Nuevos relatos publicados: 9

El lote de la pasión (2): La bruja del 34

  • 7
  • 4.985
  • 7,00 (1 Val.)
  • 0

Unos días antes de que nuestro protagonista se cogiera a Thais, la bruja estaba haciendo una poción de amor por ahí de las 2 de la madrugada. Cuando releyó las cosas que había puesto, solo hacía falta algo más y eso era el semen de un muchacho virgen. Haciendo memoria, al parecer el único chico con esa cualidad era más que..., no obstante, debía cerciorarse de que lo fuera, ya que al no serlo estaría cometiendo un error y esta no obtendría los mismos efectos.

Pero, ¿cuál sería la motivación para que ella necesitará ese brebaje? Antes de mencionar el motivo, me parece, justo el mencionar su aspecto el cual es de una mujer de unos 38 años, la cual no es flaca pero tiene un buen trasero unos pechos, grandes pero no exagerados pero hay un defecto al menos para el autor y es que era una vieja fodonga en toda la expresión de la palabra, ejemplificado esto, muy rara vez se bañaba, su casa era cuchitril, se vestía con la misma ropa a diario, su frente estaba siempre lleno de fierros viejos, madera de algunos muebles, juguetes de su hijo menor, dejaba salir a sus gatos sin un control aparente, tenían algunas plantas pero no muchas ya que ella no es una persona a la que se le de la jardinería, sin mencionar que salía y entraba durante la madrugada, por estás cosas se le creció una mala fama y el apodo de bruja pero al menos nadie había comprobado lo antes dicho pero era claro que era una realidad, será por eso o más pero el papá de su hija mayor la engaño pero ella se desquitó con el otro fulano del cual es de dónde sale el chiquito.

Un día en un cerro cualquiera empezaron a llegar las brujas en grandes escobas, a una hora cercana a la media noche, donde la primera al llegar tenía que encender la fogata donde se llevaría a cabo la reunión. De poco en poco llegaron ahí. La última en llegar fue la más anciana pero también la más joven. Agatha era quien tenía el título de ser la bruja líder, la cual se presentó ante todas con una voz segura que emanaba un gran liderazgo y una sensación de poder, expresándose de esta manera:

—¡Compañeras! ¡Compañeras! Se abre la sesión de hoy. Para comenzar, comenzaremos con pasar la lista correspondiente, discutiremos acerca de lo que vimos la sesión pasada, tomaremos un pequeño intervalo, veremos cosas que se quedaron pendientes, les diré cómo hacer algunos hechizos, y, por último, tomar la lista nuevamente y recuerden que yo seré la que apagué la fogata, pero si tienen dudas que solo me quieran externar a mí, lo pueden hacer antes de que lo haga.

Es así que esta secta comenzó a hacer todo lo que Agatha había dicho hasta que al ser casi las 4 am se empezaron a ir, pero ella se quedó con ella para la duda que necesita saber. Edith se le acercó con una voz algo apenada.

—disculpe, ya tengo la pócima, pero me falta el último ingrediente.

Agatha, al escucharla con una voz calmada, le dijo:

—El último ingrediente lo tienes que traer de manera presente a mi local donde yo puedo hacer el último paso, pero debo advertirte que este brebaje, si es de amor, debe tener agua de calzón con una braga tuya que debiste haber usado. Debes meterlo en agua como si hicieras un té y lo viertes, pero si es de lujuria, entonces haces lo mismo, pero es importante que tengas que tener un orgasmo en él, pero de todas formas debes hacer el paso siguiente.

Bruja Edith — pero ¿cómo sabré si es virgen?

Agatha — eso es algo muy simple, pero tendrás que sacarle su leche y conforme al sabor debería de tener un sabor a dulce.

La bruja Edith, al escucharlo, se sintió asqueada, preguntó: —Le tengo que...

Agatha — Si es sexo oral, no sé de qué te asqueas si se la vas a chupar al otro.

La bruja Edith — ¿Y no sería mejor si trajera su leche?

Agatha —no, porque si no ya no me sirve.

Una vez apagó la fogata, se fue a su casa donde durmió. En su sueño, ella estaba en un prado lleno de hierba alta que se encontraba cerca de un río que era chico, pero en la forma en que corría provocaba una tranquilidad sin límites. Estaba completamente desnuda. Al estar en el pasto, sintió cómo esta alfombra le daba cosquillas y un poco de comodidad que la relajaron. Vio de frente al joven desnudo de pies a cabeza. Su verga estaba completamente erecta y su vagina al verlo hizo que se mojara, pero con unas ganas inmensas de quererla ahí adentro, pero en eso despertó. Pero sin quererlo se había venido, pero empezó a pensar que sería mejor que el efecto fuera hacia un apetito sexual, es por lo cual metió esa prenda al agua.

Otra noche, todo el lote estaba durmiendo, ella estaba montada sobre su escoba cuando se aseguró que al menos todos dormían, cuando ella específicamente fue atrás de la casa para asomarse por la ventana de la recamara, para entrar lo que uso fue una pastilla de chiquitolina para entrar por la ventana del baño, regresar a su tamaño normal para entrar a la habitación del joven el cual dormía plácidamente, se dio cuenta que este estaba con la verga de afuera mientras a su al rededor estaban unas revistas xxx, en eso ella pensó que realmente no era tan inocente como lo creían todos, esparce unos polvos mágicos los cuales hacen que tenga sueños húmedos para evitar que se despierte, por lo que empezó a besarla pero su lengua inicio a masajear su glande mientras entraba en su prepucio para hacer que se agrandará un poco, en el fin de poder masajearla muy lentamente mientras checaba que no se moviera, cuando de repente se le paró pero muy apenas se asomaba su glande al quererlo chupar fue que aquel capullo floreció, siguió chupando, masajeando, lamió sus huevos pero en eso le empezó a encantar el sabor de aquel miembro la cual quería recuperar, con tanta furor que hizo que viniera y de acuerdo a lo que le habían dicho su espeso esperma era de un sabor tan dulce que no desperdició ni una gota hasta dejarla completamente limpia.

A partir de ese día esperaba ansiosa a que solo quedarán horas antes del ritual. A lo que se convirtió en una lechuza para saber si ya estaba dormido al ver que estaba cansado en su cuarto, pero todos los demás de su familia ya lo estaban. Fue lo que lo transformó en un calabacín. Se lo llevó a su casa, pero se sentía con ganas de tener sexo con él, pero recordando que en el momento en que su polla tocó su vagina, dejaría de ser virgen.

Por eso es que mejor se acostó en su cama, cerró la cortina que tiene de frente para evitar que alguien entrara, dejó al niño viendo una película que sabe que la iba a poder dejar disfrutar. Tomo el calabacín; era grueso, pero un poco largo. Lo empezó a masajear, acariciar y chupar como si fuera una verga. En lo que estaba mamando, se empezó a masajear sus senos. Su mano buscaba su clítoris para acariciarlo al compás de las lamidas que le daba a esa verdura, hasta animarse a meterlo dentro de ella mientras era víctima de un placer tan grande que era digno de gozarse. La hacía temblar cada vez que la metía y sacaba, sin mencionar que sus jugos vaginales y los del ambiente daban una mezcla perfecta al momento donde sin duda alguna era excitante.

Estaba exhausta pero debía vestirse. Su hija llegó y la dejó a cargo de su hermano. Antes de salir, convirtió al calabacín en una maceta, se subió a su escoba para llegar al local de Agatha en la calle Felipe Carrillo. Fue la última en llegar, ahí la esperaba a la antes mencionada. Betty y Millicent, amigas de Agatha, las que trajeron a la vida como humana, pero fue amarrado en una cruz de San Andrés, la cual estaba sobre un pentagrama dedicado a Asmodeo. Todas vestían unas túnicas blancas con rosas; la de Agatha era completamente roja con decoraciones en blanco. Mientras agarraba un libro, conjuraría una invocación; es por ello que dentro de las tinieblas, Asmodeo se presentó ante todas con una gran voz que exclamó el motivo de su consulta. Edith respondió:

—Necesitamos hacer un hechizo que solo puede ser ilustrado por su presencia. Asmodeo presenció el cuerpo del joven amarrado. Abrió un portal del cual dos demonios con cuerpos exuberantes, que vestían ropajes elegantes de colores negro y blanco, pero su piel es descolorida, cuernos cortos, colas delgadas, y alas de murciélago que eran de un tamaño acorde a su cuerpo.

Agatha aceptó el trato conseguido.

En ese momento las ataduras de ambas desaparecen, y se presenta la de pelo blanco como la nieve habla y dice:

—Soy Blanca, era una yegua salvaje que la amasaron para ser montada por cualquier jinete. Su vestido es negro como la noche.

Clara continúa con su presentación.

— Las formas en las cuales se obtienen las cosas fueron un medio para poder desarrollarme hasta que el polvo blanco me durmió. Una vez ambas expresarán su presentación, por lo que Blanca toma su libro, por lo que le pide a Edith que todo lo ya obtenido lo ponga a hervir. Clara se desviste, desvanece la ropa del chico. Blanca hace un pentagrama sobre el que ya estaban reunidas, ora un conjuro mágico que sea de pasión, en el cual estaban Clara y él. Esto hace que su libido suba y su pene se ponga duro.

El demonio también hace que su cola se vuelva más grande, pero de la punta que tiene forma de corazón. En su cabeza sus cuerpos crecen, sus colmillos pasan por ese proceso. Una vez los dos estuvieron listos, ella fue directa a chuparle su pene. Al ver la escena, Blanca no se esperó para poder darle unas lamidas a la vagina de Clara por en medio de su ano, la parte antes mencionada y un poco solo con la pura saliva en los labios exteriores. Las cuatro brujas eran testigos de aquel festival de lujuria. Al estar lista la polla, lo soltó de la cruz, se montó el hombre. Ella se puso en la posición de la vaquerita invertida de forma anal, su culo subía y bajaba con un frenesí de no haberlo hecho nunca, pero una idea rondó por su cabeza y exclamó:

—¡Doble equipo! —donde tomó procesión de aquel cuerpo inerte.

Dónde se separó, ella, haciendo uso de ambos, se puso en la posición de perrito. El joven le dio una nalgada bien fuerte y metió su verga dentro de su ano. Al principio, Clara no estaba acostumbrada a sentir esa clase de placer, pero la incomodidad pasó al éxito cuando le agarró el pelo. Su cabeza se fue para atrás, le hizo una señal a Blanca para decirle que se prepare porque está por acabar, pero en eso saca la polla y deja de usar doble equipo. Lo pusieron en una cama de ordeñamiento para hacerle un beso negro, donde metieron la verdura en uno de los hoyos. Blanca, en un recipiente, pone la verdura. Su compañera encontró su punto G y vino. Todas las brujas quedaron atónitas al ver esa cantidad de esperma eyaculado.

Blanca detecta algo extraño. Agatha, al verla reaccionar así, le preguntó:

—Tiene algo extraño.

Blanca le contesta:

—No es eso solo que.

— Chupa los restos de lo que estaba en ese miembro y solo puede relamerse los labios mientras dice:

—Señoras, en todos mis años como demonio de la lujuria nunca había visto una leche que sea tan dulce, de un tono un poco más claro y espeso, no hay duda de que este chico es especial. Pero bueno, creo que ya sabes qué hacer, Agatha.

Agatha — muchas gracias.

Blanca — no hay de qué.

Clara — para mí fue todo un placer.

Se regresaron a su casa donde ya las estaba esperando la pizza. Todas las brujas al terminar el acto se fueron menos que Edith, la quien esperaba a que el elixir estuviera listo.

Cuando quedó listo, le explicó brevemente que el brebaje es solo para cuando quiera que la otra persona tenga deseos.

Cuando ella se la llevó, volvió a soñar con el lugar con pasto y un pequeño río que daba una tranquilidad inmensa. Ella estaba excitada donde apareció el mismo muchacho con su pene erecto para ablandarse sobre ella en posición del misionero, donde bombeó con fuerza mientras gemía como una loca rogando por más.

La siguiente postura fue la de la posición de Andromaca, donde ella ahora estaba arriba de aquel pedazo de carne, la cual controlaba de mejor manera el ir estimulando a su pareja hasta hacer algún que otro círculo sin mencionar hasta el momento de explotar gimiendo de una forma en la que despertó, se había mojado otra vez, pero dentro de su vagina notó la salida de un esperma y era el de ese joven y pronto se lo cogería.

(7,00)