Nuevos relatos publicados: 14

El día que mi poto de sissy conoció a Taladro

  • 4
  • 6.004
  • 9,40 (5 Val.)
  • 0

Retiré de mi rostro una suave y blanca sábana que me cubría por completo en la cama, la luz que entraba por la ventana era muy tenue y sensual, el sol ya se estaba poniendo y no había mucho ruido en la calle, tuve un sentimiento especial en aquel momento, no sé cómo describirlo, nostalgia quizás.

Me había quedado dormida desde las 3 pm y me desperté con el arpegio inicial de “Sextape” de Deftones, me encanta esa canción, el escucharla solamente hizo que mi despertar aquella tarde en esa habitación de hotel fuese más surrealista de lo habitual. El audio era envolvente, muy fiel y eso me encantaba. A veces me duermo escuchando música.

Bueno, ya faltaba muy poco para mi encuentro con Leandro “Taladro”, como él mismo se autodenominaba. Bueno, mi expectativa en comprobar aquel apodo invadía mi imaginación. Pensaba que quizás esta vez sería mejor esperarlo desnuda como él mismo me lo pidió, era un tipo que por teléfono era muy directo, cuando hablamos me pidió que no quería nada de lencería, ni coqueteos, ni ropa sensual, ni nada.

Lo único que me pidió fue el poder entrar a la habitación del hotel como acordamos y encontrarme desnuda completamente y en posición de can, en cuatro patas y con el culo bien levantado y abierto con mis manos, dando pase al coito anal tan deseado. Te haré mi hembra nena, solamente deja que haga mi trabajo, te taladraré el agujero, me aseguraré que te quede una vagina anal si aún no la tienes, concentrarás solamente el placer en el culo, no tocarás tu pene, solamente dejaré que te toques las tetitas de travesti que tienes, eso es todo, sentirás un fierro caliente dentro de tu culo el cual no sacaré hasta concluir con la faena.

Todo eso me dijo, y la verdad que me causó mucha excitación, esas palabras hicieron que me mojara automáticamente, mi clítoris de travesti comenzó a gotear y a humedecer mi ropita interior, mis pezones también se me pusieron en punta y sentí una picazón intensa muy al fondo de mi recto. Esta historia tiene ya algunos años, pero estuve recordando algunos detalles, porque fue especial y me hicieron más zorra, más sissy.

Dieron las 5.30 pm, salí de la ducha y solamente me maquillé, arreglé y perfumé todo mi cuerpo. En treinta minutos entraría por aquella puerta Taladro, el macho que aseguraba hacerme su hembra de manera inmediata. El reloj de la habitación marcó finalmente la hora de la cita. Taladro fue puntual, la puerta se abrió suavemente y mi corazón latía mucho, estaba acelerada, me dispuse a empinar más el culito para que lo viera listo para la acción.

Cerré los ojos y solamente oí su voz mientras trataba de abrir y cerrar mi huequito, como haciéndole guiños. Hola Milka, oh por Dios que espectáculo tan bello, perfecto, seguiste mis instrucciones, estás desnuda, hermoso cuerpo, que lindo culo, veo que ya te desfloraron hace tiempo, tienes una vaginita anal, pero pasarás a otro nivel esta vez, agrandaré un poco más este agujero.

Se desnudó de inmediato, no pude mantener los ojos cerrados, los abrí y lo conocí en persona, fue delicioso verlo, era medio moreno, era bien alto, tenía abdominales marcados, su pene y bolas estaban completamente depilados y era muy bien dotado, sus bolas le colgaban bastante como un toro bravo y eran prominentes, se notaba que estaban llenas de leche.

Terminaba de quitarse la última prenda y ya estaba sobando aquel falo hermoso, era grande, me entró un poco de temor mezclado con excitación. Me abrió las nalgas con sus manos, dejó caer saliva en mi hoyito caliente y me metió su verga a la primera, lentamente. Acostúmbrate al grosor zorra, ¿lista? Ahora acostúmbrate al largo de mi herramienta, ¡toma! Ay! Ah! ¡Me duele! Recuerdo que solté muchos gritos porque fue bien brusco, felizmente mi culito ya estaba entrenado con dildos.

Pasaron diez minutos de calentamiento con movimientos rápidos de golpe, pero calentamiento al fin. Pero después conocí verdaderamente a Taladro, comenzó a darme con mayor rapidez y mantener un ritmo de penetración bien intenso, comenzó a entrar un poco de aire a mi culo porque iba muy rápido y yo no paraba de gritar y gemir como una desquiciada, no tuve más remedio que aguantar y tratar de pujar un poco para ceder paso, es una sensación como un intento de defecar, no tuve otra opción a emplear esa técnica, de verdad que me llevó a un trance, no me daba tregua, no paraba de embestirme muy rápido, cada cierto rato me sacaba el pene y me decía que yo era profunda, que tenía un súper hueco aguantador, me quedaba abierto y latiendo pidiendo más y más pene.

Mi culito soltaba algunos pedos porque ya estaba bien dilatada y es normal, mis sonidos lo excitaban más y me taladraba el ano con más y más entusiasmo, ya no podía parar, estaba fuera de sí. Yo me sentí bien rara, estuve prácticamente en un viaje, y seguíamos en la pose de perrito, sentía que su pene me estaba penetrando muy adentro y no paraba por nada, comencé a sobar mis pezones, tenía muchas ganas que me los chupe pero él seguía concentrado en taladrarme, ni cuenta me di que ya me había corrido de la excitación, mi cosita estaba muy encogida, parecía un capullito de rosa húmedo muy pequeñito, goteaba mucho pero ya mi lechita estaba sobre las sábanas.

Taladro me seguía dando y yo ya estaba en automático, era su juguete en ese momento ya, sentí cómo se le hinchaba la verga. Sácamela por favor, ya no puedo más, creo que voy a terminar de nuevo, ¡Ay! Siento que me desfondooo, y me corrí de nuevo, me salía más lechita pero esta vez sí estuve consciente, y mi recto tuvo contracciones, fue una sensación increíble, tuve un orgasmo anal muy rico, me sentí su hembra. Taladro había cumplido, me la sacó dejándome con el ano muy abierto y me puso su pene en la boca, descargó toda su leche, fue muy rico saborearla toda, me tragué un poco y el resto lo escupí, le salió espesa, parecía leche condensada.

Yo siempre mirándolo a sus ojos dejando caer su néctar, que zorra me sentí. Tuve que colocarme compresas de hielo en el culo al día siguiente, me lo dejó irritado y sentía un vacío enorme pero placentero. Fue la única vez que Taladro y yo tuvimos sexo, creo que era un soldado, su rendimiento y actitudes eran de la milicia, yo fui obediente y serví a mi país dando la talla, me sentí honrada de darle mi culo y rendir lo suficiente para sacar una sonrisa de su rostro al final antes de retirarse.

Bien putita, ahora sí tienes una vagina anal digna para follar, has demostrado aguante y entereza. Felicitaciones. ¡Clap! (nalgueada).

(9,40)