Nuevos relatos publicados: 0

Don Juan Tenorio (Versión Libre)

  • 2
  • 4.350
  • 9,67 (6 Val.)
  • 0

DON JUAN

No es verdad Ángel de amor

Que en esta apartada orilla

Más pura la luna brilla

y se respira mejor?

DOÑA INES

Oh Don Juan, don Juan

Dejaros ya de bobadas

Y por favor

Bajadme las bragas

DON JUAN

Si me lo pedís, lo haré

Más dadme razones

Para que antes

No me coma tus pezones

DOÑA INES

Joder, don Juan

Dejaos de monsergas

Pues ya sabéis que

lo que me gusta, son las vergas

DON JUAN

Pardiez, menina

Dejad en paz mi tilina

DOÑA INES

Por Dios Don Juan

Metérmela por compasión

Pues llevo más de dos meses

Sin probar el salchichón

DON JUAN

Más por mucho

Que lo añoréis,

No será más rico el lance

Si deseáis que me abalance

¿Y os hago que esperéis?

No es verdad

Querida mía

Que mi pene erecto

Si pudierais tuyo sería

A todas las horas del día

¿Y de la noche con fervor?

DOÑA INES

Callad, Callad por Dios,

¡Oh, don Juan!,

Que no podré resistir

mucho tiempo sin morir,

tan nunca sentido tanto afán.

¡Ah! Callad, por compasión,

que, oyéndoos, me parece

que mi húmedo coño enloquece,

y que se abre para vos.

¡Ah! Ya os he dado a beber

Ese filtro infernal sin duda,

que a rendiros os ayuda

manteniéndola,

al gusto de la mujer.

Tal vez ahora

podréis, don Juan,

Con ese misterioso amuleto,

que a vos di en secreto

resistir hasta mi final.

Tal vez Satán puso en vos

su vista fascinadora,

su palabra seductora,

y el amor que negó a Dios.

¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,

sino caer en vuestros brazos,

si mis pechos están hinchados,

mi coño, de jugos colmado

y mi culo con tal deseo

que sin yo quererlo

vuela hacia vuestro sexo?

No, don Juan,

en poder mío

aguantarse ya no está:

yo voy a ti, como va

sorbido al mar ese río.

Tu polla me enajena,

tus manos me alucinan,

y tu lengua me fascina,

y la espera me envenena.

¡Don Juan!, ¡don Juan!,

yo imploro

de tu hidalga compasión

arráncame las bragas y fóllame,

porque si no exploto.

DON JUAN

¡Zorra mía! Esas palabras

Han de cambiar mi ser,

No alcanzo que se puede hacer

Hasta que el Edén se me abra.

No es, doña Inés, Satanás

quien pone mi pene asi:

es tu coño abierto,

que lo quiere para ti

todo lo que esta divina

Pastillita azul, pueda mantener

No; el polvo que hoy se atesora

En este mi cuerpo mortal,

No es un un polvo normal

como el que eche hasta ahora;

no es ese momento fugaz

que un minuto después se evapora;

es esa inacabable y espesa

leche que te tragas

cuando me abandono

a tu ansia voraz.

Desecha, pues, tu inquietud,

bellísima doña Inés,

porque me tiro sobre ti

arrancándote las pocas prendas

que sobre ti han quedado

y sin ninguno contemplamiento

mi dura polla agrandará dentro

de uno a otro de tus agujeros

y no iré mi orgullo a postrar

ante el buen comendador,

hasta que de tu conejo

haya logrado la saciedad

y, o me tendrá que matar

o habrá de darme tu amor.

(9,67)