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Follada de nuevo. Nuevos capítulos

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Hola amiguis, les cuento que hoy amanecí con unos deseos delirantes de ser penetrada por una buena polla, que me dejara la colita hinchada y ardorosa. Quise salir a buscar un hombre, pero como soy travesti de closet, tuve que esperar a que cayera la noche para ir a un bar.

Un par de horas antes de la medianoche comencé a vestirme de mujer, lo más provocativa que pude, con lencería, tacones altos y destalonados, peluca rubia hasta los hombros, un micro-vestido abierto de los lados y con profundos escotes por delante y por la espalda, muy maquillada y un delicioso perfume francés, por último, me metí un plug en el ano para dilatarlo.

Así, vestida como toda una puta me dirigí en mi carro al bar, les comento que al sentarme en el carro, se me metió más el plug en la cola y emití un pequeño gritico, muy de putita. Al llegar estaba aún más excitada y para mi fortuna, encontré a un viejo amigo, Gerry quien me invitó a su mesa y pidió unos tragos.

Bebimos, nos pusimos al día y ya urgida de acción, puse mi mano en su entrepierna, me besó en la boca y me dijo que pasáramos al motel vecino al bar. Entramos a la habitación y me lancé sobre él. La quité pantalón y trusa, tomé su pene con ambas manos, se lo apreté suavemente y se lo masajeé de arriba abajo.

Luego, le bajé el prepucio con los labios y le planté varios besos absorbiendo y tragándome su delicioso sabor. Le pasé la lengua por el capullo y me metí casi todo el pene en la boca, comencé a chuparlo como una experta, aplicando las mejores técnicas mamatorias.

Me la metía toda o lo que me cabían de sus 25 cm, abría los músculos de la garganta para que me entrara más de esa carne viril y luego, ya con más verga dentro contraía la garganta, me la sacaba para respirar y le chupaba el tronco desde las pelotas hasta la cabeza, alternando con besos y mordiscos suaves, me la metía toda de nuevo.

Gerry bufaba de gusto y me acariciaba el cabello, empujando mi cabeza hacia su fierro de macho. Después de 15 minutos o más, me saqué su pene de la boca y le pregunté –Papi, ¿ya me la quieres meter cómo me pongo?- Contestó que me pusiera en cuatro, pero que sólo me quitara la tanga y me dejara levantado el vestido, me incorporé, me saqué el plug, la tanga, me levanté el vestido hasta la cadera y en la orilla de la cama me le puse de a perrita, bien empinada y arqueando la espalda, esperando ansiosa que me perforara la cola con su vergota.

Se colocó detrás de mí poniendo su miembro en la entrada de mi botoncito de amor y metió lentamente su cabezota dejándola unos segundos y comenzó a sacarla y a meterla, después de unos minutos me la metió hasta la mitad, de nuevo se mantuvo quieto mientras mi ano se dilataba aún más y se acoplaba a su delicioso grosor, en seguida comenzó a sacarla y a meterla, de pronto, me la hundió toda lo supe porque sentí su vello púbico rozando mis nalgas.

Yo empecé a hacer movimientos hacia atrás, al encuentro de su verga mientras pujaba para abrir mi coñito de transexual, me entraba toda desde la punta hasta la base, por momentos sentí que se metían también sus bolas y empecé a delirar de placer.

Me estaba cogiendo de lo lindo, con movimientos lentos y desesperantes, me clavaba su fierro y me lo sacaba casi todo dejando sólo una pequeña parte de esa carne dura y gruesa, luego, de inmediato me la dejaba ir toda hasta el fondo de mí ser, se movió así varios minutos, yo daba pequeños gritos muy de putita con cada embestida y lanzabas grandes suspiros, me dolía todavía un poco lo cual me proporcionaba mayor placer, pero conforme aumentaba el ritmo me solté y grité con menos discreción.

En ese momento ya no me importaba que alguien escuchara. Mis sueños de chica trans se hacían realidad, un hombre bien dotado me perforaba el ano, me hacía gozar y me transportaba al paraíso de las maricas que son folladas. Su polla era divina, los pliegues de mi recto se pegaban a ella.

Una vez que pasaron varios minutos, en medio de un delirio de placer con mi culo atragantándose de polla, mi macho explotó en una de las embestidas que me llegó muy adentro, se quedó quieto y aventó en mi interior varios chorros de su semen, sentí como que eran varios litros, su verga aumentaba ligera, pero perceptiblemente de grosor con cada pequeña explosión, mi recto podía sentirlo.

Ese líquido anhelado inundó mi intimidad, en mi paroxismo llevada por la locura del placer imaginé que sus espermatozoides penetraban las paredes de mi recto inundando mi sangre y pensé que me iban a preñar o, al menos, que me harían más femenina, más puta y más adicta al miembro masculino. Cuando terminó de eyacular su miembro se puso flácido y me lo sacó, pujé un poco expulsando unas gotas de semen que se escurrieron por mis piernas.

Nos tendimos en la cama y dormimos un poco. Cuando yo desperté ya se había ido mi amante de ocasión, me acomodé la ropa y enfilé rumbo a mi casa.

Ciao amiguitas, espero que les haya gustado, hasta la próxima.

(10,00)