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El surfista de Colombia y su vergota negra

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El relato que hoy les contaré trata sobre una época en la que tuve una ruptura amorosa que me dolió mucho, por lo que ocupe escapar de todo y la mejor forma que encontré fue irme de vacaciones con una amiga que insistió en ir conmigo, ella es mi confidente y ya llevamos mucho tiempo de conocernos, además de que también es una chava travesti, homosexual y al igual que yo: puta hasta la tumba.

Este relato tuvo lugar en el estado de Oaxaca, en mi hermoso país México. Sucedió en el año 2014, cuando tenía yo 27 añitos, ya para ese momento era yo mucho de lo que hoy ven, salía completamente a la calle con ropas femeninas, realizaba todas mis tareas y pendientes del hogar, atendía a mi negocio y acudía a casi todos mis compromisos familiares y de amistades en mi rol de mujer independiente, ojala les guste.

Zicatela, una hermosa playa en el bonito estado de Oaxaca fue el destino que mi amiga Alondra (amiga, compañera, hermana, puta y si un día lo decidimos… esposa), para escapar de la Ciudad de México, tras una dura decepción amorosa que sufrí, Alondra insistió en venir conmigo y presiento que escogió este destino mañosamente, pues al llegar al aeropuerto me di cuenta de que era temporada de surf, eso significaba una cosa: un montón de hombres bronceados, de todos los tamaños y sabores con poca ropa… y yo ilusamente esperando tener unas semanas de total tranquilidad… Después de mi rompimiento amoroso yo estaba decidida a mantenerme alejada de los hombres y de mi tío, (si cogía con mi tío) pero a mis 27 años a veces era un poco difícil negarse a algo de placer.

Ahí estaba yo, tres días de intenso bronceado habían dejado mi espalda, piernas, nalgas y hombros en un perfecto tono bronceado, recogía mi cabello y usaba ropas extremadamente pequeñas para que todos lo vieran. Aunque no tenía intenciones de tener sexo elegía los bikinis más sexys que encontré, y los vestidos más ajustados que tenía para las noches de fiesta.

La tentación se presentó frente a mí en forma de un hombre maduro negro, surfista, cuerpo espectacular, espalda ancha, cabello muy corto y las manos más grandes que había visto en un hombre. Estaba saliendo de la alberca cuando me acercó una toalla, intentó abrazarme con ella pero lo rechacé, se la quite y pasé de largo. Entonces al percatarse de que su plan inicial no había salido como él quería me alcanzó y me dijo:

C -Hola, me llamo Cano, mis amigos me dicen Canito. Te he visto varias veces, eres sumamente hermosa.

Me dijo él con un acento algo extraño, pero con un perfecto español. Afortunadamente logre esconder la sorpresa inicial que este gran ejemplar delicioso del sexo masculino había provocado en mi y de forma cortante le respondí:

P- Hola Cano, mucho gusto… Me das chance? Quiero descansar.

Y me fui a un camastro a leer un libro, al poco tiempo un mesero me llevó un coctel con una nota. La nota decía: “Regálame un par de horas esta noche, te invito a cenar. Tú decides cuándo y dónde”. Canito.

No pude evitar sonreír al leer la nota, me tome el coctel y me puse mis lentes oscuros, con la intensión de asolearme frente a la alberca y descansar. Pero no pude evitar quedarme pensando en él, lo había visto solo de reojo, pero había notado sus brazos fuertes, su cuerpo alto y ancho; vaya que contrastaba su complexión con la mía, mi delicado cuerpo, ahora casi en su totalidad femenino, mis hombros caídos de niña, mis delgados brazos, mi espalda que jamás desarrollo músculos, mis pequeñas pero bien marcadas bubis, producto de una ginecomastia, una enfermedad que padecí en mi pubertad y que básicamente produjo cambios en mi cuerpo a la inversa que en el resto de los adolescentes, y mi motivo de orgullo, mis bien trabajadas piernas que sostienen mis grandes, gordas y redondas nalgotas, si, lo digo de forma soberbia, pues son naturales y, además de todo, son mías. Aposte conmigo misma y más tarde comprobé que mis pequeños senos cabían perfectamente bien en sus enormes manos, que con sus dos manos cubría mi cintura completamente y sí, como buen hombre negro, Canito estaba sumamente bien dotado.

Pero nada paso aquel día, pues esa noche salí con Alondra a tomar unos tragos, estábamos ya un poco borrachas cuando dos gringos se nos acercaron. Mi amiga no dudó en pasar la noche con James, pero yo seguía manteniéndome fiel a no coger, así que Robert, el amigo de James se puso un poco pesado e insistió en acompañarme a mi hotel, cuando llegamos intentó besarme pero me negué y como por arte de magia Canito también iba llegando, así que no dudó en quitármelo de encima. Le agradecí sutilmente y en silencio pasamos por nuestras llaves a la recepción, caminamos al elevador y me hizo la plática, me sentía un poco en deuda con el por haberme defendido del tipejo norteamericano, por lo que no podía ser tan grosera con él, me dijo:

C- Entonces, me vas a decir cómo te llamas?

P- Me llamo Paulina, y te agradezco por haberme defendido de ese idiota…

C- Un placer Paulina. Y no tienes nada que agradecer, es lo que todo caballero haría por una hermosa dama como tú. Por cierto, tenemos pendiente una cena, paso por ti mañana a las 8 o a las 9?

P- No acepte ninguna cena.

C- Tampoco la rechazaste. Y como te ves esta noche, no voy a dejar que me digas que no.

El elevador se paró en mi piso y se ofreció a acompañarme a mi habitación, le dije que no, y debido a su insistencia y a que de verdad me sentía en deuda le dije que pensaría lo de su invitación a cenar.

A la mañana siguiente me avisaron que tenía una sesión de spa cortesía de Canito. Eso sí lo acepte y fue delicioso, cuando salí él me estaba esperando. Y me dijo:

C- El spa te dejó aún más espectacular.

P- Gracias por el detalle.

Le dije con una sonrisa que no pude evitar. El me respondió:

C- Sonreíste igual cuando leíste mi nota.

P- Estabas espiándome!!!

C- Me gustas mucho Paulina, por favor vamos a cenar.

P- Tengo que preguntar… Si sabes y comprendes que no soy mujer biológica?

B- Lo sé, lo entiendo, y me encanta lo que eres. Para mi en lo personal eres mucho más hermosa y sensual que cualquier niña biológica en Oaxaca, además, sin pena de aceptarlo, las mujeres como tu son en definitiva lo mío…

P- Pasa por mí a las 8, ya sabes cuál es mi habitación.

Total, una cena no significaba coger… eso pensaba. No sabía que tenía planeada la noche para mi, ni mucho menos a donde me invitaría Cano, pero me maquille en tonos canelas, primero una base de maquillaje líquido precisamente en una tonalidad canela intermedio, pues debido al bronceado de mi piel se hubiera visto mal si escogía una tonalidad más clara, selle mis poros con un poco de polvo traslúcido y resalte las líneas de mis pómulos con sombras en tonos oscuros aperlados, después me dedique a mis ojos, en donde siempre pongo especial atención, me dibuje alrededor de mis ojos una felina línea que engrose lo suficiente para darle a mi mirada un aire único de sensualidad y misterio, de la misma forma engrose mis pestañas generosamente con máscara rímel, yo naturalmente tengo unas pestañas largas, herencia de mi madre, y con esta marca de rímel el efecto que me regalaba era de tenerlas mucho más largas, me encanta! Un poquito de sombra en los párpados, sin exagerar.

Pinte mis labios de un tono rojo oscurecido, y encima puse un poco de brillo gloss, por último remarque mi sensual lunar que tengo sobre mi labio superior con un poquito de delineador para ojos, mi maquillaje estaba listo! Para mi atuendo seleccione usar una tanga oculta penes de hermosa tela de encaje en color blanco y un pequeño bra sin tirantes que apenas y cubría mis pezones en el mismo color, seleccione un pequeño vestido color hueso que llegaba a medio muslo, ajustadísimo, atado por detrás al cuello con dos lazos que simulaban estar trenzados.

Mi piel bronceada destacaba increíble, se dibujaban mis nalgotas de una manera sensual, y gracias a los tacones blancos, cerrados y con pulsera al tobillo, mi ya de por si respingón culo quedaba aún mas parado y lucia espectacularmente, amarre mi cabello con una estilizada cola de caballo, me rocíe generosamente pero sin abusar de mi perfume favorito: París Hilton tradicional. Cuando Cano llegó yo estaba casi lista pero me faltaban los zapatos, lo hice pasar y no resistí la tentación de pararme frente a él e inclinarme sin doblar las rodillas para amarrarme el broche lateral de los tacones. No me di cuenta si me vio sin embargo, y algo que me encanta es que yo me sentí la más puta en ese momento.

Llegamos a un restaurante muy lindo, nos dieron una mesa privada en la terraza. Cuando me acercó la silla para que me sentara me rozó mi espalda y enseguida se erizó mi piel, platicamos de cosas triviales, sin ningún tipo de insinuación, durante la charla pude enterarme que Cano era procedente de Colombia, pero pasaba mucho más tiempo en México, sobre todo en Oaxaca, pues había participado desde niño en varios torneos incluso mundiales de Surf profesional, su padre también había sido surfista, el en ese momento rondaba por los 45 años, soltero y sin hijos, y una parte que recalco muchas veces…

Le encantaban las travestis, transexuales y shemales muy femeninas. El plan inicial era que me regresaría al hotel al término de la cena, hasta que me arrastró a la playa, bueno no me arrastró, lo único que tuvo que hacer fue ponerse detrás de mi acercarse solo un poco a mi cuerpo y decirme al oído:

C- Te pedí una noche.

Y me dio un beso en el hombro. Caminando por la playa intentó besarme un par de veces, claro que yo no lo permití. Estaba un poco frustrado, así que para no hacerlo sentir mal decidí dejarlo tener un poco más de libertad, dejé que sus manos se pasearan casi libremente por mi cuerpo, roces, apretones, besos en la mejilla o en el cuello pero jamás en los labios. Entones, Cano cambió su táctica de pronto, se paró frente a mi y jalándome del brazo hacia él me dijo:

C- Entonces así es como te gusta?

Él puso una mano detrás de mi cuello y la otra en mis gordas protuberancias femeninas, y me acercó a su cara para darme un beso profundo y agresivo, sentía su lengua meterse a mi boca con mucha pasión. No tuve tiempo de resistirme, en segundos tenía su paquete restregándose en mí y estaba abrazando a Cano con fuerza. Al percatarse de que su nueva táctica había resultado bien, libero mi cuello y poso sus grandes manos bien puestas en mi culote, intenté separarme pero no lo logré. Lo que conseguí tras mi fallido forcejeo fue terminar con él acostado sobre mí a mitad de la playa, sentir el peso de su cuerpo me excitó aún más. Aun con un poco de pudor le pedí:

P- Detente, por favor.

C- Por qué? No te gusta Paulina? Tu cuerpo dice que te encanta!

Y las caricias empezaron, una de sus manos se deslizó bajo mi vestido, sus dedos paseaban de mis muslos a mi pequeñita verga por encima de la tanga. Mi respiración aumentaba y me empezaba a excitar de una manera deliciosa, nunca me retiró la tela de mi diminuta tanga, ni saco mi pequeño pene, ni intento explorar mi ano, Cano estaba jugando conmigo.

P- Aquí no!!

C- Porque no??

P- Porque quiero arrodillarme para chupártela! No me puedo arrodillar aquí, Cano!!

C- Pues así como estoy no puedo ni caminar.

Me dijo mientras tomaba mi mano y la ponía sobre su dura verga, estaba dura pero no parada, y sin embargo, se sentía de un tamaño descomunal, digno de un hombre negro, tras esto me excite aún más, entonces me mire suplicando:

P- Vámonos de aquí Cano… Llévame a otro lugar!!

C- A dónde quieres ir bonita?

P- En serio me harás decirlo?

C- Si, tendrás que pedirlo… O te perderás de la larga y gorda verga de un negro. Así que pídelo bonito, cachondo, por favor y llamándome Canito…

P- Puf… eres horrible… Canito, podrías llevarme a tu habitación de hotel para que pueda comerme tu vergota?

C- Así me gusta, eres una niña buena… Vamos putita, te daré verga hasta que te hartes.

Me sentía de verdad sumamente cachonda… no recuerdo haber suplicado por verga como lo hice aquella noche. Caminamos para buscar un taxi, íbamos como parejita enamorada caminando de trenecito, yo con su verga pegada a mis nalgas “para intentar disimular”, ya en el taxi nos besábamos con pasión aún con las miradas indiscretas del chofer, metió su mano bajo el vestido y lo dejé seguir; me ponía cachonda tener un mirón. Llegamos al hotel, entramos al elevador con una pareja mayor.

El hombre no me quitaba la vista de encima, Cano puso una mano sobre mis nalgas y salimos directo a su habitación, apenas cerró la puerta del cuarto que tenía asignado, cuando ya estábamos de nuevo tocándonos, mis manos no se apartaban de su inmenso y visiblemente bien dotado paquete sobre el pantalón, entonces ahora si metió las manos y apartó mi tanga de su sitio, toco levemente mi excitado ano y me dijo:

C- Mmmm… mojadito y depiladito. Que rica estás, ahora sí te voy a enseñar como coge un hombre negro a una niña como tú.

Me cargó con suma facilidad y me puso sobre la cama, subió mi vestido y me arrancó mi pequeña tanguita. Lo primero que sentí fueron besos en los muslos, en las ingles, abajo del ombligo y de pronto su lengua en mi verguita, la chupaba, la lambía, su legua hacía maravillas en mi pequeña cabecita, yo aprisionaba con mis piernas su cara, señal que mi cuerpo enviaba de manera natural de que el placer recibido era increíble. Mis jadeos se hicieron gritos pero no me dejó llegar al orgasmo, pues de pronto paró y me dijo:

C- Qué era lo que no podías hacer en la playa Paulina?

Entendiendo lo que deseaba, me levante y lo besé, sabía a mí. Le desabotoné la camisa, lo bese del cuello hacia abajo hasta que le desabroché el pantalón, dibuje su grande bulto por encima de su prenda interior y le plante un par de piquitos a la gorda cabeza, no quise retrasar más lo que se venía, le pedí que se recostara y le quite el bóxer junto con los pantalones.

Tenía su negra verga semi erecta, y ya de esa manera se apreciaba muy grande, ancha, venosa, la cabezota grande como una ciruela, sin un solo vello… como no iba a querer devorar semejante atributo masculino. Comencé mi trabajo oral con la plena intención de regalarle a este hombre la mejor mamada de su vida, así que lo primero que hice fue chuparle sus morenos huevotes mientras masturbaba su negra y gorda vergota, él me desabrochó el vestido del cuello y empezó a apretarme mis pequeñas bubis, mientras yo seguía deleitándome con el sabor típico de un hombre en sus zonas más erógenas, entonces decidí que era momento de brindar la misma atención al resto de esa rica verga, por lo que recorrí con mi lengua todo el largo de su pene, dibujando el contorno de las venas que se encargaban de dar la dureza y rigidez a esa barra gorda de carne de hombre, cuando llegué a la gran cabezota está ya estaba mojada por su delicioso líquido preseminal, lo engullí de un solo bocado y empecé a mamárselo con la experiencia que adquirí a lo largo de mi camino como puta, debido a las caricias que obtenía de mi boca y mis manos, el tamaño de la verga de Cano aumentaba considerablemente, así que deje de concentrarme solo en la punta y trataba de devorar la mayor cantidad de verga que yo podía, Cano demostraba que le encantaba mi caricia oral y como recompensa me apretaba los pezones. Yo ya no podía más, estaba muy caliente, por lo que suplique con voz casi tierna:

P- Me puedes coger ya? Quiero tenerte dentro…

C- Este negrote te va a coger toda la noche, ven acá niña hermosa.

Cano volvió a hacer gala de su impresionante físico y su vitalidad aún para sus 45 años, cargándome con suma facilidad como si yo fuera una muñequita de trapo, entonces entendí que Cano deseaba hacer una especie de posición de misionero pero de pie, se la facilite colocando mis piernas alrededor de su cintura y el paso sus fuertes brazos por debajo de ellas para cargarme, me sujete de su fuerte cuello y dejaba caer mi peso, de esta manera poco a poco me fue penetrando.

Si bien Cano no era el hombre más dotado que me había cogido, mi travieso ano tenía ya un buen tiempo sin devorar una verga así de gruesa, lograba sentir como se abría paso a mi interior, como a pesar de estar yo sumamente lubricada, y su verga enfundada en un condón igualmente lubricado, me rozaba deliciosamente mis paredes anales.

Yo lo abrazaba del cuello y lo mordía, al mismo tiempo intentaba concentrarme en no perder la conciencia por el placer que estaba recibiendo, Cano me cargaba de las nalgas para marcar el ritmo de la cogida, el mete-saca era intenso y muy delicioso, Cano no disminuyó la intensidad de sus fuertes embestidas ni un solo instante, demostrándome ser el dueño de una formidable condición física, y en unos minutos logré llegar a mi primer orgasmo, debido a las contracciones de mi ano enloquecí del placer y perdí la fuerza en mis brazos, él lo notó y me recostó boca abajo en la cama para permitirme recuperar mis sentidos, mientras me mordía y me amasaba mis nalgas, metía su lengua de forma deliciosa en mi bastante bien atendido agujerito que tanto placer estaba recibiendo y al mismo tiempo otorgando.

En esta posición Cano demostró intención por volver a penetrarme, coloco una almohada bajo mi estómago para levantar más mis gordas protuberancias femeninas y sin más que lo detuviera comenzó a meter su gordo miembro negro de vuelta a mi húmedo ano, cuando lo tuve totalmente adentro chille:

P- Ay… Ay… Ay!! me duele!!!

C- Ahorita te dejará de doler y comenzarás a chillar pero de gusto putita sabrosa!!

P- Ahh… que rico coges!!!

Su verga entraba y salía, sus labios recorrían mi espalda, entonces se puso de rodillas y con sus fuertes manos me jalo de las caderas a modo que quedamos en posición de perrito, y me dio una sonora nalgada para que siguiera gimiendo como la puta que le estaba demostrando ser, por todo el cuarto se escuchaba:

P- Ah-Ah-Ah! Mmmm… Siii… Más!!!

Y evidentemente a Cano le excitaba escucharme gemir y pedir más verga, pues esto provocaba que el aumentará el ritmo de la cogida y al mismo tiempo nos decíamos cosas sucias, qué rico era escucharlo con su acento boricua mientras decía:

C- Te gusta la verga Paulina?? Quieres más verga colombiana??

P- Sí!! Si!! No pares! Dame hasta que me canse! Ahhhh!!! Ayyy!!

Literalmente yo estaba enloquecida por tanto placer, llevábamos ya un buen rato así, de pronto Cano me jaló de los cabellos provocando que su penetración fuera hasta el fondo y en ese momento tuve mi segundo orgasmo, el cual anuncie con tremendos gemidos que debían escucharse hasta otros cuartos vecinos.

Cano me dejó terminar y me volteó, levanto mis piernas y se las coloco sobre sus fuertísimos hombros y de una sola estocada me metió su gorda vergota de nuevo, se me salió un leve gritito que fue de dolor pero Cano hábilmente lo cayó con besos, entonces y ahora en posición de patitas al hombro este macho semental que parecía no cansarse volvía a retomar el ritmo de la épica cogida que estaba dándome. No sé por qué pero siempre me ha gustado el peso del cuerpo de un hombre sobre mí, se me hace algo sumamente erótico, me siento pequeña, sumisa, puta.

Sus labios se posaban en los míos, en mi cuello, mis orejas y mis pequeñas bubis. Las chupaba con violencia y seguía cogiéndome, ya no me dolía nada pero pensé que no terminaría nunca. Entonces me dijo:

C- Que rica estás Paulina, sabes delicioso. Aprietas delicioso también, desde que te vi quería meterte a mi cama…

P- Entonces aprovecha que me tienes aquí.

Justo en ese momento Cano comenzó a cogerme con más violencia, más rápido y por ende mucho más rico, yo le motive:

P- Más fuerte Canito!!! Méteme toda tu vergota negra!!

C- Tremenda mujer que eres!

P- Tremenda puta!!

C- Paulina, eres la putita más rica que me he cogido. Me encantas! -Y se prendió de mis labios, con su verga y su lengua dentro de mí, de esta manera Cano llegó a una bien merecida y tumultuosa corrida. Sentí sus contracciones pero no sacó su verga, yo estaba muy cansada y no supe más, me quedé profundamente dormida, cuando desperté, Canito y yo estábamos empiernados. Quise levantarme sin hacerle ruido para regresar a mi cuarto pero él me lo impidió. Y me dijo:

C-De esta habitación no sales, hermosa. Te dije que te cogería toda la noche.

Y Cano lo cumplió, de esta manera conocí el rigor y el apetito sexual de un hombre negro colombiano y surfista, la verdad es que tampoco me iba a hacer del rogar de nuevo con el si ya sabía que era excelente cogiendo, por lo que el resto de las 2 semanas que pase en Oaxaca me la pasé la mayor parte del tiempo encerrada en el hotel y con la vergota de este macho negro dentro de mi. Posteriormente quedamos en coincidir nuevamente ya fuera en Oaxaca o en algún otro lado, sin embargo y a pesar de que hemos platicado por Facebook, no hemos logrado concretar un encuentro.

Agradezco sus comentarios a mi correo: [email protected].

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