Nuevos relatos publicados: 12

Infieles todos en un fin de semana: Alex y Arturo

  • 11
  • 16.972
  • 9,50 (4 Val.)
  • 0

Regresé al cuarto que rentábamos como a las 9 de la mañana. Entrar y ver a dos hermosuras en la cama, Sara desnuda y mi Yesica con medias y liguero, me paró la verga al instante. Se veían hermosas y aunque Sara tenía un poco de pena, las saludé y pasé a picar un poco de fruta y a poner café para desayunar, mientras ellas se metían juntas a bañarse. Al salir envueltas en toallas, ya sin mucha pena se cambiaron de ropa frente a mí, pues el cuarto era pequeño, en un lado teníamos la cocina en el otro lado la cama y a un costado el baño.

Les platiqué cómo estuvo la noche anterior y las razones por las que terminé con Maribel en el motel. Sara se notaba un poco molesta con Yaja por irse así con otras personas, pero al fin de cuentas tanto mi novia como ella se la habían pasado muy bien.

Sara nos invitó ese día sábado a una fiesta a la que irían sus papás. Yesica tenía que pedir permiso a su mamá y casi era un hecho que se lo daría, pero yo no podía ir, pues esa tarde tenía que trabajar. Así que fuimos a la casa de mi suegra a pedirle permiso. Siempre que la veía me excitaba el recordar todo lo que habíamos hecho, ella se veía contenta con la relación que tenía con su amante Miguel y pues como estábamos en buenos términos, solo me conformaba con admirar su delicioso cuerpo, esperando algún día volver a tenerlo entre mis brazos. Una vez que aceptó mi suegra dejar ir a Yesica a la fiesta, junto con Sara se metieron a su cuarto a tomar ropa mientras yo platicaba con ella. Nos despedimos y las acompañé a la terminal de autobuses, esperé a que se subieran y luego me regresé al cuarto, me bañé y me dormí un rato.

Por la tarde salí al centro a hacer tiempo en lo que daba mi hora de entrada. De casualidad me encontré a Alex y Arturo que estaban tomando unas cervezas, los saludé y me senté con ellos. Me contaron que la noche anterior no hubo nada pues en la casa donde se iban a seguir la fiesta ya no les dieron permiso y mejor cada quien se fue a su casa. Arturo me preguntó por Maribel, le conté en donde estuvimos y que por la mañana la dejé en su casa. A él no parecía importarle mucho que me la haya cogido toda la noche, más bien estaba afligido porque ellos no tuvieron acción y se habían quedado calientes.

Luego de un rato de estar tomando y platicando yo me despedí pues ya tenía que entrar a trabajar. Ellos insistieron en que me quedara a acompañarlos a lo que yo me negaba. Entonces Alex me dio dinero, más o menos lo que me ganaría esa tarde y me dijo que él pagaría el consumo que hiciéramos y así me presentaba hasta el otro día a trabajar. Aunque me negué a aceptar ese dinero, el insistió tanto que terminé por aceptarlo. Así estuvimos tomando una buena parte de la tarde.

Ya en la noche nos dijo que podíamos pasar a su casa un rato, escuchar música y tomar otro poco. Preguntamos si sus papás no sé molestarían, a lo que contestó que ese día solo estaba su mamá y que no tendría problema en aceptar. Llegamos a su casa y su mamá salió a saludarnos y nos dijo que podíamos tomar de la cocina algo para cenar y que ella estaría en su cuarto.

La mamá de Alex era una señora muy guapa, alta y de buen cuerpo. No sonreía mucho, incluso a veces parecía triste. Yo me daba cuenta de eso pero no decía nada ni a Alex y mucho menos a ella. Alex le dijo que estaríamos en la parte de atrás de su casa. Aunque ya habíamos estado una vez, hasta ese día pude conocer bien su casa, era muy grande, tenían alberca y un jardín muy amplio, incluso tenían un salón para eventos o para hacer fiestas a un lado de la alberca. Su familia tenía una buena posición económica.

Estuvimos oyendo música, cantando y platicando, no tomamos mucho. Entre la plática empezamos a hablar de sexo, con quienes habían estado, lo que habíamos hecho. Ninguno de los tres teníamos problemas para hablar de nuestra sexualidad y lo que nos gustaba. Arturo contó que le gustaban los hombres y que estar con Maribel no lo satisfacía, al contrario, se sentía presionado pues lo suyo eran las vergas. Alex nos contó que a él le gustaba vestir con ropa de mujer, en su cuarto tenía calzones y brasieres y también uno que otro vestido que se había comprado. Además que también a solas le gustaba maquillarse. Arturo y yo lo animamos a que se transformara para verlo. Ya sabrán que nuestra plática terminó en sexo muy rico.

A un costado de la casa grande tenían unos cuartos que eran para las visitas que llegaban a tener ocasionalmente. Los tres nos metimos a uno de esos cuartos. Alex fue por su ropa a su cuarto y regresó muy rápido. Se metió al baño y cuando salió en verdad parecía una mujer, sabía maquillarse muy bien. Vestida así nos pidió que la llamáramos Alexa. Yo estaba muy excitado y más porque mientras Alex se vestía, Arturo me estuvo mamando la verga. Me puse de pie y agarré a Alexa por la espalda, acariciaba su pecho y metía mis manos bajo su vestido para sentir su pantaleta de encaje y ella echaba sus nalgas hacia atras, rozando mi verga. Mientras Arturo estaba detrás de mí, pasando su verga erecta sobre mis nalgas, las cuales acariciaba y me daba nalgadas, tratando de abarcar lo más posible con sus manos y una que otra vez pasándola entre mis piernas para acariciar mis huevos. Yo estaba muy caliente pues ver a Alexa vestida así casi me hacía explotar la verga, pues como ya les había dicho soy fetichista de la lencería femenina. Le quité su vestido y me recosté en la cama, ellas se pusieron a cada costado mío y se inclinaron a mamarme la verga, se turnaban y mientras se acariciaban sus vergas. Me estaban dando mucho placer, al mismo tiempo yo les acaricia sus nalgas, más a Alexa que movía su culito invitándome a meter mis dedos en ella, qué rico placer oral me estaban dando.

Les pregunté que a quién se la metería primero, Arturo se ofreció y Alexa estuvo de acuerdo. Al instante se puso de a perrito. Me puse un condón y viendo a Alexa frente a nosotros y como se acariciaba la verga sobre su pantaleta se la metí a Arturo escupiendo un poco de saliva en su ano, él recostó su cara sobre la cama y usó ambas manos para abrir sus nalgas, mi verga es gruesa y ya la había tenido adentro, pero esta vez no le había trabajado su ano, solo se la dejé ir. Él gemía y pedía más adentro, poco a poco fui entrando en él hasta que mis huevos rozaban los suyos y una vez que se acostumbró a mi grosor, comenzó a masturbarse, despacio, tratando de prolongar su placer. Yo lo tenía agarrado de las caderas y así lo atraía hacia mí, me estaba dando mucho placer. Se vino después de un rato y a pesar de vaciarse me dejó seguir dándole verga, hasta que él ya no pudo mas. Los dos nos habíamos cansado por la posición y mejor me salí, él se dejó caer sobre la cama y así boca abajo se quedó recostado.

Me paré a cambiar el condón y Alexa entendió que era su turno, se iba a acomodar de a perrito pero le pedí que se acostara boca arriba en la orilla de la cama, la iba a penetrar de patitas al hombro. Tenía puesto un brasier de encaje que hacía juego con su pantaleta, se había pintado los ojos y los labios, en verdad parecía una mujer, de hecho, es una mujer. Levanté sus piernas dejando su culo a mi altura, escupí saliva en su ano y con mis dedos se lo masajeé un poco, entraron dos dedos con facilidad. Así la acomodé de nuevo en la orilla de la cama, sus ojos se clavaban en los míos pidiéndome que ya se la metiera, su verga pequeña estaba dura y sus huevos retraídos, acomodé con mi mano la punta de mi verga en su entrada y con facilidad entré en su culo, él apretó sus piernas sobre mis hombros, fui entrando poco a poco hasta que estuve completamente adentro para iniciar un mete y saca. Alexa me intimidaba, sus labios se entreabrían y pasaba su lengua sobre ellos, la pintura en sus ojos los resaltaban, se veía muy expresiva, muy caliente. Estuve bombeando su culo un buen rato, ver las facciones y los gestos en su rostro me tenía muy excitado, ella lo disfrutaba mucho y yo igual. Cerré mis ojos para imaginarla vistiendo medias y liguero, algo que le pediría más adelante y me concedería, y con esa imagen en mi mente me la cogí tan duro que me vine dentro de su culo y ella casi al mismo tiempo se vació sobre su abdomen y su semen escurría a sus costados. Me fui saliendo poco a poco, estaba muy caliente su interior. Mientras me decía lo rico que había estado esa cogida, lo habíamos disfrutado mucho los tres.

Me vine muy rico, pero seguía dura mi verga. Arturo que nos estuvo viendo también, ya se había vuelto a calentar. Me preguntó si se la podía meter de nuevo. Yo seguía muy caliente, así que me cambie otra vez el condón. Le pedí que se pusiera igual que Alexa en la orilla de la cama, él así lo hizo y puso sus piernas sobre mis hombros, él seguía lubricado así que igual tome mi verga con la mano y la dirigí a su culo, donde entré con facilidad y estuve presionando para que lo apretado de su culo, me terminara por poner dura la verga. Y así fue, completamente duro de nuevo empecé a bombearlo, mis huevos chocaban con sus nalgas y mi vientre con los suyos, Alexa se acercó a mí y me tomó de los hombros, empezó a besar mi pecho y mis pezones mientras con su mano acariciaba la verga de Arturo. Fue subiendo de a poco hasta que llegó a mis labios, nos besamos y ese beso me excitó mucho más, tanto que aceleré mis metidas en el culo de Arturo y escuche mientras gemía que se venía con las masturbada que le hacía Alexa, yo también no tardaría mucho en venirme y al sentir como me agitaba, Alexa me pidió que se los echara en la boca. De golpe me salí del culo de Arturo, alcance a sacar el condón y ella ya estaba a la altura de mi verga, me vacíe de a poco en su boca mientras sacaba su lengua para acariciar mi glande y luego usar sus labios para exprimirme las últimas gotas de leche. Tan sumisa que se veía, se tomó mi descarga de leche. Rendidos los tres nos acostamos sobre la cama.

Cada uno pasó a limpiarse al baño, Alexa a quitarse la ropa y volver a ser Alex. Los tres ya vestidos y como si nada hubiera pasado, nos volvimos a salir al jardín. Estuvimos platicando otro rato más y siendo ya tarde, nos despedimos Arturo y yo para salir a buscar un taxi e ir hacia nuestras casas.

Al llegar a mi cuarto me metí a bañar y a tratar de dormir. Trataba de dormir pero en mi cabeza estaba el pensamiento de lo que estaba haciendo mi novia en ese momento, si ya estaría haciendo el amor con Sara e imaginando lo que habrían hecho la noche anterior. Salí del cuarto a asomarme si de casualidad la señora Camila hubiera dejado su ropa interior colgada en señal de que podía visitarla en la noche, pero ese día no hubo suerte, así que caliente como estaba, tuve que masturbarme enredando uno de los brasieres de mi novia en mi verga y pasando sobre mi rostro sus medias y liguero usados una noche antes con Sara, lo que no encontré fue su tanga y me imaginé que la usaba esa noche estando con Sara. Recordando la redondez de su culo y lo bien que se veía en lencería yo me vine tan fuerte manchando su ropa y gimiendo. Desenredé su brasier de mi verga y poco a poco me fui quedando dormido.

Salí ganando lo de mi día de trabajo y había tenido una buena sesión de sexo. Extrañaba a mi novia, pero me sentía a gusto saber que ella también disfrutaría esa noche con alguien que le gustaba mucho como Sara.

Faltaba el domingo para que se acabara ese fin de semana, ahora sí me tenía que presentar a trabajar y esperar a mi Yesica para contarnos lo que habíamos hecho y seguramente hacer el amor como tanto nos gusta. Pero pues nada estaba planeado, nos faltaba un extra. Se los contamos en el siguiente relato.

(9,50)