Nuevos relatos publicados: 10

De compras sin ropa interior

  • 8
  • 17.007
  • 9,36 (14 Val.)
  • 1

Hola queridos, soy Andrea nuevamente con ustedes para contarles más anécdotas de mi exhibicionismo, esta oportunidad con otras aventuras de día.

Después de mi aventura del gimnasio, reflexioné un poco sobre mi situación y el cómo estaba llevando lo del anonimato en cuanto a mis paseos, al principio trataba de pasar lo más desapercibida posible me conformaba solo con andar por ahí desnuda y masturbarme, pero poco a poco estaba deseando algo más... Lo que hice en el gimnasio lo de provocar a extraños donde todos pudieran verme era algo impensable cuando comencé, ya que me daba mucho miedo el que se conociera que soy una completa pervertida que ama ser vista y deseada, entonces estaba entendiendo que mi deseo estaba en las miradas ajenas y sus interacciones conmigo, el cómo sus ojos se van a mi culito o mis pechos, como fantasean con mi cuerpo.

Sentía ya menos vergüenza de mostrarme, pero aún tenía mucho miedo de que me describieran en el terreno porque era mi lugar seguro y no quería perderlo, pero a su vez necesitaba algo más, el pasearme desnuda ya no era suficiente ni siquiera haciéndolo en 4 y mis accesorios acompañándome a pesar de que seguía sintiéndome genial al hacerlo, después de que me viera aquel chico con el plug metido en mi culo, tenía más miedo que calentura, no podía quitarme de la mente ese miedo así que decidí continuar con mis aventuras de día, donde por alguna razón estaba más desatada en cuanto a exhibirme.

Tenía que hacer algunas cosas durante el fin de semana, así que decidí alistarme muy bien para salir, me puse una falda no muy corta que tapara mi culo y un poco más hacia abajo, pero que al agacharme deje ver parte de mi culo completamente y para arriba una polera naranja algo delgada, por supuesto que no llevaría ni bragas ni sujetador puesto, para complementar mi outfit decidí llevar nuevamente mi plug de joya para adornar mi culo, ya que me encanto como se me ve y las sensaciones que me da, una pequeña cartera donde pondría mi vibrador, para usarlo cuando estuviera muy cachonda, tome el plug, prepare mi culito para meterlo junto con lubricante, me incline para que mi culo se abra, con una mano abrí mis nalgas y con la otra comencé a meterlo lentamente, esta preparación para mí ya era un ritual necesario, ya que podía meterlo rápidamente sin problema, pero el hacerlo lento y delicadamente tenía un encanto especial, me permitía sentir todo el tiempo necesario para hacer que mi mente volara imaginando todo lo que haría en ese día, lo que por supuesto me ponía los pezones muy duros y mojaba mi conchita, estando ya lista me dispuse a salir.

Mi primera parada era el supermercado, ya que necesitaba un par de cosas importantes, en el camino paso por una avenida grande, cruzo para pasar, pero quedó atrapada en el medio porque el semáforo cambio a rojo, así que tuve que quedarme de pie esperando que vuelva a cambiar y como era una avenida muy transitada los autos pasaban algo rápido, cuando me detengo a esperar empiezan a pasar y siento de pronto un viento frío en mi culito, miro hacia atrás y con el viento de los autos mi falda se había levantado un poco, se veía todo mi culo, la sostengo con mi mano y pasa otro auto por adelante levantando mi falda por delante dejando mi conchita al aire, en ese momento me dio mucha vergüenza, ya que había gente esperando en ambos extremos de la calle y me vieron haciendo ese espectáculo jeje.

Me apoyé en el poste del semáforo para que mi falda por atrás no se levante y la tome por ambos lados para mantenerla abajo, fueron unos segundos eternos, podía sentir que estaba muy colorada por la vergüenza, pero creo que también por la calentura del momento, me habían visto muchas personas que no llevaba bragas, contemplaron todo mi culo y mi conchita, luego de eso seguí mi camino y llego al supermercado.

Me dispongo a buscar lo que necesitaba, quería alcanzar unos frascos de mermelada que estaban en la parte más alta de una estantería, pero no llegaba, así que mire a ambos lados por si había algún guardia o algún encargado, pero no vi a nadie más que un anciano con bastón, me resigne y puse mis pies en la primera planta de la estantería a ver si podía alcanzarlos mejor, pero aún me faltaban unos pocos centímetros mientras estaba en eso, siento que tocan el culo por encima de mi falda, me giro sorprendida y para mi sorpresa no era otro que el anciano que estaba detrás de mí con toda su mano en mi nalga derecha lo miro y le digo.

- "Señor, ¿qué hace?, necesita algo?".

Él me contesta.

-"La vi un poco complicada señorita tratando de alcanzar los frascos y quería ayudarla" me lo dijo con un tono algo inocente y pícaro a la vez.

No podía creer que el señor me dijera eso, mi instinto fue apartarme y molestarme, pero cuando estaba a punto de hacerlo y alejarme, sentí como esas emociones cambiaron a felicidad, no podía entenderme en ese momento, un viejo verde me había manoseado en pleno supermercado y yo estaba feliz?, fueron solo unos segundos de silencio y mis ideas cambiaron totalmente, en eso el señor me dice:

-"Le pido disculpas, señorita, solo quería ayudarla, le ofrezco mi bastón para que pueda acercar más fácil lo que necesite", esta vez el tono era más de arrepentimiento y nerviosismo.

Yo estaba ya con mil ideas en mi cabeza, así que le sonrió pícaramente y le digo.

-"Gracias señor, pero me gustaría que me ayudara como lo estaba haciendo antes".

Él se me queda viendo sorprendido, me giré de nuevo hacia la estantería, miré a ambos lados del pasillo y por suerte no había nadie pasando en ese momento, tomé su mano y la puse en mi nalga derecha por debajo de la falda, lo miré y le dije.

-"De esta forma podría ayudarme mucho más... Y si usted quiere, puede usar las dos manos... Para impulsarme".

Él me sonrió levemente, vi cómo sus ojos se iluminaron y me dijo.

-"Claro señorita, yo le ayudo encantando".

En ese momento me impulsé hacia arriba y el señor puso su otra mano en mi nalga izquierda por debajo de la falda, tenía sus dos manos agarrando totalmente mi culo, sentía como apretaba mis nalgas con sus manos, yo estaba sintiendo muy rico en ese momento así que me tome mi tiempo para sacar el frasco que necesitaba, deje que el viejito se deleite todo lo que quisiera con mi culito que en ese momento estaba a su total disposición, moví mi culito un poco como si hiciera un pequeño baile con mis caderas, sentía como él apretaba con fuerza mis nalgas, lo que hizo salir un pequeño gemido reprimido "mm...", tome el frasco y comencé lentamente a bajar para darle tiempo a disfrutar lo más que pueda, lo mire y le dije.

-"Ya lo tengo, voy a bajar".

Primero me sostuve con una mano y puse un pie en el suelo, en ese movimiento mi cuerpo bajo un poco, el señor deslizo su mano derecha por dentro de mi falda pasando por mi cadera, sentí como su mano salió por mi falda y entro por mi polera llegando su mano hasta mi pancita y luego subió un poco más su mano y toco uno de mis pechos, lo apretó con fuerza desde abajo, yo volví a dar un pequeño gemido "aa...", baje mi otro pie lentamente, porque no quería que terminara ese momento, ser tocada en ese lugar por un extraño estaba siendo un deleite total, cuando ya estaba de nuevo en el suelo el señor retira sus manos lentamente de mi cuerpo, sin dejar de rosarme con sus dedos en ningún momento cuando ya separo sus manos de mí, yo tuve que volver a bajarme la falda, porque con su movimiento se me había subido hasta la panza y ya no me tapaba nada jeje..., me di la vuelta le sonreí al señor y le dije.

-"Muchas gracias señor, con su ayuda pude alcanzar lo que necesitaba".

Veo que él me sonríe y cuando estaba a punto de decirme algo, se queda inmóvil y mudo, yo no entendí en ese momento que pasó, pero observo que él estaba viendo como algo detrás de mí, entonces desde atrás escucho con tono de enojo y molestia.

-"Señorita está bien?, necesita ayuda?, el hombre la está molestando?".

Me giro y veo que es un guardia de seguridad, muy alto, pensé en ese momento, que quizá me vio siendo impulsada por el señor y asumió que me estaba acosando y manoseado contra mi voluntad, pero lo que él no sabía era que yo desee esa situación y me había encantado que el señor me tocara el culo y rosara mi cuerpo, así que rápidamente le dije.

-"El señor no me está molestando, me ayudo a alcanzar este frasco de mermelada y estábamos conversando sobre cuáles eran nuestros sabores favoritos, muchas gracias", me giré hacia el señor, el cual estaba pálido y temblando, tomé su mano y le dije.

-"¿Cuál era la que usted me recomendaba, señor?".

El me miró y parecía no reaccionar cuando de repente me dijo.

-"Si es la que está por aquí señorita, mire".

Me llevo de la mano un par de metros lejos del guardia y me señalo mermeladas de otra marca y sabor, yo me hice como la que estaba observando cada frasco como evaluándolos mientras le replicaba al señor, en eso, el guardia se da media vuelta y deja el pasillo, le digo al señor.

-"No se preocupe señor, el guardia ya se fue".

El señor respiró hondo y con un suspiro me dio las mil gracias.

-"Señorita, muchas gracias por no delatarme ni decirle nada al guardia, se lo agradezco muchísimo, ahora mismo me retiro muchas gracias".

Yo tomo sus dos manos que aún estaban temblando y le digo.

-"Señor, por favor no se disculpe, yo necesitaba ayuda y usted caballerosamente me ayudó y por ser tan atento conmigo le tengo un regalo".

Él me miró nuevamente extrañado y pasmado, yo le pedí sostener mi frasco de mermelada y camine lentamente por su costado un par de metros, él se giró mientras yo pasaba, me acerque a su bastón que se había caído en la conmoción de la ayuda y luego la aparición del guardia, me incline levantando todo mi culo mostrándoselo al señor totalmente, lo tome y moví mi culito de izquierda a derecha, me erguí acercándome al señor para entregarle su bastón y le dije.

-"Aquí tiene señor, muchas gracias por ayudarme".

Él mantuvo silencio, pero podía notar que estaba sorprendido y emocionado, entonces me acerqué más a él y le susurré,

-"Sígame a una distancia que nadie sospeche...".

Él me miró extrañado y asintió con la cabeza, yo seguí mi camino haciendo mis compras, entre al pasillo de los productos de aseo personal porque necesitaba un nuevo champú, veo que el señor venía asomándose por la otra punta del pasillo, entonces aprovechando fugazmente al inclinarme me subí toda la falda hacia adelante, dejando todo mi culo y conchita al aire, tomo el champú y vuelvo a acomodarme, me giro y el señor estaba de pie mirándome, yo por dentro ya estaba muy cachonda no podía creer todo lo que estaba haciendo en un supermercado que estaba repleto de gente, continúe mostrándole mi culito al señor cada vez que podía en total creo que fueron unas 5 veces más, cuando ya estaba lista fui a pagar a las cajas rápidas donde uno puede atenderse solo, había menos fila, solo habían dos personas antes que yo cuando de repente escucho detrás mío.

-"Señorita, disculpe siempre he querido usar estas cajas, pero no las entiendo, ¿usted podría ayudarme?".

Era el señor de antes, en un momento le había perdido la pista, así que supuse que se había ido a hacer sus compras, miré sus manos y solo llevaba un par de cosas, le dije.

-"Claro señor, con gusto le puedo ayudar".

Pasamos ambos a una caja, le enseñé cómo pasar las cosas por la caja y luego pagar todo, el asentía, pero creo que no captó mucho el proceso jeje, cuando ya estábamos listos, salimos juntos del supermercado, yo ya me despedía cuando me dice.

-"Espere señorita por favor, quería darle las gracias por todo lo que hizo, yo soy un hombre mayor ya debo ocupar bastón para caminar y hace años que no tenía una interacción así con ninguna mujer desde que perdí a mi esposa durante la pandemia, solo me quedan sus recuerdos, así que nunca podría siquiera ver a una dama tan bella como usted y usted hoy me alegró el día y seguramente muchos más días me durara esta alegría".

Tomó mi mano y me puso un bombón en la palma, les aseguro que ese gesto me dio mucha ternura y pena al mismo tiempo, de que él fuera tan valiente como para contarme eso y expresarme su gratitud, yo le sonreí y le pregunté su nombre, él me dijo que era Genaro, entonces le dije.

-"Don Genaro es usted muy lindo conmigo, le deseo lo mejor y muchas gracias por el obsequio".

Le di un besito en la mejilla y me fui moviéndole el culo una última vez para su deleite, gire a verlo una última vez, le guiñe el ojo y me fui camino a casa a dejar todas las cosas, mientras estaba de camino no podía dejar de pensar en lo que había pasado en el supermercado, yo había estado tonteando con un señor mayor, dejándolo tocarme el culo, apretármelo y mostrándoselo luego en los pasillos de un lugar lleno de gente, no daba crédito lo cambiada que estaba y lo bien que me hizo sentir esa experiencia.

Mi día no acabó aquí, pero si esta primera parte, les mando besos a todos y les agradezco por escribirme a mi correo y darme sus lindas palabras, espero que esta anécdota les encante tanto como a mí.

(9,36)