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El Ayudante (Cap. 3): Comiendo a Seungyeon
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Tiempo de lectura: 9 minutos

"Seungyeon, de verdad me alegra que vinieras." La voz del hombre salió con tono natural y calmado, como si no estuviera completamente desnudo enfrentando a la Main Dancer y líder de CLC. De forma aún más descarada tomó su semidormido miembro entre sus dedos y comenzó a masturbarse con calma y lentitud, delineando el curvilíneo cuerpo de la fémina con mirada deseosa y hambrienta. La joven adulta vestía ahora con una camiseta de tirantes blanca con cuello tipo halter y una calza deportiva negra que se abrazaba deliciosamente a sus piernas y retaguardia. De resto, tenía su larga cabellera azabache atada en una simple coleta, y calzado deportivo, además de una fina capa de maquillaje. Como acostumbraba, la morena prefería vestir cómodamente, y eso le encantaba al Ayudante.

"Ah," La morocha tragó saliva sin poder despegar sus ojos de la entrepierna de su Ayudante, al menos durante unos cuántos segundos, viendo como la mano de ese hombre trabajaba en su miembro, poniéndolo firme. Ahora que la luz estaba encendida, podía verlo todo con bastante claridad. "Hm," No fue sino hasta que el hombre comenzó a caminar, que la Idol al fin pudo reaccionar y voltear su cabeza, apartando sus oscuros ojos de tan tremendo pedazo de anatomía humana. "¿¡Qu-.. Qué hace desnudo!?" Arrugó el puente de su nariz cuando su mirada fue a dar de nuevo con su rubia amiga y compañera de grupo aún desparramada en el sofá. "¿Podría explicarme qué demonios pasó aquí?" Sus ojos entonces repasaron el desastre en el que se había convertido su oficina, con ropa tirada por todos lados, manchas de fluidos en el sofá y la alfombra, y las cosas que deberían estar sobre su escritorio regadas por el suelo. Eso sin contar el sofocante olor en el que estaba viciado el aire.

"Yeeun y yo acabamos de terminar con nuestra sesión de hoy. Me alegra decir que hemos avanzado mucho y ya nos comprendemos mejor el uno al otro." El hombre movió su bien trabajado y desnudo cuerpo hasta el dispensador de agua de su oficina con un andar tranquilo y despreocupado. Llenó un vaso descartable del fresco líquido y se lo bebió todo de un trago. Necesitaba hidratarse luego de haber perdido tanto fluido con la rubia.

"¿Qué?" Seungyeon aún se negaba a verlo, tapando sus ojos con una de sus finas manos para que no se le escapara una furtiva mirada hacia el increíble físico de su Ayudante. "¿Có-cómo diablos explicaría eso que ambos-…"

"Seungyeon." Con voz firme, exprimió el vaso desechable en su mano y lo lanzó al bote de basura. Aprovechando que la Idol de bronceada piel aún no se atrevía a mirarle, caminó hacia ella. "Yeeun necesita descansar un poco luego de nuestra sesión, no te preocupes por ella, podrán hablar cuando despierte. Lo que necesito de ti ahora es que te pongas de rodillas."

"¿Eh? ¿Está hablando en serio? No sé si lo ha entendido, señor Ayudante, pero como la líder de CLC exijo que-…"

"De rodillas, Monkey."

"Ayudante, no creo que todo esto sea correcto… E-es decir, ni siquiera entiendo por qué-…" Pero detuvo su balbuceo cuando sintió la presencia del enorme hombre desnudo a unos pasos de ella, finalmente atreviéndose a apartar su pequeña mano para verlo. Lo primero que se encontraron sus ojos fueron sus trabajados pectorales, alzando su mirada lentamente siguiendo las tentadores líneas de su clavícula y cuello, llegando luego hasta la atractiva barbilla de su Ayudante y terminando por levantar más su cabeza para poder verlo a los ojos con mirada entre nerviosa y ansiosa.

El hombre desnudo simplemente llevó su mano a la mejilla de la morocha, tomándola con suavidad, dedicándole una caricia a su suave piel con el pulgar. "Arrodíllate, Seungyeon, no volveré a repetirlo."

Tragando saliva y arrugando un poco el entrecejo, la joven de bronceada piel finalmente hizo caso a la orden recibida, bajando lentamente su cuerpo sin dejar de mirar a los ojos al dominante hombre frente a ella, tal vez para que su propia mirada no volviera a deambular por aquel desnudo cuerpo frente a ella, o quizás por no poder cortar con aquella tensión y conexión que traía el excitante momento de estar siendo controlada de esa forma. Sus rodillas tocaron el suelo, y allí quedó la pequeña pero curvilínea fémina, con su rostro nuevamente a pocos centímetros de aquel miembro que tantas veces había probado antes sin saberlo.

"Has aprendido bien." Con la mano que antes había acariciado la mejilla de la morocha, tomó a su semi-erecto miembro de la base y lo levantó en dirección a los labios de la Idol. "Aquí tienes tu postre favorito, a comer."

"Yo no, hmh," Volvió a tragar saliva y relamer sus labios, sus ojos finalmente cayendo sobre aquel robusto falo de carne frente a ella. "N-no entiendo." Sus ojos notaron atentos como un hilillo de líquido preseminal colgaba de la punta, y se vio tentada a aspirar con un poco de aquel conocido hedor que ahora invadía sus fosas nasales. En respuesta, sólo la tomaron de la base de su coleta y empujaron su cabeza contra aquel enorme pedazo de carne que la esperaba. Y ella sólo pudo abrir grande su boca en un acto reflejo, como ya había hecho veces anteriores, tragándose lentamente una buena porción de ese miembro tan apetecible, sus papilas gustativas saboreando la carne y fluidos que ya conocía como la palma de su mano. "Amghh." Sólo un ahogado gemido, entrecerrando sus ojos y sin resistirse de ninguna forma.

"Eso," Suspiró de goce sintiendo como la traviesa lengua de la Idol se movía envolviendo y repasando con detalle su miembro, disfrutando como su glande y luego su gordo cuerpo de carne se abría paso poco a poco a través de la garganta de la inocente morocha arrodillada frente a él. "Eso, todo lo que puedas." Más de la mitad desapareció entre los carnosos labios de la talentosa Idol, hasta que volvió a salir lentamente, y luego volvió a penetrarla empujando de nuevo la cabeza de la chica con su mano.

Los lascivos y húmedos sonidos de una viciosa mamada comenzaron a resonar por su oficina, acompañados por ahogados gemidos y gruñidos de parte de la morocha a sus pies. Pasaron varios minutos en los que la mujer de bronceada piel trabajó en su miembro sin descanso, empezando a mover su cabeza por cuenta propia, ya sin tener que ser guiada por la mano de su Ayudante. No fue sino hasta que la volvieron a tomar de la base de su coleta y la obligaron a separarse que se detuvo y apartó, respirando agitadamente con la boca abierta, hilillos de saliva colgando y haciendo puente desde sus labios y mentón hasta el monstruo de carne frente a ella.

"Sigues sin comértela toda, Seungyeon."

"Ah, no creo que, ah, pueda hacerlo nunca." Refregó su nariz con la mano, arrugando un poco el ceño mientras miraba aquel miembro bañado en su saliva.

"Tendremos que trabajar más en eso." Tomando su falo de carne de la base, lo dejó caer sobre la cara de Seungyeon, restregándolo contra su naricita, labios y frente, sus pesados huevos afirmándose contra el mentón de la Idol que sólo se dejaba hacer. "Lámela. Quiero toda mi verga bien lubricada."

Volvió a aspirar con fuerza con su nariz, llenándose con ese intoxicarte hedor a sexo y sudor que la volvía loca. Sus muslos se removieron inquietos, empezando a sentir como se mojaba su ropa interior, incomodándola. Arrugando más el puente de su nariz, sacó su lengua y dio una tentadora lamida recorriendo todo el largo de su miembro, de la base hasta el glande, pasando su lengua por la punta para llevarse a la boca el líquido preseminal que no paraba de brotar, tragándolo con una pequeña mueca.

"Que viciosa me saliste, Monkey." Su voz ronca, viendo como la Idol comenzaba a pasear con la lengua a lo largo de todo su miembro, buscando bañarlo al completo con su saliva. "Te encanta mi verga, ¿Verdad?"

Su afilada y sexy mirada se posó en él, parte de su carita escondida bajo su gordo y venoso miembro, y lo único que el Ayudante recibió en respuesta fue una nueva y más lasciva lamida hasta la punta de su falo, antes de que fuera engullido por su boca nuevamente, envolviendo centímetros y más centímetros de su carne con sus carnosos labios, llevándolo hasta el estrecho de su garganta. "Mmgh."

"Así, mi Monkey." Gimió y la tomó de la cabeza de nuevo, haciéndola menear su cabeza contra su grueso falo de carne sin darle descanso. Esta vez, los ojos de la chica no se habían apartado de los de él, mirándolo fijamente mientras se comía su miembro. "Esto es mucho mejor que cuando te vendas los ojos, zorrita." Sonrió de lado, arrugando el puente de su nariz antes de jalarla de la base de su coleta para separarla de nuevo. Si seguía así iba a correrse en la boca de la morocha, y aunque eso sonaba tentador, esta noche quería disfrutarla por completo antes de llegar al clímax.

"¡Ah!" Apenas un gritito de sorpresa, antes de que le comieran a ella la boquita. Una gruesa lengua se metió en su boca y comenzó a moverse con clara experiencia, recorriendo cada centímetro su cavidad. Correspondió como pudo hasta que se separaron de ella, dejándola sin aliento y con mirada desenfocada. Luego aquella misma boca comenzó a comerse su delgado y descubierto cuello a besos y lamidas. Después siguió su hombro, dejándola poco a poco toda pegajosa con su saliva. "¡Mmhn!" Cerró los ojos y se agarró de los musculosos y firmes brazos de su Ayudante cuando sintió una suave mordida contra su cuello. "¡S-salvaje! ¡Me dejará marcas!" Unas calientes manos se metieron bajo su camiseta, acariciando cintura y espalda, desacomodando su ropa. "Ahmn," Y volvieron a besarla, y ella correspondió ya rendida ante la pasión y el deseo, sus braguitas completamente mojadas bajo su pantalón, manchando incluso la calza deportiva. Sus lenguas juguetearon una contra la otra y al separarse le dieron una lasciva lamida que recorrió desde su mentón hasta su mejilla, mientras hábiles manos la desprendían de su camiseta y le desabrochaban su blanco sostén.

Bajó con húmedos besos por su cuello y hombros hasta llegar a aquel par de pechos de considerable tamaño, a los cuales juntó uno con otro usando sus manos. Sí que se guardaba un considerable busto bajo ese sostén. La miró a los ojos y ella le devolvió la mirada con ojos nublados en deseo, respirando agitadamente, sus labios hinchados por tanto beso, su boca semiabierta y jadeante. "Seungyeon," Susurró su nombre antes de comerle uno de sus pechos, abarcando con su boca todo lo que podía de su piel, usando su lengua para juguetear con el endurecido pezón.

"Ahh, Ayudante, mmhn," Gimió alzando su cabeza y cerrando los ojos mientras le chupaban y lamían los pechos de una forma tan hambrienta y lasciva que le parecía hasta irreal. Con un torpe movimiento de sus manos deshizo la coleta para liberar su melena azabache, sintiéndose mas libre de esa forma. "Mgh, ¡Ayudante!" Intentó regañarle cuando sintió una mordida en uno de sus erectos pezones, pero no pasó más allá de eso, soltando un nuevo gemido cuando recibió una lamida en respuesta. Luego esa caliente lengua recorrió su plano abdomen, acompañada por húmedos besos. Suspiró y gimió más, devolviendo sus ojos entrecerrados a su Ayudante, que parecía querer bañar su cuerpo entero con saliva. Y allí le vio, abrazado a su delgada cintura, inclinado con piernas flexionadas para poder repartir con su experta boca más lamidas y besos contra su plano vientre. Con una delicada mano le dedicó una caricia a su despeinado cabello, suspirando suave, con aliento entrecortado por el calor de la situación.

"Seungyeon," Le devolvió la mirada, dando un par de húmedos y suaves besos bajo su ombligo, tomando los bordes de su pantalón deportivo para empezar a bajarlo lentamente. Un delicioso olor a mujer invadió sus sentidos cuando las mojadas braguitas de la joven quedaron al descubierto, y no pude resistirse a darle una lasciva lamida sobre la fina y humedecida tela que cubría su intimidad. Un delicioso gemido le indicó que la acción era bienvenida, así que, usando sus dedos para apartar la fina tela, volvió a lamer los labios de su intimidad y la morocha volvió a gemir de gusto. Pudo notar como su tierno vello púbico estaba cuidado y cortado en la forma de un pequeño triángulo, pelinegra natural claramente, y aquello le excitó aún más. "Deliciosa, Seungyeon. Sabes muy rico." Llevó su boca abierta al mojado sexo de la Idol y comenzó a comérsela tal como había hecho antes con el resto de su cuerpo. Recorrió con sus labios y lengua de arriba a abajo, antes de invadir su intimidad con su experta lengua, degustando sus paredes interiores y sus abundantes fluidos, mientras su pulgar se quedaba estimulando el ya erecto clítoris de la joven.

En respuesta, Seungyeon sólo podía gemir descontroladamente, deleitada por aquella atención, sujetando a su Ayudante firme de su cabello, intentando mantenerse de pie con temblorosas piernas. "¡Aah! Mmhn, ¡Ayudante-mhhmn!" Palabras entremezcladas con deliciosos gemidos eran lo único que salía de la boca de la morocha mientras le comían como nunca antes su intimidad.

El mencionado Ayudante se separó para mirarla con una ladina sonrisa, dedicándole una última lamida a su clítoris antes de levantarse sin decir nada. La joven Idol lo miró contrariada al ver como se separaba de su mojada entrepierna dejándola al borde de experimentar lo increíble. Pero él simplemente terminó por desvestirle lo que quedaba de su ropa, incluyendo las braguitas mojadas.

Respiró un tanto agitada y estuvo a punto de decir algo al verlo elevarse sobre ella con toda su altura, cuando repentinamente sintió un grueso dedo en su húmeda y caliente vulva, haciéndola gemir nuevamente. Mordió su labio inferior mirándolo a los ojos, sintiendo como otro dedo la invadía y acompañaba esos expertos movimientos, devolviéndola a aquel increíble mundo de placer. "¡Mmnh!" Ahogados gemidos se escapaban de entre sus labios, y mordió con un poco más de fuerza, afirmando sus manos a los anchos hombros de su Ayudante para sostenerse mejor. Clavó sus bien cuidadas uñas en la piel del hombre que la estaba llevando al primer orgasmo real de su vida, tensando los músculos de sus largas y torneadas piernas, sintiendo como todo su cuerpo comenzaba a temblar.

"Eso, eso hermosa, córrete para mí." Se inclinó un poco para susurrar contra su oído, repitiendo lo mismo con seductor tono de voz, lamiendo y besando su oreja entre palabras, sosteniéndola con su mano libre de la cintura para que no fuera a caerse. La abrazó contra su cuerpo mientras continuaba estimulando sin parar su estrecha intimidad con los dedos.

Y como si de una orden se hubiera tratado, así lo hizo ella, gimiendo con delirio y abrazándose al cuello de su Ayudante, casi colgándose de él antes de abrirse un poco más de piernas y correrse gracias sus expertos dedos, su cuerpo ya perlado por completo en sudor sufriendo espasmos involuntarios. Su cadera se removió en erráticos movimientos mientras sus fluidos salían chorreando sobre la mano de su Ayudante, sus piernas, y el alfombrado suelo bajo sus pies, todo acompañado de sus orgásmicos y deliciosos gemidos.

Bajó con besos desde la oreja hasta los carnosos labios de la Idol, besándola suavemente mientras la abrazaba por la cintura y la cargaba en sus brazos, su erecto miembro siendo apretado entre sus dos cuerpos. La dejó acostada boca arriba sobre su escritorio con las piernas colgando del borde. La tomó de sus pantorrillas y la hizo abrirse de piernas con facilidad gracias a la natural flexibilidad de la morocha. "¿Seungyeon?"

Ninguna respuesta más que un suave ronroneo de gusto. La joven de bronceada piel perlada en sudor y demás fluidos simplemente estaba con ojos cerrados y una sonrisa idiota adornando su lindo rostro, su cuerpo todavía temblando ligeramente.

Descansó el largo de su robusto miembro sobre la vulva mojada en fluidos de la morena, frotando suavemente hasta que dejó la punta del glande enfrentando la entrada de su intimidad. "Voy a follarte, Monkey, ¿Está bien?"

La morocha sólo se dejó hacer todavía perdida en el éxtasis total luego del clímax, sólo entreabriendo sus ojos para ver sin comprender muy bien lo que hacía el contrario, con mirada perdida.

El Ayudante inclinó su cuerpo sobre ella y comenzó a besarle el cuello y hombro, recorriendo su piel con húmedas caricias de sus labios, llegando a uno de sus pechos el cual llevó a degustar en su boca. "Mhh, tomaré tu silencio como un sí." Primero introdujo su cabeza, abriéndose paso entre los labios de su mojada vagina, ante lo cual la boca de la morocha se abrió grande para dejar escapar un nuevo gemido de placer. Luego le siguió el resto de su enorme miembro, invadiéndola lentamente, centímetro a centímetro, llegando hasta la mitad de su extensión, la parte más gruesa de su tronco, y terminando de llenarla con lo que quedaba, hasta la base, de una sola y firme embestida.

"¡Aaah!" Un fuerte grito de placer echando su cabeza hacia atrás, abrazándose al sudoroso cuerpo de su Ayudante, clavándole las uñas en su ancha espalda mientras sentía como la invadian y llenaban por completo con ese monstruo de carne. "Qu-… Ayudante, ¡Mmhn!" Todos los músculos de su cuerpo se tensaron durante varios segundos en esa postura, apretando su mandíbula mientras dejaba escapar un gruñido de puro placer, gotas de sudor deslizándose por su rostro.

Yeeun estaba escuchando unos sonidos distantes, como el eco de la voz de una mujer que gritaba a la distancia. Entreabrió lento sus ojos, acomodándose en el sofá para quedar sentada con una mano sujetando su cabeza. Dios, ¿Había perdido la consciencia? Arrugó un poco el ceño dejando que sus ojos se acostumbraran a las luces encendidas de la oficina, pero aquello fue todo el tiempo que tuvo para sentirse perdida cuando un grito, un gemido, la hizo abrir por completo sus ojos y enfocar al fin su mirada en lo que estaba pasando. Y lo que se encontró la dejó sin palabras.

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