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El préstamo

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B: ¡Eres un maldito!

L: Pero bien que te gusta, uf, ¡que rico culo!

B: ¡Luis, dios mío!

L: Que nalgas, ¡seguro que él no sabe usarlas!

B: Ah, no, para, ¡dios mío!

L: Uf, uf, que rica, ¡con esto estriamos a mano!

Mi verga estaba en su ano, pero antes de que continúe, ¡tienen que saber cómo empezó todo!

Les había contado de una nalgona de nombre Betty, pues mi amiguita, empezó una relación con un tipo del que llaman en mi país, “nini”, no trabajaba era un holgazán, pero seguramente se la cogía rico, bueno eso pensaba yo, pero, en fin, Betty se alejó de todos ya que él le tenía celos a todos, honestamente a mí no me importaba, me sobraban las mujeres, pero porque me la cogí nuevamente, pues como me pidió un préstamo y no me pudo pagar, me cobre con su rico cuerpo!

¡Y antes de que me llamen maldito o proxeneta, en mi defensa fue para hacerle también un favor a ella!

Llego una tarde a mi oficina y me pidió 5000 pesos, para sacar a su galán de los separos, ya que lo habían cachado robando un celular y para que no lo procedieran, tenía que pagar una multa de 5000 pesos, ella no contaba con ese dinero y me los pidió prestados, yo como la vi muy apurada

¡Se los preste, con la promesa que me los pagaría en un mes!

Pero obviamente eso no ocurrió, ya habían pasado 4 meses y no es que necesitara el dinero, lo que me dolía es que yo la tenía en un concepto y lo hecho a perder, así que, en una llamada urgente, la cite en mi casa, ella regañadientes fue, en ese momento ella tenía una actitud indeseable, pero yo quería arreglar las cosas para no molestarla más.

Debo admitir que, aunque estaba molesto, no pasó desapercibida, ya que llevaba un minivestido con sus medias negras, lo cual me puso dura la verga, ¡pero el tema era arreglar algo!

B: ¡Pues no tengo dinero y no creo tener!

L: Mira, entiendo eso, pero tu actitud, ¡ese si me duele!

B: ¡Ay, ya, no que tú eres súper hombre!

L: Jajá, sabes que, si lo soy, ¡más que ese adefesio que tienes escondido en tu casa!

B: ¿Celos?

L. Nunca, molestia sí!

B: ¡Todos lo atacan, el solo es una víctima!

L: ¡Dios mío, escúchate!

Como la plática no llego a nada, ella decidió irse, yo iba detrás de ella, pero algo me domino, ver como movía las nalgas y esos muslos, me hipnotizaron y antes de que abriera la puerta, ¡se lo impedí abrazándola por atrás!

B: ¿Qué haces cabrón?

L: ¡Lo que no te han hecho hace meses!

B: No, suéltame, ¡no quiero!

L: ¡No te estoy preguntando, es feo lo que diré, pero me cobrare contigo!

B: ¡Que!!!?

Seguí sometiéndola contrala puerta, baje mi mano a su concha, la cual empecé a acariciar por encima de su tanga, ella forcejeaba para que la soltara, pero más la apretaba contra la puerta.

Bajé hasta su parte trasera y empecé a lamerle sus ricas nalgas, esas duras y enormes nalgas que tanto me gustan, las arañaba, ¡eso poco a poco la empezó a dejarse llevar!

Me baje el pantalón, ella aún no estaba muy lubricada, utilizando un poco de saliva y sin condón, se la deje ir en su estrecha vagina, ella lanzo un grito de dolor que solo hizo excitarme más, tomándola de sus pechos y mordiendo su oreja mis embestidas eran dolorosas para ella.

L: ¡Mira lo que me haces hacer!

B: ¡Agh, me duele, ah!

L: Eso te pasa por mensa, tómala, ¡toma tu castigo!

Admito que a mí también me dolía, ¡pero solo quería lastimar a esa perra!, pero poco a poco mis penetraciones y estimulaciones fuertes la hicieron empezar a mojarse, entonces mis penetraciones se volvieron ricas para los dos.

L: ¡Ves, bien que te gusta!

B: ¡Ah, ah, es solo sexo, no siento nada, uf!

L: ¡Tu cuerpo dice otra cosa, ven vamos para acá!

La llevé a mi sofá, ahí recostándola y subiendo sus piernas, se la metí fuerte, me deleitaba besando y mordiendo sus piernas mientras mi verga entraba fuerte, el verla con sus zapatillas y vestida solo sin su tanga, me hacía sentirme un abusador, pero yo solo quería hacerle un favor, ¡además estoy seguro que no gozaba tanto desde hace tiempo!

L: ¡Que rica te ves, me encanta como gimes!

B: Había olvidado lo dura que era, ¡uf!

L: Ves, eres una putita, ¡yo sería mejor proxeneta que el!

B: ¡No soy prostituta, ah!

L: ¿Entonces porque te la estoy metiendo?

B: ¡Porque eres un maldito!

La acosté en el sofá y la cogí ya más tranquilo y normal, le acariciaba sus piernas, le besaba el cuello y la boca, aunque mordiéndole sus labios, aun así, me movía fuerte, quería hacerla gozar, ya no me importaba que me pagara o no, ¡solo quería cogerme a Betty!

L: ¡Coges riquísimo!

B: ¡Tu igual, dios, que rica verga!

L: ¿Él no la tiene como yo verdad?

B: De hecho, ¡casi no puede conmigo!

L: ¡Mami, eres una bestia!

B: Ah, pero aprovecha, ¡no te perdonare tu trato!

L: ¡Entonces hare que valga la pena!

Le saque la verga y fui directo a su cara y tirándole del cabello y con una cachetada le orden que abriera la boca, ella confundida tardo en hacerlo hasta que le di otra bofetada, ella inmediatamente la abrió, entonces comencé a cogerme su boca, la tenía chiquita y a veces me jalaba el cuerito de más, pero yo tomándola del cabello, ¡le follaba fuerte la boca!

L: ¡Uf, que rico, que puta!

Ella no podía ni hablar, al mismo tiempo le jalaba el cabello tan fuerte que notaba lagrimas salir de sus ojos, transformado en una bestia, ¡solo seguí fallándome su boca!

¡Fue en ese momento que eyacule por primera vez, mi verga como si fuese una manguera, llenaba la boca de Betty, quien ya toda roja y llorando, se tragaba el semen caliente que salía de mí!

¡Una vez que la putita se tragó mi última gota, la avente fuerte tirándola en el sofá, ella lloraba y me maldecía, pero yo estaba fuera de mi!

B: ¡Eres un infeliz, Luis porque me tratas así?

L: ¡Te dije que valdría la pena!

B: ¡Eres un animal!

L: Pero lo gozas, ahora voltéate, ¡esto no termina!

¡Ella sollozando y muy domada, obedeció mi orden acomodándose en cuatro en el sofá, dejando su rica retaguardia para mi deleite!

Le daba de nalgadas y esos en sus nalgas, mi lengua empezaba a lamer de su vagina a su culo, ¡con mis dedos abría sus ricas nalgas para que mi lengua estimulara su rico ano!

¡Entre gemidos y reclamos poco a poco se fue dilatando, su ano, estaba listo para verga y yo ya la tenía durísima nuevamente!

L: ¡Ahora sí, para que nunca te olvides de mí!

B: ¡Por ahí no, para, ya entendí!

L: ¡Demasiado tarde, una ricura como tú, debe de ser complacida!

B: ¡Pero me estas maltratando!

L: ¡Es parte del camino al orgasmo legendario!

Como un proyectil mi verga entro en su ano rasgándolo mucho, sus gritos invadían mi casa, le comencé a jalar el cabello y darle de nalgadas y puñetazo en su cuerpo, ¡así perra, ladra, ladra perra!, en verdad estaba hecho una bestia, su culo apretaba muy rico mi verga que estaba entrando por completo y Betty solo lloraba, ¡pero al mismo tiempo su cuerpo se movía para mi mayor placer!

L: ¿Que rico culo, uf, de quién es?

B: Cállate ya, ¡para!

L: ¡Te hice una pregunta!

B: ¡Ay, no me pegues tan fuerte, dios!

L: ¡De quien eres perra!

B: ¡Tuya, soy tuya Luis!

L: No soy Luis, ¡dime amo!

B: ¡Amo, soy tuya!

L: ¡Pídemela, pídeme mi verga!

B: ¡Amo, dame tu verga!

L: ¿Quieres mi verga perra?

B: ¡Si, me muero por ella, ah!

L: ¡Entonces, tómala toda, es para ti, uf!

Mi verga ya le había dejado su culo súper abierto y rojo, como si fuera un mandril, yo jamás había maltratado a una mujer, ¡pero Betty me dejo ser su Dorian Grey y yo aproveche!

Ella mordiendo el sofá y arañándolo, solo movía sus nalgas para darme más placer, aunque me pedía que se lo sacara, al mismo tiempo me pedía más y más, su sufrimiento y placer al mismo tiempo, ¡me estaban regalando una gran experiencia en mi vida!

L: ¡Betty, mi amor, que rica eres!

B: ¡Me vengo!, me vengo!

L: ¡Saca tu fluido bebe, mancha todo!

¡Comenzó a venirse en mi sofá, el ver como escurría de dolor y placer, empezó a inflarme la polla, pero esta vez la llenaría, pero del culo!

L: ¡Toma mi leche, toma mi leche perra!

B: ¡Si, dámela, lléname de ti amo!

L: Si perra, tómala, uf, ¡dios!

B: ¡Que rica y caliente!!!!

La llene tanto que escurría por sus nalgas y vagina, ella quedo tirada en el sofá sollozando y gimiendo, tomaba aire y cerraba sus ojos, algunos moretones se veían en su cuerpo, ¡pero yo con su tanga limpie mi verga y luego hice algo que a veces me arrepiento!

La pare fuerte de mi sofá y diciéndole cosas feas, la tome del brazo y la lleve afuera de mi casa, ella con lágrimas me miraba y yo solo le dije:

L: Lo siento, pero es por tu bien, así como te trate hoy, así vives y así et trataran, ahora espero que, si algún día te vuelvo a ver, hayas aprendido tu lección, ¡ahora vete!

¡Le avente su tanga y cerré mi puerta, esa fue la última vez que la vi, a veces recuerdo ese momento de masoquismo y dominación, pero no creo volverlo hacer con nadie más!

 

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