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Desflórame, te lo suplico

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A ti que me lees: noto con una sonrisa como tu verga se para y se pone dura, por mí, debajo de tu pantalón. La tomas con la mano y ambos sabemos que cuando la aprietas está gorda, caliente y grande.

Masturbémonos mientras fantaseamos, yo desde mi lado de la pantalla y tú desde la tuya.

Sé que te gusto y te gusta el sexo travesti, no lo niegues, tú sabes que sí.

Quizás estés en el baño leyéndome a escondidas cuando sabes que nadie te ve y ocultas en secreto que te gusta leer mi relato de travesti. O, tal vez, estés en tu cama, en solitario fingiendo que ves la televisión y viendo porno trans en tu teléfono, imaginando cómo sería que yo toque tu puerta y me veas vestida de mujer para ti -sabiendo que normalmente soy hombre-, dispuesta a entregarme a tus más lujuriosos deseos. Puede que vivas con tu familia y seas soltero, o que vivas solo y estés desnudo deseando sexo, o que seas casado, pero ocultes que te gusta ver por internet fotos y videos de travestis de closet, como yo, que desde mi lado de la pantalla estoy solo y que, aunque nadie nunca lo sabrá, muero de ganas porque tú, solo tú, acaricies como quieras mi piel y me hagas sentir mujer.

Estoy aquí tocando a tu puerta. Has escuchado mis tacones acercarse por el corredor. Sabes que me he calzado para ti sandalias altas de tiras, porque el sonido que produce la suela en cada paso es diferente al de los zapatos cerrados. Me he travestido para ti, solo para ti. Siento mi corazón latir muy rápido y estoy muy nerviosa pues nunca antes me había decidido a descubrir mi secreto a nadie y tu tendrás el privilegio de ser mi vez primera en todo.

Siento el viento recorrer mis pantorrillas y muslos por debajo de mi corto vestido blanco y de flores, que se ensancha desde la cintura y llega hasta la mitad de la pierna; arriba no tiene mangas, amarrándose en mi cuello y dejando libre mi suave espalda. La tira de la pantaleta juega dentro de mis nalgas, mientras el encaje apenas delgado rodea mi cintura y con un triángulo pequeño cubre mi minúsculo pene afeitado a la perfección.

Yo fantaseo desde este lado de mi pantalla contigo y tú cuando me lees fantaseas por mí.

Me ves frente a ti, solo para ti, sin límites, sin prejuicios, sin nadie que nos juzgue, libres para entregarnos sin compromisos y con la única condición de enloquecernos de placer una y otra vez.

Cualquier mujer desea cortejo, compromiso, se hace de rogar, quiere que la conquistes y se hace la difícil, pero eso es lo que todo hombre odia. Soy una travesti virtual de closet y simplemente estoy dispuesta, sin peros, pretextos, ni excusas para ti.

Me tomas de la mano, me jalas hacia ti, hueles mi perfume de mujer. Me dejo hacer lo que quieras, eres mi hombre, mi amo y mi dueño. Me besas apasionadamente y tu lengua se regocija húmeda y caliente contra la mía. Me aprietas hacia ti y siento tu erección. Me llevas a tu cama y me empujas tirante hacia ella, te desnudas y veo tu manjar de carne brillar parado, firme por mí.

¡Desflórame el culo, desvírgame y hazme tuya! Te lo imploro, te lo suplico, mi agujero está húmedo y lubricado de saborear y añorar tu verga abriéndose paso dentro de mí.

Te acuestas sobre mi cuerpo y vuelves a besarme con la lengua hasta la garganta, mueves tu pelvis contra la mía. Mi micropene endurece y llega a sus máximas dos pulgadas de largo. Te separas, levantas mis piernas y quitas mi pantaleta.

Me abres más las piernas, las levantas aún más y colocas mis tobillos en tus hombros. Escupes en tu mano y humedeces con ella la cabeza de tu verga. Nos vemos a los ojos, estoy temblando, nerviosa, pero sin poder esperar más, pues sé que al fin ha llegado el momento de que me poseas como un hombre a su amante. Abro con las manos mis nalgas y expongo mas mi agujero. Enfocas y apuntas tu miembro, justo en la puerta de mi ano.

Sin dudarlo más me embistes, tu mástil de carne dura y sólida como el acero me desgarra sin piedad ni misericordia el culo y abre mi recto, rasgándolo. Siento mucho dolor, pero es delicioso entregarme como una mujer. Siento que entras en mi más y más y más. Tus testículos al fin chocan contra mis nalgas y me es imposible apretar mi esfínter porque tengo toda tu deliciosa verga adentro mío. Cuando comienzas a salir, siento el vacío dentro de mi y te ruego que entres de nuevo. Me embistes una vez mas y otra y otra y otra con fuerza, ¡eres un semental!

Qué rico imaginarme como lucen mis pies en las sandalias rosadas brillantes sobre tus hombros, sentir mi perfume de mujer confundirse con tu aroma salado a hombre y verme imaginariamente en ese minivestido. En este momento estoy metiéndome por ti mis dedos en mi ano una y otra vez pensando en mi fantasía virtual, sintiendo que eres tú, y que sudas sobre mi y me bañas del esfuerzo con que me metes tu pene y me haces mujer.

Ya no podemos más, aceleras tus embestidas y siento tu leche salir en tres chorros calientes dentro de mí, mientras gritas, te estremeces duro y continúas bombeándome muchas veces mas y rápido hasta que ya no hay nada de tu semen en tu verga. Siento un piquetazo en la punta de mi pequeña verga y sé que me voy a correr, la fricciono duro con la palma de mi mano contra mi vientre y al final me vengo con un calambre delicioso que me recorre los huevos, el recto y la verga. Toda yo convulsiono vestida de mujer imaginándome como me has hecho tuya, como me he entregado a ti. Me saco los dedos del culo y con la otra mano enjuago mi semen y lo llevo a la cara, pensando que es tu verga con la que me embadurnas toda la faz.

Pensar en ti me excita, me arrodillo frente a ti para rogarte: ¡entra en mi fantasía y hazme tuya cada vez que quieras! Necesito travestirme para ti y saber que soy tu nena y que me usas para darte ese placer, virtualmente. Mi obsesión es desear tu pene, que me recompenses con un orgasmo delicioso a la distancia y que me fuerces y obligues a que a partir de hoy yo sea tu ardiente y sumisa esclava travesti sexual.

Méteme otra vez tu verga, por favor. Dime que me masturbe por ti. Hazte la paja hasta eyacular rico y delicioso por mí. Mi amor, seré tu nenita linda que posees virtualmente a placer ¿verdad que sí?

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