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Descubriendo la doble penetración

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Hola otra vez queridos lectores. En esta ocasión vengo a contarles cómo fue mi primer acercamiento con la doble penetración.

Cómo ya les he contado, desde que empecé mi despertar sexual siempre me han llamado la atención los tríos HMH. El primer video porno que vi fue un trio y desde ese momento tuve la fantasía de follar con dos hombres a la vez. Sin embargo, la primera experiencia que tuve con la doble penetración fue estando completamente sola...

Como les conté en un relato anterior, cuando compré mi segundo vibrador, compré al mismo tiempo condones y lubricante. Ya se imaginarán para qué.

Era verano, mis padres y mi hermano se fueron a pasar el fin de semana a la casa del pueblo con mis abuelos. Yo me quedé en casa con la excusa de que era el cumpleaños de mi mejor amigo. Tenía ya bastante tiempo con una idea en la cabeza, pero no había tenido la oportunidad de tener la casa para mí sola. El viernes en la noche cuando por fin me quedé sola decidí que era el momento de probar la doble penetración.

Decidí poner un audio-relato, últimamente me excitan más los audios que los vídeos, elegí uno en el que dos hombres se follaban a una mujer (para estar acorde con el momento). Saqué de mi escondite los dos vibradores junto con los condones y el lubricante. Estaba súper caliente, podía sentir ya la humedad de mis bragas sin siquiera haber empezado a tocarme.

Me desnudé al completo y me tumbé boca arriba en la cama. Estaba chorreando, lleve una mano a mi clítoris y empecé a tocarme. Con la otra mano tomé uno de mis vibradores, lo restregué por mi coño para lubricarlo y empecé a follarme a mi misma.

Dejé el vibrador en mi coño a la velocidad más baja y empecé a trabajar en mi culo. Me mojé el dedo índice con los jugos que chorreaban de mi coño y lo deslicé hasta mi ano. Hacia círculos con el dedo e iba presionando poco a poco. Tomé el lubricante y embadurné mis dedos y mi culo. Empecé metiendo el dedo índice, sentí como los músculos iban cediendo poco a poco dando paso a mi dedo. Era una sensación extraña, pero para nada desagradable.

Cuando sentí que había dilatado un poco, puse más lubricante en mi ano y añadí otro dedo. Al principio me molestó un poco, me ardía el culo. Dejé los dedos dentro para ir acostumbrándome y con la otra mano jugaba con mi clítoris. Tenía la respiración agitada, y pequeños gemidos escapaban de mi boca. Necesitaba correrme, pero no estaba dispuesta a hacerlo hasta no tener los dos vibradores dentro de mi. Quería que el primer orgasmo de la noche fuese follándome mis dos agujeros al mismo tiempo.

Repetí el proceso con un último dedo y decidí que era el momento de meter el vibrador. Saqué un condón de la caja y se lo puse al vibrador. Eché más lubricante en mi ano y embadurné también el juguete.

Saqué el vibrador de mi coño por un momento ,puse la punta del otro en mi ano, me relajé lo más que pude y presioné. Se me escapó un gemido cuando entró la cabeza del juguete. Esperé un momento para acostumbrarme a la sensación. Y empujé lo que quedaba de juguete hasta que lo tuve completamente dentro. Como le comenté antes, era una sensación muy rara, pero no en el mal sentido.

Esperé unos minutos para acostumbrarme a la invasión y empecé a follarme el culo. Con la otra mano tomé el otro vibrador y lo metí en mi coño. Por fin había cumplido (de alguna forma) la fantasía de estar empalada por delante y por detrás.

Sabía que no iba a aguantar mucho más, necesitaba correr urgentemente. Así que empecé a follarme con ambos vibradores al mismo tiempo. Encontré el ritmo perfecto, cuando entraba en mi vagina, salía de mi culo y viceversa, además cuando movía el vibrador del coño me rozaba con la mano el clítoris. El placer iba en aumento, ya ni siquiera prestaba atención al audio que estaba escuchando.

Sentí como los músculos de mi coño se tensaban, y tenía la sensación de querer expulsar algo por el ano. Arqueaba la espalda y retorcía los dedos de los pies. Sabía que estaba cerca, así que aumenté el ritmo, cada vez me follaba más fuerte y más duro. Finalmente se me escapó el gemido más fuerte que había soltado al tiempo que el orgasmo más fuerte de mi vida hasta ese momento me recorría. Mis piernas temblaban y las sábanas quedaron empapadas de mi corrida.

Ese fue mi primer acercamiento con la doble penetración.

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