamos como copulando como animales, mientras sentíamos un ardor terrible el uno por el otro. Sus manos apretaban mis senos con fuerza, casi me dolían. Cada gemido nos hacía esclavo sexual del otro, por vernos gemir resistíamos y nos entregamos por completo a la sesión más dura y enferma de sexo. Padre e hija chillábamos de placer al estar uniendo nuestros genitales con tanta intensidad. Así seguimos, resistiendo para tener más.

-Papá! Tengo tu glande en mi útero! Ahhh! -Le grité pujando con mi cara congestionada- Me abres muchísimo! Sigue! No pares! Ahhh! Ahh! Aprieta mi cuello! Ahh!

Mi orgasmo llegó con fuerza, como una pequeña descarga eléctrica qué recorrió desde los dedos de mis pies hasta mi cabello. Avanzó por mis piernas qué temblaron sin control, mi sexo contraído y ardiente se fundía del placer, todo mi abdomen se tensó. La vista se me desenfoco y mis pechos reventando y elevados debido a la manera tan violenta en que mi columna se arqueo. Fue cuándo papá tomó mi cuello y lo empezó a apretar mientras dada profundas y potentes metidas.

-Toma! Toma! Mi perra! Ahh!

Mi orgasmo llegó a ser insostenible, perdí la conciencia, no me desmayé. Sólo trataba de gritar y me sacudida de forma involuntaria, arañaba y me faltaba el aire. Estaba sintiendo la fuerza de mi papá en mi cuello mientras me desvanecía entre placer y falta de aire. Estaba en un orgasmo qué llevó mi conciencia lejos de ahí.

Cuando volví en sí, papá seguía empujando hasta el fondo. No sacaba si no unos pocos centímetros y la empujaba con vigor hasta mi útero. Gemía y sudaba como maníaco. Estaba aguantando de forma innecesaria su inminente eyaculación.

-Toda la leche que tengas quiero que la saques. Me harías muy feliz si te terminas hasta el fondo -Le dije para animarlo a terminar.

Parece que solo quería escuchar eso. Tomó mis caderas y me empezó a embestir como un animal. Lo miraba con pasión. Llevé mi dedo hacia mi boca y lo mame de manera sucia, entonces sin más se lo metí en el ano para estimularlo. Me cogió tan duro que me causó otro orgasmo en menos de un minuto. Empezamos a gritar y sentía toda la longitud de su verga palpitando dentro de mi. Sus chorros de caliente esperma se quedaban en el condón. Como me hubiera gustado sentir su caliente esperma inundando mi útero.

Se derrumbó sobre mi y ahí desechos nos quedamos varios minutos. Cuándo por fin se pudo incorporar pude ver su sexy cuerpo de maduro bañado en sudor de los dos. Mi abdomen y pecho estaban escurriendo de la misma forma. Nos miramos y una sonrisa se nos escapó. Era una sonrisa de completa satisfacción por tanto placer logrado.

-Te lo quieres quedar? -Preguntó mi papá sacando su pene de mis entrañas, con ese preservativo bastante lleno después de que no se cambió el condón después de la primera eyaculación.

Quité sus manos y retiré yo misma el condón, lo lleve hacía mi cara mientras sacaba la lengua, cuidadosamente fui dejando caer el semen mientras bajaba hasta mi vientre. Quedé bañada con las dos cargas de leche que ese preservativo tenía.

-Qué rico estuvo -dije- Oye, te puedo proponer algo?

-Dime -dijo contemplando su obra, estoy segura. Su hija recién cogida, bañada en sudor y su semen.

-Me gustaría mucho hacer un trío contigo -le dije con mi tono de puta mientras con mis pies estimulaba su flácido pene- Me gustaría que me vieras -continúe- Cómo ves?

-Claro que sí! Va a ser rico cogerme a dos -dijo excitado.

-Me refería a un trío con otro hombre -seguí con tono sexy, me senté junto a él y lo empecé a acariciar lascivamente- No te gustaría ver como otro me coge? -Le susurré en su oído:- "No quieres ver a tu nena reventada, escurriendo leche de otro hombre? Yo si quiero que me veas darte un espectáculo así"

-Qué caliente eres, le diré a Miguel -me contestó- Entre él y yo nos cogíamos a tu mamá.

-Miguel?? -dije sorprendida

Miguel era un amigo de la familia, prácticamente era como mi tío. Siempre era muy amable y cálido con todos y yo le tengo mucho aprecio.

-Sí, con tu mamá nos íbamos a algún hotel o a su casa –papá.

-Es que siento como si fuera mi tío -dije un poco contrariada- no sé.

-Yo creo que es muy buena opción, es discreto y está limpio -dijo papá- además tu mamá decía que cogia muy bien.

-Pues si… está bien -dije dubitativa- creo que hacerlo con mi papá y mi tío será una experiencia inolvidable. Lo haremos terminando la cuarentena.

-No, yo no puedo esperar tanto, solo voy a pedir unas cosas por Internet y le llamo.

La verga de papá se sentía más pesada, supongo que la conversación y la idea del trío lo excitó.

-Quiero que me des por el culo.

-Vamos al cuarto.

Nos encerramos en su habitación y tras esa puerta el incesto y la depravación reinaron. Nos masturbamos mutuamente confesando lo que habías hecho con otras personas, hicimos un delicioso 69 entre padre e hija. De ahí sólo puedo recordar que tuve mucho placer e increíbles orgasmos durante los casi 40 minutos que me sodomizó mi papá. Cambiamos de posiciones muy seguido buscándolo la máxima penetración.

Caímos rendidos y el sueño nos ganó. Por la tarde comimos algo y vimos televisión un rato. En la noche, estando en mi habitación lo volvimos a hacer, pero los cambios de posición fueron menos variados y el ritmo de la copulación fue más lento. Lo hacíamos mirándonos a los ojos, besándonos con pasión y terminando con gritos y escalofríos. Si no hubiera sido mi padre diría que hicimos el amor.

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