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El recuerdo de Saddy

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Saddy no quería quedarse así. Su cabeza le hervía envuelta en una nube de alcohol, llena de oscuridad, ganas de singar y sudor. No se dio cuenta siquiera de cuando empezó a jugar con sus tetas y acariciarse en las entrepiernas. Se le vino a la mente rápido como mamó pinga esa noche y se la singaron en el sofá diciéndole cochinadas. Cada vez estaba más caliente cuando el volvió. Se quedó parado a su lado con el cansancio en el rostro mirándola como se masturbaba. A ella le gustaba mucho su cama nueva. Tenía una altura perfecta que le dejaba la boca a la altura de las portañuelas. A ella le encantaba masturbarse. Le gustaba mucho como la miraban cuando lo hacía, y como lo daba todo. Le tiro en la cara su mirada más felina y retadora llena de ron, mientras del bollo le chorreaba la saliva.

Cerro los ojos. Recordó cómo llegaron esa noche, jamoneándole las nalgas, jugando entre risas para que no la encuerara en la calle y metiéndole la mano entre los muslos mientras abría la puerta de su casa. Cerraron poniendo la botella en el piso y entre una ola de ron y mareo ella le puso contra la puerta y se le echó encima cogiéndole la boca. Le dio la espalda después y poniendo las manos hacia atrás en la puerta, empezó a restregarle el culo contra su cuerpo. Al ritmo de la música en su cabeza, y otra ola de alcohol que le robaba la vista, Saddy se contorsionó suavemente sintiendo la tranca dura contra sus nalgas, mientras se echaba hacia adelante con los ojos cerrados abriendo la boca en su delirio y buscando con su lengua una pinga como la que sentía en su trasero.

Con un tirón del pelo la atrajo hacia él. Ella lanzó una exclamación y él le tapo fuerte la boca con una mano mientras la agarraba del pelo con la otra. Escucharon en silencio varias voces acercarse por la acera. Saddy respirando por la nariz y riéndose metió las manos entre los dos zafándole el pantalón y sacándole el miembro. Sobándoselo y mirándole a la cara con una sonrisa le dijo en desafío: "Quiero pinga. Dale. Ábrele la puerta a esos negros para que me cojan por atrás" "Ja, No sí, So singá!” Él le jaló el pelo hacia abajo y ella entre risas calló de rodillas sin poder poner resistencia, mareada en una bruma de ron. Sintió la tranca grande y gorda que le pasaban por toda la cara. "Mámame la pinga" le dijo cuando él cuando la escupió, y enseguida ella empezó a lamerla y chuparla sin preámbulos. "Mamamela así, chupamela... tragatela" le ordenaba y ella obedecía con gusto. Él lanzó un largo suspiro echando la cabeza atrás cuando ella se la metió toda hasta el fondo.

A Saddy le gustaban esas reacciones cuando la tenía en la boca. Pero más le gustaba provocarlos: “Mira, en mi cartera esta la llave de la calle. Cógela y…” Su respuesta fue inmediata: Agarrándola fuerte por el pelo le hundió la pinga en la boca, y atrayéndola hacia él, se inclinó y le descargó dos fuertes nalgadas en todo el culo. Ella dio un fuerte alarido que se tradujo en un estertor y un mar de saliva que le salpicó por la boca cuando la pinga le entró hasta la garganta. Saddy se excitaba mucho cuando la trataban duro y algo dentro de ella reconoció que había dado con uno bueno. Sabía que su grito tenía que haberse escuchado en la acera, y las nalgadas a media cuadra, pero eso no importaba ya. Ahora no podía respirar. Él le había empujado el pene hasta lo más profundo de la faringe y le agarraba fuerte la cabeza con ambas manos. “Suéltame, no puedo respirar” Trató de decir luchando con las manos mientras él se negaba a soltarla.

Trató de mirarlo a los ojos mientras se mareaba y le colgaban ya los brazos a los costados por la falta de oxígeno. “Todavía quieres unos negros para que te cojan el culo??” Le pregunto mirándola entre una niebla de alcohol y desprecio. Mientras se le nublaba la mente, perdió toda motricidad de la boca y el resto del cuerpo. En ese punto Saddy era un juguete sexual sin voluntad. Al sentir ya la suavidad de su boca él le embistió la pinga en la garganta varias veces tirándole del pelo con todas sus fuerzas y soltándola antes de que se desmallara ya. Saddy recuperó el aliento entre toces, con la cara embarrada de saliva y lágrimas por el esfuerzo. “Hay coño, por poco me ahogas!” protestó mientras se quitaba la saliva con las manos y con torpeza se embarraba mas la cara.

El con los ojos inyectados en alcohol la miró como un lunático. “Te dije que dejaras de mamármela?” Ella lo vio zafarse el cinto. Una corriente de excitación le corrió por el cuerpo y rápidamente se la agarro con una mano pajeándolo, y sin parar abrió toda la boca y se lanzó sobre su pinga mamándosela como una loca. El la agarró por el pelo mientras se la chupaba con fuerza y se la hacía tragar hasta el fondo. “Me encanta esa mirada de puta enferma. Es para mí?” le preguntó él. Era una pregunta retórica. Saddy no se detuvo para contestar, ya no iba a resistirse más y se lo quería dejar claro. Con un ágil movimiento se zafó arriba el vestido sacándose las tetas sin parar de mamársela. Entonces mientras se la tragaba de nuevo de un tirón, abrió las rodillas acariciándose los muslos cuando se arqueó como una gata, y con ambas manos se subió el vestido para que le viera sus nalgas blancas y como la tanga negra se le perdía en la raja del culo. Ella estaba ya muy caliente y él también.

Con dulzura él le metió los dedos entre el pelo y Saddy se la tragó más gustosa. Bajó las manos siguiendo su cuello buscando la espalda. Las manos la acariciaban sin detenerse buscando el sur y ella podía sentir claramente como le clavaba la mirada en el culo. Rápidamente pensó una forma de hacerle cambiar de idea. "Dame leche, papi" le dijo. Dispuso más saliva, se empapó la boca, y sacando la lengua lo más que pudo empezó a tragársela suave y profundo. Agarrándole por las caderas comenzó a empalarse en su pinga por la boca. Notó el cambio al momento. Lo sintió dudar. Tambalearse entre agarrarle ese culo macizo y cogérselo con todas las fuerzas y el descontrol del alcohol; o seguir disfrutando la gloriosa y dulce garganta que le regalaba sin descanso entre ríos de saliva.

Su boca hacia un buen trabajo porque lo sintió retorcerse y apretarle duro la carne en la espalda. “Que rico mamas so puta!” le dijo. Saddy ahogó un quejido de dolor y con un suspiro sumiso le dijo: "Llename la cara de leche" y reanudo el movimiento sin parar. Pero las manos continuaron bajando suavemente. Las sintió acariciándola y metiendo los dedos entre su piel y su tanga negra. Sus dedos le agarraron el culo. Tenía las rodillas muy separadas y ahora sentía como las manos que le apretaban las nalgas, tiraban de sus carnes blancas con fuerza y le abrían el culo por completo. Saddy insistió más y esta vez se la chupo más rápido. Desconsolada sintió como unos dedos se deslizaron en la raja del culo y le invadían el ano.

Con rapidez le sujetó con fuerza las muñecas con las manos y sin sacársela de la boca hizo con la cabeza un vigoroso gesto de negación: Era la última carta que tenía. Entregado el mensaje, reanudo su labor con suavidad pero no le soltó las manos. Derrotado, él las levanto suavemente entrecruzándolas en la cintura de ella y lanzando una boconada de resignación mientras sentía como su boca le acariciaba el glande. Fuera de peligro Saddy le acaricio las manos con las suyas y esta vez le dio unos besos con suavidad chupándole el pene con ternura y pasándole la lengua por el glande mientras le miraba a los ojos con otro mensaje: “Todavía soy tu perra y puedes hacerme muchas cosas”. Él le cruzó con suavidad las manos subiéndoselas por la espalda. “Es ahora!” se dio cuenta Saddy. El sexo despechado, vengativo, y furioso.

Usando su cinto él le amarró las manos en la espalda con firmeza. Lo había visto zafárselo y no le había quitado la vista de encima. Sabía lo que iba a pasar. Él la aló de rodillas por el pelo poniéndola de espaldas contra la puerta de la calle. La cogió firme por el cuello mientras se inclinaba. La cabeza le explotaba de excitación. “Voy a llenarte la boca de leche, y te voy a dar una tranca que te vas a desmayar”. “Tú no sabes lo que yo aguanto o no”. “Sé que no me aguantas la pinga en el culo, soputa!”. “Eso tampoco lo vas a saber, maricón!” Él le escupió con fuerza en la cara y antes de que Saddy pudiese exclamar, le metió la pinga por la boca abierta. Rápidamente comenzó a embestírsela con fuerza en la boca como si se la estuviera singando contra la pared. “Que boca tienes, puta!”. Saddy tenía los pezones como piedras. Sin poder usar sus manos, y atormentada contra la puerta, se tragaba sin una queja cada embestida y se humedecía la boca cada vez que él le pasaba la pinga por toda la cara o le daba con ella en la lengua.

De nuevo se acercaban voces por la acera. “Párate!” Le obligo cogiéndola por el cuello. Saddy se puso sobre sus piernas y rápidamente él le tiro duro del pelo hacia atrás obligándola a mirar para el techo. "Quiero más. Dame pinga" le dijo ella. “Ven para acá” Empezó a caminar insegura y desorientada solo mirando el techo y los ojos de él. “Me encantan tus tetas, me encanta tu culo” dijo mientras la toqueteaba. Saddy se movía nerviosa y perdida con la boca abierta “Estoy al ganarme otra escupía” pensó, cuando le llegó una inevitable en toda la cara que el hizo cerrar los ojos con un quejido de sorpresa. Él la tiro con brusquedad en el sofá, le empinó el culo y le dio 4 soberanos azotes en las nalgas ahogando sus gritos hundiéndole la cabeza en el sofá. Le tiro de nuevo del pelo arrodillándola para mirarle la cara. Cuando cogió aire de nuevo, Saddy tenía las nalgas al rojo vivo y estaba completamente desorientada en la oscuridad. Los ojos entrecerrados por el alcohol, la boca abierta buscando aire, y la cara roja con el maquillaje corrido por la saliva y las escupías en la cara. “Algo que decir?” le pregunto él susurrándole justo en la boca mientras la olía con avidez. Saddy perdida por el alcohol escupió un poco de saliva que le corrió sin fuerzas por el mentón entre los pelos de gatos. Cerró los ojos y sacudió la cabeza despacio. “Todo perfecto!” le dijo escupiendo de nuevo "Síngame". La giró entonces contra la pared, poniéndole la cabeza en el espaldar, las rodillas abiertas en el sofá, y las nalgas hacia sí.

Despacio y tomándose un minuto le subió otra vez el vestido, descubriendo de nuevo sus muslos coronados con su culo grande y acariciándola con las manos. Ella lo miraba hacer por el costado escupiendo todavía pelos y respirando mareada mientras le jamoneaban las nalgas. "Cuando termine contigo vas a lamentar no haberme dado el culo" le dijo él. Saddy no atinaba a nada. Tenía la cara descansando en el espaldar y tomó conciencia entonces de que estaba llena de pelos de gatos por todo el vientre hasta la cara empegostada. Pero no pudo llevar la idea más lejos. Un profundo lengüetazo en el culo lanzo un escalofrió por su espalda. Echándole a un lado la tanga él comenzó a mamarle el culo despacio durante un rato, mientras sus manos le apretaban las piernas subiendo despacio por sus muslos gruesos y hundiendo la cara en sus nalgas. Saddy se relajaba y se mojaba sin control “Ay, …ay, …ay” sollozaba con los ojos cerrados, con un lengüetazo tras otro. Tenía las nalgas y el culo completamente abiertos sin resistencia alguna, sintiendo su lengua deleitándose con el.

La única atención dulce que estaba teniendo con ella en la noche e iba a terminar mal. “Hijo de puta… ahhh… si me mete un dedo me rompo”. Saddy sentía como le apretaba las nalgas y le abría las carnes para meterle la lengua. "Ayy, pero porqué me quieres dar por el culo?" Le dijo ella en un quejido. Súbitamente él se levantó y fue hasta la puerta. Ella lo miro allí escuchar la calle en silencio. Se desvistió rápido, recogió la botella del piso y volvió desnudo tomando ron. “Mira eso que culo más rico tienes. Toma!” le ordenó poniéndole la botella en la boca. Era inminente que le partieran el culo y ella no iba a hacer nada. Saddy le miro la pinga gruesa entre temerosa y excitada. Abrió grande la boca y trago dos buches de ron que le quemaron el alma y se le fueron como un ciclón para la cabeza. Él se puso tras ella y para su sorpresa comenzó a metérsela por la tota. Saddy se sintió de pronto confundida y traicionada empinando el culo en una insinuación desesperada, mientras la pinga gorda que la rellenaba con gusto la calentaba poco a poco.

Ella lo miraba de lado, callada y amarrada como estaba. Lo veía hacer, acariciándole el pelo y las tetas, recorriendo su carne blanca con la mirada, disfrutando de la vista metiéndole y sacándole la pinga despacio. Sus ojos se encontraron. Ella estaba roja del placer creciente, pero lo miró seria sin que un suspiro saliera de su cuerpo. “Que te pasa, no te gusta?” le pregunto mientras le embistió 3 pingazos duros. Ella los resistió conteniendo el aliento y sin mostrar placer. “Querías que te cogiera el culo. Dímelo” Ella viró el rostro contra la pared y cerró los ojos excitada: “Aquí viene!” Una galleta le dio en la cara “Dímelo!”. “Siií!”. El empezó a signársela más rápido, ella bufando enterró la cara en el espaldar. “Pídemelo!” le dijo agarrándole las nalgas y metiéndole la pinga más duro. Ella cerró la boca con fuerza contrayéndose toda. Quería aguantar solo un poco más. “Pídemelo!” Le ordeno el levantándola por el pelo y apretándole una teta con otra mano “Hay! Siii!”. “Pídemelo!!”. “Ahh! Cógemelo”. Arqueándola con fuerza por el pelo con las dos manos y haciéndola mirar el techo le ordenó “Pídemelo de nuevo!!”. “Cógemelo! Cógeme el culo!!” le dijo Saddy excitada “Perra!” le respondió escupiéndola de nuevo y restregándosela por toda la cara. “Menéate” le ordeno él obligándola a mover las nalgas.

Ella obedeció al tiempo que él empezó a singársela más rápido cogiéndola de las caderas. "Ay..." Saddy con la cara chorreandole saliva, comenzó a excitarse rápidamente mientras la rellenaban a toda velocidad. Así contra la pared forsejeó pidiéndole que la soltara. “No, porque eres mi perra, puta” El siguió ahora encajándosela más duro sin parar, mientras ella con exclamaciones ahogadas por las nalgadas, no paraba de moverse abriendo sus muslos y sus nalgas ofreciéndose completa para él. “Sucia! Dime que eres mi perra! Dímelo!” Le ordeno de nuevo clavándosela sin descanso. Saddy con las nalgas rojas y estremecida por cada embestida balbuceó ahogada. “Yo Soy tu perra! Soy tu perra sucia! Me gusta que me escupas. Métemela, métemela duro! Me gusta sucio!”.

Él le dio dos nalgadas con la derecha y le agarro la nalga con firmeza. “Toma puta!!” le dijo. Saddy estaba ardiendo de gusto cuándo le puso la otra mano arriba de las nalgas, y le empujó el pulgar izquierdo por el culo, lento pero sin detenerse hasta la misma base. Ella sintiendo la espuela cerró los ojos y abrió la boca en un grito ahogado. Después, pasado el momento inicial, Saddy respiraba con la boca abierta relajando el vientre enseguida para recibir la gruesa espuela en el ano. Él le metió el pulgar varias veces seguidas, leyendo siempre su cara. Ella seguía concentrada con los ojos cerrados y respirando por la boca abierta mientras su pulso se acompasaba y dejaba caer los hombros relajados y sentía el pulgar moverse en su culo sin resistirse. "Saca la lengua como una perra" le ordeno.

Ella obedeció sacándola, jadeando, y lamiendo su saliva. "Ay me gusta. Sigue. Quiero más" Saddy ya no tenía barreras. Estaba abierta a todo. "Métemela, métemela, anda". “Así... así... Ves que no era tan dificil?" Aprobó él. "Pero será en otro momento” le dijo soltándole el culo y singándosela de nuevo con saña. La liberación al tiempo que empezaron a clavársela duro y sin parar mandó un terremoto por todo el cuerpo de Saddy pero abruptamente él la tiro al piso y poniéndole la cabeza en el sofá, con la obsesión de llenarla de leche, empezó a metérsela sin parar en la boca como a una muñeca inflable.

Recordó cuando volvían del concierto. Ella no se quería dejar toquetear en la calle y la amenazó entre risas con dejarla ahí para que los negros que venían detrás le cogieran el culo y le llenaran la cara de leche. Saddy se excitaba sin parar de tocarse, cuando lo sintió sentarse a su lado, acariciándole el pelo sin dejar de mirarla hacer. Ella le acaricio el rabo con una mano, abriendo la boca, mientras sentía como le paraba la pinga. Pensó un segundo en sacar un consolador para acelerar las cosas, pero en su “humilde experiencia” la idea le pareció peligrosa. No sabía en qué hueco terminaría en las manos de él (o sea, si sabía!), y ya le había dicho que no lo iba a hacer. Abrió los ojos y lo vio acariciarse la pinga con la mano “Perros… te acaban de conocer y ya quieren cogerte el culo”.

Se acordó de una relación larga que había tenido, y la noche del cumpleaños de él. Llevaban un mes de relación e invitaron a un par de amigos a comer. Saddy pasó la tarde cocinando y ajetreada de un lado para otro hasta que llegaron las visitas. Por eso recordaba la ropa que tenía esa noche porque no se había cambiado. En camiseta negra, y un sacachispas de mezclilla muy usado cenó y brindó con todos. Recordaba cuando en la sobremesa empezaron a tomar, y los temas de conversación saltaron de un lado a otro hasta caer en su ropa. Con algunos tragos en la cabeza empezó a hablar de los beneficios de la prenda y de cómo la usaba para manipular a su novio cuando quería pedirle algo; y se levantó por la cocina explicándoles cómo se encajaba mas el short y se ponía a ajetrear para que él le viera las nalgas. Saddy sentía todas las miradas clavadas en ella cuando hablaba.

Entre risas se ajustaba el short enseñando los cachetes mientras explica como empinaba el culo o habría las piernas al buscar cualquier cosa. Ella sentía como todo el mundo disfrutaba de la historia excepto él, que empezaba a mirarla turbio. Después pusieron música mientras bebían y ella bailó con todos hasta que él fue al patio a buscar agua y no volvió. Ella salió entonces y se lo encontró recostado al fregadero, con el cubo de agua lleno y bien molesto. Discutieron un rato sobre su exhibicionismo, pero la cosa fue aplacándose poco a poco hasta que uno de sus amigos salió a preguntar si estaban bien. Cuando vio que el aire estaba denso disimuló y volvió adentro. Él entonces la atrajo hacia sí y la besó largo en la boca con toda la furia contenida mientras la cogía por el pelo.

Saddy sintió un corrientazo cuando le devolvió el beso abrasándolo, y con las manos de él acariciándole las nalgas. De pronto él le agarró el short , y tirando de él se lo encajó más dejándola casi con el culo al aire. Ella noto que estaba muy molesto, pero sobre excitado y con el pene bien duro. “Oye me estas encuerando” El sin hacerle caso se sacó el pene y la hizo cogérsela con una mano. “No se va a ver nada que no le hayas enseñado a todo el mundo ya” La agarró por el pelo y el cuello, y ahorcandola, la atrajo hacia si besándola de nuevo. Saddy con los tragos en la cabeza y las nalgas afuera se movió con torpeza bajo la pobre luz del patio. Mientras le chupaba la lengua en un beso profundo y la ahorcaban, le sobaba la pinga de arriba abajo. “No, que va a salir alguien de nuevo…”. Le dijo apretándole el rabo y pajeándolo por instinto a punto de desmayarse, mientras sentía casi ya el sabor del pre seminal en los labios. “Aquí no va a salir más nadie ni pinga” le dijo él al tiempo que la ponía de rodillas por el pelo de un tirón y le empujaba toda la pinga en la boca.

Ella solo atinó a poner las manos en sus muslos para nada. La agarró por la cabeza y con ambas manos la alaba hacia él clavándosela con fuerza hasta la garganta. "Mama puta" Entre salivazos Saddy mamaba tragandosela toda. En un momento, recordando donde estaban, trato de detenerlo con las manos y sintió 3 cortas galletas en la mejilla izquierda “Dale, enséñame el culo” Un chispazo en su cabeza la hizo excitarse intensamente. Sin parar de mirarlo, y sin poder sacársela de la boca, se encajó más el short en el culo con las dos manos sacándose más las nalgas. Él le echó la cabeza hacia atrás, le puso el miembro encima de la lengua, y le dejó caer una escupida para mojárselo más que la salpico en la boca. Entonces le pasó el pene por toda la cara, embarrandola de saliva. Saddy tenía un calentón ya muy fuerte. Se tragó la pinga con toda la saliva agarrándola con una mano, mamando frenéticamente y arqueándose para enseñarle bien el culo como a él le gustaba.

Ella la chupaba pajeándosela duro. "Trágatela" le dijo él empujándosela en la boca. De pronto se detuvo. “Saca la lengua” Ella lo miró “Saca más la lengua, puta” le dijo dándole una galleta. Saddy tenía la cara roja y aunque tenía la pinga en la garganta obedeció con un esfuerzo y empujo como pudo la lengua hacia afuera. Entonces sintió como se la metía aún más adentro. “No la metas” le dijo él cuando la sintió hacerlo en un acto reflejo. Ella obedeció sacando la lengua de nuevo y sintiendo como le empalaba la garganta. Él se la metió y se la saco despacio mirándola someterse y por último la volvió a meter hasta el fondo y se la dejo ahí agarrándola por la cabeza. “Mírame!” le ordenó. Respirando por la nariz con dificultad, con la boca empalada, le obedeció con los ojos aguados por el esfuerzo. “Tú no eres la puta de ellos para estar enseñándoles el culo” Babeando y semi ahogada ella lo miraba a los ojos. “Levántate” Le dijo sacándosela de la boca y halándola por el pelo.

Saddy se paró arreglándose el pelo, tosiendo y tragando con dificultad. Tenía la camiseta chorreada de saliva y los pezones que querían romperla. Él la empujó contra la meseta del fregadero, la abrazo por la espalda agarrándole las tetas y comiéndole el cuello. Saddy tenía la cabeza hirviendo y la cara roja cuando sintió su tranca gruesa contra las nalgas y entre suspiros se la agarro firme sobándosela de nuevo de una punta a la otra. Él le desabrochó el short y le metió una mano bajo el ombligo palpando la piel suave y afeitada. La agarró por la garganta con la otra mano, y siguió más adentro metiéndole los dedos y descubriendo su bollo empapado, mientras ella excitada no paraba de pajearlo. De pronto le tapó la boca y le descargo dos duras nalgadas que la hicieron rugir ahogada. De un tirón le bajo un poco el short y la empujo por la cabeza cuando le ordenó alejándose: “Enséñame el culo.” Ella dejó caer el short, abrió las piernas y lo obedeció. Empezó a apretarse las nalgas y a levantárselas para que las viera moverse, sintiendo como sus ojos le recorrían el culo y las piernas mientras tomaba cerveza. “Esto es lo que te gusta hijo de puta” aprobó Saddy recostandose de vientre y apretando y abriéndose las nalgas con las manos. Puso la cara en la meseta mirándolo mientras se acercaba. “Que?” - le pregunto él – “No me vas a pedir nada?”. "Mámame el bollo así"

Saddy se volvió bocabajo en la cama. Sin dejar de masturbarse empezó a acariciarse las nalgas con la otra mano. Él estaba sentado a su lado con la pinga completamente dura y moviéndosela lentamente. Ella encogió las piernas de rodillas empinando el culo en el aire como aquella vez, y comenzó a masajearse el ano en círculos con los dedos. Él se paró masturbándose y poniéndole el pene en la cara. Saddy cerró los ojos, y en una invitación para chupársela, entreabrió la boca mostrando su lengua. Sintió como se la deslizaba suave entre sus labios mientras ella se metía con delicadeza un dedo en el ano. Comenzó a mamar su pinga caliente, saboreándola despacio, y sollozando cuando movía su dedo. La respiración se le aceleraba recordando lo de aquella noche, mientras el dedo le entraba hasta el fondo y su pinga le llenaba la boca.

Ella lo sintió pegársele y agarrarla por la camiseta cuando se la puso por detrás. “No! Aquí no. Ahora no!” Saddy se resistió incorporándose cuando él le agarro por el pelo y le puso la cara en la meseta. “Quieta!” Le dijo al tiempo que le empujaba la cabeza en el culo sin preámbulos. Saddy se arqueó quejándose por la torpeza de la envestida tratando de alejarlo con las manos. “Quieta!!” le repitió él, esta vez metiéndosela hasta la mitad. “Ay no, no…!” ella apoyó las manos en el muro sintiendo lo inevitable. “Abre las piernas” le dijo el agarrándola por la cintura. “No… no papi..., papi estamos en el patio. Nos van a ver” “Ábrelas!” Le dijo entre dientes con una bofetada. Desconcertada y clavada como estaba sin remedio, le obedeció y abrió más sus muslos como quería. Él le abrió con fuerza las nalgas y sin dejar de mirárselas, se la fue empujando lenta y sádicamente. Saddy trato de relajarse y entre quejidos fue aceptándola toda.

Sintió cada pulgada de carne que le metía en el culo, cada una más gruesa que la otra, hasta tenerla toda adentro. “Ay… ay… me vas a partir” Le dijo ella cuando la agarraba por el pelo y le empujaba contra la meseta con la cintura, metiéndosela toda hasta la raíz. “Tú sabes que me gusta encularte cuando me provocas así” le dijo el sacándosela un poco y metiéndosela de nuevo un par de veces. Entre quejidos y envestidas Saddy comenzó a excitarse. El sexo anal nunca era su favorito, pero algo dentro de su cabeza empezaba a explotar. La conciencia de que estaba desnuda en el patio y le estaban cogiendo el culo, y que los amigos de él pudieran escucharla gritar, le fue disparando un frenesí de sexo rabioso. “Ay… Ay… “empezó a gemir mientras la enculaban “Apúrate papi, apúrate…“. Él la cogió de nuevo por la cintura empujándosela mas rápido, sintiendo como se relajaba y empezaba a disfrutarlo. “Papi me van a ver… ay…! ay coño…! me van a ver dándote el culo aquí” Él la agarro duro por el cuello sin dejar de metérsela “Que salgan! Que te miren el culo ahora y vean como le gusta mi pinga”.

Quejándose y excitándose por la cogida Saddy se recostó más poniendo la cara en la meseta. Relajando el vientre, sintió como su ano ya se resistía menos, mientras se la daban toda hasta el fondo. Se abrió las nalgas con las manos y se soltó su lengua bien sucia sin pensar, para volverlo loco. “Ay… apúrate. Ay... Me gusta tu pinga papi…, me gusta tu pinga! Ay métemela, métemela. Ay... Mira… mira… que abierta estoy, papi. Hechamela toda, lléname el culo de leche, papi” Él la agarró por el pelo y retorciéndole la camiseta con la otra mano empezó a metérsela mas rápido. Sin dejar de abrirse las nalgas, los quejidos de Saddy, intermitentes entre una embestida y otra, se escuchaban cada vez más altos. “Dame por culo... agh... ay, rico... dámela rico… agh... dame, dame por culo” Él la cogió por los antebrazos clavándola con fuerza, y atrayéndola hacia él le haló por el pelo y agarrándole las tetas. Ella le agarro la cabeza y empezó a contonearse comiéndole la boca y sintiendo la pinga bien adentro “Ay... dame mas, dame mas! Métemela, métemela, cógeme el culito”.

Él la puso contra la meseta nuevamente sujetándola por la camiseta y vaciándole la cerveza por la espalda y en las nalgas. “Muévete!” le ordenó. Ella comenzó a menearse removiéndosela en el culo y aullando de gusto, mientras la cerveza le empapaba el vientre y le chorreaba mojándola toda entre los muslos. Él con la enguatada recogida le tiro los brazos desnudos a ambos lados de su cabeza agarrándose de la tubería del agua. Saddy con la respiración entrecortada y el pulso agitado por la violencia, movía la cintura enculándose ella misma despacio entre quejidos de placer. “Quien es mi puta?” le preguntó al oído. “Yo soy tu puta... yo soy tu puta... ay, dame por culo. Dame duro. Ayyy... me gusta cómo me das por el culo” le dijo ella desencadenada chupándole el brazo, pasándole la lengua entre los tribales y mordiendolo. “Ahorcate y métetela toda ahora” le ordenó.

Ella se apoyó con una mano en la pared, se apretó duro el cuello con la otra, y empezó a empujar su cuerpo hacia atrás con fuerza una y otra vez. Él miraba como se estremecía su piel blanca empapada en cerveza, empalándose sin parar y suspirando de gusto. Saddy sentía la cara roja por el esfuerzo, la asfixia y la excitación de clavársela ella misma. Abrió los ojos y lo vio mirándole a la cara. “Te gusta perra?” “Ay siii… ay… ay me encanta” le respondió ahogada y sintiéndose explotar. “Ayy, llename de leche” le dijo. De pronto se separó de ella sentándose en una silla al otro lado del patio. “Ahora no” Le dijo él “Ven y mámamela. Quiero verte las marcas en las nalgas cuando me mamas la pinga” Saddy excitada lo miró desconcertada “No!” “Ven o los llamo” Ella lo miró fijamente unos segundos, pensando “tú vas a saber quién soy yo”. Se quitó la camiseta y cogió el cubo de agua atravesando el patio desnuda hasta donde estaba el.

Saddy se dio vuelta boca arriba en la cama. Se volvió sobre si misma sin sacársela de la boca. Él le acarició los senos, mientras le llenaba la boca con el pene, y los recuerdos la empapaban frenéticamente en una tormenta de lujuria. Sin parar de chuparla se introdujo unos dedos en el ano y se dejó caer sobre ellos, metiéndoselos lo más profundo que podía.

Se paró a horcajadas encima de su miembro y le saco la enguatada oscura que tenía puesta. “Diles que salgan.” Le dijo agitada y mirándolo a los ojos “Que?!” ”No querías que te pidiera algo?” Saddy se puso la enguatada negra en la cabeza, cruzó las mangas por la cara, se amordazó la boca y las anudó detrás. “Llámalos!” Le dijo. Cogió con un gesto el cubo de agua y se lo vertió en la cabeza despacio enchumbando la enguatada y empapándose entera. Respirando con dificultad, mordiendo la tela empapada, y sin poder ver nada; lo agarro por la nuca, se agacho poniéndose con la otra mano la pinga en el culo y se la metió de nuevo hasta el fondo con cuidado. “Agh…!” vociferó clavándole las uñas en los trapecios. La sensación ahora era mucho más intensa, con esa pinga empalándola y sintiendo como la llenaba. "Síngame! Llámalos para que vean como me partes en dos".

Sin poder ver nada sintió de pronto una tremenda bofetada seguida de dos fuertes nalgadas en la izquierda. Gritó, solo para sentir una mano atenazándole la boca y otra cogiéndola por la cabeza. "Puta" El le dio dos fuertes tirones contra su pecho. Saddy vociferó a todo pulmón amordazada con la boca llena de la tela empapada. Encajada hasta el fondo y desorientada, empezó a moverse poco a poco. Él le agarró las manos a la espalda con la derecha mientras con la otra le acaricio el muslo hasta las nalgas, apretándole la carne y abriéndole el culo después con las dos manos. Vendada como estaba, Saddy fue excitándose cada vez más sintiendo los azotes que le daba en el trasero, cuando escuchó los pasos y las voces acercarse a sus espaldas. Pudo sentir sus miradas lujuriosas recorriéndola desnuda mirándole las nalgas rojas entre comentarios bien subidos mientras ambos la rodeaban.

No podía ver nada y no paraba de moverse arriba y abajo dejándose caer sobre él. Estaban bebiendo y mirándola mientras se enculaba en el patio de su casa y no podía verlos. Saddy se calentaba cada vez más aunque la pinga se la sentía ya en el alma. Comenzó a meneársela más moviéndose hacia delante y hacia atrás, gimiendo sin contenerse, mas exitada y empinando y sacando las nalgas en un mar de provocación, mientras los comentarios se hacían más sucios. Alguien la cogió por atrás por el pelo y le tiro de la cabeza en todas direcciones y ella no se resistió. Que vieran que ella podía con todo. Una mano le acarició una teta, otra le acarició el vientre buscándole el bollo. Entre quejidos le azotaron duro las nalgas haciendo comentarios soeces y finalmente uno de ellos le pego una cerveza fría en la raja del culo y ella se estremeció con un grito. Riéndose le levantaron con cuidado la enguatada sacando solo sus labios y le pusieron la botella para que bebiera. Ella arqueo el cuerpo hacia atrás apoyando los brazos en los muslos de él y poniendo la boca en alto para dar un espectáculo como los que le gustaban.

Los murmullos de aprobación saltaron cuando le metieron el pico de la botella en la boca como si la quisieran entubar. Arqueada como estaba Saddy empezó a menearse suavemente con las tetas muy duras y los muslos bien abiertos. Sabía que desde donde él estaba, podia verle ahora la raja abierta, y como le entraba la pinga por el culo hasta el fondo. Así, dando cintura despacio y el ano completamente traspasado, se enculaba mientras tragaba sin una queja un buche de cerveza tras otro, bajándola en un momento. Cuando se la bebió toda la sujetaron por la nuca y empezaron a vaciarle otra en la cabeza. Mientras boqueaba por respirar, tosiendo con la tela pegada en la cara sentía la cerveza, la saliva, y la verguenza correrle todas por las tetas. Mareada y ciega en un baño de lujuria los escuchó llamarla perra y puta con comentarios embarrados de deseo mientras le apretaban las carnes. El dolor ya se había ido. Saddy quería ya que la pusieran en cuatro y la ataran, para que todos le dieran por el culo e hicieran lo que quisieran con ella hasta que acabaran.

Una mano le metió tres dedos en la boca hasta la garganta provocandole una arqueada y sacándole las lagrimas, y otra se deslizó por su vientre metiéndole todos los dedos en el bollo. Con un sollozo se removió invadida por todas partes, solo para que la exploraran y se las metían aún más adentro. Saddy sentia como la violaban con fuerza mientras le decian puta y sucia de todas las formas habidas. De pronto la fatiga empezaba a hacerle mella. La bebida se le fué rapido para la cabeza y no la dejaba resistirse lo suficiente. Sabía que estaba perdiendo el control ahora entre tres animales, pero solo quería venirse de una vez aunque acabaran con ella. “Ayy quiero pinga. Dame pinga!” le bufó a él agarrándose de su cuello y tociendo. Él respondió pasando los brazos bajo sus carnes blancas levantándole las piernas. “Agárrenla por los brazos” dijo mientras ella se echaba hacia atrás. Sintió dos brazos que le pasaban por debajo de los hombros cuando él tirando de sus muslos la empezó a embestir con fuerza. "Grita soputa!" Con cada embate Saddy gemía de satisfacción sin poder contenerse “Agh… ayy sii.. siii... te dije… que no me la metieras aquí… que nos iban a ver dándome por el culo… me están mirando papi, agh… Agh... Sigue... sigue! Llénamelo, llénamelo, agh... agh..! Párteme el culo papi!” Tirando las manos hacia los lados tocando a los dos hombres les acariciaba y les tiraba del cinto inconsciente, Saddy pedía mas y mas. "Quieres leche de pinga, perra?" “Sí. La leche le gusta más que la cerveza, a esta puta” dijo él cuándo empezó a darle más duro.

Con los muslos abiertos y las piernas en alto, cada embestida por el culo la hacía perder resistencia mientras ella seguía pidiendo sexo y leche sin ningún filtro. "Así... así... Ay coño, parteme el culo, parteme el culo!" Saddy sentía sus carnes blancas y sus nalgas rojas rebotar contra él mientras su cuerpo se estremecía de la pinga que le daban. "Lléname de leche papi... Ay...! Ay! Échamela toda adentro, en la boca, en la cara, donde quieras." La cabeza le colgaba ya hacia atrás sin fuerzas, sintiendo como la saliva y la cerveza le corrian por la cara. Cuando los escuchó abrirse las portañuelas, agarró una tranca pajeándola con muchas ganas de mamar otra pinga, y alguien empezó a meterle de nuevo todos los dedos en el toto. Entre voces entendió que él no los iba a dejar follársela y uno dijo “Pues va a ser la mejor paja de mi vida” "Hechacela toda" dijo él.

Ella gritó cuando le apretaron el cuello y enpezaron a ahorcarla. “Te vamos a hacer un cake de tres leches” le dijeron entre más cosas muy sucias, “Me vengo” dijo él de pronto apretándole la carne con fuerza al tiempo que ella empezaba a temblar con un torrente de asfixia y placer cuando el semen la inundó por detrás. "Ayy, ayy... hechenme la leche arriba" exclamó desfalleciendo. Con el corazón agitado, sintió un chorro caliente cayéndole por todas las tetas. El otro la sujetó por la nuca, le descubrió los labios de nuevo y sin quitarle la venda, le puso el pene en la boca y sintió como se la inundaba de semen. Saddy se la chupó y tragó, toda la leche que pudo. “Límpiamela a mí también” escuchó cuando le giraron la cabeza hacia el otro lado. Desfallecida como estaba solo atinó a abrir la boca de nuevo cuando se la metieron y pasarle la lengua por todo el glande. "Mamamela" le ordenaron, y lo dejó agarrarla del pelo y recrearse con su boca. Los labios le temblaban de satisfaccion cuando le succionó la leche que le quedaba, sintiendo como la pinga caliente le entraba y salia de la boca.

Aún continuaba con la lengua afuera, jugando con ella mientras le pasaban dos penes por los labios. Se sentia en otra vida cuando la hacian mamar así, y de los labios y las tetas le chorreaban leche, cerveza y saliva. Mientras, sentía como de su culo relleno chorreaba el semen caliente, y se contraía apretando el pene de él con las palpitaciones de su corazón.

Con una exclamación Saddy se arqueó en la cama masturbándose con frenesí con una mano. Los dedos de su otra mano le invadían el culo con fuerza mientras se venía entre temblores. Él le sujetó la cabeza de lado cogiéndola del pelo y le echó su leche chorreándole toda la mejilla. Sudando entre palpitaciones Saddy lo miró, chupándosela con delicadeza cuando se la puso en la boca. Sus ojos se cruzaron con su mirada lujuriosa, observándola desnuda mamando con toda la cara llena de leche y desprecio. Sin dejar de mirarlo Saddy abrió la boca sacando la lengua y poniéndola debajo de su glande. “Espero que esto empiece ahora”

The End

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