Nuevos relatos publicados: 0

Historia con una milf

  • 8
  • 34.080
  • 9,67 (42 Val.)
  • 0

Amigos, esto ocurrió hace unos 6 años atrás.

Conocí a esta mujer de unos 40 y tantos años en una fiesta de la empresa en que la trabajaba en ese entonces. Ella se había integrado hacía poco tiempo por lo que no conocía a mucha gente, sin embargo como buena mina rica, tenía harto buitre rondando cerca de ella, pero ninguno hacía nada, todos miraban de lejitos a esta milf que esa noche, andaba con un vestido que acentuaba todas las maravillas que escondía su cuerpo.

Me acerqué a ella a conversar un rato y le presenté a mi grupo de colegas para que compartiera con nosotros, todo en buena onda, "que es cariñoso este niño” me decía ella. Yo tenía 26 años en ese tiempo. En un momento de la velada nos fuimos a bailar y así estuvimos durante gran parte de esa noche. No era mi intención concretar nada durante esa fiesta ya que todo el mundo estaba presente y existe un dicho, que por lo demás es muy cierto... "el que come callado, come dos veces". Ese fue el primer acercamiento que tuvimos y desde esa noche pensaba en cómo podía lograr un encuentro caliente con ella.

Para hacerla más corta y no latearlos, un día la fui a ver a su oficina y le inventé una chiva que ambos sabíamos que era mula, pero que nos sirvió de excusa para concretar una salida un día viernes verano del 2013, meses después de la fiesta en la que la conocí. Nos juntamos a la salida de un metro bien lejos de la oficina, no queríamos toparnos con nadie. Lo que para mi era una excelente señal porque ambos sabíamos a qué íbamos.

Cuando la vi, ella venía con un jeans ajustados que acentuaba su cola paradita, que hasta no verla sin pantalón no pude darme cuenta de lo exquisita que era. Una polera escotada de color blanco, que dejaba ver perfectamente sus grandes pechos y dibujaba esa "v" que se forma abajo del cuello y que a mi personalmente me gusta mucho.

Estuvimos la tarde compartiendo un almuerzo y después a conversar a un parque de Providencia. Como dije, ambos ya sabíamos a lo que íbamos, pero quería estirar el momento previo al primer beso lo más que pudiese. Ella por su lado es una mujer madura que tenía perfectamente claro lo que quiere, pero yo quería seguir jugando y a pesar que la conversación era entretenida, cada vez que ella me tiraba un palo de corte más o menos sexual, me hacía el weon y continuaba con la conversación, me hacía el weon, pero me daba cuenta que se picaba cuando no enganchaba con su jueguitos ya que en ese momento quería ser yo quien controlara la situación.

Después de estar echados en ese parque le propuse ir a tomar algo para pasar el calor, y esa tarde terminamos tomando unas cervezas en un antro en el barrio bellavista. Con el paso de los copetes la conversación fue subiendo de tono hasta que ella toma las riendas y me pregunta "a ti que te gusta hacer? Porque a mi lo que me fascina es el sexo". Como podrán imaginar, mi plan de estirar el momento se fue a la mierda, ahí estaba yo con una mujer tremendamente fogosa y 16 años mayor que yo. En ese instante me abalancé sobre ella y casi voto todas las weas que habían en nuestra mesa, comenzamos a besarnos como si quisiéramos comernos la boca del otro, su lengua jugaba con la mía, me mordía, me miraba de forma caliente y su respiración agitada me excitaba a mil.

No me aguanté y en el mismo local me puse a agarrarle sus pechugas exquisitas por encima de la blusa, eran firmes y en forma de gotita, perfectos, tal y como me gustan. La excitación del momento hacia que todo fuese intenso, nos importaba nada que el resto de las personas del local nos miraran, en ese momento yo sabía que todos querían estar en mi lugar. El problema era que en estos locales están todos los wns apretados, todas las mesas juntas y el estar sentados hacia incómodo tocarla como quería.

Ella por mientras me tocaba por debajo de la mesa, pasaba su mano por encima de mi pantalón y podía notar claramente la erección que tenía en ese momento, que de habernos quedado un rato más ahí habría terminado con una lesión en el amigo por la calentura que tenía y lo duro que estaba, necesitaba sacarlo del pantalón de forma urgente.

Por eso con la calentura al máximo decidimos irnos de ahí, tomamos un taxi y nos dirigimos a mi estacionamiento (en aquella época arrendaba un estacionamiento en el centro). Mi idea hubiese sido ir directo a un motel, pero como ella es mamá, debía estar a cierta hora en la casa ya que la nana no podía cuidar a su hija hasta tan tarde.

Durante todo el trayecto al estacionamiento nos fuimos besando y manoseado, yo no podía sacarle las manos de encima a esta mujer, que con sus 40 y tantos años tenía un cuerpo increíble (por lejos el mejor trasero que he mordido en mi vida. De hecho, una mañana en confianza, luego de haber pasado una larga noche juntos (otra ocasión, no está noche, ya les contaré si es que les gusta esta historia), le comenté acerca de sus nalgas de acero, piropo que le encantó y que me valió varios cariñitos de su parte.

Volviendo al relato, a ratos me fijaba que el taxista que iba métale mirando por el retrovisor las pechugas de mi milf, lo que me daba risa porque el wn no se concentraba en manejar…

En fin, llegando al edificio, bajamos en busca de mi auto. Lo que me encantaba de esta mujer es que era osada, loca, se atrevía a hacer de todo y en cualquier lado.

Íbamos recién en el menos 1 de la escalera cuando la arrinconé contra la muralla y comencé a besarla, desbroché bruscamente su blusa lo que provocó que saltaran algunos botones, pero nada importaba en ese momento, por fin pude chupar esos pechos, eran grandes y firmes, con un pezón redondito y rosado, hasta dulces los encontré de buenos. En fin, eran perfectos como ya había dicho. Mordía suavemente sus pezones, los ponía entre mis dientes y apretaba como si fueran un gajo de uva, ella disfrutaba de mi lengua y me pedía que siguiera en lo mío y yo aprovechaba de seguir jugando con ellos mientras con mi mano sobaba su vagina por dentro de su pantalón.

Sentía su respiración agitada en mi oído, lo que me calentaba a mil y me hacía seguir besándola y tocándola, parecía que le estuviese buscando un arma en su ropa porque no hubo ninguna parte de ella que no haya recorrido con mis manos en ese momento. Ella me repetía al odio que la tenía muy caliente, hasta que me saca de encima de ella y me dice "me toca chupártela". Idea que obviamente me encantó.

En la misma escalera del - 1 ella fue la que me arrinconó, se arrodilla frente a mi y comenzó a bajar mi pantalón y bóxer lo que hizo que mi pene saltará como resorte frente a su rostro. Mi glande brillaba producto del líquido que había salido por toda la excitación, ella lo ve y lo primero que hace es besar la punta y tragarlo "mmmm, rico" me dice y con su mano derecha comienza a masajear la base del pene junto con los testículo e introduce nuevamente toda la punta en su boca, dios como lo chupaba esa mujer, de verdad no estaba bromeando cuando me decía que le gustaba el sexo y que era muy buena en ello.

Agitaba su cabeza adelante y atrás como haciéndome una paja con su boca, me miraba directamente a los ojos mientras lo hacía y su cara de caliente hace que hasta el día de hoy pueda recordar el momento con claridad y me vuelve a excitar como esa noche.

Siguió haciendo ese movimiento durante algunos minutos hasta que le dije que iba me faltaba poco para terminar, lo que provocó que sacara mi pene de su boca y lo puso entremedio de sus pechugas y comenzó a pajearme con ellas. Yo la sujetaba de los hombros y embestía con fuerza hacia delante, ella como la mujer experimentada que era, aprovechaba la oportunidad de chuparlo en cada una de estas embestidas, me continuaba pajeando con sus tetas perfectas y yo disfrutaba de sus labios, usando su boca para mi absoluto placer.

Cuando no aguante más y me deje llevar por el exquisito orgasmo que me regalo, libere todo mi semen en su boca, cada espasmo que tenía era un chorro de mucho semen que iba directo a su garganta, ella chupaba y tragaba con gusto todo el semen que le regalaba. Mi excitación era tanta que esa fue una de las veces que más semen había tirado, y ella no desperdicio ninguna gota.

Luego de ello no subíamos al auto, pero no fuimos a ningún motel, como les conté, ella tenía que volver a su casa ya que la nana que cuidaba a su hija debía irse.

La idea de aplazar el sexo con ella no me molestaba, ya que después de ese encuentro era solo cuestión de tiempo para que se concretará, lo que finalmente así fue, repetimos varias sesiones de calentura en moteles y en su departamento, relatos que podré contarles más adelante.

Saludos y espero que les guste.

(9,67)