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Elena puta por una noche

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Mi nombre es Elena, tengo 18 años, hace un par de meses que los cumplí. Mi vida sexual es normal, hasta que me gradué de la preparatoria e ingresé a la universidad mi vida cambió. Sin embargo, el sexo con mi novio, Raul es muy monótono y aburrido.

Para buscar algo más de interés, y emociones fuertes empecé a leer novelas eróticas, al poco tiempo de leer un par de ellas decidí terminar mi relación con Raul, ya que no iba a ningún lado, me sentía cohibida de experimentar cosas nuevas con alguien más. En mi mente quería estar disponible para un galán apuesto como el de esas novelas. No había nadie apuesto en ese momento que me interesara, pero yo en el fondo quería estar libre.

Un par de semanas de haber dejado a Raúl, y no tener relaciones sexuales, me sentía un poco caliente, queriendo tener sexo, se me ocurrió llamar a Raúl, y regresar con él, mientras pensaba camino a casa, me dispuse a tomar un autobús, mientras decidía si enviar un mensaje de whatsapp a Raúl con un simple hola.

En ese instante llegó el autobús, estaba un poco lleno y me quedé de pie, no había asientos disponibles. En un par de minutos que llevaba en el autobús, me sentí observada y deseada. No me fijé quienes me miraban, pero esa sensación me gustó y provocó deseo sexual en mi haciendo que mis bragas se mojaran un poco.

Cuando llegué a casa decidí salir de nuevo para exhibirme en el autobús, pero lucir un poco más provocativa, me puse una minifalda con tacones y una blusa de color blanco ajustada. Más tarde, en el autobús, me fijaba en los hombres que se subían, pero ninguno me gustaba para lucirme ante él, también estaba un poco tímida y reprimida con prejuicios que pasaban por mi mente. No me atreví y me bajé en la siguiente parada, ya estaba muy lejos de casa, y a esa hora ya no podría regresar en autobús, así que tendría que tomar un taxi.

Esperé unos 5 minutos cuando llegó un taxi, me subí. El conductor era un hombre maduro obeso de unos 40 años, ¿a dónde la llevó señorita? Yo le indiqué mi dirección.

Me percaté que el conductor empezó a observar disimuladamente a través de su retrovisor mis piernas, yo caliente me abrí un poquito de piernas.

Él me miró y me preguntó que si era una puta, yo le dije no señor, perdone señorita es que un cliente me pidió que le consiguiera una y como estamos muy cerca de la casa de él se me ocurrió que usted podría estar trabajando.

¡Como se le ocurre una puta!, crucé las piernas mientras me reía, cuál es la casa de ese señor al que le tiene que llevar una, le pregunté.

Si quiere nos podemos pasar un momento estamos muy cerca me dice el conductor, yo me sonroje y con un poco de vergüenza le dije tengo mucha curiosidad me gustaría.

El conductor se desvió un poco del camino a mi casa y se detuvo en una casa con un aspecto un poco descuidado.

Aquí es me dice el conductor, si gusta le puedo decir que ya llegó la puta.

¡Cómo cree!, no de verdad le dije al conductor, él se bajó del taxi y empezó hablar por teléfono. Luego se dirige a la casa y entra, se tardó como unos 3 minutos mientras yo espero en el taxi, el regresa abre la puerta del vehículo me tomó de la mano y me dice sal,

Yo me sorprendí, pero aun así salí del taxi, me llevó hasta a dentro de la casa me dice pasa, siéntate en el sofá, mientras él habla con el dueño de la casa. Yo todo el recorrido lo hice mirando el suelo nunca levanté la cabeza sentía mucha vergüenza y excitación por lo que ocurría, ellos hablaron como 5 minutos yo todo ese tiempo estuve con la cabeza agachada nunca pude ver al hombre a la cara pues tenía mucha vergüenza.

El conductor del taxi se despide del dueño de la casa y dice en 3 horas paso por la puta. Y se cierra la puerta.

En ese momento comprendí que iba hacer la puta de ese extraño hombre que estaba parado al frente de mi pero que yo no podía ver como era por mis prejuicios y la vergüenza que sentía.

Levántate ven acá, dice el hombre con una voz muy fuerte. En ese instante lo pude observar, era un hombre de unos 50 años, de unos dos metros de altura. Sentí un poco de temor cuando él se baja los pantalones y veo su enorme pene eran como 4 penes de los de Raúl pobrecita mi cuca, hoy la van a reventar, pensé.

Quítate la ropa dice el hombre, pero yo estaba paralizada y muerta de miedo. Así que él me tomó y de un jalón me acerco a él, me bajo la mini falda luego me quito la blusa y me dice a si me gustan tímidas. Luego me dice que me ponga de rodillas y procede a meterme el pene en la boca. ¡abre la boca puta!, pero yo no quería, dije ¡no!, ¡me voy!, cuando él, me toma, me pone sobre una mesa de espaldas, me da 5 azotes seguidos en mis nalgas, empecé a llorar y chillar como una niña, luego me dice ponte de rodillas, ¡chupa mi verga! me puse de rodillas y empecé obedecer a partir de esos buenos azotes, tenía un poco de miedo de ser otra vez azotada, él empezó a forzarme cada vez más con sus manos hasta tener su pene en lo profundo de mi garganta, mis lagrimas salían.

A pesar del sexo tan rudo yo lo estaba disfrutando mucho, ya estaba deseando que me penetre, me siguiera azotando y humillando así, en el fondo quería ser tratada como una puta barata.

¡Ponte en 4! Grita el, me pongo en esa posición sobre el sillón y me quito las bragas, ¡me duele! Grite cuando me penetro, tenía toda la verga a dentro de mi cuca, por segunda vez perdía mi virginidad, nunca había tenido una verga de ese tamaño en mi cuca, él ocupaba cada centímetro de mi canal vaginal, empezó a dar fuertes palmadas sobre mi trasero mientras era bombeada por ese enorme semental, empecé a gemir y a pedir cada vez más fuerte sus arremetidas hasta llegar al éxtasis.

Nunca me sentí tan liberada, tan mujer, libre de los prejuicio y moralidad ese día fui una verdadera puta.

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