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Fantasías (Parte I)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Me llamo Pablo, hace ya tiempo que tratando de rescatar la pasión perdida habíamos buscado con mi mujer la manera de renovarla acudiendo a nuestras fantasías mientras teníamos relaciones, contándonos uno al otro lo que nos había gustado hacer en otros tiempos con otras personas, lo que nos gustaría en ese momento o lo que podríamos planear para excitarnos usando a terceros.

Esa noche no era diferente, Máhia estaba con las piernas abiertas y yo entre ellas le surcaba la concha con la cabeza de mi pija pero sin penetrarla, quería hacerla desear, ella me pedía por favor que se la metiera, cuanto más caliente está más le chorrea el flujo por los muslos, al ir su jadeo creciendo yo sabía que estaba a punto de decirme que si se la metía le pidiera lo que quisiera

P: Que te gustaría hacer ahora?

M: Lo que vos me pidas, pero meteme la puntita aunque sea -Lo que más me excitaba era que me lo estaba pidiendo mientras miraba la pija resbalando en su concha y entreabría los labios como si quisiera chuparla

P: Contame como le hacías la paja a tu primo en la casa de tía

M: Lo haces a propósito porque sabés como me calienta todavía mi primo Seba

P: Si ya vi cuando se saludaban el otro día en el cumpleaños, estoy seguro por lo juntos que estaban mientras hablaban te la debía estar apoyando

M: Qué, se notaba mucho? Es que no podía decirle nada, la tenía tan parada que no podía resistirme a refregármela, más sabiendo que vos estabas mirando, y el estar rodeados de tanta gente me calentaba más

P: Se la tocaste?

M: Apenas, la agarré un momento para acomodármela mejor disimuladamente entre las piernas, se volvía loco, la pollera que tenía era corta y me dejaba sentir el calor de su poronga contra la piel

P: Y ahora te la meterías?

M: Si no me la metes vos rápido me cogería cualquier cosa

P: Como te la metías en la casa de tu tía? Dale contame, si lo hacés te meto la puntita

M: Sí, si me la metés te cuento. Ay si así! Dejame moverme un poquito para sentirla.

P: No quedate quieta, quiero que la desees más, empezá a contarme y después vemos

M: La primera vez no nos acostamos, hacía un tiempo que yo me había separado, y desde ese momento no había salido con nadie, ese domingo fui a comer como siempre a la casa de mis tíos donde ser reúne toda la familia, cuando llegué no lo vi a Seba, yo me estaba meando y me fui para el baño, cuando estoy llegando me encuentro con él que sale de bañarse, tenía puesta una toalla en la cintura, me llamó la atención porque se le notaba mucho el bulto, se dio cuenta que se lo miraba, y corriéndose el pliegue de la toalla me la mostró, yo no podía despegar los ojos, seguro que se la había estado tocando porque la tenía media parada, me preguntó sonriendo si me gustaba, yo estaba muda, un poco porque no esperaba esa situación y otro porque me sentía atraída por esa pija que se seguía parando más. Me agarró de la muñeca y me llevo la mano hacia la poronga mientras me metía con él en el baño.

P: Me gusta como decís poronga y pija, ponés una cara de puta que me vuelve loco

M: Si vos sabés que esto que hacemos me pone también loca a mí, sigo?

P: Claro, y que hiciste?

M: Primero intenté retirar la mano, pero cuando la cerré sobre la carne caliente, mi calentura fue tal que sentí como un chorro que me mojaba la bombacha, entonces , comencé a apretársela y soltársela, y después al ver como se calentaba pidiéndome que lo pajeara bien, me contó que hacía rato que me tenía ganas, que yo no sabía las veces que él se había pajeado pensando en mí, como recién lo había hecho en el baño sabiendo que yo venía, entonces se la empecé a sacudir, no sabés que caliente la tenía, se notaba que hacía rato me deseaba, y eso me volvía loca. Fui yo que lo busque con la boca abierta para que me bese, nos enredamos las lenguas en forma desesperada, la mezcla de las salivas me corría por el mentón, él me levantó del culo y me calzo sobre la pija, yo imaginate entre las ganas de mear que tenía y la calentura acumulada en el último tiempo estaba que volaba… en ese momento golpean la puerta del baño, nos separamos del susto, él preguntó quién era, era su hermana Ana y le dijo que se estaba secando que cuando terminaba la avisaba.

Quiso volver a montarme pero le dije que podía venir alguien, abrí la puerta, me fijé si se había ido la hermana y me fui para el comedor.

P: Y te quedaste con las ganas de tragártela, porque te fuiste?

M: Conociéndolo a mi primo sabía que eso no había terminado ahí, sabía que se las iba a arreglar para no dejarme en ese estado

Ya estaban llamando a comer, me senté en el banco doble de una de las cabeceras, la que da contra la pared del comedor, cuando estaban por servir apareció Seba y se sentó a mi lado, estaba todavía con la toalla en la cintura, la madre le pidió que se vaya a cambiar, pero él le dijo que después de comer tenía que salir y se iba a cambiar después, y me guiño un ojo señalando con el mentón hacia abajo, cuando bajé la vista pude ver que la tenía afuera de la toalla y la tapó con el mantel que caía de la mesa, y aprovechó también para tapar mis piernas, estiré la mano y se la agarré, con solo sentirlo al palo volví a calentarme como en el baño, apreté la concha contra el banco para sentir el flujo en la bombacha, ahora el mantel se abultaba con la pija, no sabés lo que era tenerla ahí tan dura y caliente en mi mano. Mi prima Ana que estaba sentada al lado de Seba en el lateral de la mesa nos miraba, la guacha era la única que se debía estar imaginando algo, eso también me calentó y siempre pensé que entre ellos dos pasaba algo, no sabía si nos miraba por celos o por calentura. Yo también me empecé a pajear por debajo del mantel comencé a mirarla fijo para ver si ella reaccionaba de alguna manera.

P: Y te pajeabas por arriba del short o te metiste la mano adentro de a bombacha

M: Al principio fue por arriba, pero cuando me di cuenta que la mirada de mi prima era de calentura no pude aguantar más y me desprendí el short, lo bajé un poco y le agarré la mano a Seba y se la llevé adentro de la bombacha, solo al sentir lo mojada que estaba él me metió un dedo, tuve que disimular para no gritar, solo entreabrí la boca para que lo viera mi prima. A esta altura me imagino que ella también tapada por el mantel se estaría pajeando pensando que yo se la estaba agarrando al hermano, y eso me enloquecía, porque al tenerla en la mano no podía contener las ganas de metérmela, de chupársela, lamentándome no haberlo hecho en el baño.

P: Y tu prima qué hacía mientras tanto?

M: Creo que a esa altura estaba desesperada, yo no le quitaba la vista de encima, no sé si me calentaba más la pija de Seba o imaginar la calentura que tendría Ana en ese momento, porque un minuto antes ella había tirado la servilleta al piso a propósito y al agacharse seguro que vio mi mano agarrando la hermosa pija de Seba y los dedos de él en mi concha encharcada, así que ahora no hacía más que mirarme y sacar la lengua entre los labios como si me la estuviera chupando a mí.

P: Guacha me calentás un montón, dejame que te la meta un poco más, así, ves así, te gusta no? Tenés que prometerme que te vas a coger a tu prima, me lo prometés?

M: Vos querés decir que me la coja otra vez? -me dijo con una sonrisa sarcástica y metiéndose un dedo en la boca.

P: En serio te la garchaste? Que hija de puta! Eso no me lo contaste nunca! Y me vas a decir quién te gustó más ella o el hermano?

M: Si, alguna vez te lo voy a contar, pero ahora dejame seguir con lo del almuerzo que me calienta mucho, no sabés lo que es estar con toda la familia alrededor, y haciéndole desear a mi primo, porque la paja se la hacía entre el índice y el pulgar, rozándosela apenas, con lo cual él trataba de moverse para sentir más el roce, y yo intentando abrir lo más que podía las piernas y sacar la pelvis hacia afuera para que los dedos se me metieran más adentro, y además sabiendo que Ana había visto el panorama de mi concha bien abierta deseosa de que esa lengüita suya estuviera en mi clítoris, y su cara libidinosa me confirmaba que sabía lo que yo estaba deseando.

P: Y se hicieron acabar los dos?

M: Creo que los tres acabamos juntos.

P: Cómo lo sabés?

M: Porque yo no sé cómo hice para disimular mi acabada, y en el mismo momento sentí el chorro de leche de Seba en mi mano.

P: Y Ana?

M: Ana, me lo contó después, pero dejémoslo para otro día, ahora ensártamela bien que ya estoy acabando.

P: Tomá mi amor, acá la tenés toda, bien adentro, tomá el premio por calentarme de esta manera, por eso quiero que te sigas cogiendo todo, porque sé que lo haces para calentarme a mí.

M: Si mi vida, yo gozo con otros porque sé que eso te hace gozar a vos, dale metela más, así quiero sentir tu leche, algún día tendríamos que invitar a Seba, no?

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