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El nuevo jefe de servicios

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Mi nombre es Santiago, tengo 33 años, soy alto y atlético, hago ejercicio a diario y cuido mucho mi apariencia.

Siempre me he considerado hetero con cierta curiosidad bi, pero no había pasado de videos y esas cosas.

Trabajo en una aseguradora importante de la ciudad y meses atrás llegó un nuevo jefe de servicios, 42 años y muy bien cuidado en todo aspecto.

Desde el principio tuvimos un buen feeling por temas de conversación general y la cercanía de su oficina con la mía, tomábamos café a la misma hora y el trabajo nos obliga a quedarnos hasta la noche ciertos días de la semana.

Las conversaciones en el café cada vez eran más profundas e íntimas, Sergio (mi jefe) me contaba sus problemas en el hogar con su esposa, que siempre la encontraba cansada y dormida, que le tocaba masturbarse para saciar sus ganas y que su esposa es muy tradicional y un tanto puritana, cuando bromeé que le pida sólo sexo oral para dormir.

-Lechita y a dormir, bromeé - y no pude evitar ver su bulto hincharse en el pantalón de tela, no lo pudo esconder por más que se dio la vuelta a la ventana.

Continué provocándolo -el café con leche también sabe bien- y suspiró, entre balbuceos me dijo que estaba cargado de leche ese día, esa noche iba a ser su paja semanal... me reí y me senté en el sillón frente a él -sírveme leche- dije, tratando de ponerle nervioso.

Lo descubrí tocándose sobre al pantalón y me miró incrédulo e indeciso de su siguiente acción, estiré mi mano lentamente, dirigiéndome a su cremallera y la bajé muy despacio esperando su reacción, sentí hincharse su verga y buscar desesperada salir de sus boxers negros, cuando buscaba su miembro, sentí ese líquido viscoso marcando el camino, fácil de encontrar porque tenía todo depilado... los masturbé suavemente por unos segundos antes de pasarle el primer lengüetazo por su glande, limpiando lo poco que quedaba de su viscoso sabor.

Lo miré a los ojos mientras que lo metía completo a la boca y engullía a mi garganta, la sentía palpitando y caliente mi boca, mientras salivaba para seguirle succionando... se alejó por un momento y pensé que se arrepintió de semejante locura, pero lo que buscaba era asegurar con llave la puerta de la cafetería a pesar que el edificio estaba prácticamente vacío a esa hora.

Desabrocho su pantalón, su cinturón y dejó caer en sus piernas junto con su bóxer, volvió a plantarse frente a mí y mientras se desabotonaba la camisa con una mano, con la otra me paseaba su miembro sobre mis labios, lo veía tan excitado que subí mis manos a sus pezones y con un poco de saliva los frotaba mientras lo masturbaba con mi boca, cada vez más duro y más rápido, él me agarraba fuerte del cabello y empezó a gemir de placer.

¿Te acabo adentro? ¿Te acabo adentro? Preguntaba desesperado, queriendo ser delicado conmigo... mientras yo no paraba de mamarlo y con mis ojos asentí su pregunta... al instante sentí chorros de semen inundando mi boca y llegando directo a mi garganta, seguí succionando mientras escuchaba sus gemidos y dejé que sus manos en mi cabeza guíen el ritmo de mi boca, lo seguía chupando mientras perdía su dureza y lamia la última gota de semen.

Se sentó extasiado en el sillón y jadeaba de placer mientras acariciaba mi boca con sus dedos, me confesó que su esposa jamás le había dado una mamada igual y que una de sus fantasías era que traguen su leche como yo lo hice.

Bromeé diciéndole que la leche directo de la botella es mejor, mientras tomaba un sorbo de café y me limpiaba los labios con una servilleta.

Ese sería el comienzo de una desenfrenada aventura sexual con mi jefe, cumpliéndonos fantasías mutuamente y en secreto.

En un siguiente relato contaré nuestro primer encuentro sexual.

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