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En el auditorio de la facultad

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Estudio para ser genetista en un par de años, me apasiona mucho mi carrera, la amo con toda mi alma y todo lo que conlleva también.

Pero lo mejor es que tengo un atractivo e irresistible compañero llamado Adam, de 23 años. Tiene el cabello corto y negro, ojos oscuros, piel pálida, un poco de barba solo en su mentón, brazos musculosos donde en uno de ellos lleva un tatuaje de una calavera y un pájaro. Usa un aro en forma de triángulo y siempre viste ropa negra o tonos muy oscuros, al contrario de mí que suelo vestir con tonos rosa o colores pasteles.

Tenemos una relación de lo más hermosa, que se basa en besos antes de entrar en la facultad, a la salida de la facultad más besos, manoseada de parte de él por abajo de la mesa y unas cuantas veces me ha hecho el amor en aulas que estaban vacías.

Usamos los trabajos prácticos como excusa para vernos y follar unas cuantas horas y en invierno dormimos juntos abrazados todas las noches. Me encanta la seguridad que ofrece su pecho y sus brazos.

Ese día probamos algo diferente y lo hicimos en el auditorio de la facultad.

Teníamos clase teórica de la materia Biología Vegetal y el profesor nos había comunicado que se daría en el auditorio. Fuimos hasta allá con Adam, tomados de la mano y nos sentamos en el último asiento. Cuando empezó la clase y el profesor apagó las luces, quedó todo muy oscuro y solo se veía la pantalla del proyector.

Empecé a acariciarle la mano a Adam y él se inclinó hacia mí para darme un suave beso en los labios, luego fueron más besos y cada uno de mayor duración hasta que nos dimos el típico beso con frenesí y con mucha lengua que nos dábamos para calentarnos.

Adam pasó su lengua por mi cuello y metió sus manos dentro de mi blusa hasta tocar mis senos.

Alargué la mano y le acaricié la verga por encima del pantalón, luego también le mandé mano por debajo del pantalón y saqué su pija del bóxer para hacerle una paja bien deliciosa como él se merecía en un lugar que nos daba mucho morbo a ambos.

Me levanté discretamente de mi asiento y me arrodille junto a Adam, le saqué toda su verga afuera y para más morbo dejé que él me sacase mis senos fuera de mi ropa también.

Volví a tomar su miembro con una mano y le fui pasando mi lengua en toda su punta hasta que empecé a bajar y luego me metí en la boca su verga entera.

Adam me acariciaba mi cabello, el rostro, me miraba con una intensa lujuria y me hundía la cabeza ayudándome a mantenerla lo más baja posible, aunque yo la tenía que levantar un poco porque el intenso sexo oral que le estaba haciendo en el auditorio de la facultad lo requería así.

Adam apenas podía contener sus gemidos, estaba haciendo un gran esfuerzo y, por mi parte, mi entrepierna ya se estaba empezando a humedecer.

Me ayudó a bajarme el pantalón y la braga me la hizo hacia un costado. Me levanté despacio y me senté sobre sus piernas que en ese momento las tenía estiradas.

Lentamente su verga fue entrando en mí hasta que me clavó por completo y dejé escapar un sonoro suspiro. Luego Adam se encargó de que no hiciese más ruidos y me besó apasionadamente al tiempo que apretaba mis pechos y me hacía darle unos ricos saltos estando frente a frente.

Cambié de posición y seguí de frente a mi compañero, pero esta vez elevé las piernas y se las puse a ambos lados de sus hombros. Quedamos todavía más unidos y sus embestidas fueron más profundas.

Pasó su mano por mis muslos hasta que llegó a tomarme el pie derecho, me miró a los ojos y yo otra vez le di permiso para desarrollar su fetiche libremente.

Pasé la lengua por cada uno de los dedos de mis pies y la sensación fue parecida a que si me estuviese haciendo sexo oral.

Lo miré a esos bellos ojos oscuros y su mirada me penetró el alma.

Siguió lambiendo mi pie con movimientos lentos de su lengua; en la planta del pie hizo movimientos circulares, dejándomelo muy húmedo, lleno de su saliva que él mismo iba esparciendo.

Hizo lo mismo con mi otro pie, haciendo que mi placer aumentara. Luego me di vuelta para que él pareciera que le estaba prestando un poco de atención a la clase cuando en realidad estaba hechizado por la vista de mi trasero, moviéndose frenéticamente con su pene adentro.

Di un último salto haciéndole presión y Adam eyaculo adentro de mí.

Me acomodé la ropa y me acosté por completo sobre él, apoyando mi cabeza en su hombro. Nos dimos un beso y, a los cinco minutos, la clase teórica finalizó por completo.

Nos volvimos a tomar la mano y salimos como si nada hubiese pasado del auditorio. Nos detuvimos en un pasillo de la facultad para besarnos y volví a sentir su dureza entre mis piernas.

—Mi héroe —dije entre susurros.

—Amor —me respondió con sus labios pegados a mi cuello.

Levantó su vista hacia mí y decidimos ir al baño que teníamos más cerca para seguir teniendo sexo.

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