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Despedida erótica con mi compañero de ejercicios

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Como te decía mi amor, ya lo encontré a él haciendo sus ejercicios, y yo empecé a hacer los míos, cuando él terminó su rutina y llegó a saludarme, yo tenía al menos media hora de haber llegado, se me acercó, me saludó con un beso amistoso en la mejilla, y me acompañó a dar una vuelta a la pista caminando, en el transcurso aprovechamos para conversar amenamente. Al terminar la vuelta, salimos juntos del campo de entrenamiento, tomamos agua y luego nos fuimos tomados de la mano para el gimnasio…

Llegamos al gimnasio de karate y ahí nos sentamos juntitos en una banca, –necesito pedirte algo–, le dije y él me contestó –ok, dime amor–. Antes que empecemos a jugar hoy, quiero que sepas que: –esta va ser la última vez que vamos a estar juntos, esté será el último juego erótico que vamos a tener–. “No quiero que vos tengas problemas con tu pareja ni yo con la mía, así que, hasta aquí llegó la diversión, y me puse a reír”. –Pero, quisiera que tengamos una despedida inolvidable, tengo el deseo de que nos seduzcamos deliciosamente en este mismo lugar, donde hemos tenido tantos juegos eróticos juntos–.

Entonces me respondió él; –no hay problema, yo hago lo que tú me pidas amor –. Si me buscas aquí estaré, –sino pues tranquila, no te preocupes amor–, me respondió. –Bueno entonces, hoy me toca volverte loca, complacerte al máximo y hacerte disfrutar cada momento que pasemos juntos‒ me dijo. –¡Claro que sí, eso es lo que quiero!, por eso te cité otra vez aquí, para estar a solas contigo y que disfrutemos placenteramente este último momento‒ le dije. ‒Será como tú quieras mami rica‒ me contesto. Así que nos fuimos a un cuarto del gimnasio, dónde se cambian los muchachos que practican karate; como no había nadie en el cuarto, nos encerramos con llave para tener completa privacidad.

En la habitación había bancas, un sofá, una mesa de oficina y muchos lockers, entonces ya cuando vimos que estábamos solos, decidimos empezar a jugar y hacerlo deliciosamente ahí…

Lo primero que hice fue quitarme la blusa que traía puesta, y solo me quedé con el top y la licra que llevaba para hacer ejercicios; inmediatamente nos comenzamos a besar intensamente con unos besos apasionados y profundos de lengua con muchos deseos y morbo, más sabiendo que esté sería nuestro último encuentro erótico. Entretanto él no perdía el tiempo y tocaba mis caderas y me daba palmadas ricas en el trasero.

Yo busqué sus labios y nos fundimos en ardientes besos, que provocaron que fuera abriendo mis piernas, motivada por la excitación. Él fue bajando su mano acariciando y apretando mis pechos, primero lo hizo por encima de mi top, pero después me lo bajo hasta la cintura para tocármelos desnudos; continuó bajando con sus manos, buscando mis piernas y caderas, siguió llevándolas por mis muslos y bajando lentamente hacia el medio, buscando tocar mi vagina por encima de mi licra con sus dedos.

Cuando se percató de que no le ponía ninguna barrera, y del grado de excitación del que yo gozaba, separó sus labios de los míos y me quedo viendo fijamente a los ojos. Tomé su mano, la puse en mi vagina y me la acaricio con delicadeza, después con sus labios recorría mi cuello provocando escalofríos en todo mi cuerpo, bajando con sublimes besos hacia los pechos que ya estaban descubiertos; yo dirigí mi mano hacía su entrepierna, sintiendo que ya estaba bien erecto, desabroché su short y le abrí el zíper, para dejarlo caer al piso; él a la vez masajeaba de una manera sutil mis labios vaginales y el clítoris, introduciendo sus dedos suavemente por dentro de mi calzón; yo comencé a acariciar su pene de la misma manera.

Después, me tomó de los hombros y me fue empujando contra la mesa que estaba ahí, siempre a él, le gustaba excitarme poniéndome su pene erecto en medio de mis piernas y moverse muy rico mientras se restregaba en mi vagina, además me daba nalgadas fuertes; a continuación, me agarró las manos llevándolas por encima de mi cabeza y me fue acostando poco a poco sobre la mesa; fundió su cuerpo con el mío y me acostó de espaldas en la mesa con mis manos hacia atrás para que no lo obstaculizaran en su perversa seducción.

Mientras me tenía acostada sobre la mesa, me besaba los pechos con su boca y restregaba constantemente su pene en mi vagina. Me estuvo estimulando así por un buen rato, eso me estaba excitando, sentía muy mojada mí vagina, y ya tenía empapado el calzón.

Pasado un tiempo, me levanté de la mesa, me puse de espaldas a él rozándole su pene con mi trasero, y él agarraba mis pechos desde atrás y aprovecho para quitarme el top sacándolo por encima de mis brazos y mi cabeza, para tocarlos y acariciarlos con mucha pasión; mientras yo le estaba rozando su pene con mi trasero, él acariciaba y apretaba mis pechos desnudos y también pellizcaba mis pezones como a él le daba la gana y me tocaba la vagina metiendo su mano en mi calzón e introduciéndome varios dedos dentro de la vagina.

Después me bajó la licra y el calzón mientras me masturbaba con sus dedos; Al rato le pedí que parara para quitarme por completo el resto de lo que traía puesto, excepto el calzón; lo hice dándole la espalda, al darme la vuelta, él ya se había quitado su camiseta y solo se había quedado con su ropa interior. Me acerqué a él, le di un breve beso en la boca; y comencé a disfrutar de su torso, buscando con mi lengua sus pezones, acariciando zonas de su pecho y sus piernas, fui descendiendo hasta que, con mi lengua recorrí su pene que estaba completamente erecto, y empecé a tocar con mi mano su glande.

Comencé a masturbarlo lentamente, con sutiles movimientos de mi mano, pelándosela y volviéndosela a colocar sobre su glande. Seguimos seduciéndonos, manoseándonos y prensándonos, de vez en cuando le escuchaba gemir. Sabía que lo estaba disfrutando, ¿y yo? En ese momento no era consciente de nada, víctima de un estado de calentura brutal. De repente hizo que me detuviera, intuí que para evitar que se viniera. Pero yo necesitaba más…

Después de estarnos prensando y darnos una colosal manoseada casi desnudos, vine y lo senté en el sillón, e inmediatamente me le subí encima de sus piernas enganchada y abierta alrededor de su cintura, restregando mi vagina con su pene, me puse a besarle con mucha pasión, a continuación lo acosté de espaldas en el sillón y yo me le acosté encima poniendo mis pechos sobre su boca, mientras el me chupaba los pechos y me apretaba bien rico las nalgas, ‒quiero que te hagas el calzón de un lado y te subas en mi pene, ‒ me dijo, yo le dije ‒espérame a eso voy, pero primero te quiero excitar más y ponerte loco.

Entonces vine, le saqué el pene del bóxer, le puse un condón, y me puse de rodillas en el piso; mientras él seguía acostado en el sillón con sus piernas abiertas y el pene de fuera, entonces empecé a mamarle el pene apasionadamente; comencé dándole tiernos besos en el glande mientras con mi lengua jugueteaba con la punta, después me lo fui metiendo poco a poco dentro de la boca y empecé a succionar y a apretar con mis labios el tronco, mientras mi lengua seguía jugueteando, seguidamente comencé el movimiento de metérmela hasta el fondo de la garganta y sacarla, teniendo mucho cuidado de no lastimarlo con mis dientes; mientras que él sólo gemía y se movía rítmicamente.

Súbitamente me indicó que me la sacara de la boca; lo cual fue bueno pues mi mandíbula me dolía después de varios minutos de estársela chupando y seguí masturbándolo solo con mis manos hasta ponérselo super erecto, vieras como gemía de lo rico que estaba disfrutando…

Después, me dijo, ‒ ahora yo quiero mamarte la vagina‒ ; entonces me levanté del piso, para acostarme en el sofá, mostrándole y ofreciéndole mi vagina con mis piernas bien abiertas, le miré a los ojos dándole consentimiento para que me hiciera lo que quisiera, y de inmediato se lanzó sobre mí cuerpo, empezó por chuparme los pezones y acariciarme los pechos, después fue bajando lentamente por mi abdomen hasta que llegó con su boca a mi vagina, me hizo el calzón de un lado y comenzó a explorármela ahora con su lengua muy suavemente, se ayudó con la mano para abrir la zona de los labios vaginales; yo presione su cabeza hacia mí vagina. E

l continuaba con movimientos de lengua circulares, alternando con transiciones de abajo hacia arriba, y succionándome el clítoris; por momentos yo ya no sabía ni donde estaba, mi cabeza volaba, me sentía como poseída, y la calentura incontrolable. Después abrió más mis piernas, y comenzó a chupar mi clítoris y mi vagina por todos lados, recorriéndola con su lengua y metiéndome también dos dedos por dentro que acariciaban mi punto G de una forma placentera; también usaba su otra mano para acariciarme los pechos.

Entonces mientras con su boca me chupaba a su gusto la vagina, con sus dedos me ponía loca acariciando todo su interior; Estuvo cerca de diez minutos dándose gusto chupándome la vagina y masturbándome por dentro con sus dedos.

Yo me estaba volviendo loca de excitación, me hacía retorcerme de placer y mis ojos se volteaban sin control, estaba chorreando jugos por todos lados, tenía empapada la vagina. -Él tenía su pene de fuera y bien erecto, con el condón puesto y yo totalmente excitada, y con mi vagina completamente mojada, ya teníamos los dos muchas ganas de cogernos.

Entonces me puse de pie y lo senté en el sillón, el calzón ya lo tenía de un lado y el resto de mi cuerpo desnudo, y él con el pene de fuera y super parado, entonces le quite el bóxer, me le subí encima de sus piernas con mis piernas abiertas alrededor de su cadera y comencé a meterme la cabeza del pene poco a poco en mi vagina y se lo restregaba con los labios de mi vagina mojada, el gemía muy excitado, y me dijo; ‒Por favor métete ya toda en mi pene‒ y pues yo le hice caso y me metí todo su pene en mi vagina, ‒Ahora sí, métela toda hasta el fondo, dame duro, ¡cógeme fuerte! –le pedí; por lo que aceleró sus movimientos.

Al rato de estarme cogiendo, empezó a estremecerse, entonces le dije que parara, para evitar que se viniera en ese momento; entonces cogí su mano y la llevé a mi vagina, invitándole a meter sus dedos, y dejar que me masturbara y la que se vino fui yo, fruto de un orgasmo descomunal. Después me metí nuevamente su pene, y me le empecé a mover delicioso, él se levantó un poco hasta quedar sentado y comenzó a chuparme los pechos, que habían quedado de frente a su boca, yo estaba ahora sentada y abierta encima de sus piernas y rodeándole sus caderas con mis pantorrillas y así los dos cara a cara hacíamos movimientos circulares muy ricos y fuertes, nos estábamos cogiendo con muchas ganas y desenfreno; -Cuando ya estábamos por terminar, nos quedamos viendo a los ojos y nos movimos con más fuerza hasta que nos venimos juntos, fue delicioso…

Después nos quedamos abrazados, yo sentada con las piernas abiertas alrededor de sus caderas permanecía encima de sus muslos recuperando mis energías, y él con el condón lleno de semen dentro de mi vagina. Al rato mientras todavía estaba sentado con el pene parado dentro de mí, ‒disfrutemos más, quiero más, ¿me imagino que vos también? ‒ Si tenés razón, ‒yo también quiero más‒, y le dije; ‒Te quiero sacar la leche otra vez‒, ¡Si! ‒sácame toda la que querrás amor‒, me dijo.

Así que ahora si me quité el calzón y quedé completamente desnuda, me puse de perrito en el sofá frente a él que seguía sentado, y me le arrodillé ofreciéndole mi cuerpo, y mientras estaba yo así, él me empezó a tocar los pechos y a chuparlos y también me masturbaba la vagina metiéndome los dedos, eso me estaba excitando mucho y empecé a chorrear mucho líquido de mi vagina otra vez, y ahora sin calzón, todo el fluido vaginal me chorreaba por mis piernas.

Entonces me levanté a ponerle otro condón, le di una mamada a su pene para ponérsela más erecta, y me le puse de espaldas desnuda, puse sus piernas juntas y yo abrí las mías, para poder sentarme en el pene abierta, y le dije; ‒Ahora házmelo por atrás‒. él asintió con su cabeza y me puso saliva con sus dedos en mi vagina para lubricarme más, me coloqué la punta de su pene en mi vagina y poco a poco empezó a entrar, ‒métemela despacio, me duele un poco, tu pene es muy grueso‒ le dije, y me respondió ‒que ya estaba adentro la mitad, que aguantara un poco que si iba entrar todo‒, le contesté:‒está bien dale quiero sentir como me destrozas la vagina‒, y me volví a meter su pene y comencé a cabalgarlo de espaldas y él me agarraba y me suspendía hacía arriba y después me dejaba caer en su pene y me volvía a suspender hacía arriba y me volvía a dejar caer, así me tuvo un buen rato disfrutándome como quiso, y me decía, ‒Me gustas mucho, quiero que seas mía, esta noche, quiero que esas nalgas ricas sean para mí‒... ‒Si, hoy hazme tuya‒ le dije…

Después él se bajó del sofá, y me puso en cuatro, creo que lo que le dije de que me hiciera suya y ponerle mi culo a su disposición, lo excitó por completo. Yo estaba ansiosa por ser penetrada desde atrás, quería seguir sintiéndolo dentro de mí, y deseaba volver a venirme con ella dentro; entonces me toqué mi vagina lubricada, a modo de invitarle a que me penetrara por detrás, me masajeó la vagina, aprovechando para lubricar con mis propios jugos mi ano; quise parar y ponerle una barrera, pero no pude, de pronto, hizo un par de movimientos con la punta de su pene sobre mi vagina, y de inmediato me penetró hasta el fondo.

Emití un fuerte gemido de dolor y placer, comenzó con movimientos lentos dentro de mi vagina, y con sus dedos, masajeaba mi ano, que se comenzó a dilatar y empezó a masturbármelo con un dedo o dos. Con el acompañamiento de sus dedos en mi culo, yo sentía un dolor delicioso, bajé un poco mi cabeza y espalda mientras me la estaba metiendo en esa posición, para que me cogiera a su gusto, mis nalgas chocaban con sus bolas de lo fuerte que me daba, metió sus dedos hasta dentro en mi ano y yo gritaba de placer, estaba disfrutando como me masturbaba mí ano y la tremenda cogida que me estaba dando por detrás. ‒Que rica estás, como me encanta que me des tus nalgas‒ me dijo entre jadeos. y ahí me la comenzó a meter más fuerte desde atrás y yo me agarraba del respaldar del sofá, para no salir por los aires pues sus movimientos empezaron a ser muy violentos pero placenteros a la vez, fue exquisito en esa posición, yo me movía y él también y mientras me cogía a su gusto me dijo; ‒que rica que sos, me tenés super loco, me encanta que me mandes sin leche amor‒, y yo le dije; ‒No pares, dame más‒, ‒estamos disfrutando bien rico mami‒ me dijo, ‒los dos estamos locos de placer‒ le dije; ‒Que rico cojes amor‒ me decía, y yo casi que me vengo así de perrito, ‒termina dentro de mí, no te detengas por favor, quiero toda tu leche dentro de mí vagina, le pedí. Pero no me dejo venirme…

Él se detuvo y me acostó bruscamente de espaldas en el sofá, me excitó mucho que me empujara al sofá, después me abrió las piernas con rudeza y se acostó encima de mí, separándome las piernas y colocando mis pies detrás de su cadera, No perdió tiempo y sin pensarlo fue directo a penetrarme la vagina, con un poco de dificultad al principio, porque él estaba super excitado y su pene estaba muy grueso y no entraba, pero se colocó encima de mí y yo con las piernas bien abiertas, vi como entraba todo su pene en mi vagina, lo metía y lo sacaba, cada vez me cogía más fuerte hasta que me dijo algo con lo que perdí el control: ‒Que rica eres, yo estoy haciéndote mía con esta rica cogida‒, luego de eso yo le dije; ‒Sígueme cogiendo más fuerte, no pares, soy toda tuya, quiero sentir como me desgarras la vagina, quiero que te vengas, quiero tu leche dentro de mí‒, entre gemidos y totalmente excitada.

Me abrió más las piernas y ahí me la metió con más ganas y más fuerte, y mientras me metía super fuerte su pene, también me masturbaba el clítoris con los dedos, me la metía muy fuerte y sentía bien rico como me estaba cogiendo sin parar, él gemía y me hacía gemir a mí en esa posición de sumisión, me estaba cogiendo tan rico que llegó un momento que ya no pude aguantar más y me hizo venir tan rico que pegué un alarido de tanta excitación, sentí su semen disparado en mi interior, en ese momento mi cuerpo proyectó convulsiones, y empecé a temblar sin control.

Yo lo abracé muy fuerte y mientras seguíamos abrazados, él no se detenía, me seguía dando más y más con todas sus fuerzas y sin detenerse, después de varios minutos de seguirme cogiendo, cuando estaba por venirse otra vez, sacó el pene de mi vagina se quitó el condón y termino echándome toda su leche encima de mis pechos y mi cara, ¡fue delicioso!…

Después de terminar siguió acostado encima de mí y nos dimos una rica prensada de despedida sin soltarnos; nos quedamos en el sofá tirados de la tremenda cogida que acabábamos de dar. mientras estábamos besándonos, metió sus dedos de lo más rico en mi vagina, y yo disfrutaba de placer la rica masturbada que me estaba dando, por un rato estuvo así, hasta que sentí que me iba a orinar, -No me masturbes tan fuerte, hazlo despacio le dije gimiendo, entonces vino él y con más ganas y más fuerza siguió masturbándome, hasta que me hizo tener un gran orgasmo explosivo que me salió líquido como si me estuviera orinando, Uff que venida tuve en sus dedos, me salió una gran cantidad de líquido de mi vagina, dejé mojado por todos lados ese sofá y hasta el piso…

Bueno, después nos vestimos y hablamos que normal yo llegaría a hacer mi rutina y el también, pero como que no pasó nada. Solo nos saludamos y ya. Y me dijo muy bien estoy de acuerdo. Estás demasiado rica me dijo. Fue un delicioso placer pasar días así contigo, Me tenés muy loco, pero pues me olvidaré de vos ok. Cada quien se fue por su lado y me deseo feliz Navidad y yo a él.

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